(Raúl Perrone, 2021)
Aviso: esto no es una crítica cinematográfica ni algo que se le arrime, solo unas notas apuradas después de ver PRINC3S4 (que está por verse en Mar del Plata), la {[(siguiente)]} película de 3SCOMBRO5.
Acá se trata de partir del mismo edificio abandonado pero con una cosa de fantasmas japoneses. Podría decir SAMURAY-S, pero no, es otra cosa completamente. Decir japonés es poco, porque en el tercer tercio sobrevienen 20 minutos en los que ya mis ojos no hacen pie: el espacio empieza a desquiciarse, se desmaterializa, las coordenadas x, y, z se pierden, el sueño empieza a arder. Pienso en esos cuadros en los que no se sabe qué hay adelante y qué detrás, arriba o abajo, si pasa todo junto o en mundos paralelos, o es todo el interior de una mente que anoche vio a Kurosawa, se fue a dormir a su edificio en ruinas y sueña mientras el lugar se incendia. El ojo y el oído tienen que actuar de un modo no aprendido para encontrar referencias de las que agarrarse.
La crítica profesionalmente hablando te la debo.
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