por Oscar A. Cuervo (dedicado al Lord)
Otra gran película estrenada en lo que va del año, además de Las horas del verano y Gomorra, también un film político como estos dos. Acá se trata de la escuela pública secundaria francesa contemporánea, llena de inmigrantes provenientes de las culturas más diversas. En un gran porcentaje todo transcurre en la clase de lengua y en menor medida en las reuniones de profesores o de los profesores con los padres de los chicos. La clase de lengua es la ocasión para que tantos hijos de inmigrantes se asimilen a la cultura francesa, pero también el ámbito en el que estallan los obstáculos de esa asimilación y hasta el riesgo de pasar por encima de las diferencias étnicas. La comunicación en el aula reproduce un verdadero campo de batalla por el sentido, entre un profesor joven, progresista y atento a los conflictos que aparecen y un grupo de chicos desafiantes, indóciles, a veces irrespetuosos, pero también de una luminosa inteligencia y una gran necesidad de reconocimiento.
El film no es simplemente un retrato de la escuela francesa, porque ese aula es la caja de resonancia de los más agudos conflictos de la sociedad, más allá de esos muros. Por momentos, los chicos y los profesores parecen atrapados en una situación sin salida y la vieja estructura escolar, con un concepto de disciplina todavía demasiado rígido para el estado de disolución de los lazos sociales y la crisis de la noción de autoridad, no se muestra a la altura de tan complejo desafío. Lo mejor del film de Laurent Cantet es que su planteo político nunca se vuelve moralista, no pretende pedagogizar al espectador con ejemplos positivos, renuncia al esquema de víctimas y victimarios y deja un alto grado de indeterminación acerca de la posibilidad de que la escuela o la sociedad puedan resolver estos conflictos. Ni pesimista ni optimista, ni aleccionador ni acusador, el cine político contemporáneo se vuelve más relevante cuando suscita preguntas.
La eficacia del film se funda también en un claro sentido cinematográfico. Es sorprendente leer en los títulos finales que la película se basa en el libro del profesor François Bégaudeau, que no es otro que el actor que protagoniza Entre los muros. En realidad no se trata de una adaptación literaria, sino de una transposición de la experiencia cercana al documental. Bégaudeau escribió el libro recogiendo su propia experiencia como profesor y luego, junto con el director del film, armaron una situación escolar con altos márgenes para la improvisación, con chicos que tampoco son actores profesionales, a partir de las premisas que el cineasta y el profesor/protagonista planteaban. La cámara en mano se mueve con libertad, captando con nervio admirable las reacciones de los personajes. Las "actuaciones" (si es lícito llamarlas así) son de una frescura que quizá no se hubiera logrado con actores profesionales; el desempeño del profesor/autor/protagonista alcanza una sutileza y una intensidad notables.
Lo bueno de una película como Entre los muros es que invita continuamente a pensar sin bajar línea. La situación de la escuela francesa parece inmensamente mejor que la del sistema educativo argentino, pero hay un punto en que los problemas se parecen.
Otra gran película estrenada en lo que va del año, además de Las horas del verano y Gomorra, también un film político como estos dos. Acá se trata de la escuela pública secundaria francesa contemporánea, llena de inmigrantes provenientes de las culturas más diversas. En un gran porcentaje todo transcurre en la clase de lengua y en menor medida en las reuniones de profesores o de los profesores con los padres de los chicos. La clase de lengua es la ocasión para que tantos hijos de inmigrantes se asimilen a la cultura francesa, pero también el ámbito en el que estallan los obstáculos de esa asimilación y hasta el riesgo de pasar por encima de las diferencias étnicas. La comunicación en el aula reproduce un verdadero campo de batalla por el sentido, entre un profesor joven, progresista y atento a los conflictos que aparecen y un grupo de chicos desafiantes, indóciles, a veces irrespetuosos, pero también de una luminosa inteligencia y una gran necesidad de reconocimiento.
El film no es simplemente un retrato de la escuela francesa, porque ese aula es la caja de resonancia de los más agudos conflictos de la sociedad, más allá de esos muros. Por momentos, los chicos y los profesores parecen atrapados en una situación sin salida y la vieja estructura escolar, con un concepto de disciplina todavía demasiado rígido para el estado de disolución de los lazos sociales y la crisis de la noción de autoridad, no se muestra a la altura de tan complejo desafío. Lo mejor del film de Laurent Cantet es que su planteo político nunca se vuelve moralista, no pretende pedagogizar al espectador con ejemplos positivos, renuncia al esquema de víctimas y victimarios y deja un alto grado de indeterminación acerca de la posibilidad de que la escuela o la sociedad puedan resolver estos conflictos. Ni pesimista ni optimista, ni aleccionador ni acusador, el cine político contemporáneo se vuelve más relevante cuando suscita preguntas.
La eficacia del film se funda también en un claro sentido cinematográfico. Es sorprendente leer en los títulos finales que la película se basa en el libro del profesor François Bégaudeau, que no es otro que el actor que protagoniza Entre los muros. En realidad no se trata de una adaptación literaria, sino de una transposición de la experiencia cercana al documental. Bégaudeau escribió el libro recogiendo su propia experiencia como profesor y luego, junto con el director del film, armaron una situación escolar con altos márgenes para la improvisación, con chicos que tampoco son actores profesionales, a partir de las premisas que el cineasta y el profesor/protagonista planteaban. La cámara en mano se mueve con libertad, captando con nervio admirable las reacciones de los personajes. Las "actuaciones" (si es lícito llamarlas así) son de una frescura que quizá no se hubiera logrado con actores profesionales; el desempeño del profesor/autor/protagonista alcanza una sutileza y una intensidad notables.
Lo bueno de una película como Entre los muros es que invita continuamente a pensar sin bajar línea. La situación de la escuela francesa parece inmensamente mejor que la del sistema educativo argentino, pero hay un punto en que los problemas se parecen.
Hola !
ResponderEliminar¿Cómo va gente de la otra? Soy Dema y escribí un post que analiza una nota del Clarín, una cuyo título dice: "Más gente en las villas: Creció un 25% en los últimos dos años". El post también llegó a Taringa (link) y un usuario en uno de los comentarios dejó el link a su post títulado "La crisis causó una nueva tapa"... Cuestión que así llegué hasta acá.
Me encantó el análisis que hicieron, un pensamiento bien crítico y fundamentado, desmenuzando la nota con los mismos hechos que ella plantea, partiendo de una premisa tan básica como preguntarse: ¿Por qué? Muchas veces tenemos la sensación de que son pocos los que se preguntan por qué, los que intentan pensar... Pero son lugares como los suyos los que nos hacen seguir creyendo que quizás no esté todo tan perdido, ¿verdad?
Yendo al post específico que estoy comentando, el otro día fui al cine y estaba entre ver esta película o el niño pez, terminé viendo la segunda pero se que apenas pueda me meteré a alguna sala a ver entre los muros, me llama la atención.
Les dejo un saludo !
Los voy a linkear a mi blog para leerlos seguido.
Dema.
http://marianodemaria.blogspot.com/
Oscar: definitivamente la grandeza de la pleícula de Cantet radica en eso, en abrir preguntas...¿cómo opera la institución escuela para hacerse cargo de esa frontera indistinguible entre la experiencia colectiva del aula y la vida privada de cada alumno fuera de ella? ¿cómo educar sin hacer uso de algún tipo de violencia? Un cuento de navidad de Desplechin, El silencio de Lorna de lso Dardenne...se perfila un buen año de cine francés o francobelga.
ResponderEliminarUn saludo
Eduardo
Cantet siempre me gustó así que ésta la tengo para ver.
ResponderEliminarMartha
Excelente recomendación. Una película que posibilita pensar.
ResponderEliminarLa adolescencia tiene mucho para decirnos, si sabemos escucharla.
OSCAR: extraño el viejo formato del blog. Te estás aggiornando mucho jaja. Saludos.
ResponderEliminarpd: si queres podemos juntar firmas para que vuelva a ser como antes.
Fede:
ResponderEliminarestá bien extrañar ¡extrañá!
Y junten firmas, que este blog se hace contra el sujeto colectivo...
saludos
Excelente recomendación, la película es impresionante y los chicos -no actores- están geniales.
ResponderEliminarA mí también me impactó mucho la última temporada de The Wire donde se muestra la vida en una secundaria de Baltimore, más marginal y peligrosa que esta francesa.
Encontré en la IMDB más motivos para querer a François Bégaudeau: "Not only is the actor an author and screenwriter, he's also a football columnist and former punk singer."Igual mi personaje favorito es Rachel.
A mi me parece que es imposible educar. Y esto no quiere ser una queje de docente afligida o indignada por como está la educación. Ni siquiera deseo identificarme como docente o educadora. Lo que se ve en la película, y en la vida, es que el aula es un campo de batalla. Pero no se trata de una guerra sorda ni de de una batalla de ideologías o concepto abstractos, esu una lucha cuerpo a cuerpo.Una batalla en la que los contendientes son puestos ahí por las circunstancias. Ayer alguien me decía que lo que se demostraba era que no servía lA escuela como institución para esta época. Es cierto. Pero ojo no hay institución que sirva para esta época. No crean que estoy hablando sólo de mi trabajo, aunque también estoy hablando de eso. Yo creo que la familia es una institución que tampoco sirve para esta época y que seguro la deben estar padeciendo padres e hijos.
ResponderEliminarIgual estamos arrojados en el mundo y no podemos escaparnos de eso. En ese sentido ser docente cada día es un gran desafío. Y no hablo de transformar a los niños ni nada de eso. Pararse delante de 40 personas a la vez es una situación extraña. Todo nuesto ser es puesto a prueba. Somos puestos ante decisiones múltiples y rápidas. Y tenemos que probar nuestra ideología y nuestra ética, a ver si es cierto lo que decimos, a ver si podemos ser buenas personas. Y muchas veces nos equivocamos. Y enseñamos mal y tratamos mal a alguien o hacemos justamente lo contrario de lo que pensamos o de lo que querríamos para nosotros. Si alguien se lo toma en serio ser docente es una experiencia tremenda que marca más la psicología y el cuerpo del propio docente que lo que puede influir sobre ninguna otra cosa.
Ahora bien, creo queel comentario ya es suficientemente largo y además en unos minutos tengo que entrar al aula.
saludos
carmen
No la vi aún. Si puedo voy esta semana.Recién llegué de dar clases y estoy filtrada. Ta mañana.
ResponderEliminarEs una gran película, en total acuerdo Oscar y una forma de mostrar este duro presente de la escuela (las instituciones dice Carmen y tiene razón porque no sólo la educación está en crisis)sin maníqueísmos. Acá se ve y se escucha todo, momentos en que el profesor la pelea y momentos en que muestra sus "agachadas", su claudicación. Los chicos se hacen odiar y querer, muestran una inserción difícil en una Europa que parece querer expulsar, todo lo que sea el Otro, así en mayúsculas, ajenos, extraños, distintos, chapuceando entre la lengua materna y el francés, entre los sueños de sus padres y los de ellos mismos, entre los ideales de belleza y la carnalidad de una inmigración que golpea las puertas de un supuesto paraíso para darse las narices con la exclusión más indigna.
ResponderEliminarNota al pie: los chicos que como dice Oscar no son actores, se comprometieron para filmar esta peli, trabajando muchas horas, manteniendo el interés por meses (pese a lo hastiante que puede ser repetir una toma una y otra vez) cosa que hasta ese momento no pudo lograrse con ninguna materia escolar.
saludos
ha sido un milagro poder conectarme para dejar comentario, blogger está fatal
Lilián
Hola buenas noches,
ResponderEliminaral ser estudiante del profesorado de psicologia, nos han impuesto ver esta pelicula con el fin de analizarla.
me parece una muy buena pelicula, que deja ciertas intrigas y respuestas que uno daria.
pero creo que es una pelicula que a demas de esto, cansa mucho al psicipio, tenia ganas de irme del cine, en la primer clase del profesor.
Bueno, igualmente creo que es una pelicula muy buena para que aprovechen los estudiantes para que puedan analizar jugosamente las decisiones y aspectos vistos en la pelicula.
saludos atte.
Luciana:
ResponderEliminarpero puede ser que ese día que fuiste vos estuvieras cansada, a mí no me cansó en ningún momento. Aparte, quién no es o ha sido estudiante?