Visuales XXVI
por Liliana Piñeiro
por Liliana Piñeiro
A veces la luna es una madre abandonada, y su ojo blanco crece sin parar invadiendo el cielo.
Celosa, con astucia de cazadora, persigue a los amantes que se esconden tras las ventanas, a los ojos de los gatos en los rincones, a las luciérnagas.
A todas las cosas, en fin, que embellecen la oscuridad.
Es cierto Liliana, a veces la luna es como las luces de los interrogatorios de las pelìculas.
ResponderEliminarEn la ciudad no hay un resquicio para comtemplar la luna.
ResponderEliminarTampoco nos damos tiempo.