lunes, 8 de septiembre de 2025

Esta vez ganó el pueblo bonaerense y ganó Axel


Este domingo perdió milei por su gobierno horrible y detestable, su plan económico inviable y su política antidemocrática y antipopular. Perdieron quienes lo eligieron como el instrumento para imponer un ajuste salvaje con presunta legitimidad política. El plan es imposible pero la legitimidad que tuvo al haber ganado en 2023 lo perdió por su gobierno lleno de groserías, maldades y torpezas.

Perdieron los poderes extensos e intensos que lo apoyaron hasta hace poco, los más poderosos de la tierra y del país. Ya se están alejando.

Lo perdió la dirigencia que se acomodó a una permanencia del mileísmo durante años: macristas, radicales, provinciales y algunos peronistas.

Ganó el pueblo bonaerense, siempre despreciado.

Ganó el peronismo bonaerense, tan estigmatizado por los gorilas, los fachos y muchos bienpensantes.

Lo ganó Kicillof.

Ganaron Axel, los intendentes y el pueblo bonaerense, los demás en la medida en que se acoplaron a las decisiones de Axel. Y además: Axel no pierde una elección desde 2019, y desde ese día nunca le reconocieron que es el único invicto en el kirchnerismo, uno de los poquísimos peronistas invictos, el que ganó estas elecciones por sus aciertos, el que quedó en pie, el que lleva dos gobiernos en la provincia más grande del país. También es el que decidió desdoblar contra la presión de Cristina y La Cámpora, que hasta último momento presionaron para que bajara esa decisión. Ganaron los intendentes que lo apoyaron, principalmente Katopodis, Magario, Secco y Ferraresi. Sin el apoyo de ellos, con el continuo hostigamiento de La Cámpora y Máximo, con la estrategia sibilina de la frialdad de Cristina, que esconde una sorda hostilidad, Kicillof produjo un hecho inédito y abre una nueva etapa en el peronismo: es el primer kirchnerista postcristinista con autonomía política y el único dirigente salido de la experiencia kirchnerista que tiene votos propios. No una vez, sino cuatro, no en un distrito pequeño sino en la provincia más grande y difícil del país, una región que son varias y endemoniadamente complicadas. ¿Alguien puede decir que los bonaerenses desaprueban el gobierno de Axel? ¿Alguien puede decir que sin Cristina no tiene futuro?

ALguno lo puede decir, pero sería que está con la sangre en el ojo por el triunfo de Axel Kicillof. Y de todos los demás, incluidos los que hoy estarían más felices si Axel hubiera empatado la provincia y al que estarían pidiendo su cabeza Máximo, La Cámpora y el silencio de Cristina. Una novedad de anoche es que el pueblo no come vidrio, que la sociedad argentina, en primer lugar los siempre despreciados bonaerenses, le pusieron un freno al loco que tenía hasta hace poco el apoyo de todo el círculo rojo, el establishment, el poder financiero, los medios corporativos, el PRO, los radicales, muchos partidos provinciales, algunos peronistas dispuestos a donar gobernabilidad y el FMI, los EEUU, COmodoro Py. Es una fortuna para Axel que estuvo ahí cuando los bonaerenses dijeron basta pero es su virtud haber estado ahí el día exacto que él eligió y haberse puesto la campaña como hizo siempre antes, recorriendo varias veces la provincia. El pueblo no le extiende un cheque en blanco a Axel, pero lo eligió tres veces para que haga algo: en 2019, 2023 y 2025, en circunstancias totalmente diversas cada vez: el pueblo bonaerense lo eligió a él para ponerse al frente de situaciones difíciles. Y él hasta ahora lo supo aprovechar muy bien. Esa es su virtud. Si perdía o empataba, si incluso ganaba por 2 o 3 puntos, sectores internos del peronismo y también del establishment iba a decir una vez más que no ganó. Como su cadena de victorias es tan larga y contundente, ya no se lo pueden adjudicar a la suerte ni mucho menos al dedo de Cristina. Porque si no se reconocen sus victorias hay muy pocos peronistas y ningún kirchnerista que haya ganado en la última década como él. Pero claro, es cierto que hay unos cuantos que perdieron la interna y hoy no están festejando, pero les revienta que se diga lo que pasó: perdió milei y el plan económico, pero ganó el peronismo bonaerense con la cara de Kicillof.

Los peronistas, si lo piensan bien, deberían agradecer que Axel exista, con su perfil atípico para la dirigencia peronista, un egresado de la UBA con una formación académica impecable, que en estos años supo ubicarse en los lugares dificiles y ganar.

Incluso los demócratas no peronistas deberían agradecerle, porque con la firmeza que demostró Axel evidencia que a menos dos años de su triunfo es posible ganarle a milei con los votos.

1 comentario:

Claudia dijo...

Totalmente de acuerdo. Ganó la coherencia de Axel y su capacidad estratégica. Y emerge con peso propio la figura de Carli Bianco. Ganó Espinoza , que sigue firme en su defensa de La Matanza poniendo y sacando mulettos, claro, le pesen sobre sí fundadas o infundadas acusaciones. Ganó Ferraresi y sus inocultables ambiciones. Ganó Secco y su testarudez encomiable. Y Ganó Kato, quien nunca aflojó y es quizás uno de los tipos que más entienda de sentimiento popular.
Y ganaron pequeños Intendentes que no dudaron en plegarse al único tipo que no abandona y tiene plan práctico e ideológico en esa cabecita: Axel.
Y perdió la analogía del "jarrón roto", también. Digamos todo.
Por supuesto, no todo el campo es orégano: el Peronismo sigue infiltrado por los Randazzo, los Schiaretti y toda esa deslucida caravana de Caballeros Blancos inviable que, desde los años 90, aún fascina a una parte del establishment, emperrado en seguir aupando engendros funcionales al canibalismo.
No ha desaparecido el gorilaje patricio ni el aspiracional. Siguen ahí. Y persisten algunas ciudades como verdadero caso antropológico, cuando no, psiquiátrico: Bahía Blanca, San Nicolas, Mar del Plata.
Y muchos analistas de nuestro lado se tuvieron que comer los mocos y entender que su embelesamiento por las encuestas es pura bazofia onanista. Es que se habían olvidado, entre tanto guarismo, de un detallito: las personas de carne y hueso.
Y encima, el presentismo eleccionario repuntó. Tibiamente, pero lo hizo. Es una carambola para el Guiness.
La territorialidad bonaerense expresó su peso. Territorialidad que no es otra cosa que "cuerpo a cuerpo". Ni más ni menos que eso.
Y lo concreto le ganó a la mística de uno y otro lado.
Porque cagarse de hambre y morirse por falta de atención médica es algo muy pero muy concreto.
Saludos en un día glorioso: el del reingreso a la realidad. Concreta, dura, inapelable.