jueves, 30 de septiembre de 2010
Correa ya fue liberado
Tras haber estado doce horas secuestrado por los golpistas.
Telesur en La Rosca - Toda la info sobre el golpe en Ecuador
Intento de golpe en Ecuador: Ojo al piojo
La derecha está agazapada en toda Latinoamérica. En Honduras fueron la Corte Suprema y el vicepresidente. En Ecuador, la policía. En todas partes, siempre, las corporaciones mediáticas. Ojo al piojo. Acá entre nosotros también. Solidaridad con el pueblo y el gobierno ecuatoriano y atenti en la Argentina, con las corporaciones golpistas y sus idiotas útiles.
Audio del Presidente Correa denunciando el intento de golpe: En FM La Tribu Noticias
LA TRIBU 88.7 FM Hoy
a las 16hs programa especial en repudio al Intento de Golpe de Estado
en Ecuador. FM La Tribu 88,7 Mhz // www.fmlatribu.com
miércoles, 29 de septiembre de 2010
Rema mi vida
Una luz de luna llena en tus ojos yo vi
el aire huele a rocío en el amanecer
la lluvia borra la huella
lava las lágrimas.
Rema que rema el barquero
rema sin pestañar
rema mi vida
una gota en el mar.
Desde la orilla del tiempo
hacia la eternidad
breve como un suspiro
la vida se va.
Voy navegando el espacio
la barca ya partió.
martes, 28 de septiembre de 2010
Entre Chiquititas y una sociedad que está creciendo
Ahora mismo la Cadena Nacional de Medios Concentrados está completamente Rominayanizada: parece que esta joven actriz muerta prematuramente ocupó un lugar muy importante en la generación que creció viendo Chiquititas, de modo que de momento estamos todos chiquititizados.
Quizá por ese motivo no es posible encontrar mucha información sobre la marcha llevada a cabo hoy por la plena vigencia de la Ley de Medios. Esta sería una evidencia más de lo necesario que es que las comunicaciones se diversifiquen, para que al menos los que no veíamos Chiquititas tengamos otros motivos para interesarnos.
La marcha parece que estuvo linda, si uno traduce la manera sesgada con que previsiblemente la refleja la corporación. La Nación dice que Hebe "atacó a la justicia". Y Perfil: "Escraches a periodistas en la marcha por la aplicación de la Ley de Medios", como si llevar en una pancarta la foto de un empleado de la Corporación fuera un acto de barbarie fascista.
Pero lo lindo del kirchnerismo es que tirando del hilo de la 125 estamos asistiendo a una renovación de la agenda polìtica: las personas se movilizan por una comunicación democrática, se movilizan en estado de alerta contra las artimañas del Poder Judicial que se muestra tan dócil a las presiones corporativas (ahora entiendo un poco más por qué nos decía Pablo Llonto en el número 22 de revista La otra que Lorenzetti tiene toda una vida de encuentros sociales con Magnetto y la viuda de Noble).
Ahora, después de tantos meses de tratamiento Orange Clockwork uno puede traducir que, cuando La nación, Clarín o TN dicen "la Justicia", quieren decir "unos jueces-títeres que responden a nuestros intereses". El vínculo que existe entre la demorada vigencia plena de la Ley de Medios y el berenjenal de recursos cautelares abusivos por parte de jueces de morondanga nos permite tirar abajo la idea un tanto angélica que podíamos manejar hasta hace poco acerca de la "Justicia", como un poder inmaculado que trasciende a los sucios intereses de Política & Negocios. Hasta yo creía que el Poder Judicial era un reaseguro en favor de la vigencia del sistema jurídico. Y ahora estoy viendo que es el poder más monárquico, el más vulnerable a las presiones del establishment, capaz de frenar la aplicación de leyes promovidas por importantes sectores de la sociedad civil, votadas por amplias mayorías de legisladores y promulgadas por el Poder Ejecutivo.
El staff de abogados de Magnetto se fija a qué juez de Dolores o de Caletta Olivia conviene pegarle un telefonazo para que baje de un saque alguna ley incómoda, medida cautelar mediante, para después declararse incompetente. Es una artimaña a esta altura rutinaria, la vienen practicando de manera ostensible en los últimos años. O sea: la mal llamada "Justicia" (es decir la Corporación de Jueces Vulnerables) es un poder tanto o más corrupto que los otros y seguramente menos democratizable que aquellos que cada tantos años deben someterse al sufragio popular.
Lo interesante es que ahora haya movilizaciones políticas que cuestionen también este estado de cosas: tener a un importante sector de la sociedad movilizado poniendo en la mira a estos jueces títeres, someter la noción abstracta de "Justicia" a la más prosaica y concreta de la lucha de clases (los miles de pobres que permanecen detenidos sin condena no gozan de los beneficios de las medidas cautelares dictadas por Jueces Vulnerables). Que esto sea asunto de movilización, que en estas movilizaciones se encuentren la Juventud Sindical, los organismos de derechos humanos, los militantes de la Cámpora, los blogueros k, los Negros de Mierda, organizaciones de piqueteros, artistas populares, tipos sueltos, que sean unos cuantos miles y que estén dispuestos a seguirla: todo esto es una gran noticia.
También es noticia la defección de ciertos grupos políticos que quieren correr al gobierno por izquierda pero se alínean automáticamente con la derecha: en estas movilizaciones por la democratización de la Argentina están ausentes los Claudios Lozanos, los Pinos Solanas, los Víctor de Gennaros, las Victorias Dondas, las Margaritas y otros especímentes que primero abandonan la batalla y luego acusan al kirchnerismo de adueñarse de estas banderas que ellos cedieron.
Lo lindo es que este estado de movilización colectiva deja una experiencia acumulada para una nueva generación de militantes. Contra ellos tendrá que vérselas cualquier delegado de las Corporaciones que pretenda llegar al poder en el futuro.
Llueve
Llueve y no me beses porque
me destiño de tu boca
porque te apunto con la trompa
le erro y no me la banco.
Vengo a velas con el mal del cagón
me tropiezo con mis piernas
gambeteando gente vengo
del placard de otro.
Sigue lloviendo en esta esquina
pero esas sombras no se mojan
por este amor de calle abajo
volver en bondi es la que queda.
Vengo a velas con el mal del cagón
me tropiezo con mis piernas
gambeteando gente vengo
del placard de otro.
domingo, 26 de septiembre de 2010
Surprise me
We'll slow retreat from the soft wet heat
We'll amble down when it's all washed out
The burned up the sold up the fools and clowns
We'll say goodnight to the long day's sky
We'll give our souls up to old July
We'll watch the girl with the long soft sigh
You'll come alive with those late night eyes
And surprise me with everything you do
Untie me with everything you see
We'll weld a piece of the light inside
We'll snap the smiles as the black dogs die
We'll stick with Susie because she's got time
You'll show her how with those late night eyes
And surprise me with everything you do
Untie me with everything you see
Well the sun and the rain enters us hoping blind
That it's loud enough to see
And we all sing…
We'll light the fires when the sun winds down
Coil up retreat to the red white sound
We'll scramble down as they all rush out
The burned up the sold up the fools and clowns
Move through the molecules like you do
Let all the moments go down on you
We'll sleep tomorrow it's nice to do
We'll sleep tomorrow it's nice to do
And surprise me with everything you do
Untie me with everything you see
Well the sun and the rain enters my broken blind
And it's loud enough to see
And we all sing…
sábado, 25 de septiembre de 2010
Mi nuevo hijo
La otra 24, así es como funciona
Ver el video en la cabecera de página.
Estoy harto de escribir, hacer revistas, blogs, seminarios, ciclos de cine, dar clases y espiar en face.
Me voy a dedicar a editar videos.
Y andá a cantarle a Garrel.
Ver el video en la cabecera de página.
Estoy harto de escribir, hacer revistas, blogs, seminarios, ciclos de cine, dar clases y espiar en face.
Me voy a dedicar a editar videos.
Y andá a cantarle a Garrel.
El Faraón Santiago
(sobre el film Santiago de Joao Moreira Salles)
por Alejandro Ricagno
Recuerdo unas manos que se movían en el aire. Recuerdo una voz, y un rostro –pero primero una voz- que intentaba expresarse, exprimirse al borde del histrionismo y hacía esfuerzos por aprovechar cada ocasión frente a la cámara, para que su vida quedara para siempre conservada allí, en el cine, como “la momia de un faraón”. Recuerdo un gesto aristocrático -de esa aristocracia al que este personaje quería, decía haber querido pertenecer; una aristocracia del alma, más allá de la definición de clase- y recuerdo otra voz, imperativa -a veces sorda, seca- que lo impelía a repetir un parlamento, un gesto, una y otra vez; ciega en la búsqueda de ese instante de Verdad Fílmica. Un retrato dentro de otro que se ampliaba, recuerdo. Y otra vez la segunda voz, ya más calma, desde otro tiempo –sí, una voz que filma- mirando ese retrato doble, exhibiendo ese retrato doble y dándole la pincelada final; esa que acaba por organizar la obra; esa que incluye la misma posibilidad de su fracaso. La imperfección que le da vida, alma, y la convierte paradójicamente en perfecta.
Eso es lo que recuerdo de Santiago, el magnífico documental de Joao Moreira Salles, una de las perlas del Bafici 2007 (que ahora se exhibe en la fundación Proa). Un documental en dos tiempos y en mil resonancias.
En 1992, el documentalista Joao Moreira Salles se propone hacer un retrato reportaje de un personaje singular: Santiago Badarotti Merlo, un viejo mayordomo retirado que asistió a familias aristocráticas argentinas y brasileñas, entre ellas la de Moreira Salles. El cineasta rueda seis entrevistas con él. Cree estar realizando un retrato justo de un personaje a todas luces merecedor de un film: culto, refinado, histriónico, así es Santiago quien, entre otras excentricidades, ha dedicado su vida escribir miles de folios con la historia de la aristocracia mundial desde la Antigüedad hasta los Romanov.
En 1994, Santiago muere. En los años siguientes, Salles intenta encontrar el eje y el tono del documental. Sin embargo, el material en crudo se le resiste. No encuentra la película que él creía haber estado rodando. Pasan 15 años. Y Salles redescubre su filme y redescubre a Santiago, interrogándose sobre el cineasta que él era al momento del rodaje, y el cineasta -y la persona- en que se ha convertido hoy. Que podríamos calificar como un cineasta mayúsculo. Y una persona valiente y honesta. Porque si es cierto que un verdadero artista acaba filmando -o escribiendo o pintando o componiendo- de algún modo su propio retrato, Salles logra elevarse sobre sí mismo y mirando críticamente a aquel cineasta que cree en “la objetividad documental”, llega a retratar finalmente a su objeto (el sujeto fílmico Santiago) en la relación de fuerzas (siempre despareja) que el mismo hecho fílmico le había impuesto. En ese movimiento, Salles se autorretrata en las numerosas cajas chinas que el film va abriendo. Y así se encuentran, entonces, los dos Salles; el de 1992 que impone a su retratado un trabajo de autoritaria dirección actoral, forzándolo a ir más allá de sí mismo, y el que ahora mira con afecto a Santiago, que reflexiona y lo ve someterse (y también rebelarse a veces tímidamente) bajo el yugo de aquel Salles que hoy ha dejado de ser.
Salles logra su objetivo (el retrato real de Santiago) descubriéndose a sí mismo, desmontando las trampas del cine, exhibiendo las tomas repetidas, reflexionando sobre los momentos muertos, dejando entrar la voz imperativa del cineasta que en el rodaje no consigue ver ni oír realmente al que pretende filmar. Haciendo cine-ensayo, Salles llega al cine-poesía. Descubriendo y poniendo en evidencia las distancias entre cineasta y sujeto de filmación, incluyéndose él también desde el off del rodaje como objeto sonoro de filmación, y como objeto de reflexión en el off del presente del montaje. Y no sólo nos descubre esa distancia conceptual sino también revela la del Tiempo. (Podría escribirse otro tomo de la imagen-tiempo deleuziana sobre éste documental. Pero también podría escribirse un poema *).
Serge Daney le pedía al cine que le permitiera recorrer la distancia que lo separaba del otro. Al hacerse explícita esa distancia permite el recorrido para que ocurra el Encuentro Real. De otro modo se convierte en un falso encuentro, una mera imposición. El Salles actual descubre, no sin dolor, que no había objetividad posible en su retrato de 1992, porque la distancia impuesta, no era sólo estética sino, ante todo, de clase: él seguía siendo para Santiago, el señorito que el mayordomo había atendido en la infancia, y del que entonces, igual que ayer, recibía órdenes. Si hubiera montado el film ignorando esa fractura, creyéndose su papel de “documentalista objetivo”, su Santiago no hubiera sido más que una explotación fílmica, elegante tal vez, pero no diferente a la que tantos malos documentalistas nos han acostumbrado.
La honestidad de Salles nos acerca más al Santiago persona que al Santiago personaje. Lo que éste calla, lo no dicho entre retomas, sugerido en un gesto de resignado fastidio, eso que hubiera sido suprimido en un documental manipulador, es justamente lo más revelador. El redescubrimiento posterior de esa verdad es lo que logra saltar la fractura, restaurarla, lo que nos permite hacer el camino de Daney por el que Salles, al fin, encuentra a Santiago ¿O es Santiago desde la muerte, desde la vida que le vuelve a dar el film, mejor dicho, el que sale al encuentro de Salles, y por él, al nuestro? Por eso hablé de cajas chinas, de voces que filman, de voces que miran. Por eso me quedan flotando como un perfume esos hechos que forman toda memoria. Es decir. fragmentos.Y dentro de esos fragmentos, sombras que se vuelven luces, modos de recordar una danza de amor, de ética -nunca creería en una ética que no dance-, de belleza; en fin. Como la que finalmente consigue Salles para su faraón Santiago, para toda la eternidad.
* Santiago en el retrato de Moreira Salles
- Un poema médium-
Lo que queda del día
que filmé
es Santiago cansado de mi voz
Es mi voz que ahora recorro en el camino de Santiago
Y su huellas me enuncian frágil
en mi clase no neutral
Nunca dejé de ser el niño que fui
despertado en la noche por las teclas de un mayordomo
que acariciaba a Beethoven
en el desnudo de sus manos de frac
Lo que filmé sobre él,
imponiéndome
sobre su monólogo final
es el silencio gritado por sus manos
escribiendo en el aire
la historia de una imposible familia universal
imperios y linajes que ahora son ceniza
y su voz cenicienta que quiere recordarlos
-yo no escucho, yo filmo y ordeno-
escribirlos en folios
agregarse con derecho de maldito a un pequeño comentario
que los salve de la Historia o del olvido
que tantas veces son lo mismo
Olvidé quienes fuimos cuando dije Acción
y la cámara te tomó como un personaje de cámara
un títere de palacio en mis manos que ignoraban su poder de señor
recién ahora puedo ver mis pasos y los tuyos
títeres pequeños en el retablo inmenso de una mansión
cuya paredes son de Tiempo
Pero te hice vivir sobre las cenizas del que fuimos, Santiago!
unidos y diversos,
diferentes a ambos lados de la película total
tratando de vencer al tiempo
que nos repta
repta y denuncia
otra vez al niño de la casa
despierto en la noche por un sirviente de la música
la música de voces que nadie más escucha
como yo, pobre ingenuo cineasta,
que recién ahora, querido Santiago,
puedo, como un niño,
comenzar a atreverme a escuchar
(Poscriptum:
ninguna toma es la final
y en tu final que nunca acaba
lo que queda de tus días,
es exactamente mi principio...)
Alejandro Ricagno, otoño del 2007
Santiago se exhibe los sábados 25 de septiembre, 2, 9, 16, 23 y 30 de octubre y sábado 6 de noviembre a las 19:00 hs. en el Auditorio de Fundación Proa, Av. Pedro de Mendoza 1929, La Boca, Caminito.
viernes, 24 de septiembre de 2010
jueves, 23 de septiembre de 2010
El nacimiento del amor
Película de amor nº 4
Este sábado a las 19:30 en Lambaré 873
por oac
1) Philippe Garrel es un cineasta que pertenece a una generación "perdida", los jóvenes del Mayo francés: junto con los ya desaparecidos Maurice Pialat (de quien veremos en pocas semanas A nuestros amores) y Jean Eustache (de quien vimos el año pasado Mes petites amoureuses). Garrel tenía 20 años en el 68, y un año antes había filmado su primer largo: Marie pour mémoire. Cineastas del desgarro, llevan a cabo una obra nunca del todo cuajada, un cine del presente en el que obra el tiempo de la historia y la muerte, la experiencia íntima del fracaso exterior. Cineastas sismógrafos del temblor que sobreviene al gran acontecimiento político del 68. El de Garrel es un cine de extrema concretitud, el registro directo de una corporalidad que se resiste a encajar en las letras de molde de la Historia General. Para hacernos ver esos cuerpos hace falta el cine.
El nacimiento del amor (1993) es una de sus películas más hermosas, radiantes y dolorosas, situada en presente estricto de los iniciales años 90, cuando se desencadena la guerra de Irak. Pero no es del nacimiento de la guerra que a Garrel le interesa hablar, sino del nacimiento del amor.
Jean Pierre Leaud, Los 400 golpes, 1959
Para esta película elige a dos íconos del cine moderno de sus juveniles años 60: Lou Castel, aquel terrible adolescente de I pugni in tasca (1965, Marco Bellocchio) de una maldad casi nietzscheana; y Jean Pierre Leaud, el eterno niño desvalido desde Los 400 golpes (1959, François Truffaut) hasta Visage (2009, Tsai Ming-liang). Garrel, al juntarlos en El nacimiento del amor, se inserta en el flujo de una historia cinematográfica que los contiene.
Lou Castel, I pugni in tasca, 1965
2) Dice Adrian Martin en La Poética de Philippe Garrel:
"En las películas de Garrel, las llamadas telefónicas son eventos invariablemente dramáticos (...) son embrujos, logrando un daño demoníaco con el tiempo y el espacio, voces mensajeras de los muertos o de los que morirán pronto, que significan casi lo mismo en estas películas. Thierry Jousse ha sugerido que, en forma creciente dentro del trabajo narrativo de Garrel – el período comenzó conL’Enfant secret en 1982 – existen sólo dos tipos de personajes: los sobrevivientes y los fantasmas. Ambos tipos de personajes están definidos en relación al trauma primario o catástrofe mortal que ocurre durante la ficción de una película o justo antes de ella, o a veces largo tiempo antes de ella –traumas tales como la muerte, separación o tratamientos de electro-shock".
3) Dice Enrich Alberich en Philippe Garrel: Cine en las venas:
"En estos últimos años el trabajo de Garrel se mueve entre la invocación de algunos episodios clave de su experiencia personal -Mayo del 68, la muerte de su musa y compañera Nico- y los motivos recurrentes de siempre: la tentación suicida, la drogadicción, la dificultad de la transmisión intergeneracional, la soledad como estado fundamental, las oscilaciones de los sentimientos... Constantes que en otras manos podrían virar hacia el dejà vu pero que en las suyas adquieren un preciado rasgo de autenticidad gracias a su peculiar tratamiento narrativo, a un tiempo frontal y oblicuo.
"El pasado que angustia, el espectro de Nico y los vaivenes sentimentales vuelven a estar presentes en El corazón fantasma y en El nacimiento del amor.En la primera bajo un barniz menos áspero y con un final más esperanzado. En la segunda con una cámara más trémula y un desenlace abierto a todas las incertidumbres, en un matizado blanco y negro que remite a una vieja, fundacional fragilidad. El cine revelado como arte de la captación del instante, del apresamiento de la verdad huidiza. Una vez más, en El nacimiento del amor la contundencia de las elipsis confirma a su autor como un cineasta esencialista, empeñado en hurgar en las realidades últimas que laten por debajo de las cambiantes apariencias y de las volubles coyunturas. La sombra de Jean Eustache permanece, tutelando desde un más allá que jamás será olvido".
El hombre de al lado
por Martha Silva
Otra película de la dupla que constituyen Mariano Cohn y Gastón Duprat, de quienes vimos El artista, cuyo comentario puede consultarse acá.
En El hombre de al lado siguen en cierto modo retratando el mundillo de las artes plásticas, en especial en las escenas de los amigos de Leonardo, el exquisito diseñador de mobiliario de lujo encarnado en forma eficaz nada menos que por el dramaturgo Rafael Spregelburd.
En un comienzo, ante la entrevista frustrada con una periodista a la que sólo parece interesarle destacar el costado exitista de la actividad de Leonardo, parece que la narración fuera a proseguir criticando lo mismo que el film anterior. Pero en realidad buscan el modo de confrontar el personaje de Leonardo con un vecino que aparecerá constantemente sin ser llamado, tornándose cada vez más persecutorio. El vecino se llama Víctor – Daniel Aráoz, en brillante labor- y sencillamente comienza a cavar una pared en medio de la noche para abrir una ventana que dará al patio de la residencia de Sergio.
Conviene aclarar que la casa que habita Leonardo no es otra que la majestuosa Casa Curutchet, una vivienda de características insólitas que edificara el gran arquitecto Le Corbusier en La Plata, la única construída por él en Latinoamérica. Es decisivo para la película haber podido disponer de este edificio, que intensifica la sensación de intrusión en un ámbito casi sagrado, donde el silencio es altamente valorado.
En medio de la noche hace su aparición el hombre de al lado, pretendiendo abrir una rústica ventana que dé a esta mansión histórica, e interrumpiendo así la privacidad de esta familia aparentemente armónica. En este ámbito comenzará una batalla sórdida, cotidiana, que dificultará al diseñador proseguir con su trabajo, para el cual tiene fecha de entrega.
Lo más convincente que alega el vecino, siempre aclarando que él no es “ningún psicópata” es: “quiero un poquito de ese sol que vos no usás”, párrafo cuyo alcance hay que anlizrar La acción prosigue día a día- algunas escenas se extienden demasiado- mientras se producen una serie de metamorfosis que harán que el diseñador muestre actitudes cobardes, egoístas, fabuladoras, y prepotentes. No es un ser preparado para tolerar la más mínima confrontación: ya se encuentra muy debilitado.
En medio de esa tensión permanente solo diremos que nos ronda el fantasma del Hanecke de Caché...
martes, 21 de septiembre de 2010
Leucocito (con postdata actualizada luego de escuchar el abyecto editorial de Leuco)
por oac
Pelotudo con ganas este Alfredo Leuco. Y además cretino, una combinación fatal. El nabo salió a denunciar a "un bloguero K" que lo amenazó de muerte. Dicho bloguero no es otro que el inefable Lucas Carrasco, un simpático y siempre sorprendente entrerriano que entrevisté hace un año en una noche en La Tribu. Las ocurrencias de Lucas pueden desorientar al más pintado y aquella divertidísima entrevista (que no quedó grabada) la piloteamos como pudimos.
Meses después Lucas apareció en el panel de Duro de Domar, en el que, como era previsible, duró dos o tres días. Definitivamente la tele no es capaz de contener aún a un personaje de la soltura de Carrasco, que manda sus ocurrencias sin filtros, no importa el contexto en el que se desenvuelva.
Parece que hace poco Lucas fue a una de las fiestas que organizan los Negros de mierda y ahí conoció a una chica que lo flechó. Parece. Parece que el amor aún no habría sido correspondido. Parece que Hank Soriano, miembro fundador de los N de M, le comentó a Lucas que la piba estaba hablando con alguien que trabaja en el programa de Leuco (¿Juan Cruz Avila?). Este breve relato que acabo de hacer es una reconstrucción aproximada de los hechos, que podría corregirse si recibo algunas precisiones.
La cosa es que Lucas escribió en su blog una declaración de amor a la chica, en el estilo que le conocemos. Dice Lucas:
"Hank escribe, en la fiesta de los Negros de Mierda, que hay algo más bajo que ser Alfredo Leuco, y es trabajar para Alfredo Leuco. Me hace reír, obvio. Hasta que supe, y esto es imperdonable, que Agustina, que está en el rincón, hablando con un gil, sí, que trabaja con Leuco. Ese, un gil. Voy a juntar gente, irme a la puerta de canal 26, hacerle un escrache. Si me la enamorás a Agustina, ay, dios.
"Voy a matar a todos. No va a quedar ninguno vivo. Este post servirá de prueba. Voy a entrar con una metralleta a ese programa. Voy a matar a todos. Agustina, por dios, sos la mina más linda del mundo, no podés, ok, te entiendo que no me des bola, por eso, porque sos la más linda del mundo, en ésa te banco, ahora bien, convengamos; con ese gil no. No y no. Necesito ayuda. Solidaridad. Ay, Agustina, querida. Si lo ven en la calle, es ese nabo que señala una pantalla gigante, y Leuco lo mira desconcertado, debe ser el hijo del gerente del canal, no sé, no importa, pero Agustinita, dejate de joder. Por dios. Voya matarlos a todos, lo juro".
¿Ustedes pueden creer que el pelotudo de Leuco salió a denunciar que fue amenazado de muerte por un "bloguero K" y que la pelotudez fue inmediatamente levantada por Clarín? Acá. Dice el salame cordobés:
"Lamento tener que dar esta noticia el día de la primavera, pero es muy grave y no la puedo dejar pasar. Lucas Carrasco, integrante del aparato de comunicación kirchnerista, me amenazó de muerte y prometió ir con una metralleta al Canal 26 para matarnos a todos".
Así están las cosas hoy en Argentina. La noticia seguramente rebotará en los medios del Grupo Prisa y la CNN. Los editoriales de Clarín, La Nación, Quintín, Gustavo Noriega y Ernesto Tenenembaun hablarán consternados de la dictadura K. A falta de una fórmula opositora, la corporación mediática hace lo que puede.
Postdata: increíble: por la broma de Lucas Carrasco el nabo de Leuco está queriendo implicar a Anibal Fernandez, mostrando una foto de ellos juntos. El salame cordobés menciona también a Cabandié y a Máximo Kirchner porque en la foto Carrasco está junto a una chica que milita en la Cámpora. Dice el nabo: "voy a leer lo que escribió Carrasco, si puedo terminar antes de que llegue la metralleta". Por supuesto que no lo lee completo, para que no quede claro de qué se trata. Qué gil hijo de puta. Pocas veces vi una bajeza semejante.
lunes, 20 de septiembre de 2010
El corazón fue hecho para ser roto
(como todas las cosas) *
* Le robé este título a Ricagno, quien a su vez se lo robó a Oscar Wilde.
por oac
Mi corazón no fue hecho para soportar este mundo, pero aquí estamos, no sé cómo pero estamos, ya en primavera. Debe ser el juego interminable de la muerte y la regeneración, células dañadas, células regeneradas, el gran ciclo de las mutaciones del I Ching. El Juego es sólo un juego y desde el punto de vista del Tao cada cosa es absorbida en el fondo indiferente del Todo y el equilibrio al final se restituye. Mientras tanto aquí yo, que no llegaré a presenciar el equilibrio restituido, esta sensación es lo más real para mí, un agujero en la izquierda del pecho por el que todo se fuga y el recuerdo de una sola cosa me come. Existencialismo pop para los otros, la única realidad es la verdad para mí.
Ayer fue antojo de canciones del corazón. Nadie me sabe explicar por qué el corazón es el órgano más cantado del cuerpo, después de todo tiene un repertorio de respuestas monótonas, el corazón sólo sabe acelerarse y desacelerarse: cuando siento una tristeza terminal, cuando me alegro, al angustiarme, cuando me asusto, al recordarte, cuando corro el colectivo, cuando me despierto en medio de un sueño el corazón sólo se acelera, después se desacelera y así sucesivamente hasta el día en que se detiene definitivamente.
Veamos qué cosas dicen las canciones.
El triunfo de un corazón
Los nervios estan enviando señales estremecedoras
a través de mis dedos.
Las venas soportan
la sangre que chorrea impulsivamente.
Es el triunfo de un corazón que lo dio todo
lo dio todo.
Es el triunfo de un corazón que lo dio todo
lo dio todo.
Los troncos obstinados de mis piernas
sirven como senderos de mi combustible favorito
subiendo hacia mis riñones
que celebran
el triunfo de un corazón que lo dio todo
el triunfo de un corazón que lo dio todo.
Los suaves, dulces, aterciopelados y rojos pulmones
están empujando una red de oxigeno
jubilosamente
a traves de la nariz a través de la boca
pero todo celebra lo que nos trae al triunfo
de un corazón que lo dio todo
lo dio todo.
El triunfo
de un corazón que lo dio todo
lo dio todo.
Meu coração vagabundo
Mi corazon no se cansa
de tener la esperanza
de un día lograr todo eso que quiere.
Mi corazón de chiquilín
no es sólo el recuerdo de una silueta feliz de mujer
que pasó por mis sueños sin decir adiós
y que hizo de mis ojos
un llorar más sin fin.
Mi corazon vagabundo
quiere guardar el mundo en mí.
Mi corazon vagabundo
quiere guardar el mundo en mí.
Creo que necesito un corazón nuevo
El tiempo está detenido
Todo lo que puedo sentir es el detenimiento del tiempo
mientras dejás las llaves y decís “no me llames por favor”
y en la radio suena:
“Creo que necesito un corazón nuevo”
“Creo que necesito un corazón nuevo”.
Vos también mentiste, pero se sabe
que yo no puedo decir la verdad
porque todo me sale mal
a menos que lo ponga en una canción.
Entonces la radio pasa
“Creo que necesito un corazón nuevo”
solamente para vos
“Creo que necesito un corazón nuevo”.
Porque siempre te digo “te amo”
cuando quiero decir “apagá la luz”.
Y digo “huyamos”
cuando sólo quiero decir “quedate esta noche”.
Pero las palabras que querés escuchar
nunca las escucharás de mí
nunca diré “felíz aniversario”
nunca me quedaré para decir “felíz aniversario”
entonces creo que necesito un corazón nuevo
creo que necesito un corazón nuevo
creo que necesito un corazón nuevo.
Dame tiempo.
Lista completa de las canciones y poemas escuchados ayer en la radio: Corazón delator - Soda Stereo, Corazón de hormigón - Charly García y Palito Ortega, Himno de mi corazón - Los Abuelos de la Nada, El hígado mal y el corazon roto - Tom Waits, Ay corazoncito -Tonolec, En la carpeta - Juan Gelman, Endecha I - Alejandra Pizarnik, Corazón contento- Palito Ortega, Forgetful heart - Bob Dylan, Dejaste ver tu corazón - Spinetta-Paez, Una canción - Cátulo Castillo, Meu coração vagabundo - Caetano Veloso y Joao Gilberto, I think I need a new heart- Magnetic Fields, Epitaph for my heart - Magnetic Fields, Con el corazon errante - Alvy Singer, Hablando a tu corazón - Tango, Triumph of a heart - Björk, Corazón, corazón - Chavela Vargas, Corazón Partío - Alejandro Sanz, Devil in the heart - The Beatles, Quien fuera (Corazón), Silvio Rodríguez.
* Le robé este título a Ricagno, quien a su vez se lo robó a Oscar Wilde.
por oac
Mi corazón no fue hecho para soportar este mundo, pero aquí estamos, no sé cómo pero estamos, ya en primavera. Debe ser el juego interminable de la muerte y la regeneración, células dañadas, células regeneradas, el gran ciclo de las mutaciones del I Ching. El Juego es sólo un juego y desde el punto de vista del Tao cada cosa es absorbida en el fondo indiferente del Todo y el equilibrio al final se restituye. Mientras tanto aquí yo, que no llegaré a presenciar el equilibrio restituido, esta sensación es lo más real para mí, un agujero en la izquierda del pecho por el que todo se fuga y el recuerdo de una sola cosa me come. Existencialismo pop para los otros, la única realidad es la verdad para mí.
Ayer fue antojo de canciones del corazón. Nadie me sabe explicar por qué el corazón es el órgano más cantado del cuerpo, después de todo tiene un repertorio de respuestas monótonas, el corazón sólo sabe acelerarse y desacelerarse: cuando siento una tristeza terminal, cuando me alegro, al angustiarme, cuando me asusto, al recordarte, cuando corro el colectivo, cuando me despierto en medio de un sueño el corazón sólo se acelera, después se desacelera y así sucesivamente hasta el día en que se detiene definitivamente.
Veamos qué cosas dicen las canciones.
El triunfo de un corazón
Los nervios estan enviando señales estremecedoras
a través de mis dedos.
Las venas soportan
la sangre que chorrea impulsivamente.
Es el triunfo de un corazón que lo dio todo
lo dio todo.
Es el triunfo de un corazón que lo dio todo
lo dio todo.
Los troncos obstinados de mis piernas
sirven como senderos de mi combustible favorito
subiendo hacia mis riñones
que celebran
el triunfo de un corazón que lo dio todo
el triunfo de un corazón que lo dio todo.
Los suaves, dulces, aterciopelados y rojos pulmones
están empujando una red de oxigeno
jubilosamente
a traves de la nariz a través de la boca
pero todo celebra lo que nos trae al triunfo
de un corazón que lo dio todo
lo dio todo.
El triunfo
de un corazón que lo dio todo
lo dio todo.
Meu coração vagabundo
Mi corazon no se cansa
de tener la esperanza
de un día lograr todo eso que quiere.
Mi corazón de chiquilín
no es sólo el recuerdo de una silueta feliz de mujer
que pasó por mis sueños sin decir adiós
y que hizo de mis ojos
un llorar más sin fin.
Mi corazon vagabundo
quiere guardar el mundo en mí.
Mi corazon vagabundo
quiere guardar el mundo en mí.
Creo que necesito un corazón nuevo
El tiempo está detenido
Todo lo que puedo sentir es el detenimiento del tiempo
mientras dejás las llaves y decís “no me llames por favor”
y en la radio suena:
“Creo que necesito un corazón nuevo”
“Creo que necesito un corazón nuevo”.
Vos también mentiste, pero se sabe
que yo no puedo decir la verdad
porque todo me sale mal
a menos que lo ponga en una canción.
Entonces la radio pasa
“Creo que necesito un corazón nuevo”
solamente para vos
“Creo que necesito un corazón nuevo”.
Porque siempre te digo “te amo”
cuando quiero decir “apagá la luz”.
Y digo “huyamos”
cuando sólo quiero decir “quedate esta noche”.
Pero las palabras que querés escuchar
nunca las escucharás de mí
nunca diré “felíz aniversario”
nunca me quedaré para decir “felíz aniversario”
entonces creo que necesito un corazón nuevo
creo que necesito un corazón nuevo
creo que necesito un corazón nuevo.
Dame tiempo.
Lista completa de las canciones y poemas escuchados ayer en la radio: Corazón delator - Soda Stereo, Corazón de hormigón - Charly García y Palito Ortega, Himno de mi corazón - Los Abuelos de la Nada, El hígado mal y el corazon roto - Tom Waits, Ay corazoncito -Tonolec, En la carpeta - Juan Gelman, Endecha I - Alejandra Pizarnik, Corazón contento- Palito Ortega, Forgetful heart - Bob Dylan, Dejaste ver tu corazón - Spinetta-Paez, Una canción - Cátulo Castillo, Meu coração vagabundo - Caetano Veloso y Joao Gilberto, I think I need a new heart- Magnetic Fields, Epitaph for my heart - Magnetic Fields, Con el corazon errante - Alvy Singer, Hablando a tu corazón - Tango, Triumph of a heart - Björk, Corazón, corazón - Chavela Vargas, Corazón Partío - Alejandro Sanz, Devil in the heart - The Beatles, Quien fuera (Corazón), Silvio Rodríguez.
domingo, 19 de septiembre de 2010
Ya no espero que se abran tus ojos pero tampoco...
Un señuelo
hay algo oculto en cada sensación
ella parece sospechar
parece descubrir
en mi debilidad
los vestigios de una hoguera.
Oh, mi corazón se vuelve delator
traicionándome.
Por descuido
fui víctima de todo alguna vez
ella lo puede percibir
ya nada puede impedir
en mi fragilidad
es el curso de las cosas.
Oh mi corazon se vuelve delator
se abren mis esposas.
Un suave látigo
una premonición
dibujan llagas en las manos.
Un dulce pálpito
la clave íntima
se van cayendo de mis labios.
Un señuelo
hay algo oculto en cada sensación
ella parece sospechar
parece descubrir
en mí que aquel amor
es como un océano de fuego.
Oh mi corazón
se vuelve delator
la fiebre volverá
de nuevo.
Un suave látigo
una premonición
dibujan llagas en las manos.
Un dulce pálpito
la clave íntima
se van cayendo de mis labios
como un mantra
de mis labios
de mis labios.
sábado, 18 de septiembre de 2010
MI mano en mi pena
Que pienso en Elena
y me acuerdo de Irene,
que pienso en Irene,
me acuerdo de Elena,
mi pene se apena,
se apena mi pene.
Y una mano amena
mi pene sostiene,
no es mano de Irene,
no es mano de Elena,
es mi mano en pena,
es mi mano en pena.
Lo malo que tiene
es que no es tan buena
como la de Irene,
como la de Elena,
pero me entretiene,
pero me entretiene.
Para eso conviene
pensarse una escena
donde salga Irene,
donde salga Elena,
en plena faena,
en plena faena.
Y así, vena a vena
se llena mi pene
de ausencia de Irene,
de ausencia de Elena,
y no se retiene.
Me voy, que me viene.
viernes, 17 de septiembre de 2010
Visuales VI
Caminante ante un mar de niebla
(Caspar David Friedrich, 1818)
por Liliana Piñeiro
El resplandor hace visible lo invisible. Entre la niebla, de cara al viento el caminante lee los signos de la Naturaleza.
Se adivina su temor y su temblor: algo de lo humano se desdibuja frente a lo inabarcable.
Es nuestro paso tan pequeño? Caminamos a destiempo de Dios?
A cada milagro su pregunta.
(Caspar David Friedrich, 1818)
por Liliana Piñeiro
El resplandor hace visible lo invisible. Entre la niebla, de cara al viento el caminante lee los signos de la Naturaleza.
Se adivina su temor y su temblor: algo de lo humano se desdibuja frente a lo inabarcable.
Es nuestro paso tan pequeño? Caminamos a destiempo de Dios?
A cada milagro su pregunta.
jueves, 16 de septiembre de 2010
Angeles caídos, amores líquidos
por oac
Wong kar Wai es uno de los nombres claves de la renovación estética del cine contemporáneo llevada a cabo en la década del 90. Después de unos deplorables años 80 para el cine mundial, la renovación vino de países periféricos. Wong Kar-wai llegó desde Hong Kong, un punto de cruce de tradiciones culturales diversas: oriente y occidente, películas industriales y películas de autor. El cine de Wong abreva en todas las fuentes posibles (cine de género, melodrama clásico, noir, nouvelle vague, música pop, folletín, Manuel Puig) pero la combinación es tan singular que su estilo es reconocible en unos pocos minutos de cualquiera de sus películas.
En Buenos Aires se hizo conocido por un par de películas que representan claramente las dos vertientes de su filmografía:
1) Happy together (filmada en Argentina a mediados de los 90, collage urbano contemporáneo, de estética low fi, alrededor de vínculos amorosos precarios e insatisfactorios);
2) poco después se estrena su obra maestra: Con ánimo de amar (melodrama retro impregnado de sensualidad y boleros, de imagen pulida y puesta en escena preciosista, elegida por La otra como una de las películas de la década 00).
Ambas vertientes tienen elementos temáticos y formales en común:
- el tema de los amores imposibles, siempre frustrantes, más pasionales en los films retros y más descomprometidos en las películas urbanas contemporáneas;
- una distorsión del tempo narrativo, con bruscas aceleraciones y ralentis que responden a procesos interiores de los personajes;
- una manierismo visual que diseña la imagen hasta en sus más mínimos detalles, jugando con texturas, colores, movimientos y formas; este tratamiento visual determina siempre el mood de sus películas, que combinan sensaciones muy precisas con líneas narrativas más vaporosas. Wong es un consumado sensualista del cine, en el que, por sobre la desdicha inevitable de sus personajes se impone el goce estético de la mirada.
Fallen angels pertenece a su vertiente contemporánea urbana y puede considerarse el "lado B" de Chunking Express; de hecho su trama doble (dos historias de des-amor que en determinado momento se cruzan) es un desprendimiento de la trama también doble de Chunking Express. No cuesta mucho trabajo pensar ambas películas como una unidad, si bien es cierto que Chunking... es más ligera y optimista, más cercana al género comedia, y Fallen angels es más melancólica y más cercana al noir (lo que bien corresponde a un auténtico "lado B").
Los personajes de Fallen angels se hallan en un momento de detención existencial (que puede durar días o años), tratando de salir adelante sin acertar los caminos, heridos de amor, desconfiados, con miedo a entablar vínculos fuertes, enredados en una inercia afectiva que aceptan como algo habitual. Son jóvenes de empleos tan precarios como sus afectos, que se mueven en el espacio ajeno y abigarrado de la ciudad posmoderna. Muchas veces las canciones son el único remanso de sus jornadas.
miércoles, 15 de septiembre de 2010
¿Cómo bailas hoy, Federico?
(Tutto Fellini! en la Lugones)
por Alejandro Ricagno
Cuando se anunció que la sala Lugones del Teatro San Martín programaría la filmografía completa de Fellini -¡en copias nuevas completas y en fílmico!-, me dije: oportunidad para rever en pantalla grande algunas joyas que no disfruto en su formato original desde hace años, como Amarcord, o Fellini Roma, o la increíble Los payasos, por ejemplo. Pero a la vez me pregunté: ¿y aquellas que no me gustaron mucho cuando las vi, y que son invisibles en video o DVD (Satyricon, Casanova, La ciudad de las mujeres)? ¿qué me parecerán, ahora? Y aquellas otras, más datadas como Ocho y medio o La dolce vita, ¿seguirán siendo datadas o por gracia del tiempo mismo habrán rejuvenecido milagrosamente? Porque, tanto como es cierto que de todas las artes ninguna envejece tan rápido como el cine, también es cierto que hay films (pocos) que, datados en un momento, se reponen con fuerza a su propia edad y resurgen una, dos décadas después, toadamente rejuvenecidos.
Alguna vez trataré de ser mas claro sobre este punto.
Porque esta es una verdad revelada y no puede explicarse.
Con excepción del corto Agenzia matrimoniale, del film colectivo Amore in cittá -que junto a sus otros cortometrajes, el divertido La tentaciones del Doctor Antonio, de Bocaccio 70, y el genialmente oscuro Toby Dammit de Historias extraordinarias, se pasan el domingo próximo- he visto toda su filmografía. Y siempre en cine.
Por cuestiones generacionales, su primeros films -esto es hasta Amarcord, que es del 73, pero que vi apenas dos años después- los he visto en funciones de reposición en la vieja Cinemateca de Hebraica en los 70, en la misma Lugones, en cine clubs de barrios, incluido el propio que tenía en Bernal. De hecho, mi primer Fellini, fue en el 74, a los 12 años, en el bien amado cine club Skermo, en Quilmes. Era nada más y nada menos que La Strada, película con que mis viejos machacaban durante mi niñez como una de las mejores de la historia del cine. Y tenían razón. Zampanó y Gelsomina y la música de la trompeta de Nino Rota, marcaron para siempre mi temprano corazón cinéfilo.
La vi miles de veces, desde entonces. En cine, en video, en dvd, en tele. La última vez había sido para escribir un artículo que se incluyó en un libro homenaje a Fellini, cuando se cumplían dos años de su muerte. Los sueños de la memoria, se llamó la compilación a cargo de Lugi Volta editada por Corregidor en el 96; un libro que he perdido. Pedido al amable lector: si alguien lo llega a tener o encontrar en una mesa de saldo, avísenme. Porque hoy no sé qué decía yo en ese artículo del que solo recuerdo tema y el título: "Un maravilloso colibrí; Giuletta Masina en la obra de Federico Fellini". Supongo que sería una suerte de homenaje más literario que analítico, más fervoroso que distanciado, y absolutamente fanatizado por la imagen angélica de Giuletta Masina. Desde el descubrimiento de Gelsomina, he sido fanático de Giuletta; desde Luces de Varieté hasta Ginger y Fred, incluso en el film más fallido de la dupla, Giulietta de los espíritus.
Cabiria
¿Ven, lo que ella consigue? Ayer volví a ver a Gelsomina diciendo: il matto esta male y se me caen las lágrimas y hace me vaya de tema. O no. Porque comprobé que La Strada resiste todavía. Y uno no puede dejar de emocionarse, ni con ella ni con el llanto final de Zampanó.
Para los que no la vieron nunca, preparen los pañuelos con Las noches de Cabiria.
Decía que me iba de tema. O no. Porque el tema tiene que ver con la revisión de los clásicos personales. Y para mí, Fellini es un clásico personal. Incluso de aquellas obras que no me gustaron del todo, como Giuletta, o que las directamente cuasi aborrecí como Casanova y Las voces de la luna. Yo esperaba los estrenos de Fellini como algunos esperan que su equipo salga campeón, o como algunos esperan hoy el próximo Spielberg, o tal vez el próximo Cameron.(Podría ser peor: como esperar con ansiedad el próximo film de los hermanos Farrelly). Las veía en salas de estreno, y volvía verlas en cine cuandolas volvían a pasar. Mientras mitigaba la espera del próximo estreno y volvía verlas en cine cuando las volvían a pasar. Mientras mitigaba la espera del próximo estreno, frecuentaba la reposiciones de las películas de su periodo anterior: el que va de los años 50 a los 70: La Strada, Los inútiles, La dolce vita, Ocho y medio. Es decir, me volvía compinche del Fellini de antes de que yo naciera. Y luego me acompañaron casi al compás de mi vida Amarcord, Los payasos, Roma (ésta es del 72 y la vi unos cuatro años después) y todo lo que vino de ahí en más.
Quiero decir: yo era contemporáneo de cierto mundo que Fellini retrataba todavía, o mejor dicho, era contemporáneo de un mundo perdido que Fellini soñaba por aquellos años, que podíamos caracterizar como “los años oníricos”. Sueños que podían ser amables, nostálgicos y agridulces como en Amarcord, o de cierto extrañamiento como en Roma, o directamente rozar la pesadilla como La ciudad de las mujeres o Ensayo de orquesta.
Fui contemporáneo del cine de Fellini cuando hacía “películas de Fellini”. Del Fellini que a veces se repetía, que parecía no querer ese mundo de la contemporaneidad, que yo por entonces estaba descubriendo. Creo que Fellini, con su nostalgia de un mundo perdido, en mi adolescencia, me adelantó mi propia nostalgia. No es que “me la hizo comprender”; me la adelantó, literalmente. Y una nostalgia de no se sabía qué. Una nostalgia ajena que se volvía personal. No sé si eso es bueno. No sé si está bien. No sé si agradecérselo o mandarlo a la mierda. Creo que ambas cosas a la vez. Y sé que eso es inseparable de una manera sanguínea de mi educación cinéfila. Y hasta de mi educación onírica. Uno sueña distinto después de ver a Fellini. Y también eso marca una diferencia.
Con la llegada del video home, y las cada vez menos frecuentes reposiciones en sala, sumado al desgaste de las copias en fílmico disponibles en el país, dejé de ver a Fellini en pantalla grande. Y cuando las veía en video, salvo excepciones, me enojaba. No sentía esa vibra. Cuando daba clases a alumnos en una TV chica, con alguna película suya, les decía que iban a ver un “Fellini de bolsillo”. Y que ese Fellini, entonces, era un “Fellini por la mitad”, un ocho y medio, sin el ocho. No con todas sus películas sucede esto. El primer periodo, más cercano al neorrealismo, se puede ver en cualquier pantalla, en cualquier soporte, sin que pierda fuerza. Pero creo que partir de La dolce vita, la Experiencia Fellini debe ser en cine y con la textura del fílmico, es inigualable. Con Tarkosvski me pasa lo mismo. Celuloide y pantalla entera. O Nada. O, para no parecer un viejo choto, en un high definition de puta madre, cosa que me parece imposible. Y hasta antifelliniana, ahora que lo pienso. Federico reclama su cine en el cine. Con público.
Pero esta nota que va y viene, y es que no tiene claro adonde apunta- más allá del deseo de los fellinianos y los antifellinianos -que los hay: una vez Axel Kutchevasky, el productor de El secreto de sus ojos, el adaptador al “argento” de la sitcom Casado con hijos, me dijo, en la época que regenteaba el video club Mondo Macabro, que había más cine en una del chanta de Jesús Franco que en cualquiera de Fellini. Y muchos consumidores de cine trash, lo sé, huyen como de la peste de Fellini, (cine viejo, dicen), sobre todo el del primer período. Alguna de esa clase de gente da clases de cine. ¡Transmiten eso a los pendejos futuros cineastas o futuros críticos! ¡¡¡Dio mio!!! Fin de le enésima digresión. Más allá del deseo, decía, de que la mayor cantidad de gente posible, revea o vea por primera vez en pantalla grande la obra del mago de Rímini, esta nota no quiere parecerse al último Fellini. Uno que ya no quiere ni comprende a este mundo, y se refugia cada vez más en la nostalgia del propio pasado. Esta nota se revisa a si misma mientras es escrita.
Amarcord
Por eso: no creo que toda la obra de Fellini se conserve fresca y cautivante con la misma potencia. Me pregunto qué impresión me dará el viernes La dolce vita, que cuando la vi por primera vez ya era un clásico, y pese a sus muchas escenas irrepetibles, icónicas, inolvidables, a mí, consumidor de pasados ajenos, ya me parecía por entonces, a mediados de los 70, como un Gran Película Datada. (Aunque acabo de comprobar que Luces de varieté y La strada hacen reír y emocionar todavía a una platea llena que, cosa curiosa, aplaudió las dos veces en el final de la proyección. ¿Su periodo neorrealista estará más vivo que el de los años 70? Pero Amarcord es posterior y vive siempre que se proyecte donde se la proyecte. Incluso y sobre todo en la memoria. Y contra la memoria. Se renueva, quiero decir. Y el que diga que no, es ciego y no pregunta por el aspecto de un barco en alta mar. O está muerto. Otra no hay.
Los payasos no tiene fecha de vencimiento ni de filmación. Miren si no el fragmento al final de esta nota. Que va y viene, discontinua. Un circo de ideas, de imágenes.
¿Entonces? ¿El Fellini de los 70 y el de los 80 es solamente un fantasma del pasado?
No. Esperen unos días y les digo claramente, confusamente, che cosa é.
Toby Dammit
Creo, decía, que no toda su obra vibra hoy de la misma manera. Pero siempre vibra. Episódica, lateralmente. Creo que su última etapa, con excepción de esa gran elegía que es Ginger y Fred, roza la autocaricatura, pero con mucho de crueldad y de piedad al mismo tiempo, como en La entrevista en el recuento de Mastroianni y Ekberg. Incluso en sus films más expresamente negros, desagradables y desangelados (La ciudad de las mujeres, Casanova, Las voces de la luna) hay secuencias, raptos de una imaginería irrepetible, exuberante, única. El baile final de Casanova con la muñeca, que vale toda la película, es un ejemplo.
Entonces verlas, sí, todas, verlas todas otra vez, me digo. Y les digo. Sobre todo, a los que no se criaron con Fellini, a ver qué pasa. A ver qué les pasa. Porque algo, seguro, les va pasar.
En el corto La Riccota de Pasolini (episodio de clara influencia felliniana, por otra parte) éste la hace decir a Orson Welles en el papel de director que en su opinión “Fellini, baila”. Se trata, entonces de ver cómo vuelve a bailar hoy Federico. Para quienes. Cómo bailamos los que vivimos media vida con él y sus circos, gordas y fantasmas. Y cómo los que vivieron juntos (como mis viejos) la vida entera con sus películas. Y sobre todo aquellos que (para mi alegría, e imagino, también del propio Federico) comienzan a verlo bailar y quedan también embelesados. Como mi amigo Benjamín, el cinéfilo chileno, al que está dedicada esta nota, que tiene 20 años y quiere que esta retrospectiva no termine nunca. Quiere que Fellini, desde donde sea, siga filmando…
También desde aquí, invito a aquellos, mis enemigos, los del prejuicio antifelliano.
Caros míos, véanlas. Porque estoy seguro de que en alguna secuencia no podrán dejar de estar como en un sueño, sin saber dónde, perdidos, en una neblina acompañada de la música de Nino Rota como guía. Puede que sean dos, tres minutos, en una película de dos horas. Después, si quieren, de vuelta a casa, pueden alquilar Avatar, para olvidar aquellos sueños demasiado humanos. Pero apuesto a que los restos diurnos fellinianos tienen más fuerza que la animación ecológica.
(Después de la revisión completa del ciclo, prometo seguir escribiendo sobre esto.
De la revisión de los clásicos de la mía gioventú.
No era la megliore.
Tan solo una gioventú).
Datos completos del ciclo acá.
por Alejandro Ricagno
para Benjamín, felliniano de nueva generación
Cuando se anunció que la sala Lugones del Teatro San Martín programaría la filmografía completa de Fellini -¡en copias nuevas completas y en fílmico!-, me dije: oportunidad para rever en pantalla grande algunas joyas que no disfruto en su formato original desde hace años, como Amarcord, o Fellini Roma, o la increíble Los payasos, por ejemplo. Pero a la vez me pregunté: ¿y aquellas que no me gustaron mucho cuando las vi, y que son invisibles en video o DVD (Satyricon, Casanova, La ciudad de las mujeres)? ¿qué me parecerán, ahora? Y aquellas otras, más datadas como Ocho y medio o La dolce vita, ¿seguirán siendo datadas o por gracia del tiempo mismo habrán rejuvenecido milagrosamente? Porque, tanto como es cierto que de todas las artes ninguna envejece tan rápido como el cine, también es cierto que hay films (pocos) que, datados en un momento, se reponen con fuerza a su propia edad y resurgen una, dos décadas después, toadamente rejuvenecidos.
Alguna vez trataré de ser mas claro sobre este punto.
Porque esta es una verdad revelada y no puede explicarse.
Con excepción del corto Agenzia matrimoniale, del film colectivo Amore in cittá -que junto a sus otros cortometrajes, el divertido La tentaciones del Doctor Antonio, de Bocaccio 70, y el genialmente oscuro Toby Dammit de Historias extraordinarias, se pasan el domingo próximo- he visto toda su filmografía. Y siempre en cine.
Por cuestiones generacionales, su primeros films -esto es hasta Amarcord, que es del 73, pero que vi apenas dos años después- los he visto en funciones de reposición en la vieja Cinemateca de Hebraica en los 70, en la misma Lugones, en cine clubs de barrios, incluido el propio que tenía en Bernal. De hecho, mi primer Fellini, fue en el 74, a los 12 años, en el bien amado cine club Skermo, en Quilmes. Era nada más y nada menos que La Strada, película con que mis viejos machacaban durante mi niñez como una de las mejores de la historia del cine. Y tenían razón. Zampanó y Gelsomina y la música de la trompeta de Nino Rota, marcaron para siempre mi temprano corazón cinéfilo.
La vi miles de veces, desde entonces. En cine, en video, en dvd, en tele. La última vez había sido para escribir un artículo que se incluyó en un libro homenaje a Fellini, cuando se cumplían dos años de su muerte. Los sueños de la memoria, se llamó la compilación a cargo de Lugi Volta editada por Corregidor en el 96; un libro que he perdido. Pedido al amable lector: si alguien lo llega a tener o encontrar en una mesa de saldo, avísenme. Porque hoy no sé qué decía yo en ese artículo del que solo recuerdo tema y el título: "Un maravilloso colibrí; Giuletta Masina en la obra de Federico Fellini". Supongo que sería una suerte de homenaje más literario que analítico, más fervoroso que distanciado, y absolutamente fanatizado por la imagen angélica de Giuletta Masina. Desde el descubrimiento de Gelsomina, he sido fanático de Giuletta; desde Luces de Varieté hasta Ginger y Fred, incluso en el film más fallido de la dupla, Giulietta de los espíritus.
Cabiria
¿Ven, lo que ella consigue? Ayer volví a ver a Gelsomina diciendo: il matto esta male y se me caen las lágrimas y hace me vaya de tema. O no. Porque comprobé que La Strada resiste todavía. Y uno no puede dejar de emocionarse, ni con ella ni con el llanto final de Zampanó.
Para los que no la vieron nunca, preparen los pañuelos con Las noches de Cabiria.
Decía que me iba de tema. O no. Porque el tema tiene que ver con la revisión de los clásicos personales. Y para mí, Fellini es un clásico personal. Incluso de aquellas obras que no me gustaron del todo, como Giuletta, o que las directamente cuasi aborrecí como Casanova y Las voces de la luna. Yo esperaba los estrenos de Fellini como algunos esperan que su equipo salga campeón, o como algunos esperan hoy el próximo Spielberg, o tal vez el próximo Cameron.(Podría ser peor: como esperar con ansiedad el próximo film de los hermanos Farrelly). Las veía en salas de estreno, y volvía verlas en cine cuandolas volvían a pasar. Mientras mitigaba la espera del próximo estreno y volvía verlas en cine cuando las volvían a pasar. Mientras mitigaba la espera del próximo estreno, frecuentaba la reposiciones de las películas de su periodo anterior: el que va de los años 50 a los 70: La Strada, Los inútiles, La dolce vita, Ocho y medio. Es decir, me volvía compinche del Fellini de antes de que yo naciera. Y luego me acompañaron casi al compás de mi vida Amarcord, Los payasos, Roma (ésta es del 72 y la vi unos cuatro años después) y todo lo que vino de ahí en más.
Quiero decir: yo era contemporáneo de cierto mundo que Fellini retrataba todavía, o mejor dicho, era contemporáneo de un mundo perdido que Fellini soñaba por aquellos años, que podíamos caracterizar como “los años oníricos”. Sueños que podían ser amables, nostálgicos y agridulces como en Amarcord, o de cierto extrañamiento como en Roma, o directamente rozar la pesadilla como La ciudad de las mujeres o Ensayo de orquesta.
Fui contemporáneo del cine de Fellini cuando hacía “películas de Fellini”. Del Fellini que a veces se repetía, que parecía no querer ese mundo de la contemporaneidad, que yo por entonces estaba descubriendo. Creo que Fellini, con su nostalgia de un mundo perdido, en mi adolescencia, me adelantó mi propia nostalgia. No es que “me la hizo comprender”; me la adelantó, literalmente. Y una nostalgia de no se sabía qué. Una nostalgia ajena que se volvía personal. No sé si eso es bueno. No sé si está bien. No sé si agradecérselo o mandarlo a la mierda. Creo que ambas cosas a la vez. Y sé que eso es inseparable de una manera sanguínea de mi educación cinéfila. Y hasta de mi educación onírica. Uno sueña distinto después de ver a Fellini. Y también eso marca una diferencia.
Con la llegada del video home, y las cada vez menos frecuentes reposiciones en sala, sumado al desgaste de las copias en fílmico disponibles en el país, dejé de ver a Fellini en pantalla grande. Y cuando las veía en video, salvo excepciones, me enojaba. No sentía esa vibra. Cuando daba clases a alumnos en una TV chica, con alguna película suya, les decía que iban a ver un “Fellini de bolsillo”. Y que ese Fellini, entonces, era un “Fellini por la mitad”, un ocho y medio, sin el ocho. No con todas sus películas sucede esto. El primer periodo, más cercano al neorrealismo, se puede ver en cualquier pantalla, en cualquier soporte, sin que pierda fuerza. Pero creo que partir de La dolce vita, la Experiencia Fellini debe ser en cine y con la textura del fílmico, es inigualable. Con Tarkosvski me pasa lo mismo. Celuloide y pantalla entera. O Nada. O, para no parecer un viejo choto, en un high definition de puta madre, cosa que me parece imposible. Y hasta antifelliniana, ahora que lo pienso. Federico reclama su cine en el cine. Con público.
Pero esta nota que va y viene, y es que no tiene claro adonde apunta- más allá del deseo de los fellinianos y los antifellinianos -que los hay: una vez Axel Kutchevasky, el productor de El secreto de sus ojos, el adaptador al “argento” de la sitcom Casado con hijos, me dijo, en la época que regenteaba el video club Mondo Macabro, que había más cine en una del chanta de Jesús Franco que en cualquiera de Fellini. Y muchos consumidores de cine trash, lo sé, huyen como de la peste de Fellini, (cine viejo, dicen), sobre todo el del primer período. Alguna de esa clase de gente da clases de cine. ¡Transmiten eso a los pendejos futuros cineastas o futuros críticos! ¡¡¡Dio mio!!! Fin de le enésima digresión. Más allá del deseo, decía, de que la mayor cantidad de gente posible, revea o vea por primera vez en pantalla grande la obra del mago de Rímini, esta nota no quiere parecerse al último Fellini. Uno que ya no quiere ni comprende a este mundo, y se refugia cada vez más en la nostalgia del propio pasado. Esta nota se revisa a si misma mientras es escrita.
Amarcord
Por eso: no creo que toda la obra de Fellini se conserve fresca y cautivante con la misma potencia. Me pregunto qué impresión me dará el viernes La dolce vita, que cuando la vi por primera vez ya era un clásico, y pese a sus muchas escenas irrepetibles, icónicas, inolvidables, a mí, consumidor de pasados ajenos, ya me parecía por entonces, a mediados de los 70, como un Gran Película Datada. (Aunque acabo de comprobar que Luces de varieté y La strada hacen reír y emocionar todavía a una platea llena que, cosa curiosa, aplaudió las dos veces en el final de la proyección. ¿Su periodo neorrealista estará más vivo que el de los años 70? Pero Amarcord es posterior y vive siempre que se proyecte donde se la proyecte. Incluso y sobre todo en la memoria. Y contra la memoria. Se renueva, quiero decir. Y el que diga que no, es ciego y no pregunta por el aspecto de un barco en alta mar. O está muerto. Otra no hay.
Los payasos no tiene fecha de vencimiento ni de filmación. Miren si no el fragmento al final de esta nota. Que va y viene, discontinua. Un circo de ideas, de imágenes.
¿Entonces? ¿El Fellini de los 70 y el de los 80 es solamente un fantasma del pasado?
No. Esperen unos días y les digo claramente, confusamente, che cosa é.
Toby Dammit
Creo, decía, que no toda su obra vibra hoy de la misma manera. Pero siempre vibra. Episódica, lateralmente. Creo que su última etapa, con excepción de esa gran elegía que es Ginger y Fred, roza la autocaricatura, pero con mucho de crueldad y de piedad al mismo tiempo, como en La entrevista en el recuento de Mastroianni y Ekberg. Incluso en sus films más expresamente negros, desagradables y desangelados (La ciudad de las mujeres, Casanova, Las voces de la luna) hay secuencias, raptos de una imaginería irrepetible, exuberante, única. El baile final de Casanova con la muñeca, que vale toda la película, es un ejemplo.
Entonces verlas, sí, todas, verlas todas otra vez, me digo. Y les digo. Sobre todo, a los que no se criaron con Fellini, a ver qué pasa. A ver qué les pasa. Porque algo, seguro, les va pasar.
En el corto La Riccota de Pasolini (episodio de clara influencia felliniana, por otra parte) éste la hace decir a Orson Welles en el papel de director que en su opinión “Fellini, baila”. Se trata, entonces de ver cómo vuelve a bailar hoy Federico. Para quienes. Cómo bailamos los que vivimos media vida con él y sus circos, gordas y fantasmas. Y cómo los que vivieron juntos (como mis viejos) la vida entera con sus películas. Y sobre todo aquellos que (para mi alegría, e imagino, también del propio Federico) comienzan a verlo bailar y quedan también embelesados. Como mi amigo Benjamín, el cinéfilo chileno, al que está dedicada esta nota, que tiene 20 años y quiere que esta retrospectiva no termine nunca. Quiere que Fellini, desde donde sea, siga filmando…
También desde aquí, invito a aquellos, mis enemigos, los del prejuicio antifelliano.
Caros míos, véanlas. Porque estoy seguro de que en alguna secuencia no podrán dejar de estar como en un sueño, sin saber dónde, perdidos, en una neblina acompañada de la música de Nino Rota como guía. Puede que sean dos, tres minutos, en una película de dos horas. Después, si quieren, de vuelta a casa, pueden alquilar Avatar, para olvidar aquellos sueños demasiado humanos. Pero apuesto a que los restos diurnos fellinianos tienen más fuerza que la animación ecológica.
(Después de la revisión completa del ciclo, prometo seguir escribiendo sobre esto.
De la revisión de los clásicos de la mía gioventú.
No era la megliore.
Tan solo una gioventú).
Datos completos del ciclo acá.