martes, 14 de marzo de 2023

Desconocer a Perón

 

El ocaso de los trayectos políticos de Aníbal, Pichetto o Guillermo Moreno revela impiadosamente la miseria de la clase de peronistas "todoterreno". Todos mueren en la banquina.

Esto estaba claro para John W. Cooke, estaba claro en 1973 y fue letal en la década del 90. Definirse como peronista no dice casi nada.

El hecho maldito del peronismo no es solamente el del país burgués: es la maldición de la falta de estrategia que implosionó al final de Perón. El libro de Abal Medina, Conocer a Perón, dice mucho más que lo que el autor pretende: ni Perón podía surfear la indeterminación estratégica del "movimiento".

El libro de Abal cuenta que en 1973 Perón volvía con la esperanza de conducir con Rucci de un lado y Galimberti del otro. Ponía a Abal Medina como secretario general porque Perón suponía que el fusilamiento de Aramburu le daba al apellido un peso simbólico popular. Juan Manuel no era montonero sino nacionalista católico. Pero en la cabeza de Perón Rucci era su mano derecha y Galimberti su mano izquierda. Creía que tenía que lograr que los montos dejaran de insultar a la "burocracia" y que los sindicalistas dejaran de hablar de "infiltrados", para que él mismo Perón pudiera conducir la unidad. A López Rega lo maltrataba, lo hacía ir de la habitación cuando hablaba con Abal. Obviamente vimos que ni Perón pudo conducir ese menjunje, murió dejando a Isabel y Lopecito al mando.

La idea de que Perón fue un gran estratega habría que revisarla porque a pocos meses del golpe a Cámpora y el asesinato de Rucci, Perón todavía pensaba que iba a manejar el movimiento con Rucci y Galimberti. Cuando dicen que Cristina al elegir se equivoca, me hacen reir. Perón no pudo porque en 1973 el peronismo ya era un imposible. Después vinieron Luder, Lorenzo, Menem... Néstor revivió la ilusión (falsa) de una vuelta al peronismo. Lo vemos en la "solidaridad" de todo el peronismo con Cristina.


Mientras no hagamos el duelo por algo que murió hace medio siglo nos vamos a tropezar cien veces con la misma piedra.

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