miércoles, 8 de julio de 2020

Formas ásperas y ruidosas



Vivo en una calle que lleva el nombre de un santo
las mujeres van a la iglesia maquilladas y pintadas
los judíos, los católicos y los musulmanes rezan
puedo reconocer a un protestante a una milla de distancia.
Adiós Jimmy Reed, el auténtico Jimmy Reed
dame esa religión de antaño, es todo lo que necesito.

Porque tuyo es el reino, el poder, la gloria
andá y decilo en la montaña, contá la verdadera historia 
decilo en ese tono directo y puritano
en las horas místicas cuando una persona está sola.
Adiós Jimmy Reed, buena suerte para vos
golpeá sobre la Biblia, proclamá el credo.

No valdrás tanto, me decía la gente
porque no tocaba la guitarra detrás de mi cabeza
nunca me entregué, nunca actué con orgullo
ni me saqué los zapatos para tírarlos a la multitud
Adiós Jimmy Reed, adiós y buenas noches
poné una joya en tu corona y apagá la luz.

Me tiraron con todo, todo lo que tenían
y no tenía nada para pelear salvo un gancho de carnicero
no tuvieron piedad, nunca me dieron una mano
no puedo cantar una canción que no entiendo.
Adiós Jimmy Reed, adiós, buena suerte.
No puedo poner el disco porque la púa se trabó.

Una mujer transparente con vestido transparente
te queda bien, lo debo confesar
voy a romper tus uvas y a chuparme el jugo
te necesito como mi cabeza necesita una soga.
Adiós Jimmy Reed, adiós y hasta luego
pensé que podría resistirle pero me equivoqué.

Dios esté contigo, hermano querido.
Si no te importa que te pregunte, ¿qué es lo que te trae por aquí?
Oh, no mucho, solo estoy buscando al hombre
necesito ver adónde yace en esta tierra perdida
Adiós Jimmy Reed, con todo lo que fuiste.
¿No podés oírme llamándote desde Virginia?

Este fabuloso blues es el tema 6 de Rough and roudy ways, el disco de Dylan que se constituyó para mí en uno de los pocos acontecimientos estimulantes de esta temporada, por lo que vengo insistiendo sobre él desde hace ya un par de meses. ¿Puede uno instalarse a vivir en una obra de arte, como ser este disco, no como un acto de evasión, sino como una afirmación de una forma de ser ante a la horribilidad del giro de la época? Está claro para mí que Dylan no hizo este disco como un acto evasivo, no es así como lo escucho, tal como vengo proponiendo mis interpretaciones desde que escuché el primer corte, "Murder most foul". 

Dylan debe haber concebido esta obra como una tarea de varios años; de hecho perfecciona algunas tensiones que preformaron sus discos anteriores hasta dar con la forma exacta. El blues duro y cortante es una de las vertientes en las que Bob trabajó en los discos de estas dos últimas décadas. Hay varios así en este disco. Este tema es particularmente apreciable porque está dedicado a esa estirpe de artistas en cuyo salón Dylan quiere habitar. Jimmy Reed fue un bluesman que apenas llegó a los 50 años, una vida difícil, nada parecido a un triunfador. Dylan está buscando la tierra en la que el hombre yace, lo invoca al final de cada verso. El linaje de los artistas populares -no el de los ganadores del show business- es lo que puede rescatar a un pueblo de su destino de infamia. Una buena nueva.

Acerca de las buenas nuevas, hay unas declaraciones que Dylan hace días antes de salir el disco en las que se refiere con respeto y admiración hacia uno de esos cantantes populares junto a los que Dylan quiere ser ubicado, el recientemente fallecido Little Richard:

- ¿Por qué no hubo más gente que le prestara atención a la música gospel de Little Richard?
- Probablemente porque la música gospel es la música de las buenas nuevas y en estos días simplemente no hay ninguna buena nueva. Las buenas nuevas en el mundo de hoy se parecen a un fugitivo que es tratado como un matón y se da a la fuga. Todo lo que vemos son nuevas buenas para nada. Y tenemos que agradecer a la industria de los medios por eso. Se sacude a la gente, chismes y ropa sucia, noticias oscuras que te deprimen y te horrorizan. Por otro lado, las buenas nuevas del evangelio son ejemplares. Pueden darte coraje. Pueden darle un eje a tu vida, o intentarlo, de todos modos. Y podés hacerlo con honor y principios. [Completo acá]



"No puedo poner el disco porque la púa se trabó" dice con voz áspera Bob promediando la canción. Está hablando de Jimmy Reed y está hablando de él. Y me está hablándo a mí, que se me trabó la púa.

Acá abajo pueden escuchar la coda radial de mi incursión dylaniana de este invierno, en conversación con Maxi Diomedi durante 26:10. Prometo que no vuelvo a hablar de él, por ahora.

2 comentarios:

  1. No hay problema que sigas hablando de Dylan!!!! La verdad gracias porque me acercas a un músico que en verdad no escuche mucho porque siempre sentía una barrera fuerte de no saber bien ingles!! Hoy estos tiempos malditos trajeron por lo menos el Google traductor...en fin.
    Te cuento una anécdota con Jimmy Reed, en Miami viví un año en el barrio negro de la pequeña Haiti, trabaje en Laundry que es el centro de reunión del barrio, mientras la gente mujeres y hombres (no son tan machos y no tienen problema de lavarse su ropa), ponían a lavar la ropa empezaban a cantar y tocar la armónica y uno que estaba enamorado de mi, le decía a un cubano que me traduzca las letras, entonces tipo 8.30 pm ya todos ellos con una botella de vodka arriba era genial, cantaban canciones de JiMMY y el cubano en pedo traducía.
    Lástima que eso nunca se me ocurrió grabarlo porque en verdad era para hacer un documental,después de chistes y anécdotas y otras entre lágrimas algunos ex veteranos de Vietnam, después el domingo nos encontrábamos en la iglesia (negra), y sinceramente Oscar la energía y alegría con la que cantan a dios hizo que en mi puta vida vuelva a pisar una misa católica.
    Gracias por traerme de nuevo eso que hace como 15 años lo tenía olvidado.
    Abrazo.
    Ana

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  2. Hermosa columna y hermoso comentario de Ana.

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