viernes, 21 de marzo de 2014

Vampirismo y sensibilidad

Solo los amantes sobreviven, la última de Jim Jarmusch, en el BAFICI




“Cuando separas una partícula entrelazada, y separas a ambas partes una de la otra, inclusive en lados opuestos del universo, si alteras o afectas una, la otra será afectada de manera idéntica”.

por Marc Perilli

Vampiros amantes de la lectura, de la música, de la ciencia y amantes entre sí. Este parece ser el centro de la última película de Jim Jarmusch, Solo los amantes sobreviven.

Se acabaron los vuelos convertidos en murciélagos, los ataques violentos a humanos y la soberbia de la infinita longevidad. Ahora no desperdician energías y vuelan en avión; no consumen directamente la sangre de las venas de los humanos, sino que la pagan como cualquier consumidor pagaría su cena; después de todo es más higiénico y una sangre bien analizada no les causará la muerte en caso de estar infectada.

Tales problemas no le ocurrían al Conde Dracula. Parece ser que la posmodernidad no les sienta bien a estas criaturas que luego de tantos siglos han evolucionado civilizadamente -algo que no se puede decir de los humanos-, si bien mantienen una admiración notable hacia los genios de la ciencia y el arte humanos. De chupasangres pasaron a ser rehenes de una especie que se autodestruye día a día y ellos no tienen más remedio que observar esa decadencia, soñando con aquel pasado ilustre lleno de poetas, músicos, descubridores e inventores con los cuales se relacionaban.

Plagada de guiños literarios y musicales, también es notoria su incitación a la preservación de la naturaleza: sus personajes tienen amplios conocimientos del mundo vegetal y de la capacidad energética del planeta; lo que convierte a la película en una crítica a una humanidad envilecida que ha perdido el rumbo y pareciera decirnos que todo tiempo pasado fue mejor.

Cabe agregarr que Solo los amantes sobreviven, la nueva película de Jim Jarmusch que se verá en el próximo BAFICI, es maravillosa.

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