martes, 11 de noviembre de 2008

Mi primer día en Mar del Plata



Por Oscar Alberto Cuervo

Llegar, acomodarse, encontrar una ciudad llena de adolescentes (45.000!) que participan en los torneos juveniles bonaerenses, etc. Y empezar a ver películas:

- Still Walking, de Hirokazu Kore-eda: el director de Nobody knows filma una historia de familia, un día de reencuentro de padres ancianos, hijos adultos y nietos pequeños. Con motivo del aniversario de la muerte del primogénito de la familia. Una historia japonesa de encuentro familiar, de tres generaciones en interacción, en un barrio apartado de la ciudad de Yokohama. Lo cual remite inevitablemente a Yasujiro Ozu. Kore-eda no puede siquiera rozar la sobria majestad del director de Tokio monogatari, pero esa sería una exigencia desmesurada para casi cualquier cineasta. La película tiene momentos delicados, de una gracia melancólica. Pero cede a la tentación del subrayado, sobre todo en los tramos finales, como si no confiara en la capacidad del espectador. Los últimos cinco minutos son de pura redundancia sentimental y esa tentación de redondear el sentido y la moraleja (previsiblemente referidos al paso del tiempo y la serena aceptación de la finitud) casi arruina los aciertos logrados a lo largo del film. Quizá por ese subrayado es que la película logra entusiastas aplausos del público.

- Of time and the city, de Terence Davies. Sigamos con las comparaciones odiosas. Un cineasta en su madurez lanza una mirada elegíaca hacia su ciudad natal, Liverpool. Construye su poema visual con fragmentos de archivos, música evocadora y una voz en off recordando en primera persona y citando a autores célebres. Este género de film autobiográfico ha sido cultivado, con tonalidades muy diferentes, por genios como Jean Luc Godard y Aleksander Sokurov. Frente a tamaños antecedentes, el tono entre pomposo y sarcástico (muy propio de británicos) de Davies suena un tanto demasiado ramplón. Sobre todo en un momento del cine contemporáneo en el que documental, autobiografía y material de archivo están gozando de un tratamiento muy creativo. La película venía precedida de una muy favorable expectativa y se ve con agrado, pero está lejos de aspirar al lugar de las imprescindibles del festival.

Las grandes películas estarán por venir.

8 comentarios:

  1. Qué bueno Oscar, mirate todo lo que puedas allá. Desde acá te vamos a seguir...



    Ahora, esto de los hackers es increíble. Mi blog también fue prácticamente tomado por una impostora! Qué barbaridad!

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  2. Hola Cece, sì, voy a ver todo lo que pueda. Por ahora estoy en una fase que suelo atravesar en casi todos los festivales: los primeros días me parece que todo es decepcionante y después empiezo a cazar la onda. Pero en estos dos primeros días hay una brillante excepción, sobre la que me extenderé en las próximas horas: El canto de los pájaros del catalán Albert Serra. Hermosa.

    Lo que mas me procupa es que algunas de las que tenia anotadas para ver ya no las repiten (Kitano, Garrel...)
    Y en cuanto a los hackers, por lo que me comentan varios amigos bloggers se trata de una epidemia. parece que lo aconsejable es moderar hasta que aclare.

    saludos!

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  3. cc deja de mirarte el ombligo ,ya cansas!

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  4. Buenas!

    es cierto, es cierto! mucho niño con buzo con su nombre bordado había...
    a mí me gustó Salamandra, y en la sala estaba el niño protagonista... me llamó la atención, un poquito fuerte para que la viera el chiquito...

    bueno, saludos!

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  5. ahh
    peor vos,
    ernesto loponte,
    que me mirás
    mientras me miro el ombligo.

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  6. cece yo estoy leyendo la otra y apareces vos mirandote el ombligo,que queres que te diga?no me intersa tu ombligismo maniaco.

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