Mural Rostros de América
(Oswaldo Guayasamín – 1997-1999)
por Liliana Piñeiro
La pintura de Guayasamín es audible. Arrancada, la cara se abre en dos.
De un lado, la piel tiene el color de la tierra y es apenas el rastro de una estirpe gloriosa.
Del otro, lo que permanece en la noche colonial: cautivo hasta el llanto, el ojo desorbita; la boca resulta interminable.
Cada siglo tiene su eco, y en el pozo está el sonido de la desesperación.
En las etiquetas, Liliana Herrero??
ResponderEliminarTodo un honor ese fallido, Oscar!!
beso, L.
Jaja... mi mente enclenque...
ResponderEliminarEntonces es cierto que estás enamorado? Digo yo: asocio. Porque dijiste que Guayasamin murió a los dos años. Increíble! Y a mí me pusiste : "La hora de la religión" LA !
ResponderEliminarDebe ser el síndrome ecuatoriano. Yo aclaro que yo venía estudiando el teatro Ecuatoriano antes de verlo al Presidente. Descubrí que el mejor es ARISTIDES VARGAS. Más argentino que el mate pues quedó allí durante la dictadura. Yo no lo investigo sino Marita Foix, pero puedo entrevistarla.LILIANA: vos sos una genia , muy bueno todo lo tuyo. mARTHA
Bueno, enamorado... ejem, yo no hablo de mi vida privada en este blog.
ResponderEliminarPero no me maten con las quejas por mis errores, que todos los colaboradores de este blog cometen errores, alguno de los cuales yo advierto y corrijo.
Gracias, Martha!!
ResponderEliminarY yo jamás te mataría, Oscar, por un Visuales IX...
beso a ambos
Claro: por algo luce tanto lo que escribo. Perdona. No me dí cuenta que la tal Cris es Cristina, no la cazé. Tenés mi bendición, pero esperá un poco, siempre el mismo impulsivo.
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