la última de Woody Allen
por oac
Es sabido que Woody no está de moda, salió del canon por motivos extra-cinematográficos y, así como muchos críticos se muestran genuflexos ante cada muestra de senilidad de Clint Eastwood, tienen preparada la frase "Allen se repite lastimosamente desde hace 20 años" incluso antes de ver sus películas. Y con la misma pereza echan a rodar la idea de que se trata de un hombre amargado que sólo puede concebir personajes abyectos.
por oac
Es sabido que Woody no está de moda, salió del canon por motivos extra-cinematográficos y, así como muchos críticos se muestran genuflexos ante cada muestra de senilidad de Clint Eastwood, tienen preparada la frase "Allen se repite lastimosamente desde hace 20 años" incluso antes de ver sus películas. Y con la misma pereza echan a rodar la idea de que se trata de un hombre amargado que sólo puede concebir personajes abyectos.
Ahora bien: Woody ha tenido sus días buenos y sus días malos, como cualquiera de nosotros. En su caso se expone más porque se propuso filmar una película al año con pasmosa regularidad y los resultados, esperablemente, son irregulares. También han sido irregulares John Ford y Alfred Hitchcock, pero estos directores tienen por el momento el estatus de intocables.
La cosa es que, luego de esa grata sorpresa (naturalmente subvalorada) que fue Vicky Cristina Barcelona, (y mientras se anuncia otra, Midnight in Paris, que abre Cannes) Woody llega a las carteleras porteñas con You will meet a tall dark stranger, defectuosamente re-titulada como Conocerás al hombre de tus sueños.
Y Woody se muestra como un maestro consumado en el manejo del tempo para exponer en una hora y cuarenta minutos la madeja del destino, el deseo y las contingencias que vinculan a un grupo de personajes que tratan de rozar algo parecido a la felicidad, para ir más allá de su desesperación.
Hay dos posibilidades: una es admirarse por la destreza narrativa para manejar tantos hilos sin aburrir ni confundir; al contrario: divirtiendo constantemente y manteniendo una tensión perfecta desde el primer segundo hasta el último. Hace poco vi una película de Godard de 1986 llamada Meeting Woody Allen, en la que el temible cascarrabias de la nouvelle vague viaja a New York para entrevistar a Woody, sin perder la oportunidad de expresarle su admiración. Y creo que hay un punto en el que la obra de estos dos neuróticos queribles confluye: son dos expertos tiempistas, que dominan el swing de cada secuencia y el corte inapelable que pone fin a una película. Al respecto, los planos finales de Conocerás al hombre de tus sueños constituyen una lección admirable de timing. Eso se llama condensar sentidos en la elección de una réplica de diálogo, un corte de montaje, un alejamiento y un fundido a negro, sin desperdiciar un solo segundo. Woody y Jean-Luc ya están viejos, y uno teme que con ellos se vaya un saber acerca del ritmo cinematográfico que será difícil de preservar.
Dos posibilidades, decía. Porque, más allá de esta destreza, digamos, artesanal, la otra cuestión a resaltar es el finísimo sentido dramatúrgico para crear personajes inolvidables: personajes dotados de luces, de sombras y respiración singular. Una película sobre la desesperación, sobre la inminencia de la muerte, los dones recibidos y los que se nos niegan, los golpes de suerte inmerecidos y la dicha anhelada. Allen es capaz de desplegar estas cuestiones a través de varios personajes de distintas edades y talentos. Todos ellos son un tanto ridículos pero todos, aún los que son capaces de alguna bajeza, conservan un costado querible. Allen no los juzga ni tampoco los idealiza. La trama que los enlaza queda abierta y el gesto final del autor hacia sus criaturas parece ser una sonrisa comprensiva. Es sorprendente que haya tanto crítico distraído que crea ver en esta riqueza de matices una misantropía. Será porque el ladrón cree que todos son de su condición.
Conocerás al hombre de tus sueños me hace pensar que aún es posible un cine de guión, encarnado por grandes actores que tienen que decir líneas ajustadísimas y lo hacen con gracia y belleza. El elenco es enteramente extraordinario: ya me lo esperaba de Naomí Watts (porque ella siempre es perfecta), pero lo mismo puede decirse de Anthony Hopkins (conmovedor, sin sobreactuar), Antonio Banderas (y eso ya es mucho decir), Josh Brolin, Gemma Jones, Freida Pinto (la hermosa Día). Y sobre todo de la increíble Lucy Punch. Sólo un crítico muy despistado puede decir que Woody desprecia a este personaje por la vulgaridad con la que está caracterizada. Porque lo cierto es que la vulgaridad de Charmaine, la atorranta que Lucy encarna, exhala una tremenda ternura y le añade al cuadro un matiz que sin ella haría todo más elegante pero también menos complejo.
En fin, es algo esperanzador que Woody siga haciendo una película por año, mientras le dé el cuero.
10 comentarios:
Estoy totalmente de acuerdo contigo y tu admiración al cine de Woody Allen. Lo de la "adoración" de Clint Eastwood es algo ya escandaloso. "Hereafter" me resultó francamente insoportable.
Eddie
Coincido totalmente. Ahora ¿Quien puede objetar el uso que hace este comediante consumado casi solitario del personaje Charmaine. En una comedia perfecta de un digno colega de Shakespeare estos personajes son la sal y la tierra.Fijate que hay dos escenas en las que Allen necesita cambiar el ritmo y eso siempre provoca un chirrido,inmediatamente aparecen Charmaine con Hopkins reconociendo el nuevo domicilio de casados y la platea lo festeja.
Excelente.
Dice Javier Porta Fouz sobre el personaje de Charmaine: "el retrato estilo Midachi de su nueva mujer"...
Y dice que le encanta la última de Clint. Tanto 3D los vuelve ciegos...
Qué emoción! una buena de Woody! No me la pierdo, aunque sería muy raro que llegue a los cines de por acá..
Tomo la recomendación para ir en la semana. Me gusta mucho que te guste esta de Woody.
COINCIDO
Perdón, pero esta vez... disiento.
Mirá que yo le tiro flores a Woody Allen cada vez que puedo (incluso se las tiré hoy a la mañana, belive it or not...), pero esta película no me gustó.
Vos sabés bien que yo no soy snob, ni critico a Allen por criticar, ya que cada vez que puedo expresarlo (y soy muy libre) digo que la anterior a esta, "Whatever Works", está bastante buena.
Pero esta... más allá del ritmo que tenés toda la razón y lo tiene intacto desde los 70s... no me va.
Y creo que por los personajes.
No por los actores, que son muy buenos, sino por los personajes, me parecieron tediosos.
No tengo ningún problema en que Woody se repita. Eso no me jode en lo absoluto (incluso lo dice él, y si él está contento con eso, yo también), pero de verdad que me pareció algo muy tonto. Porque el hecho de las cosas que fueron sucediendo no me molestan, pero si de verdad me hubiese divertido... la cosa sería distinta, y no estaría criticando cada acción que sucede, que me parece evitablemente tonta.
No sé si me vas a discutir, a putear, jajaja, igual te dejo lo que escribí hace un tiempito: http://maldecine.blogspot.com/2010/12/you-will-meet-tall-dark-stranger-2010.html
Y siempre termino emotivo con él, igual. Lo mismo que con Clint Eastwood. Y por eso digo al final de lo que escribí, que le daría 100 oportunidades más.
Pero no esta no me la banqué. Ojalá que la que abre Cannes este año sea mucho mejor.
¡Saludos!
Estás perdonado.
Estoy de acuerdo con lo que planteás Oscar. Pero me pasó también con Más Allá de la Vida y El Escritor Oculto. En el caso de Eastwood, pienso que conserva una forma de narrar clásica y una mirada negra de la vida que construye a través de los guiones y las imágenes. En la nueva película, con el aparente tema de la muerte no hace más que hablar de la soledad y la angustia de los vivos. Polanski también tiene una mirada oscura y desencantada del mundo, mas ese toque paranoico tan Polansky. Creo que son autores (también lo es Allen) que son leales a sus principios estéticos, que construyen relatos sin descuidar nunca a sus criaturas (tanto si son impiadosos con ellos, como si les demuestran su ternura) que siguen reflexionando acerca de la vida, el amor, la soledad, los temas “de siempre”. Debo reconocer que no me emocionan con la intensidad de Wong Kar Wai o Kim Ki Duc, ni me explotan la cabeza como Ozu o Kurosawa, ni les entrego mi corazón como a Wes Anderson, Tim Burton o los Hermanos Dardene. Más de una vez pensé: Es una más de… sólo para darme cuenta después que es eso lo que busco en ellos. Que sigan siendo los mismos y otros a la vez. Que sigan haciéndome disfrutar cada vez que voy al cine y eso, se agradece de veras.
El Hombre de al lado, perdió el Goya ante una chilena.Federico Luppi puso la misma cara de amargado que lleva puesta siempre. Y Luis Tosar perdió ante Bardem que ya se llevó 6 pero (Tosar) agradeció otro premio con una suerte de musical "MUY BONITO" COMO DICEN ELLOS.
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