Giorgio Agamben en su texto "La invención de la epidemia" nos advierte que se puede inventar una epidemia como pretexto cuando se ha agotado el terrorismo como causa para tomar medidas excepcionales. No tenemos dudas de que la invención de pretextos y causas para implementar medidas excepcionales y atropellar los derechos de personas y países es un recurso muy extendido en nuestra sociedad neoliberal. Ahora bien, hay en el texto de GA ciertas líneas que merecerían una lectura atenta.
Una vez inventado el Coronavirus, él está entre nosotros. Los especialistas dicen que es un virus gripal similar a los que conocemos. De allí que GA plantee que hay una desproporción entre la gravedad del virus y las medidas implementadas. Es posible que sea así, pero es de destacar que, al menos en Italia, se dice que el porcentaje mínimo de enfermos graves en una epidemia desatada podría hacer colapsar el sistema de salud. Por lo tanto, las medidas son para reducir las posibilidades de expansión del virus. Eso hace que me permita interrogar la aseveración de GA cuando dice que las medidas de emergencia tomadas son “frenéticas, irracionales y completamente injustificadas”. También cuando dice que "los medios de comunicación y las autoridades se esfuerzan por difundir un clima de pánico”. Sin dudas que los medios de comunicación comercian con el pánico. Lo hacen y lo hicieron siempre irresponsablemente. Pero las autoridades, una vez inventado el virus y la epidemia, están obligadas a tomar medidas. Las medidas que han tomado no sé si son desproporcionadas, pero la responsabilidad de administrar la salud los pone en un aprieto acerca de cómo intervenir cuando se quiere frenar la irradiación del virus. Quizá se pueda leer en el texto de GA cierta sospecha hacia la función del Estado como gobierno en nuestras sociedades. Pero no siempre el Estado está para reprimirnos, aislarnos y controlarnos.
Suscribimos las palabras de GA cuando habla del círculo vicioso entre la invención del peligro y las medidas para salvarnos de ese peligro ya inventado.
Pero podríamos acordar que son los argumentos de la derecha internacional y no necesariamente de todos “los gobiernos”. Porque, en esta eventualidad del CoronaVirus, Marine Le Pen se ocupó de decir en los medios franceses que la epidemia en Italia está fuera de control, así como los opositores Renzi y Salvini quieren aprovechar la emergencia para poder hacer caer el gobierno. Esto supone que es necesario analizar los contextos en los cuales las medidas de emergencia se toman y quiénes lucran como chacales cuando la sociedad entra en pánico.
Veo un ataque a Italia cuando se ataca a este gobierno M5S/PD que, con sus problemas y defectos, está intentando continuar un camino que ponga algún freno a los chacales que quieren hacer que la derecha vuelva a dirigir los destinos de los italianos.
https://ficciondelarazon.org/2020/02/27/giorgio-agamben-la-invencion-de-una-epidemia/
Postdata del editor: Creo que más allá de las especificidades del tratamiento europeo y particularmente el italiano sobre la epidemia al que Lidia se refiere en su texto, sus observaciones acerca de "cierta sospecha hacia la función del Estado como gobierno en nuestras sociedades" es ya un asunto clásico. Así es como toman ciertos pensadores eurocéntricos filoliberales la cuestión del Estado, no como un ámbito en disputa, tal como podemos experimentarlo en la historia latinoamericana -no es lo mismo el estado en manos de Evo Morales que en manos del gobierno golpista que lo derrocó-: y también en Argentina, sino como objeto de una sospecha que siempre avanza para avasallar a las sociedades. Hay un aire de familia entre esta sospecha hacia toda intervención del estado en temas sanitarios y la impugnación que el año pasado hacía Rita Segato acerca de la intervención del "Papá Estado" en las luchas emancipatorias del feminismo. En Argentina sabemos bien que no podemos hablar de un Estado en abstracto, porque no es lo mismo el estado en manos del macrismo, desmontando alegremente todos los programas de salud y protección de los sectores más vulnerables con la excusa neoliberal de bajar el gasto público, que un estado en manos de un proyecto popular que debe hacerse presente allí donde los intereses privados transnacionales solo ejercen un arrasamiento criminal. No da lo mismo cualquier estado. Esto a los europeos y a todo pensador europeocéntrico -aunque viva en la Puna- no les cabe en la cabeza. Me permito hacer este agregado al texto de Lidia porque le da a sus observaciones sobre la política italiana un alcance que nosotros podemos conocer bien.
Segunda postdata: Después de haber recibido el texto inicial de Lidia Ferrari y agregar al final mi primera postdata, el psicoanalista y escritor Jorge Alemán publicó su propio comentario a la posición de Agamben sobre el Coronavirus en la revista digital La Letra Ñ. Su reflexión se halla perfectamente en línea con la conversación iniciada por Lidia Ferrari y seguida por mi primera postdata. Como el texto de Alemán añade mayores precisiones al asunto, me parece valioso agregarlo aquí:
Postdata del editor: Creo que más allá de las especificidades del tratamiento europeo y particularmente el italiano sobre la epidemia al que Lidia se refiere en su texto, sus observaciones acerca de "cierta sospecha hacia la función del Estado como gobierno en nuestras sociedades" es ya un asunto clásico. Así es como toman ciertos pensadores eurocéntricos filoliberales la cuestión del Estado, no como un ámbito en disputa, tal como podemos experimentarlo en la historia latinoamericana -no es lo mismo el estado en manos de Evo Morales que en manos del gobierno golpista que lo derrocó-: y también en Argentina, sino como objeto de una sospecha que siempre avanza para avasallar a las sociedades. Hay un aire de familia entre esta sospecha hacia toda intervención del estado en temas sanitarios y la impugnación que el año pasado hacía Rita Segato acerca de la intervención del "Papá Estado" en las luchas emancipatorias del feminismo. En Argentina sabemos bien que no podemos hablar de un Estado en abstracto, porque no es lo mismo el estado en manos del macrismo, desmontando alegremente todos los programas de salud y protección de los sectores más vulnerables con la excusa neoliberal de bajar el gasto público, que un estado en manos de un proyecto popular que debe hacerse presente allí donde los intereses privados transnacionales solo ejercen un arrasamiento criminal. No da lo mismo cualquier estado. Esto a los europeos y a todo pensador europeocéntrico -aunque viva en la Puna- no les cabe en la cabeza. Me permito hacer este agregado al texto de Lidia porque le da a sus observaciones sobre la política italiana un alcance que nosotros podemos conocer bien.
Segunda postdata: Después de haber recibido el texto inicial de Lidia Ferrari y agregar al final mi primera postdata, el psicoanalista y escritor Jorge Alemán publicó su propio comentario a la posición de Agamben sobre el Coronavirus en la revista digital La Letra Ñ. Su reflexión se halla perfectamente en línea con la conversación iniciada por Lidia Ferrari y seguida por mi primera postdata. Como el texto de Alemán añade mayores precisiones al asunto, me parece valioso agregarlo aquí:
Agamben, el coronavirus y el capricho teórico – Por Jorge Alemán
Por Jorge Alemán*
(para La Tecl@ Eñe)
Desde que Agamben ha decidido que la figura del Campo, el estado de excepción y la nuda vida constituyen las tres figuras del mundo contemporáneo, todo le encaja.
Pero no todos viven en el Campo bajo el estado de excepción ni cada uno es reducido a la vida desnuda y matable.
Ahora le tocó al coronavirus como una ficción instrumental para controlar a la población, y llega a presentarlo de tal modo que da la impresión de que el virus no existiera.
Exagera para dar forma a su teoría tal como lo hizo Heidegger cuando terminó viendo las maquinaciones de la técnica en cada punto de la realidad.
Señalaré solo dos cuestiones
1) Los antagonismos siguen operando y se confrontan a distintas desigualdades; este virus, que sí existe, afectará desigualmente a los sectores de la sociedad subalternos, y lo mismo ocurrirá con los distintos países vulnerables del mundo.
2) Es cierto que el control, las fronteras, los dispositivos de segregación, serán en definitiva colonizados por el orden neofascista que el mundo del capital ya parece necesitar en su futuro desarrollo. Pero sería igual de peligroso que se invite a los sectores desprotegidos a minimizar y relativizar un virus que aún no se conoce en su verdadero alcance.
En este caso el mensaje final es terrible: «ya estamos en los campos de exterminio, nos puede a todos ocurrir cualquier cosa y aquí ya la política no tiene nada que decir».
Este es el impase de su teoría, su capricho, e invito a los seguidores de este pensador que valoro mucho, que ésta vez lo lean como corresponde.
Madrid, 2 de marzo de 2020
Agradezco el trabajo de articular estos comentarios calificados al escrito de Agamben,que me hacia ruido desde poder pensar esta
ResponderEliminarrealidad política latinoamericana . Excelente lo que Lidia Ferrari y el editor y desde otro lugaru, muy agudo apunte de Alemán.