(fragmento de un informe sobre el mejor cine argentino de 2009)
por oac
Una película que se filma en un lugar como el Parador Retiro no puede ser otra cosa que cine político. Pero bajo esta etiqueta pueden incluirse experiencias diversas, cines diversos y políticas diversas. Con las mejores intenciones se puede fomentar una mirada paternalista que despierte conmiseración hacia un grupo de indigentes que siempre estarán ubicados del otro lado de la pantalla, mientras la película se dirige a un público a salvo de estos peligros. También se podría tratar de estimular algún tipo de culpabilidad de un espectador cómodo pero con mala conciencia, o remarcar lo que a todos nos conviene sentir: que el estado no hace lo suficiente, que estas instituciones funcionan muy mal, que nos apenan estas víctimas del sistema y que el solo hecho de apenarnos un rato nos hace un poco mejores. Cuando sucede esto no deja de ser cine político, aunque su propósito declarado (cierto denuncialismo) no coincida exactamente con los resultados, porque finalmente ese paternalismo es una buena manera de atornillarnos para quedar finalmente más fijados a la situación inicial. No digo que en todo esto no haya algo de realidad: la culpa, las víctimas, el estado. Quizá estos lugares comunes sean ineludibles y hasta el film más honesto permita vías de escape oportunas.
Sin embargo, el cine político no está todo hecho, siempre está por hacerse, no se trata de un simple trámite, porque cada película vuelve a enfrentarse con el obstáculo del poder y del no poder, cada película que se filma sobre un tema “social” vuelve a toparse con su objeto: la pobreza, la injusticia, la exclusión, la culpa. Y cada espectador vuelve a iniciar la historia del cine y se sobresalta cuando siente que el tren se le viene encima, o bien cierra la barrera para que nada de lo que aparezca en la pantalla lo alcance... (continúa en La otra 21).
Y Parador Retiro sigue proyectándose en el MALBA (Av. Figueroa Alcorta 3415), sábados 18.30.
Sin embargo, el cine político no está todo hecho, siempre está por hacerse, no se trata de un simple trámite, porque cada película vuelve a enfrentarse con el obstáculo del poder y del no poder, cada película que se filma sobre un tema “social” vuelve a toparse con su objeto: la pobreza, la injusticia, la exclusión, la culpa. Y cada espectador vuelve a iniciar la historia del cine y se sobresalta cuando siente que el tren se le viene encima, o bien cierra la barrera para que nada de lo que aparezca en la pantalla lo alcance... (continúa en La otra 21).
Y Parador Retiro sigue proyectándose en el MALBA (Av. Figueroa Alcorta 3415), sábados 18.30.
¡Vamos todavía! Intuía que la iban a dejar un mes más en el Malba. Parece que le está yendo muy bien a la peli. Otro mes para tener la oportunidad de verla!
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