por Lidia Ferrari, desde Treviso
Interesante la situación con el Corona Virus en Italia para pensar la dialéctica causa-efecto. ¿Hay más afectados por el Corona Virus en Italia que en otros países y por eso está en el centro de la información? ¿O Italia desde un inicio buscó a los ‘coronados’, los encontró e informó la situación? No lo sabemos. Lo que es cierto es que estamos en cuarentena. No podemos salir de nuestra Comuna y las escuelas, los museos, el deporte, todas las actividades están suspendidas. Mis amigos se preocupan y me preguntan. A quienes están afuera de la situación los golpea más la noticia de la cuarentena que a los que estamos aquí, viviendo paso a paso la situación. Lo que sucede es que los hechos se van precipitando. Aquí la contingencia es patrona de la situación. Las medidas que está tomando el gobierno son similares a las que se tomaron en China. He leído que otros países de Europa no sólo no informan de la situación sino que no se sabe si están tratando de detectar los casos. Por ejemplo, en esta semana el Presidente de la Región Piemonte y el Presidente de la Región Lazio (Roma) fueron declararos positivos del Virus. Están aislados pero sanos. El argumento es que se trata de un virus con una tasa de mortalidad relativamente baja pero por eso mismo se expande precipitadamente. El objetivo de la cuarentena es evitar esa expansión. Porque aunque la letalidad del virus sea relativamente baja, en un millón de infectados el porcentaje de los que pueden necesitar cuidados intensivos puede ser muy alto.
Como siempre, estos eventos están en relación con la política. Si bien el sistema de salud italiano es bastante eficiente, en un caso de emergencia tiene problemas. Por ejemplo, sale a la luz que los gobiernos de estos últimos años han hecho un gran recorte a la sanidad, una transferencia de recursos de la salud pública a la privada y cerraron hospitales que hoy se necesitan. Por otro lado, los mismos que hicieron estos recortes a la salud ahora están en campaña para hacer caer el gobierno, acusándolo de no saber gestionar la crisis del CoronaVirus. Siempre los chacales azotan en los momentos de debilidad. Siempre lo hicieron y siempre lo harán. La cuestión es que tienen acompañamiento de la prensa internacional, porque este gobierno, con sus defectos, sigue algunas líneas que atacan intereses poderosos. Y ellos nunca descansan. Ayer hubo motines de presos en forma simultánea en varias cárceles italianas con muertos y fugas. No puedo dejar de pensar que un evento así no se produce sin que la mafia y los intereses políticos se muevan para producirlo.
Además de que la oposición está aprovechando esta situación para su beneficio, está claro que el efecto sobre la economía italiana será enorme. Pero, como dice el Ministro de Relaciones Exteriores Luigi di Maio en un periódico español, si se detiene Italia se muere Europa. Y Europa está reaccionando tarde, si es que reacciona. Hace lo mismo que hizo con Grecia. Aquí se ve que la comunidad Europea sólo tiene el nombre de Comunidad. Recién esta semana parece que se van a reunir para tomar medidas comunes. Recién esta semana, obviamente, por video conferencia. Es probable que se les esté yendo de las manos a Francia y Alemania la cuestión del virus. Mientras se trataba de Italia, ellos no se preocupaban. Es más, gestionaron el problema de una manera muy diferente a la de Italia. Supongo que se darán cuenta de que la cuarentena es casi la única posibilidad de frenar la epidemia. Se sabe que desde que se descubrió esa metodología preventiva, y parece que fue en Venecia en siglo XIV, la forma de evitar las epidemias es la cuarentena de los infectados.
Como dije hace poco, no sé si el virus ha sido inventado como dispositivo biopolítico para el control de la población. La cuestión es que, una vez inventado, está entre nosotros y hay que hacer algo con ello. Por eso no acuerdo con ciertos presupuestos extendidos que siempre sospechan del Estado porque lo ubican como lugar de control social. Por un lado, no siempre el Estado está para reprimirnos, aislarnos y controlarnos. Por otro, hace rato que sabemos que el sojuzgamiento del orden neoliberal no se ejerce con represión o prohibiciones. Ya nos controlan sin necesidad de gobiernos y estados, con estos aparatitos en los cuales reflejamos todo lo que somos, pensamos y hacemos. Un real control poblacional no precisa de ninguna restricción de movilidad.
Hay gente que se rebela contra estas medidas que coartan su libertad de desplazamiento. Sus argumentos son similares a los que me dijo un taxista cuando hace años se instauró la obligación de usar cinturón de seguridad en Buenos Aires. Me dijo con tono muy compadrito: “A mí nadie me dice lo que yo tengo que hacer con mi vida”. Resulta que con el virus se hace patente que la vida de uno y la de muchos están estrechamente vinculadas. A pesar de que las indicaciones son las de distanciarnos de los otros cuerpos, el virus se encarga de decirnos también que estamos estrechamente relacionados. Y que la suerte de uno es la suerte de muchos.
¿Se trata de un virus comunista porque vino de China? No, es el destino humano que frente a una epidemia se ve obligado a comprender que nuestro destino está encadenado. Por eso, los multimillonarios sólo están pensando en cómo escapar de esta suerte que los mancomuna con todos. A pesar de que puedan vivir bajo tierra en un bunker de lujo o construirse una isla paradisíaca en Marte, sus miles de millones no podrán evitar eso que rechazan, que su vida está ligada a la de todos tanto como a la propia muerte,
Esta para mí es una lección de resistencia al orden neoliberal, ese orden que trata de convencernos de que el otro es un enemigo o culpable de lo que me sucede, o que sólo individualmente nos podemos salvar. Se siente en Italia que hay mucha gente asumiendo reglas que nos limitan a cada uno, convencidos de que son necesarias para el bien común.
Confío en las decisiones de quienes deben saber mucho mejor que yo cómo se atiende una emergencia sanitaria de esta índole.
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