viernes, 27 de noviembre de 2009
Los muchachos de antes no usaban gasolina
por Eduardo D. Benitez
¿Se acuerdan de Harley Davidson and the Marlboro Man? ¿Esa porquería en la que Don Jhonson y Mickey Rourke emperifollados de cuero negro y con carita de rudos se convertían en una especie de vaqueros posmodernos montados en dos ruedas, los dueños de las rutas? Bueno… algo de todo esto hay en Hell Ride, una película que demuestra que la factoría Tarantino parece inagotable. Esta vez el señor Quentin produce una película de tipos malos que andan en super motos, una de esas obras que llaman de clase B y que revive el concepto de cult movie.
Escrita, dirigida y actuada por Larry Bishop, Hell Ride es un complejo de derramamientos de sangre y venganzas hiperbólicas entre pandilleros que recorren rutas inhóspitas con sus motocicletas. Los chicos malos de Larry Bishop son héroes de utilería que pierden el cerebro haciendo viajes de peyote en el desierto y metiendo las patas en el fango de una lucha sensual entre mujeres de buen porte. No andan a caballo, los bandidos de Pistolero y de los 666 se transportan en motos. Sin embargo, trazan filiaciones con el western: la exploración de espacios indómitos, esos planos abiertos de raíz johnfordiana. Claro que nunca un personaje interpretado por John Wayne ni por el querido Clint hubiera sido tan irresponsable con el nudo de sus historias. Esos sí que eran pistoleros respetables, de buen vecino, verdaderos renegados para la cartera de la dama y el bolsillo del caballero. Por el contrario, en Hell Ride los muchachos se portan muy mal. Si tienen un código de fidelidad interno, una promesa que mantener a raja tabla, esa promesa es la de las tres b: “bikes, beer and butties”. Una línea de diálogo que resume muy bien la propuesta estética del film. Con esas tres cosas no se jode. Eso no se transgrede. Es decir, que este neowestern todavía sostiene algo parecido a una ética de las relaciones criminales.
Pero qué resulta de una película que se propone conmemorar un género, haciendo alardes de clase B, pero rodada con un equipo y una producción que ya conoce muy de cerca el mainstream: unos diálogos pobres que no provocan mucho más que la añoranza de esa suspicacia tarantinesca, esa cosa canchera de las conversaciones en pleno tiempo muerto, una exaltación de la violencia contada de un modo tan basal que ni siquiera da risa.
Y lo peor es que se copian esas maneras, esas costumbres, esas dietas,esas maneras de bosiferar .
ResponderEliminarEstamos tan estúpidamente idiotizados con esas costumbres que han convertido al inocente,amable,pacífico,noble sandwich de chorizo en ese obsceno chori gritoneado que proclaman con orgullo hasta los popes de la tele que después en el verano playero no se apartan de la comida étnica en wok. La cerveza que tenía una connotación de sábado a la tarde y maní con cáscara, de valsecito y palabras dulces se transformó en una peste de lunes a la madrugada con slogan de "ahogate" o algo así.
¡Y esa "birra" dicha con cara de chico malo!Hay hasta una publicidad en que las mujeres de la pareja gritan enloquecidas porque tienen todos los trapos y joyas para ellas solas y los tipos gritan como urracas poseídas porque la sorpresa para ellos es ¡unas heladeras rebosantes de cerveza para mamarse a morir!
Es todo tan loco que no se puede creer.
Ya en la calle no te pegan una trompada, ¡podés recibir una paliza de gente que nunca te cruzaste en tu vida, y todo, porque si no, es una pelea careta, folklorica,como filmada por Pelorán,un desperdicio en suma!
Todo esto es cliché de una cultura bastardeada que NI SIQUIERA es auténticamente americana.
Hay horrores que bajan como cloaca del cable. Hasta esa moda perversa de los clubes de pelea clandestinos que machacan cada vez que pueden y para todo público, de peleas en jaula ¡¡profesionales!! a cualquier horario.
Los modales clásicos son careta, y hay pibes que se la creen y repiten ese espasmo de depredación.
¡Si yo me emborrachaba cuando tenía dieciocho me negaban el saludo por bobo!.
¡Me dirán que es careta pero me salvaron de una muerte horrible por cirrosis hacia los 30 o 40 años! Lastimoso es perder la vida de forma tan idiota cuando tu madre veló al lado de tu cuna en noches de invierno (por esa tosecita cerril) que la preocupaba, o te llevó dormido en un colectivo o taxi a las tres de la mañana para que te revisara un médico de guardia.
¡Hay que urgente parar la estupidez!Denunciar a los que estimulan los comportamientos que en la intimidad censuran en sus propios hijos.
Revisen un poco y van a ver con que celo los hipócritas, cuidan la educación y el bienestar de sus hijos con una educación careta sofisticada;eso si con emblemas de moda de la vida al límite, para disimular ante la gilada.
Hugo.
Gracias.
Me dieron ganas de escribir una columna semanal para hablar de estos temas que para mí son cruciales.
Dale, Hugo, tenés este espacio para hacerlo. Mandámelo por mail que yo lo subo.
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo con Hugo.
ResponderEliminarHe pasado hace poco por episodios como el que Hugo relata.
Mi comentario: puaaajjjjjjj...
Muy buena la revista Oscar. La leia cuando vivia en Buenos Aires y por esas casualidades o no, laburaba en una imprenta en San Telmo. En Provincia se me hizo dificil conseguirla y ahora imposible, ya que vivo en Misiones.
ResponderEliminarSaludos!
PD: Vivi toda mi vida en la maldita ciudad, y no dejo de sorprenderme la cantidad de gente de B. A. que no tiene la capacidad de imaginarse como es la vida fuera de ella. Creo que eso es algo que hay que terminar tambien. El otro dia vino Rocambole a dar una charla la Facultad y un conocido despistado me dijo: "Ah perdona, no sabia que la gente era asi alla"
En fin...
Y bueno, Gabo, la gente puede imaginar lo que no conoce, pero nada garantiza que sea como uno lo imagina. ¿cómo uno podría saber las cosas de antemano? Yo tampoco sé cómo son los misioneros o si son muy distintos a los porteños.
ResponderEliminarsaludos
SI eso es verdad, el gris de la ciudad y su falta de perspectivas y oportunidades -pero no asi de entretenimiento- da lugar a una imaginacion, erronea. A lo que voy es al prejuicio que hace la ignorancia, -como decir que en Jujuy son todos Bolivianos- :).
ResponderEliminarEso es todo lo que queria decir sobre esto.
Saludos!