Por Oscar A. Cuervo
En otro blog estaban despotricando contra algo que yo escribí acerca de Los paranoicos aquí. No quiero rizar el rizo, pero el debate me sirvió para volver a pensar el problema que se plantea entre el cine y el mandato de que sea narrativo, entre cine y "pelis", con ese espectador que dice: yo pago mi entrada y quiero que me cuenten una historia; ¿mi plata no vale?. Bueno, no siempre es tan así, a veces asume modos más soterrados, como cuando cierta crítica empieza a hacer circular la necesidad de una vuelta al género, una restauración de la salida populista: vamos a ver una peli y a pasarla bomba: buenos buenos, malos malos, emoción, superacción.
Y sin necesidad de caer en esos extremos de cretinismo, hay personas inteligentes y sensibles que prefieren pensar el cine ligándolo al relato, la narración, la novela, el mito.
La cosa es que esta repetición de una discusión que vengo teniendo con distintos interlocutores en los últimos años me sirvió para pensarlo y escribirlo una vez más. Y sería más o menos así:
Hay grandes películas narrativas y grandes películas no narrativas. Y otras grandes películas que están en una zona en litigio entre lo narrativo y lo no. No creo que sea conservador hacer películas narrativas, sí creo que es conservador exigir que el cine sea narrativo. El cine no nació narrativo y no tiene por qué serlo, aunque es cierto que en sus primeros 20 años el modelo narrativo se impuso: por una mezcla de talento de aquellos pioneros que diseñaron una sintaxis narrativa, ordenadora de espacio y de tiempo por un lado; y, por el otro, por conveniencia del modelo de producción industrial que pronto tomó la delantera. Creo que ese paradigma funcionó bastante bien hasta los años 80 y ahí empezó a dar muestras de agotamiento. Mientras tanto, un cine no narrativo siguió haciéndose, pero de un modo más periférico, más marginal, de difícil exhibición y por eso con pocas posibilidades de producción.
Pero en los años 80 algo pasó con la tecnología: aparecieron diversos formatos, soportes distintos del celuloide, que con el correr de los años fueron ganando en calidad y que abarataron los costos de producción de un modo decisivo. Entonces la filmación ya no quedó tan ligada a la exhibición. El crecimiento de los festivales e internet funcionaron como canales alternativos de distribución y exhibición, de modo que hoy uno puede ver muchas películas que nunca se estrenarán en salas comerciales y que no dependen de modo acuciante del resultado de la taquilla. En mi lista de películas preferidas de los últimos 10 años más de la mitad no se estrenaron en salas comerciales, muchas de ellas se filmaron en soportes digitales y la mayoría desafían o directamente ignoran los moldes narrativos o genéricos. Esta mutación es bastante evidente.
Yo creo que esto ha permitido desligar ciertas potencialidades que el cine siempre tuvo, pero que no se permitía por estar muy atado a este proceso: conseguir un productor-planificar el rodaje-montar-hacer copias-distrubución mundial vía majors-estrenar-cubrir la media de la taquilla. Entonces el lenguaje cinematográfico, sin esa coacción económica, puede ser pensado de otras maneras, de muy diversas maneras.
Ante esta realidad bastante palpable (creo que nadie puede negar este fenómeno, aunque a alguno no les guste que sea así) uno puede retroceder hacia lo viejo conocido (cineastas: a narrar!) o repensar qué es el cine. Hay muchos cineastas que están repensando qué es el cine. Y lo piensan filmando películas. Y hay espectadores que acompañan esta mutación, que encuentran placer, emoción y aventura no en los argumentos de las películas, sino en el descubrimiento de nuevas posibilidades para la mirada cinematográfica.
Una reacción conservadora es añorar la hegemonía del modelo narrativo industrial, hablar en nombre de una esencia (falsa) del cine como necesariamente narrativo, exigir a las películas que cuenten historias sí o sí, medir el cine con un modelo heredado de la novela del siglo 19.
El cine no es novela. ¿A quién se le ocurriría decir que la música para ser buena tiene que contar una historia, o que tiene que tener un género definido, sentimental, humorístico o lo que sea? Está claro que eso no significa lo contrario: una canción puede ser muy buena contando una historia y también sin contarla; una sinfonía casi nunca cuenta una historia.
De manera que habrá un cine más novelesco y otro menos, uno más parecido a la prosa y otro más parecido al poema, uno más pictórico y otro más musical.
Aferrarse a los logros del pasado es conservador, dicho esto no solo en un sentido político (aunque también) sino específicamente estético.
Alguien destaca como un punto a favor el que las películas tengan un buen guión (o que al menos tengan un guión). Y yo le digo que el guión forma parte de ese modelo de cine narrativo industrial, que se inventó el formato guión porque servía a los fines de ordenar la planificación industrial, a través de secuencias, escenas y planos. Fue una solución económica, para abaratar costos. Dentro de ese esquema se hicieron grandes películas, pero creo que las mejores películas de la historia del cine (o las que yo considero tales) no son grandes por tener un gran guión, creo que si los guiones de Un condenado a muerte se escapa, Pickpocket, Vertigo, Notorious, La dama de Shangai, Sed de Mal, El Padrino, Amanecer, La tierra tiembla, Notorious, La angustia corroe el alma, Andrei Rubliov, Spiritual Voices, Mulholland Drive, Histoire(s) du cinéma, El río, Paranoid Park, El romance del Aniceto y la Francisca, La ciénaga, Faces, ¿Dónde queda la casa de mi amigo?, Three times, Unknown pleasures, etc. hubiesen caído en manos de otros, difícilmente serían las obras maestras que son.
Decir que el cine verdadero o el bueno tiene que tener un guión sería como decir que la música para ser buena tiene que estar escrita antes en una partitura. Sabemos que la música de partitura se aprende en conservatorios. Ojalá nunca existan los conservatorios de cine.
En otro blog estaban despotricando contra algo que yo escribí acerca de Los paranoicos aquí. No quiero rizar el rizo, pero el debate me sirvió para volver a pensar el problema que se plantea entre el cine y el mandato de que sea narrativo, entre cine y "pelis", con ese espectador que dice: yo pago mi entrada y quiero que me cuenten una historia; ¿mi plata no vale?. Bueno, no siempre es tan así, a veces asume modos más soterrados, como cuando cierta crítica empieza a hacer circular la necesidad de una vuelta al género, una restauración de la salida populista: vamos a ver una peli y a pasarla bomba: buenos buenos, malos malos, emoción, superacción.
Y sin necesidad de caer en esos extremos de cretinismo, hay personas inteligentes y sensibles que prefieren pensar el cine ligándolo al relato, la narración, la novela, el mito.
La cosa es que esta repetición de una discusión que vengo teniendo con distintos interlocutores en los últimos años me sirvió para pensarlo y escribirlo una vez más. Y sería más o menos así:
Hay grandes películas narrativas y grandes películas no narrativas. Y otras grandes películas que están en una zona en litigio entre lo narrativo y lo no. No creo que sea conservador hacer películas narrativas, sí creo que es conservador exigir que el cine sea narrativo. El cine no nació narrativo y no tiene por qué serlo, aunque es cierto que en sus primeros 20 años el modelo narrativo se impuso: por una mezcla de talento de aquellos pioneros que diseñaron una sintaxis narrativa, ordenadora de espacio y de tiempo por un lado; y, por el otro, por conveniencia del modelo de producción industrial que pronto tomó la delantera. Creo que ese paradigma funcionó bastante bien hasta los años 80 y ahí empezó a dar muestras de agotamiento. Mientras tanto, un cine no narrativo siguió haciéndose, pero de un modo más periférico, más marginal, de difícil exhibición y por eso con pocas posibilidades de producción.
Pero en los años 80 algo pasó con la tecnología: aparecieron diversos formatos, soportes distintos del celuloide, que con el correr de los años fueron ganando en calidad y que abarataron los costos de producción de un modo decisivo. Entonces la filmación ya no quedó tan ligada a la exhibición. El crecimiento de los festivales e internet funcionaron como canales alternativos de distribución y exhibición, de modo que hoy uno puede ver muchas películas que nunca se estrenarán en salas comerciales y que no dependen de modo acuciante del resultado de la taquilla. En mi lista de películas preferidas de los últimos 10 años más de la mitad no se estrenaron en salas comerciales, muchas de ellas se filmaron en soportes digitales y la mayoría desafían o directamente ignoran los moldes narrativos o genéricos. Esta mutación es bastante evidente.
Yo creo que esto ha permitido desligar ciertas potencialidades que el cine siempre tuvo, pero que no se permitía por estar muy atado a este proceso: conseguir un productor-planificar el rodaje-montar-hacer copias-distrubución mundial vía majors-estrenar-cubrir la media de la taquilla. Entonces el lenguaje cinematográfico, sin esa coacción económica, puede ser pensado de otras maneras, de muy diversas maneras.
Ante esta realidad bastante palpable (creo que nadie puede negar este fenómeno, aunque a alguno no les guste que sea así) uno puede retroceder hacia lo viejo conocido (cineastas: a narrar!) o repensar qué es el cine. Hay muchos cineastas que están repensando qué es el cine. Y lo piensan filmando películas. Y hay espectadores que acompañan esta mutación, que encuentran placer, emoción y aventura no en los argumentos de las películas, sino en el descubrimiento de nuevas posibilidades para la mirada cinematográfica.
Una reacción conservadora es añorar la hegemonía del modelo narrativo industrial, hablar en nombre de una esencia (falsa) del cine como necesariamente narrativo, exigir a las películas que cuenten historias sí o sí, medir el cine con un modelo heredado de la novela del siglo 19.
El cine no es novela. ¿A quién se le ocurriría decir que la música para ser buena tiene que contar una historia, o que tiene que tener un género definido, sentimental, humorístico o lo que sea? Está claro que eso no significa lo contrario: una canción puede ser muy buena contando una historia y también sin contarla; una sinfonía casi nunca cuenta una historia.
De manera que habrá un cine más novelesco y otro menos, uno más parecido a la prosa y otro más parecido al poema, uno más pictórico y otro más musical.
Aferrarse a los logros del pasado es conservador, dicho esto no solo en un sentido político (aunque también) sino específicamente estético.
Alguien destaca como un punto a favor el que las películas tengan un buen guión (o que al menos tengan un guión). Y yo le digo que el guión forma parte de ese modelo de cine narrativo industrial, que se inventó el formato guión porque servía a los fines de ordenar la planificación industrial, a través de secuencias, escenas y planos. Fue una solución económica, para abaratar costos. Dentro de ese esquema se hicieron grandes películas, pero creo que las mejores películas de la historia del cine (o las que yo considero tales) no son grandes por tener un gran guión, creo que si los guiones de Un condenado a muerte se escapa, Pickpocket, Vertigo, Notorious, La dama de Shangai, Sed de Mal, El Padrino, Amanecer, La tierra tiembla, Notorious, La angustia corroe el alma, Andrei Rubliov, Spiritual Voices, Mulholland Drive, Histoire(s) du cinéma, El río, Paranoid Park, El romance del Aniceto y la Francisca, La ciénaga, Faces, ¿Dónde queda la casa de mi amigo?, Three times, Unknown pleasures, etc. hubiesen caído en manos de otros, difícilmente serían las obras maestras que son.
Decir que el cine verdadero o el bueno tiene que tener un guión sería como decir que la música para ser buena tiene que estar escrita antes en una partitura. Sabemos que la música de partitura se aprende en conservatorios. Ojalá nunca existan los conservatorios de cine.
No existe un cine no narrativo. En toido caso, se trata de una narrativa no convencional.
ResponderEliminarHay cine que usa guión y que no usa guión. Pero no deja de ser "narrativo".
El cine nació "narrativo" porque lo narrativo es constitutivo de lo humano (desde las pinturas rupestres, port lo menos). A menos que se crea que ciertos experimentos pueden cambiar al hombre, cuando lo mas que logran es deshumanizarlo.
Bueno, si vos decís que no existe entonces no existe, ahora me qudo mucho más tranquilo. Porque además vos decís que lo narrativo es constitutivo de lo humano. Será así nomás: ya está claro lo que es constitutivo de lo humano.
ResponderEliminarEntonces si hay algo no narrativo es inhumano. Entonces la música y la poesía que no narran nada son inhumanas.
Son caca.
Cuervo, vos hablás del cine narrativo y del cine de guion. vos énsás que son lo mismo?
ResponderEliminares un debate complicado, cuervo. En algún lado leí que en la primer escena que se filmó, la de salida de la fábrica, mientras los operarios van saliendo, aparece de la nada un perro que interrumpe la salida, que se mezcla entre las piernas de los obreros haciendolo todo más díficil, generando un mínimo conflicto que, de alguna manera, es lo que definía, segun no me acuerdo quién, al cine.
ResponderEliminarNo es que uno quiera buscar en el primer episodio del cine la esencia de la cual dependa el criterio de qué es cine y de qué no lo es. Pero, en todo caso, eso demuestra la ambigüedad que puede tener la discusión.
Si vos querés, pensá en la relación que hay entre el conflicto y la narración: por supuesto que un conflicto no necesita de una historia en el sentido más clásico del mito del heroe pero, sin embargo, encontrar un conflicto es encontrar una historia que puede o no puede estar contada convecionalmente, que puede estar contada desde la dirección (que es lo que hacía Hitchcock si no era eso? que es lo que hacía sino poner su dirección al servicio del conflicto principal).
Yo creo que el cine es eso, es la exposición de un conflicto; ahí, en lo que tendríamos que estar de acuerdo es que los conflictos se cuentan de distinta manera y algunas son buenas y otras son malas; para mí, aquellas que fracasan son donde el conflicto no está, o donde el conflicto está mal expresado, donde no está acompañado por ninguna manifestación ni en la forma ni el contenido.
Yo estaría de acuerdo con que muchas de las películas que vos mencionás son muy buenas, o que pertenecen a una caprichosa lista de las cincuenta mejores películas; pero lo estaría, en cada uno de los casos, por razones distintas a las tuyas.
A mí me da la impresión que vos mezclás dos cosas que son la autonomía del arte fílmico como arte independiente y separado, por un lado, y la narratividad, por el otro. Así, mientras el cine sea menos narrativo, más autonómo será porque, de alguna manera, hay que purificarlo. Por eso lo comparás con la música, en la cual tendrías que clasificar a la ópera como una visión retrográda de la música.
Yo creo que ese cine más autonómo que creo entender que preferís, es un cine que se olvida de exponer conflictos y de recnocer que la imagen está al servicio de otra cosa. Y a mí me da la impresión que ese es un cine que es, muy justamente de tribu, de la tribu de los directores que no entienden la necesidad de tener un guionista; me parece que ese cine es el analogo a la música que les gusta a los músicos y nada más. ¿Eso la hace dejar de ser cine? No, o sí, el esencialismo es una doctrina un poco pasada de moda. Pero sí es un cine que a mí no me gusta, que me aburre sobremanera y que a veces me hace pensar en cierto snobismo. es un debate complicado, como decía al principio.
"ir a un cabarulo es una actividad que rara vez se hace de manera solitaria; al menos, hacerlo de esa forma equivale a hacerse consciente de que uno tiene un par de problemas".
ResponderEliminarPlop. Exijo una explicación.
el breca es un lugar donde vas a ponerla, hay distintas mujeres y podes elegir , no hace falta ir con los amigotes.
¡cual es el problema con ir solo? es lo mismo que ir acompañado.
aparte problemas tenemos todos.
Hasta en la peli de Warhol sobre el Empire State (horas y horas de un plano fijo del edificio) hay narraciòn: en un determinado momento se enciende la luz de una ventana...
ResponderEliminarY si, esa lucecita es la brasa encendida de lo narrativo, que ni la mas radical vanguardia pudo matar, simplemente porque donde pasa el tiempo algo PASA, y porque el cambio es conflicto, y el conflicto esencial es encontrarle sentido a la vida (y al cine, y a la poesìa, y a la mùsica...)
a.r.:
ResponderEliminarno, no pienso que cine narrativo y cine de guión son lo mismo. Puede haber narración sin guión. Lo que digo en ese párrafo es que hay algo decisivo en el cine que no depende del guión y lo digo en respuesta a alguien que dijo que es bueno que las películas tengan un guión.
Acerca del guión, lo que yo pienso es que un cine CONCEBIDO DESDE el guión es literatura ilustrada. Eso en primer lugar. Y en segundo lugar, repito lo que dije en el post: que Vertigo o Sed de Mal son las películas que son por algo que no está en el guión. Que el cine tiene algo irreductible a cualquier cosa que se pueda escribir en un guión.
Sé que el tema del guión no se identifica con el de la narratividad, porque podemos abrir un apartado acerca de un cine narrativo sin guión. Pero sé que también en el modelo industrial, la hegemonía del guión y de los guionistas previos al director, contribuyó mucho a la cristalización de los procedimientos narrativos, lo que dio pie a los lugares comunes que muchas veces se celebran como marcas de género. Como si la rutina pudiera celebrarse como un triunfo artístico.
Playmobil:
ResponderEliminarante todo quiero despejar una vez más mi idea principal, porque veo que vos volvés a atribuirme algo que yo no digo:
No tengo ninguna objeción contra el cine narrativo (como se desprende de la lista de películas que me parecen grandiosas y muchas de ellas son narrativas en un sentido clásico). Tengo una objeción de conservadurismo contra los que sostienen que el cine TIENE QUE ser narrativo o TIENE QUE contar una historia, o TIENE QUE tener un conflicto. Vos sabrás entender que lo primero no es lo mismo que lo segundo.
Así que el ejemplo de la ópera que ponés ya había sido respondido por mi post: " ¿A quién se le ocurriría decir que la música para ser buena tiene que contar una historia, o que tiene que tener un género definido, sentimental, humorístico o lo que sea? Está claro que eso no significa lo contrario: una canción puede ser muy buena contando una historia y también sin contarla". Esta clarísimo que jamás se me ocurriría objetar una música que se ponga al servicio de una narración (acá abajo hay un ejemplo de canción narrativa en La colilla de Albert Pla). Pero sí objetaría a alguien que dijera que las variaciones Goldberg de Bach son inhumanas porque lo narrativo es constitutivo de lo humano. ¿No está claro aún?
Mi principal objeción es que se quiera descalificar toda una vertiente del cine que está desembarazándose de los moldes narrativos. En todo caso lo que pasó es que durante su primer siglo de vida el cine estuvo subordinado a lo narrativo y eso dio resultados maravillosos y otros no tanto. Y que ahora se está produciendo una mutación por la cual el cine está descubriendo que, además de narrar puede hacer otras cosas.
El cine puede mirar y escuchar: si se cruza un perro, se cruza un perro, si después alguien quiere decir que ahí hay un conflicto, que lo diga, no tengo ningún problema. Si no se cruza ningún perro, no se cruza. Si alguien quiere decir que el hecho de que no se cruce ningún perro es un conflicto, oK, que lo diga. Lo que no me parece bien es que alguien diga que para ser cine TIENE QUE haber conflicto o TINE QUE haber historia. No me parece bien que lo diga en base a una supuesta esencia del cine ni me parece bien que lo diga en base a una supuesta necesidad de la naturaleza humana de que todo tiene que ser narrativo. Ese tipo de afirmaciones son filosofía al paso.
El cine tiene que ser todo lo que pueda ser y nadie a priori tiene que legislar sobre lo que el cine tiene que ser en base a lo que el cine ha sido hasta ahora.
Cuando te referís a un cine que "se olvida" de exponer conflictos es porque creés que el cine debería acordarse de exponer conflictos. Esa exigencia es para mí retrógrada. ¿Por qué el cine debería acordarse de eso? ¿Acaso lo que el cine tiene que ser ha sido decretado en un pasado del cual hay que acordarse?
El cine tiene que ser todo lo que pueda ser y después vendrán los que comenten el cine sobre la base de las películas hechas. Lo retrógrado es que los comentadores vengan antes de que las películas se hagan a recordarle a los cineastas cómo tienen que hacer las películas.
Toda esta discusión me hace acordar a cuando los tangueros de peluquín le decían a Piazzola que lo que hacía no era tango, porque el tango tiene que ser así o asá. Por suerte, Piazzola siguió haciendo música, tango o no tango.
Estra:
ResponderEliminarmuy interesante lo que decís del cabarulo pero, ¿te habrás equivocado de blog? Porque vos exigís una explicación, pero no me queda claro a quién se la exigís.
Buho:
ResponderEliminary si el tiempo pasa, dejalo que pase y si la lucecita es conflicto macanudo. ¿Cuál es el problema? Entonces vos pensás que el cine es narrativo haga lo que haga. perfecto: cuál es el problema? Entonces a qué vienen las quejas acerca de las películas que no tienen narración, si vos ya estás convencido de que tales películas no existen?
a mí me da la sensación de que estás combatiendo contra molinos de viento: quién puede decir seriamente que el cine TIENE que ser narrativo y que si no lo es, no es cine? Qué significa eso? Que van a la puerta de la Lugones, pro decir algún lugar, y le avisan a los espectadores que eso no es cine, que exijan la devolución de la entrada?
ResponderEliminarA mí me da la sensación de que cuando, por ejemplo, yo digo que el cine es conflicto, eso es un juicio estético de lo que considero valioso en una práctica artística que tiene muchísimos años y mucha teoría respecto de cómo hacer películas. Eso quiere decir que el cine no narrativo en general me aburre, no me parece interesante pero eso no quiere decir que deje de ser cine. Porque si dijeramos eso, en última instancia estaríamos peleando por la esencia, algo que siempre condujo o a la nada o hacia la intolerancia.
Por supuesto, que el cine es todo lo que pueda ser; pero eso no quiere decir que el cine deje ser una práctica artística que admite múltiples interpretaciones y que cada una de ellas está estructurada sobre identificar un punto valioso de la práctica. Para mí, ese punto valioso es el conflicto. Vos podrás decir que el punto valioso de la práctica es otro pero lo que no podés decir es que sostener una práctica fundada en el conflicto o en la narración sea retrogada. Creo que no lo decís. Pero como no lo decís, no te podés enojar tanto cuando algunos que interpretan de determinada manera la práctica dle cine alaban una película que a vos te parece clásica y predecible; porque, en una interpretación caritativa, ellos no dicen algo normativo respecto de cómo tiene que ser el cine o respecto de cual es su esencia.
Playmobil:
ResponderEliminarTus palabras:
"Yo creo que el cine es eso, es la exposición de un conflicto".
"para mí, aquellas que fracasan son donde el conflicto no está".
"ese cine más autonómo que creo entender que preferís, es un cine que se olvida de exponer conflictos y de recnocer que la imagen está al servicio de otra cosa".
"los directores que no entienden la necesidad de tener un guionista".
Verás que tienen una intención legislativa: la necesidad de tener un guionista, el cine es eso, se olvidan de exponer conflictos. Es toda una normativa.
Ahora si me decís que tales películas te aburren, entonces no hay discusión: cada uno se aburre a su manera, no pretendo enseñarte a divertirte. En ese caso, no tomes como que mi post está dirigido a vos, sino a los que creen que el verdadero cine es el que cuenta historias. Te puedo asegurar que hay muchos que piensan eso, no es un invento mío.
Y no digas que me enojo, porque no me enojo: yo dije que Los paranoicos era una película muy sobrevalorada y vos me tildaste de pelotudo. Entonces ¿quién es el que se enoja?
De acuerdo con el post en todo, salvo un par de cosas puntuales sobre el siguiente párrafo:
ResponderEliminar"El cine no nació narrativo y no tiene por qué serlo, aunque es cierto que en sus primeros 20 años el modelo narrativo se impuso: por una mezcla de talento de aquellos pioneros que diseñaron una sintaxis narrativa, ordenadora de espacio y de tiempo por un lado; y, por el otro, por conveniencia del modelo de producción industrial que pronto tomó la delantera. Creo que ese paradigma funcionó bastante bien hasta los años 80 y ahí empezó a dar muestras de agotamiento"
No creo que el punto de quiebre del paradigma haya venido después de los ochenta, me parece que esa apreciación tiene que ver más bien con el momento histórico desde el cual se habla. En los años veinte irrumpieron las vanguardias, cuando el modelo todavía se estaba asentando (hay quien dijo que el cine es el único arte que tuvo sus vanguardias antes que su época clásica). Y hubo un segundo quiebre de los paradigmas de la narración en los sesenta. La irrupción de una oleada que vuelve a resistirse a la tiranía de la narración, entre finales del siglo pasado y comienzos de éste, puede que en el futuro termine considerándose el tercer capítulo de esa puesta en conflicto.
Y antes: el cine no nació narrativo, pero casi. La narración le vino como anillo al dedo, y no sólo por el talento de unos cuantos o las conveniencias de la industria. Fijate que de las grandes películas que mencionás (hay un par que no vi), sólo se puede decir que no son narrativas Histoire(s) du cinéma y Spiritual Voices. Las demás son todas narrativas. Claro que otra cosa es decir que su valor narrativo se sostiene fundamentalmente en el guión, o que narratividad equivale a ortodoxia (en cualquiera de sus variantes: aventura, mito, presentación-nudo-desenlace, restauración del orden, etc).
Oscar:
ResponderEliminarEntre los fanáticos de la deconstrucción (no sos uno de ellos como surge de tu post) y los alérgicos al cine que yo denomino de tren fantasma de parque de diversiones, por un lado; y por otro lado una violenta censura, y autocensura de los espectadores que terminaron adoptando una estética de magazine (todas te dejan últimamente con "algo para pensar" y exigen un compromiso progresista, o humanista con buena leche bah, que barre con cualquier intento de ver las cosas de otra manera a riesgo de convertirte en un paria que piensa feo)y una prensa profesional (no se dedica a otra cosa) que sigue la corriente y tiene miedo de sacar los pies del plato cuando los tiempos no lo indican; este movimiento de pinzas ahoga al buen cine.
R.Scott es un ejemplo de restauración de las condiciones para conseguir la experiencia cinematográfica del espectador.
Su "Red de Mentiras" es un producto impecable de un gran maestro. El silencio que se hace alrededor de esta obra, con un elenco formidable por si fuera poco, es de los nuevos signos de ninguneo despistado agobiante que desde hace un tiempo perfora la comprensión del espectador de cine.
¿Quien puede negar que "Red de mentiras" acarrea distorsiones históricas y políticas?.
Y yo les digo a los negadores: ¡Que carajo esto me preocupa como espectador de cine!
.¡Se trata de cine señores, o ya no recuerdan!. ¿O solo hay derecho a repatingarse para ver “ manipulaciones” de “grandes maestros de la edad dorada” porque ya fué y no irrita políticamente?. Archivo, cinemateca, ya se sabe, términos que alejan el mal de ojo.
Red de mentiras es un ejemplo de cine y con recursos legítimos, complejos, más allá de apelaciones a la importancia del guión como vos bien decís.
El cine en esta película nos trae como el aroma del mar, imposible de reproducir en laboratorio, como imposible resulta con una voluntad bien dirigida confundir el cine con el tren fantasma.
Intentar hacer un embrollo con el cine documental, la página de internacionales, el noticiero, la sección tecnología, la posición política, viendo esta película, sería(es) una radiografía de la pérdida de la inclinación afectiva por este arte vapuleado de comienzos del siglo XXI.
Véanla en cines, es inadaptable a las dimensiones de la tele.
Hugo.
Aprovecho para saludar a Nicolás y sus siempre interesantes y acertados comentarios.
Hay dichos muy valorables en esta nota. Felicitaciones.
oscar, yo entiendo que todos construimos nuestros propios rivales argumentativos; yo lo que digo es que entender "el cine es conflicto", por ejemplo, en terminos normativos, como si tuviera sentido la legislación sobre el cine, eso es una mala intepretación. Y esa es la interpretación que hacés vos.
ResponderEliminarNicolás y Hugo:
ResponderEliminaren realidad yo digo que en los 80 el paradigma dominante dio muestras de agotamiento, no que nunca hasta ese momento hayan existido películas que veían al cine de otra manera: "Mientras tanto, un cine no narrativo siguió haciéndose, pero de un modo más periférico, más marginal, de difícil exhibición y por eso con pocas posibilidades de producción".
Esto incluye a lo que genéricamente se llaman "vanguardias" de los años 20donde hay muchas cosas diferentes, hasta las nuevas olas de los años 60 (que ya venían de fines de los 50), Warhol, Caldini, etc. Efectivamente la historia del cine está llena de particularidades que yo no mencioné. Mi idea es que, aún con esas particularidades, el paradigma gozaba de muy buena salud: esto para mí quiere decir: hasta los 80, el paradigma clásico siguió haciendo grandes películas en cantidad considerable: la época de oro de Coppola, De palma, Scorsese, John Carpenter, Joe Dante y algunos otros que me voy a olvidar. Desde los 80 en adelante, las grandes películas del modelo clásico empiezan a aparecer excepcionalmente: Eastwood hace Unforgiven, Cameron hace lo suyo, Coppola no hace nada, Scorsese hace cagadas, De Palma queda boyando por ahí... Aparece Cronemberg, que no hay que olvidar: que pervierte el clascisismo desde adentro y sigue siendo clásico y para mí cada vez mejor. Y aparece una película como Brokeback mountain, cine maistream, pulso clásico, que relee diversas tradiciones cinematógráficas (westwrn, melodrama) en clave queer, que convoca a audiencias masivas y las conmueve con recursos narrativos clásicos y una mente contemporánea.
David Lynch es otro asunto, tendríamos que extendernos y ya lo haremos.
Lo que Nicolás dice del quiebre de los 60 es verdad, y yo creo que hay que ubicarlo un poco más atrás: en Rosellini y Visconti, en los años 40. Es verdad que estos realizadores siguen narrando clásicamente, pero reavivan el fuego del registro (ese fuego que estaba en los Lumiere antes de que se cruzara el perro), el registro de lo real, en sus singularidades visuales, lingüísticas, el espacio de la calle, la luz natural, los no actores: toda la nouvelle vague, todo Antonioni, y las otras nuevas olas (polaca, checa, rusa)están en germen en la irrupción neorrealista. Se puede establecer un link bastante directo de Hou Hsiao Hsien y Jia Zhang-ke hacia Rosellini y el primer Visconti.
Lo que pasa es que esa irrupción, desde mediados de los 40 y después en los 60/70 es integrada por el modelo clásico con bastante éxito: los vampiriza y se renueva: vía Casavettes, los jóvenes de los 70 incorporan esa vitalidad: Scorsese es el caso más evidente.
Así que yo no desconozco esas rupturas que vos señalás, sólo digo que el modelo clásico podía seguir conviviendo con ellas y hasta asimilarlas, porque todavía tenía mucha fuerza productiva.
Hace 20 años ¿quizá con el triunfo del paradigma Spielberg? algo bastante serio le pasó al modelo narrativo industrial. Y eso coincide con un cambio importante en las condiciones de producción, todo lo que dije sobre las camaritas digitales, etc. y entonces, ahora, señalamos unas tres o cuatro películas por cada década que vienen de la industria y que están a la altura de su historia.
En los 50 y 60, por ejemplo, Antonioni, Bresson, Truffaut y Godard iban por una calle lateral que los espectadores del cine mainstream podían tomar de vez en cuando, de algún modo formaban arte del Cine.
Hoy, si ponemos The dark Night o Harry Potter al lado de El cant dels occels o cualquiera de Hou Hsiao Hisen o Sokurov, vacilamos en que formen parte del mismo arte, parecen dos mundos absolutamente indiferentes el uno del otro. Y mi sentimiento es que yo tengo mucho para ver del lado de Serra y Guerín, del lado de Hou y Alonso (incluso para reconectarme con las vanguardias de los principios del cine, o con el cine japonés de todas las épocas que permaneció desconocido). Y de vez en cuando me hago una escapadita cuando me entero de que hay una película inteligente y digna salida de la industria. Puede que sea alguna de Eastwood o de Cronemberg, de Cameron si vuelve a filmar, quizá sea esa de Scott que recomienda Hugo y que no vi; o quizá aparezca un bicho como Ang Lee y les enseñe a los yanquis cómo se hace cine clásico.
Hugo:
ResponderEliminarmi intento es pensar el cine en términos que articulen lo estético, lo que el cine tiene de singular a diferencia de otros artes y haceres, con el sistema de producción, la tecnología, y también el estado del mundo en el sentido más abiertamente político. No puedo separar todas estas cosas, no porque las amañe de un modo forzado, sino porque van juntas: en el cine narrativo de la época de oro de Hollywood, en ese que es probable que todos estemos de acuerdo (pongamos un Jacques Tourneur o pongamos a Hitchcock, a Welles o a Wilder) también se podía hacer la misma articulación de estética, sistema de producción, estado del mundo. No se trata de un recurso para aggiornar los ensayos sobre el cine incorporando algunos tópicos de actualidad.
Justamente mi nota trataba de hacer ver que el guión y los géneros cinematográficos tambien se fundaron en un estado de la industria y del capitalismo norteamericano. Creo que las cosas se han movido algo. No sé que hace Ridley Scott con la cuestión política así que aún no opino. Pero sí sé qué hace Batman, El caballero de la noche de Nolan: un cine terrorista industrial. La desproporción de sus recursos tecnológicos, el asedio al cuerpo del espectador con su bombardeo sensorial... me resulta imposible no vincularlo con las Torres gemelas o el bombardeo israelí a la franja de Gaza. Estética, tecnología y mensaje en una rara correspondencia.
Nicolás:
ResponderEliminarla lista de las 23 estaba pensada para mostrar que no es un guionista el que ha hecho grande a las grandes películas. Hay un elemento no narrativo en ellas, aunque sean narrativas. Y en el cine contemporáneo, en Serra o Apichatpng, hay elementos narrativos. El asunto es que la experiencia cinematográfica de la época clásica tenía un fuerte punto de apoyo en eso que llamamos "argumento": se iba a ver esa de Hitchcock en la que el tipo quiere envenenar a la mujer. Aunque Hitchcock después hacía otra cosa con nosotros. Probablemente la gente al salir siguiera hablando del marido asesino y no se diera cuenta del todo de lo que había experimentado.
Hoy, Serra, Alonso, Hou, Tsai, Raya Martin, hacen imposible el recurso al marido asesino.
Playmobil:
ResponderEliminarhay dos maneras de entender "el cine es conflicto".
Una en un sentido metafísico, dialéctico: Heráclito decía que Pólemos es padre de todas las cosas. En esa acepción siempre hay conflicto y no hay necesidad de pedírselo a Lisandro Alonso porque en sus películas está, como está, según Heráclito, en todas las cosas.
Hay otra manera de entender la frase. Y es como se enseña en la materia Guión en las escuelas de cine: Superobjetivo, Conflicto principal, protagonista, antagonista, planteo desarrollo conclusión. Las escenas están bien si hacen avanzar el Conflicto Principal y si no lo hacen avanzar están mal. Cuando vos decís que estos cineastas no se dan cuenta de que necesitan un guionista (andá a decírselo a Godard y contame cómo te fue) te aproximás a la segunda acepción y te alejás de la primera.
En la primera, el conflicto es ineludible y está presente siempre, hagas lo que hagas. En la segunda, aparece como un Deber Ser.
Si vos adscribís a la segunda, creo que formás parte de ese intento restaurador de un estado de cosas que correspondió a un momento histórico y que ahora se trata de sostener mediante Obligaciones.
Si vos adscribís a la primera, tenés que sentarte a pensar qué conflicto aparece en Lisandro, en Tsai, en Serra. Si no lo encontrás, no es problema de las películas sino de una dificultad de tu perspectiva.
Las quejas vienen, precisamente, por tu defensa de un cine "sin historia", que termina siendo también "sin Historia", y por tanto es reaccionario. Porque la Historia es conflicto, aunque Sokurov (y tus demas citados) intenten ofrecernos un paseo sin alma por el desierto posmoderno.
ResponderEliminarPero no lo logran: "Spiritual voices", por ejemplo, tiene conflicto e historia (e Historia), aunque el ruso blanco haga todo lo posible por ocultarla...
¿Eh?
ResponderEliminar¿Quejas? ¿mis citados? ¿sin historia? ¿reaccionario? ¿Sokurov sin historia? ¿un paseo sin alma? ¿Los paranoicos?
¿Eh?
Si, hacete el dobolu, que te sale bárbaro...
ResponderEliminarHugo, tanto tiempo. Un gusto reencontrarte. Yo también te mando un abrazo.
ResponderEliminarOscar, no tengo tiempo de contestar a los varios temas que están dando vuelta, si puedo sigo mañana. En realidad estamos básicamente de acuerdo. Una sola cosa que te digo rápido. Es verdad que parece que estuviera desapareciendo ese cine fuertemente narrativo, industrial y de calidad. Entre los factores de ese cambio creo que hay dos bastante importantes. Uno es la casi definitiva extinción de los productores de Hollywood que fueron reemplazados por juntas de accionistas. El segundo es el que comenté en una nota la vez pasada: el sorprendente desarrollo de la televisión, que dio obras impensables un tiempo atrás, como Los Soprano o The Wire, que tomaron la posta del mejor cine de género.
ResponderEliminarNicolás:
ResponderEliminarde acuerdo: creo que hay necesidades narrativas que la televisión cubre con creces, no sólo en las series de calidad que vos mencionás, sino también en noticieros, programas de chimentos y hasta en concursos como Bailando por un sueño hay narración a rolete.
Por otro lado, también concuerdo en que la industria ha mutado y se ha orientado hacia el marketing, que desaparecieron aquellos productores autores de los años 30 y 40.
Pero creo que también inciden cambios a nivel de la industria del entretenimiento en un sentido más global. Esta industria del entretenimiento parece más bien cosa de ingenieros, diseñadores, técnicos en todo caso Y cada vez menos de autores.
Pero evidentemente ningunos de estos factores, que seguramente inciden, bastan por sí solos para explicar el agotamiento del cine narrativo industrial, la escasez de películas indutriales interesantes, en comparación con lo que sucedía hasta los años 80.
Por último, lo que me interesa remarcar es que, el agotamiento del cine narrativo industrial no es el agotamiento del cine. De eso se trata mi post.
saludos
El agotamiento del cine "no narrativo" es lo que te deberìa preocupar... Aunque no sea nada de lo que preocuparse. No ceo que nadie lo recuerde dentro de un siglo o un milenio. Viva Homero! (y no me refiero a Simpson)
ResponderEliminarBuenas, disculpen que me meta. Lei el texto por la foto de Mulholland drive.
ResponderEliminarOscar, pense que ibas a hablar de Lynch.
Bueno, la verdad que yo tengo ganas de hablar de Lynch.
Resulta, que el otro dia por la noche volvi a ver FUEGO CAMINA CONMIGO, TWIN PEAKS. Cuestion que en varios momentos me parecio estar viendo Mullholland drive. Hay una escena muy significativa donde Laura Palmer llora desconsoladamente ante una señora que canta algo sobre un desamor, y ahi me dije esto es SILENCIO, ¿se acuerdan?.
Entonces, dije, este tipo (lynch) hace años que esta hablando de lo mismo. Habla del mundo interior.
Habla de los sentimientos, de las emociones, de los pensamientos de uno o varios personajes o del espectador que esta viendo la pelicula. Pero lo cuenta con imagen y sonido y casi siempre a traves de simbolos.
No tengo ni idea si es narrativo, contemplativo o putativo, pero no conozco otro que haga eso.
Y aparte, es con el unico director que me pasa, que a veces pienso que una escena tiene que ver con algo que a priori es ridiculo o adelantado y despues resulta que trata de eso. Es como que el amigo David, te va tirando pistas directamente al inconciente, para poder descubrir un misterio.
Es una boludez, pero me llego como una revelacion el otro dia y queria compartilo.
Bueno, saludos.
Christian Ercolano
La idea de que podemos prescindir de lo "narrativo" porque se lo apropìò la TV es tan falsa y pavota como decir que podemos prscindir de la carne porque existe McDonalds...
ResponderEliminarLynch Arte:
ResponderEliminarsería bueno que leas y releas varias veces mis posts y comentarios antes de concluir erróneamente que yo propongo prescindir de lo narrativo porque se lo apropió la tv.
O también podés seguir sosteniendo esa falsa premisa y mantener una discusión con tu sombra.
suerte!
Lo dice tu amigo Nicolàs y vos asentìs... El que discute con sombras sos vos, pero como son mas grandes que vos, no les hacès sombra.
ResponderEliminarLynch Arte:
ResponderEliminarNo, ni Nicolás ni yo decimos eso. Serenate, descargá tu frustración como puedas (el seudónimo detrás del cual te escondés es explícito) y cuando puedas pensar aportá alguna idea mejor armada.
suerte!
Como estoy leyendo de arriba pa´bajo, dejé un comentario en un post anterior antes de leer este post. Creo que tiene que ver con esto mi pregunta sobre la película de Sam Mendes.
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