martes, 16 de agosto de 2011

La fuerza de los relatos


por Oscar Cuervo

En el muy interesante blog de Abel Fernández aparece una nota titulada "La debilidad de los relatos", que pone en cuestión la idea de la importancia decisiva de los medios opositores, idea que Abel califica como "simple" y atribuye a "los intelectuales K". Esta importancia que los K le atribuyeron a los grandes medios habría quedado desmentida por el resultado de las elecciones del domingo. Cito algunos párrafos significativos de lo que escribe Abel (para tratar de no distorsionar su tesis):

"En las semanas anteriores al 14 de agosto, mientras que LaNación mantenía cierta coherencia con su discurso de siempre – no era difícil; siempre fue opositor, a los Kirchner y al peronismo – Clarín daba vergüenza ajena en su sección de política nacional.

No funcionó. Al menos la mitad de los argentinos, muchos de ellos lectores de Clarín y que veían TN, no tomó en cuenta al “relato”. Por algo Bruschtein titula su nota “Los otros perdedores“.

Hay que recordar – pasó hace tan poco – que los intelectuales K y muchos militantes contruyeron otro relato igualmente simple, alentado desde medios oficialistas. Justamente, tenía como elemento central la importancia decisiva de los medios opositores".

Por ejemplo, sólo su capacidad de deformar la realidad, de llevar a los sectores medios a votar contra sus propios intereses, podía explicar, frente a adversarios monstruosos y/o ridículos, la derrota de las fuerzas kirchneristas en Santa Fe, en Córdoba y sobre todo en la Capital.

También el 14 de agosto se demostró falso".

Y bien, la idea de que el gran triunfo de Cristina desmiente la incidencia de los medios opositores no me termina de cerrar. En realidad, el resultado de las elecciones del domingo se puede usar como dato empírico tanto en favor de una hipótesis como de su contraria: o bien que el relato de los medios no incide en las decisiones políticas del pueblo, o bien que los Kirchner acertaron por primera vez en la historia argentina contemporánea en identificar a los grandes medios como actores políticos y por eso Clarín no pudo doblarles el codo como sí lo hizo con gobiernos democráticos anteriores. No se trata de mediatizar la política, sino de haber logrado politizar a los medios. Para decirlo con más precisión: hacer evidente el poder político de las grandes empresas de comunicación.

Una empresa comunicacional poderosísima como Clarín, con sus satélites y aliados estratégicos, no puede ser tomada como una mera "relatora" de la realidad, sino como una productora de símbolos, en posición dominante, con gran poder extorsivo. Clarín ensayó durante los cuatro años de CFK poner efectivamente en marcha el poder con el que extorsionó a Alfonsín, Menem, De La Rúa y Duhalde.

Hubo desde 2008 hasta la semana pasada ensayos de tecnología política, como los cacerolazos auto-profetizados; las pantallas divididas entre el poder constitucional y el poder fáctico de los productores agrarios sublevados; el pseudo inocente "Prende y apaga la luz" como gimnasia de movilización del televidente en contacto directo con el comunicador simpático, simpatía a ser explotada en momentos de crisis como movilizadora social; las marchas contra la inseguridad fogoneadas por noticias distorsionadas o directamente falsas (de la cual la operación llevada a cabo en la localidad de Ayacucho por los medios porteños en alianza con un cura videlista es solo el ejemplo extremo). Eso de que ningún gobierno soporta cuatro tapas en contra fue lo que trató de probarse en estos años.

Y bien: Cristina se la bancó.

Esta amenaza tuvo con anterioridad eficacia política real, no se trata de "tan solo un relato". Quiero decir: todos estos gobiernos recularon ante las presiones de la gran empresa comunicacional (en alianza con otros poderes permanentes de la sociedad argentina, como la Sociedad Rural, la Iglesia, los residuos dictatoriales de las Policías, el poder incendiario de la derecha peronista).

Los Kirchner advirtieron que la política del siglo xxi se practica no solo en el espacio territorial sino también en el ámbito de la comunicación. Simplemente: la apertura al mundo, su accesibilidad, se trastoca por la presencia dominante de la tecnología comunicacional en la experiencia humana. No se trata de la realidad por un lado y de los relatos por otro. La realidad es un complejo entramado que está compuesto también de relatos, aunque no sólo de ellos. Estas luchas comunicacionales no suplen la presencia territorial clásica, sino que la potencian. Del mismo modo en que la invención de la imprenta significó un aporte tecnológico decisivo para la reforma protestante, porque llevó las Biblias a todas las casas de los creyentes (y traducidas al alemán por el propio Lutero) y cuestionó la mediación del poder eclesiástico romano, así también el salto tecnológico comunicacional que estamos atravesando altera los modos de hacer política.

A fines exclusivamente históricos es muy interesante leer el libro Pecado Original de Graciela Mochkofsky. En este caso no se trata de teorías semióticas, sino de hechos históricos : cómo fue creciendo el poder de incidencia de Clarín en la política argentina, desde los tiempos de Roberto Noble hasta los Kirchner.

5 comentarios:

  1. "Una empresa comunicacional poderosísima como Clarín, con sus satélites y aliados estratégicos, no puede ser tomada como una mera "relatora" de la realidad, sino como una productora de símbolos..."

    Este es un punto fundamental.

    El resultado positivo de una eleccion no demuestra nada en cuanto la influencia de los medios en las decisiones del pueblo. Porque el triunfo en las elecciones podria haber sido màs amplio sin la influencia. Y la cuestion no es solo electoral, cuantas cosas no se pudieron hacer? Pienso en la 125, las elecciones del 2009 o el congreso practicamente paralizado por el bloque mediatico "A".

    Otro punto es que los medios pueden desplegar puntualmente una estrategia erronea. En parte los medios se equivocaron e hicieron muy evidente su juego. Y en parte fue un acierto en esta confrontacion hacer que hagan evidente su juego.

    El poder de los medios me parece que esta en sembrar la antipolitica -"todo" esta mal, "todos" son iguales, "todos" son choros, inseguridad, inseguridad- y luego cosechar los frutos. Cuando actuan tan abiertamente abren mas posibilidades de que puedan ser dañados.

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  2. "Los Kirchner acertaron por primera vez en la historia argentina contemporánea en identificar a los grandes medios como actores políticos y por eso Clarín no pudo doblarles el codo como sí lo hizo con gobiernos democráticos anteriores."

    Así es. Los Kirchner pusieron, inteligentemente, blanco sobre negro.

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  3. Yo no sé si forman o no forman opinión, pero, innegablemente, se esfuerzan.
    A dos días de la elección ya empezó el discurso del miedo (otra vez); ahora con "el peligro" de la modificación de la constitución para facilitar la re-reelección.
    Ayer, por ejemplo, se lo pudo ver a don Tomás Abraham en el programa de Leuco alertando al respecto y sobre lo peligroso de la situación devenida del domingo.

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  4. justo ayer estaba en la casa de mis viejos y lo vi a TA en la tele. daba lástima. me costaba creer lo que estaba escuchando. el tipo hablaba pero no decía nada. era un discurso totalmente hueco, lleno de generalidades y afirmaciones vagas. nada que pudiera ser tomado en serio. daba lástima escuchar hablar así a un tipo que se supone que es "filósofo".

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  5. Concuerdo con Julieta acerca de la sensación penosa que daba Tomás Abraham. Dijo que el kirchnerismo es peligroso y que vamos hacia el chavismo. Me hizo acordar a esas señoras gordas de Landrú o a esa otra señora que dijo que se viene el zurdaje. Lo cierto es que Abraham se siente en peligro. Lo que quizá esté en peligro es su propia imagen de enfant terrible, la que quiso cultivar desde que, en la época de Alfonsín, ocupaba en Buenos Aires el lugar de importador de la figura de Foucault, a quien habría conocido directamente en París. Ya no es un enfant y resulta difícil distinguir su farfullar del de Mariano Grondona.Creo que Grondona es ahora un poco más articulado.

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