Es extraordinaria la tradición movilizadora del pueblo argentino, dos tardes seguidas la Plaza Congreso llena de gente, dos reclamos diversos y totalmente válidos ambos.
El martes 18 de febrero una enorme multitud marchó a la Plaza de los Dos Congresos exigiendo justicia en el caso del asesinato del joven Fernando Báez Sosa, muerto brutalmente por una patota de rugbiers hace un mes a la salida de un boliche en Villa Gesell. El proceso está avanzando con el grupo de homicidas detenidos, pero la prevención que muestra la sociedad respecto de la administración de justicia no es inmotivada: a pesar de la flagrancia del asesinato, a causa del registro en sus celulares que los propios homicidas produjeron, las expresiones de la multitud reunida en el Congreso enfatizaba la posición burguesa de los victimarios como una sospecha de que ello facilite un trato benévolo de parte de los tribunales. Sabemos que el poder judicial es clasista, las cárceles están llenas de pobres y los hijos de la burguesía tienen recursos económicos para eludir la sanción de sus delitos. En un caso tan emblemático no está de más que la administración de justicia se exponga a la atención popular.
De los componentes clasistas y de violencia machista del crimen se viene hablando mucho en este mes y no hace falta extenderse más. Inesperadamente, es posible encontrar un vínculo con la movilización masiva que se produjo en el mismo espacio público la tarde siguiente: el 19F la marea verde se lanzó a las calles reclamando por el aborto seguro, legal y gratuito, como un paso en contra de la cultura machista. También son las mujeres del pueblo las más vulnerables a arriesgar su vida a causa de la clandestinidad del aborto. La burguesía paga por abortos seguros en el ámbito de la medicina privada.
Quizás las dos multitudes congregadas en la calle en días sucesivos no hayan calculado el vínculo de sus reclamos. Lo que es notorio es que la sociedad argentina conserva y acrecienta una capacidad de ganar la calle para ejercer formas de participación democrática directa, sin delegar el poder popular.
El martes 18 de febrero una enorme multitud marchó a la Plaza de los Dos Congresos exigiendo justicia en el caso del asesinato del joven Fernando Báez Sosa, muerto brutalmente por una patota de rugbiers hace un mes a la salida de un boliche en Villa Gesell. El proceso está avanzando con el grupo de homicidas detenidos, pero la prevención que muestra la sociedad respecto de la administración de justicia no es inmotivada: a pesar de la flagrancia del asesinato, a causa del registro en sus celulares que los propios homicidas produjeron, las expresiones de la multitud reunida en el Congreso enfatizaba la posición burguesa de los victimarios como una sospecha de que ello facilite un trato benévolo de parte de los tribunales. Sabemos que el poder judicial es clasista, las cárceles están llenas de pobres y los hijos de la burguesía tienen recursos económicos para eludir la sanción de sus delitos. En un caso tan emblemático no está de más que la administración de justicia se exponga a la atención popular.
De los componentes clasistas y de violencia machista del crimen se viene hablando mucho en este mes y no hace falta extenderse más. Inesperadamente, es posible encontrar un vínculo con la movilización masiva que se produjo en el mismo espacio público la tarde siguiente: el 19F la marea verde se lanzó a las calles reclamando por el aborto seguro, legal y gratuito, como un paso en contra de la cultura machista. También son las mujeres del pueblo las más vulnerables a arriesgar su vida a causa de la clandestinidad del aborto. La burguesía paga por abortos seguros en el ámbito de la medicina privada.
Quizás las dos multitudes congregadas en la calle en días sucesivos no hayan calculado el vínculo de sus reclamos. Lo que es notorio es que la sociedad argentina conserva y acrecienta una capacidad de ganar la calle para ejercer formas de participación democrática directa, sin delegar el poder popular.
el sesgo clasista de las movilizaciones por justicia criminal me recuerda el caso de Blumberg - será algo lógico, dado que hay clases (antagónicas)
ResponderEliminar¿Cuál es el sesgo clasista que viste en la marcha por Fernando? Yo vi muchos sectores populares y no era una marcha pidiendo mano dura. Se decía que por ser los asesinos hijos del poder podían zafar porque las clases pudientes siempre zafan. Yo vi un reclamo de igualdad ante la ley que destacaba el carácter de trabajadores de la familia de Fernando.
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