miércoles, 14 de septiembre de 2022

Godard: corte final




Hace un día Godard estaba vivo y hoy ya no lo está. Sabíamos que este día llegaría, nos íbamos arrimando de reojo: pero ayer su obra estaba todavía abierta a nuevas posibilidades. Hace unos meses había dicho que tenía dos nuevos proyectos: ""Depende de mis piernas, un poco de las manos y de mis ojos". Ahora ya sabemos que su obra está conclusa. Ya podemos pensarla como una lista numerable y finita. No habrá otro día en el que vayamos a ver "la nueva de Godard".


Ahora sabemos que las últimas palabras que pronuncia al final de Le Livre d'image son las últimas palabras de Godard en el cine. "Aunque no salió como lo esperábamos, nuestras esperanzas no han cambiado. Las esperanzas, como las utopías, son necesarias. Las esperanzas fracasarán muchas veces ahogadas por el enemigo. Renacerán siempre y habrá muchas más esperanzas que hoy. Se extenderán por los continentes. Las ganas de contradicción y resistencia serán las mismas. Al igual que el pasado, las esperanzas serán inmutables. [Acelera el ritmo de sus palabras] Y cuando éramos jóvenes alimentaron [su voz se ahoga, tose] una ardiente esperanza de preguntar. Aunque nada salió como lo esperábamos, eso no cambiará nuestras esperanzas". Todo eso lo dice sobre fondo negro, una vez que pasaron los títulos finales, a modo de epílogo, apremiado porque el tiempo de la película está acabándose. Cuando termina de hablar aparece un fragmento de la escena del baile en El placer de Max Ophüls, un baile frenético en el que el bailarín de apariencia juvenil de pronto de desploma ante la mirada atónita de su partenaire. La secuencia borrrosa, agitada y trunca, da la sensación de colapsar como el bailarín. Un plano negro de un segundo y todo se termina.



Godard, maestro del montaje, se ha especializado en producir una sensación de vértigo formal en los finales de sus películas, convencido de que el tiempo de un corte preciso, sin un solo segundo de más, tiene tanto valor como el acorde apagado al final de una pieza musical. En los segundos finales de sus películas el corazón palpita más rápido porque puede sentirse que todo va acabarse.




Godard eligió morir voluntariamente. La ley de Suiza, su país de residencia, permite la muerte asistida. Sus familiares trasmitieron la noticia de que murió en paz, rodeado de sus seres queridos. "No estaba enfermo, estaba agotado".



Godard, artista del corte, eligió su último plano.





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