James Graham Ballard en varias entregas
por Eduardo Chinasky
(viene del post anterior)
Playa terminal: Relato sumamente perturbador que transcurre en un paisaje neural de desiertos atolones atómicos. La ruta más rápida hacia el Armagedón, recorrida por el hombre que vio el hongo atómico (recordar El imperio del sol). Un mundo en equilibrio inestable, al borde del cráter volcánico de la definitiva guerra mundial. Vaciaderos donde los B-29 (Enola Gay) se amontonan como alados reptiles muertos, mientras una cálida corriente termonuclear nos susurra la imagen primigenia del hongo de Eniwetok, nuestro propio viento de Pentecostés. “Soy Shiva, destructor de mundos”, proclamó Oppenheimer, creador de la Bomba. Hiroshima, Nagasaki, Atolón de Bikini, Alamogordo. Nosotros ya somos fósiles del futuro.
Anti-Apolo: Ballard postulaba abandonar la conquista del espacio por la razón de que, si el mar es la imagen universal del inconsciente, el espacio es la imagen misma de la psicosis y de la muerte; y que si se trataba de entrar en los inmensos vacíos interplanetarios, el hombre pronto se precipitaría a la tierra como Ícaro, incapaz de entrar en la vastedad del cero cósmico.
Espejos muertos: Las tumbas del tiempo -uno de los relatos más poéticos de Ballard- transcurre en un remoto futuro sonde se guardan en cintas digitales las imágenes y la información genética de las personas (¡y fue escrito en 1962!). En estos mausoleos abandonados hasta por sus mismos muertos, flota una luz sepulcral en la que se recrean las imágenes de personas desaparecidas hace milenios. Abrir esas tumbas es dejar entrar sueños que llegan desde el desierto como pájaros enjoyados.
Referencias pictóricas: Delvaux, De Chirico, Ernst, Picabia, Magritte, Leonor Fini.
El hombre subliminal: Cuento esencial de Ballard, nos habla de una sociedad donde el consumismo irracional lleva a una deshumanización de las personas. La publicidad subliminal empuja a tener tres hipotecas para pagar la hipoteca que se tomó a su vez para comprar el auto nuevo, la heladera nueva, el microondas nuevo, el último modelo de computadora. Los anuncios gigantes de neón, tótems del nuevo paisaje tecnológico, están insertos en los escenarios proféticos del infierno actual: shoppings con “cinco minutos de descuento”, multitudes agolpándose en las entradas de los locales esperando las ofertas, “las 24 horas para comprar”, individuos impelidos a adquirir un enorme volumen de artículos innecesarios a cambio de considerables reducciones en el precio total, obligados por las campañas promocionales a deambular todo el día de un centro de compras a otro. El hecho del consumo como un poderoso incentivo social, y el concepto de que los que gastan menos o nada son considerados criminales sociales. Loco es el que no produce, dijo alguien. Este cuento preanuncia la segunda etapa de la obra de Ballard, caracterizada por carreteras frenéticas y cataclismos espacio-temporales.
La muerte blanda de Marilyn Monroe: En “Tú, Coma, Marilyn Monroe”, relato-eje de la obra de Ballard, el escritor intentó, según sus propias palabras, “comparar directamente el aspecto físico de Marilyn Monroe con el paisaje de dunas que la rodea. El héroe se propone encontrarle un sentido a esta ecuación particular y llega a la conclusión que el suicidio (o asesinato) de M.M. es en realidad un desastre en el espacio-tiempo. La inmensa figura de Marilyn Monroe, impresa sobre un cartel de propaganda cinematográfica es tan verdadera como cualquier sistema de montañas y de lagos”. Marilyn Monroe: una ecuación geométrica, el modelo demostrativo de un paisaje. Piel sin huesos, pechos de piedra pómez, muslos volcánicos, rostro de ceniza. La novia del Vesubio.
Vermillion Sands: “Pienso que el futuro se parecerá a Vermilion Sands: un lugar donde el trabajo será el último juego, y el juego el último trabajo. Una playa de verano, pero no hace falta decir que no hay allí ningún mar. La playa se extiende sin interrupción en todas direcciones, mezclándose con las playas vecinas, extensiones de las mentes crepusculares de sus habitantes." (J. G. Ballard)
High-Rise (Rascacielos): Historia de un rascacielos moderno, autosuficiente, en el que sus habitantes ceden a un proceso de animalización progresiva. Tenebrosa alegoría sobre los efectos de la inhumanidad de la vida moderna, en el marco de un paisaje postindustrial de estructuras monumentales, alineadas como deidades tutelares de un mito futuro. Podríamos decir: arquitecturas funcionales megalíticas grises, amenazadoras y en apariencia tan antiguas en su proyección hacia –y desde- el tiempo futuro como cualquier construcción asiria o babilónica.
Final de partida: Sus últimas novelas fueron Fuga al paraíso (1994), un relato apocalíptico que transcurre en un atolón del Pacífico, Noches de cocaína (1996), Super-Cannes (2000), ambas relacionadas con la novela negra clásica, en una decadente Costa del Sol la primera, y en la Riviera la segunda; y Bienvenidos a Metro-Center (Kingdom Come), (2006). J. G. Ballard falleció en 2009 de cáncer de garganta.
Fin
2 comentarios:
Muy buena la reseña sobre la obra y el pensamiento de Ballard. Realmente es increíble lo poco que se lo nombra -más allá de las excepciones-, siendo un escritor esencial de nuestro tiempo. Uno de los pocos que se dió cuenta que la nueva dictadura venía por el lado del consumismo ("la nueva religión"). Cuestión fundamental para pensar la instalación definitiva de la sociedad de control (ver Deleuze, el notable texto "Poscriptum a las sociedades de control", disponible en internet).
Volviendo a Ballard, recomiendo una de sus últimas novelas, Milenio negro, donde plantea una rebelión contra la dictadura del consumo por parte de la clase media, a la cual relaciona con el tema del terrorismo.
Saludos.
Daniel.
Gracias, conozco la novela, es muy interesante, la leí hace tiempo.
Saludos
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