jueves, 30 de marzo de 2023

El Abrigo

“Cada tanto sucede un milagro, pero hay que empujarlos.”

Francisco Paco Oliveira, Sacerdote integrante de los Curas en Opción por los Pobres

por Willy Villalobos

Cada tanto sucede un milagro.

Hace muchos años comenzamos un trabajo de recopilación de imágenes, historias de la militancia y recuerdos de la cárcel.

Martin Farina y el que escribe estas líneas no abandonamos nunca la idea de seguir laburando porque algo nos decía que había una historia, un sueño, y no la queríamos dejar escapar.

Finalmente, luego de 10 años hicimos una película que nos gusta mucho, se llama Náufrago y se estrenó con buena crítica hace unos meses en el Festival de Cine de Mar del Plata.

Pero este no es el milagro del que les quiero hablar, aunque la película nos llevó hacia él.

Náufrago esta dedicada a Ricardo Pato Zucker y Jorgito Villar, dos amigos secuestrados en 1979 por la dictadura cívico militar eclesiástica, todavía desaparecidos.

Es para ellos porque fuimos amigos en momentos en los que todo transcurría a mucha velocidad. Éramos hinchas de San Lorenzo, íbamos al Viejo Gasómetro con mi viejo y el turco Emilio de Lorenzo, amigazo que también sigue desaparecido. Cantábamos a los gritos "Canción para mi muerte" viajando en el fitito del petiso, integrábamos la organización Montoneros y poníamos toda nuestra esperanza en el Luche y Vuelve, la vuelta de Perón. 

Luego vino la tragedia. Los milicos, la lucha armada, Devoto, la muerte, La Plata, el robo de bebés, los campos de concentración, los fusilamientos, el choreo a punta de pistola de los ricos a los trabajadores, los curas asesinados, los obispos bendiciendo las armas de los asesinos, el exilio…

En España nos reencontramos. 

Jorge Julio Villar, secuestrado en diciembre de 1981
 
Ricardo Marcos "Pato" Zucker, secuestrado en febrero de 1980

Fue en la casa del Pato. Jorgito había salido del país para ir a una reunión en Cuba con la conducción de Montoneros, que terminó con el engaño de la Contraofensiva. Luego del abrazo nos pusimos a cantar lo mejor que habíamos aprendido, Charly, Spinetta, Litto, Manal, Vox Dei y todos esos que nos ayudaron, ayer y hoy, a pensar la vida.

Luego el petiso Villar se vino a vivir a casa con Silvia, mi esposa y Sole, mi primera hija, de la que luego aceptó ser su padrino.

Lo que más recuerdo como algo notable de esa época es que nunca hablamos de política, solo cantábamos, jugábamos a la pelota, comíamos rico y fuimos mucho al cine. El estreno de Apocalipse Now nos provocó una conmoción cerebral.

No recuerdo un momento en que intentara convencerme de la importancia de volver al país. Él estaba triste: la madre de su hija, Sole también, había hecho cosas muy feas que no vale la pena contar, creo que él nunca pensó en otra posibilidad de vida, no podía pensar o no se lo permitía.

Con el Pato convivimos más tiempo. Vivía con Martita Libenson, su compañera y con La Pitoca, una niña muy inteligente y hermosa. Cada tanto lo visitaba su fiel hermana Cristina. Vivíamos en el mismo barrio, Aluche. Algunos domingos íbamos a la cancha a hinchar en contra del Madrid.

Jugábamos a los flippers tomando cerveza y fumando chocolate.

Arrastrábamos los pies por Madrid, demasiada carga en las espaldas. Todos los días llegaban noticias de muerte, éramos viejos, como dice mi amigo Fito.

Al poco tiempo, un nuevo temporal, una nueva catástrofe: el Pato, Marta y Jorgito se prendieron en la falsa Contraofensiva Montonera y al poco tiempo los milicos los secuestraron y nunca los volvimos a ver.

Antes de que se fuera le di una campera roja y negra a Jorge.

Pasaron los años, nacimientos, separaciones, Alfonsín, Menem, todo era derrota menos la voluntad inquebrantable de las Madres. Adoro a esas cabezas duras que nos enseñaron que lo importante es seguir, dar vueltas a la Pirámide exigiendo Memoria, Verdad y Justicia, cueste lo que cueste, pero nunca hacer justicia por mano propia.

No aguantaba esa época, ahora arrastraba los pies por Buenos Aires, me moría.

Una noche sueño con ellos. A carcajadas se reían de mi. Sus cabezas volaban y se cagaban de risa mientras me decían: “Gordo, no robes más, andá a llorar a la iglesia, vos estás vivo, tenés que hacer lo que nosotros no pudimos, déjate de llorar, atorrante.” 

La sonrisa del Pato siempre fue una caricia en el alma.

Despierto de a poco del sueño escuchando la radio, siempre duermo con la radio prendida debajo de la almohada, como mi viejo, y el conductor de un programa de la 102.3 FM dice que le dedica el programa a un amigo que estuvo en Londres, en un boliche sentado cerquita de John Lennon. Se llama Jorge Villar, secuestrado por la dictadura y todavía desaparecido. Un flash.

“Cuantas veces tendré que morir para ser siempre yo” dice Charly.

Mis amigos me habían empujado a vivir.

Y así fue, me fui al Polonio, Uruguay, con las revistas Parte de guerra y La otra cuyo director, Oscar Cuervo, fue determinante como consejero, y con Roberto Arlt, compañero de toda la vida. Ahí conocí al Príncipe, Gustavo Pena, un regalo de la vida, ese cantor que dice : “Estamos creando recuerdos/ y un Dios nos tendrá que ayudar/ todos los camellos de la caravana/ sabemos que un día nos vamos de acá.”

Con Gustavo, enorme músico, compositor y mejor compañero, hicimos una película, La Cocina, editada por Martin Farina, registrada por la cámara de Gabriel Flain, que exhibimos en decenas de Centros Culturales de toda la Argentina y realizamos proyecciones en casas del Uruguay, ya que la película estaba prohibida por AGADU, la Asociación de Autores de Uruguay. Los argumentos de la prohibición son tan poco serios que no vale la pena comentarlos. El Príncipe murió el 13 de mayo del año 2004 en su casa de Montevideo. Ocho homenajes se realizaron en Baires, ya estamos planificando el próximo.

Ya vamos acercándonos al milagro, por el camino del Náufrago y del Príncipe, falta poco.

Pasó el tiempo, hice pan para vivir y armé una posada que se llama Santa Maradona.

Una tarde, mirando un mapa de los naufragios en las costas del Polonio vi que uno de los barcos que quedó en la orilla era el Don Guillermo y me di cuenta que casi todos los que vivimos acá somos náufragos que pudimos llegar a duras penas al Cabo y ahí nos quedamos. 

En ese instante supe que la película se iba a llamar Náufrago y enfocamos todo el material guardado y reconstruido por años hacia esa idea, que apareció en ese mapa colgado en la pared de un cuarto que se llama "Amor en el Zaguán", como una canción del Príncipe.

Filmamos en casa de Nico con Pablo Dacal, en movilizaciones de las Madres, en casa de Langer, en El Tigre donde vive Eugenia, nos filmó Mariano con su dron; finalmente nos juntamos en Santa Maradona, donde se definió gran parte de la película de la mano de Langer y Fito Bergerot, un cabeza dura que se negó a aceptar la mentira, amigo que admiro porque supo decir No y sufrir las consecuencias de quedarse sólo, a pesar de que se le terminaba el mundo. 

Náufrago terminó de hornearse gracias a los sueños que llegaron, como inesperadamente, en plena pandemia. Dos años soñando y grabando de madrugada varias veces por semana. Gracias al minucioso trabajo de edición que hizo Martín Farina quedó armado un relato que atraviesa toda la película. Finalizamos así una historia que construimos a lo largo de mas de 10 años.

Pero la cosa no termina. Hace unos meses me cuenta Fito que en la casa de Adriana Riveiro, la última compañera de Lucas, como le decían a Jorgito en 1979, encontraron el abrigo que yo le había dado al petiso antes de viajar. La noticia y el abrigo llegaron de la mano del hijo de Adriana, Mariano Goicochea, criado por su tía Mabel y sus abuelos. Adriana continúa desaparecida y Lucho Goicochea padre de Mariano, fue asesinado en Santa Fe por la patota de la dictadura Cívico Militar y Eclesiástica. 

Cuarenta y cuatro años viajó ese abrigo en el tiempo y es testigo de nuestra historia. 

jueves, 23 de marzo de 2023

Es una nube, no hay duda

Sobre las nubes (María Aparicio, Argentina, 2022)


Personajes presentados metódicamente como series replicantes que responden a tests, entrevistas laborales, indagatorias, variantes de una sumisión idénticamente entregada a la humillación, aliviada por cursos de aikido y otros hobbies pequeñoburgueses para rellenar el tiempo. Suavidad trabajosa. 

El método propicia la redundancia expositiva que extiende viñetas a lo largo de 145 minutos para ideas que habrían cabido en un corto de 15.

El veterano desocupado esquiva la mirada de la inquisidora y envía su subjetiva hacia un pajarito que cruza la ventana. Un eclipse (transitada fuga cinéfila) interrumpe la abulia por un rato y suscita conversaciones astronómicas. Nubes de pedo. 

No hay actos humanos que activen una resistencia colectiva después de una batalla dada por perdida, desalojada del plano: solo se perciben sus daños. La derrota ya sucedió y ahora en el plano hay cadáveres.

Fuga hacia miniaturas naturalistas tratadas como "epifanías": mistificación orientalista. 

Nubes y pajaritos como eclipse de lo humano. Con Sobre las nubes nace la amable cinefilia derrotista, complemento espiritual de un avance de la derecha en el plano real.

Nubes, pajaritos y globos luminosos en la pantalla, mientras el infierno estalla afuera, ahí en la calle. Lindura obediente para lograr un poquito de confort, solo un poquito nomás.

domingo, 19 de marzo de 2023

dice que el amor se muere y no dice más






El jueves 16 de marzo de 2023 murió el escritor, periodista y actor Enrique Symns. En esta emisión de Patologías Culturales, conducida por Maxi Diomedi, acompañado por Oscar Cuervo, rescatamos diversos momentos de su obra y pensamos qué lugar ocupa para nosotros.

Revista La otra #7, verano 2004

jueves, 16 de marzo de 2023

Enrique Symns (1946-2023): "Lo único maravilloso que pasa en la vida es estar extraviado"


Hoy murió Enrique Symns. Me sorprendí al enterarme que tenía solo 77 años. A Enrique desde hace décadas en el ambiente under lo llamaban "El Viejo" y varias noches lo vi llegar sin aliento, diciendo que estaba a punto de morirse. Otras noches recobraba la furia artaudiana que hacía salir lo mejor de él. Todos sabemos: fundador de la legendaria revista Cerdos & Peces: solo eso lo hace entrar en la historia de la cultura porteña. Sabemos también que fue monologuista durante un período de los Redondos, en los 80, hasta pelearse con el Indio. Creo que murió con ganas de volver a verlo. Me dijo varias veces que lo que más extrañaba eran las conversaciones interminables con el Indio y que esperaba volver a tener una. Ignoro si finalmente se concretó. 

Supongo que debería escribir una nota necrológica rememorando y enumerando, pero no tengo ganas y Enrique se merece que se haga algo mejor o no haga nada. El tuvo mucho que ver con algunos de mis proyectos durante los 90 y parte de la primera década de este siglo. Colaboró estrechamente en nuestra revista Parte de Guerra entre 1998 y 2002, que cuenta con varios textos suyos. Luego siguió colaborando en La otra. En realidad, en esto de hacer revistas, yo aprendí cosas decisivas de él. Hay en La otra, salvando las distancias, un componente genético que remite a Cerdos

En los últimos meses de 2003 le hicimos una entrevista extensa e inolvidable, una noche en el Bar Británico, una de sus bases de operaciones. En principio se mostró entusiasmado por la nota, dijo que era la mejor que le habían hecho en su vida. Ese período idílico le duró algunas semanas. La segunda lectura que hizo lo indignó, me dijo que la nota era miserable y yo como editor era el principal responsable. Después pasó el tiempo y recobró la calma. 

En un momento de la entrevista rozamos la cuestión del cristianismo. Se me ocurrió decirle que por su apego salvaje a la verdad él tenía algo de cristiano. Se detuvo a pensar, sorprendido. Me dijo: "¿Vos sos cristiano?". Pregunta difícil de responder para mí, porque nunca estoy seguro de qué contestar. Pero esa idea le quedó rebotando en la cabeza. Unos años después me preguntó si, por ser yo cristiano, estaba en condiciones de confesar a alguien. Le dije que no, que eso es cosa de curas pero, si quería decirme algo, estaba dispuesto a oírlo. Me sugirió que alguna vez hizo algo terrible y necesitaba deshacerse de ese peso. Me dijo que lo iba a pensar. Después nunca más aludió al tema. 

Las fotografías y el diseño de la nota los hizo Luciano Roldán. En la nota participaron -hago memoria y por ahí me olvido de alguien-: Willy Villalobos, Marcelo Campos, Andrés Picandet, Juan Mendoza, Pablo Cabas, Luciano y yo... Salió publicada en el número 7 de La otra, verano de 2004. 

Para leer bien las páginas siguientes, hay que clickear sobre las fotos y aparecerán ampliadas en un rectángulo, seleccionen "Abrir imagen en una pestaña nueva" y las verán en tamaño real.







martes, 14 de marzo de 2023

Desconocer a Perón

 

El ocaso de los trayectos políticos de Aníbal, Pichetto o Guillermo Moreno revela impiadosamente la miseria de la clase de peronistas "todoterreno". Todos mueren en la banquina.

Esto estaba claro para John W. Cooke, estaba claro en 1973 y fue letal en la década del 90. Definirse como peronista no dice casi nada.

El hecho maldito del peronismo no es solamente el del país burgués: es la maldición de la falta de estrategia que implosionó al final de Perón. El libro de Abal Medina, Conocer a Perón, dice mucho más que lo que el autor pretende: ni Perón podía surfear la indeterminación estratégica del "movimiento".

El libro de Abal cuenta que en 1973 Perón volvía con la esperanza de conducir con Rucci de un lado y Galimberti del otro. Ponía a Abal Medina como secretario general porque Perón suponía que el fusilamiento de Aramburu le daba al apellido un peso simbólico popular. Juan Manuel no era montonero sino nacionalista católico. Pero en la cabeza de Perón Rucci era su mano derecha y Galimberti su mano izquierda. Creía que tenía que lograr que los montos dejaran de insultar a la "burocracia" y que los sindicalistas dejaran de hablar de "infiltrados", para que él mismo Perón pudiera conducir la unidad. A López Rega lo maltrataba, lo hacía ir de la habitación cuando hablaba con Abal. Obviamente vimos que ni Perón pudo conducir ese menjunje, murió dejando a Isabel y Lopecito al mando.

La idea de que Perón fue un gran estratega habría que revisarla porque a pocos meses del golpe a Cámpora y el asesinato de Rucci, Perón todavía pensaba que iba a manejar el movimiento con Rucci y Galimberti. Cuando dicen que Cristina al elegir se equivoca, me hacen reir. Perón no pudo porque en 1973 el peronismo ya era un imposible. Después vinieron Luder, Lorenzo, Menem... Néstor revivió la ilusión (falsa) de una vuelta al peronismo. Lo vemos en la "solidaridad" de todo el peronismo con Cristina.


Mientras no hagamos el duelo por algo que murió hace medio siglo nos vamos a tropezar cien veces con la misma piedra.

sábado, 11 de marzo de 2023

Quienes hablan de no violencia

 


saco la espada y el dulce de leche

no puedo caminar

con esta desnudez

sin calzar borceguíes


quienes hablan de no violencia

tienen patos en la sangre

nunca pasaron por liniers a las 3 de la mañana

o a las 3 de la siesta

no pueden comprobar lo violento que es el cuerpo

cuando debe expulSar sangre o gente

no comprenden sus propias taquicardias

no digo que no las entiendan

no saben de qué no se trata

quienes que hablan de no violencia

no comprenden las tormentas

ni la sed

ni la soledad estrépita de las escaleras mecánicas

quietas

agazapadas mirando los sueños de los adolescentes que las duermen


mucho menos comprenden lo violento de este cielo de vidrieras

armado con modelos vivos

despellejados en directo

jamás piensan mares extensos

inalcanzables para su matemática

mares a disposición de naves que saquean,

del manipuleo de palancas uy, se me cayó el aceite

10000 kilómetros negros


donde haya vida que yo ponga progreso

donde haya salud que yo saque tajada

donde haya dolor, que yo ponga…....dolor


quienes hablan de no violencia

se enfurecen con cuidado

en la fila de la carnicería 

DANIELA ANDÚJAR

CENTRO CULTURAL HAROLDO CONTI

POETAS Y POESÍA EN LA TERRAZA... LES ESPERRRAMOS!

AV. LIBERTADOR 8151

Sábado 11 de marzo 19 hs. Entrada libre.

DIBUJO VEROKA VELASQUEZ



lunes, 6 de marzo de 2023

Close y los Dardenne: tan cerca, tan lejos



Close (Lukas Dhont, Bélgica, 2022)

ATENCIÓN: esto está lleno de spoilers.

Dhont construye su película calcando el arco dramático de El Hijo de los Dardenne solo en su exterioridad, sin la densidad existencial en la que los hermanos lograron construir su maestría. A falta de ese rigor, Dhont aporta fotografía bonita, caras bonitas y belleza vicaria.

La imitación de Dhont, especialmente a El Hijo, no es temática sino formal. Lo que en los Dardenne es una forma ajustada a un nudo existencial en Dhont es un esqueleto que puede llenarse con cualquier anécdota. Acá la amistad erotizada de dos púberes varones, algo habitual en esa etapa de exploración de las posibilidades del deseo, aún no cristalizado, cuando la cercanía afectiva linda con el enamoramiento.



Dhont decide que en la mitad de la película algún comentario maledicente en la escuela quiebre la naturalidad de su vínculo. La mirada de los otros los avergüenza porque su cercanía no responde al modelo masculino en proceso de construcción. Nada nuevo, excepto que el autor resuelve el conflicto con un golpe bajísimo: el suicidio de uno de los chicos. Ahí la película cambia bruscamente de tono, de la sensualidad y la incomodidad por la mirada de los otros se transforma en una película sobre duelo y culpa. El suicidio aparece abruptamente, no precedido en el film por ningún indicio ni seguido por ninguna revelación, como un mero golpe de mano de guionista. Pero las consecuencias son productivas para alargar la hora de película que queda: el chico sobreviviente sufre en silencio su culpa por haberse alejado de su amigo ahora muerto. ¿Es Close una película sobre el despertar del deseo? ¿Sobre la opresión del modelo de masculinidad? ¿Sobre el suicidio adolescente? ¿Sobre el duelo por la amistad perdida? ¿Sobre la culpa? Sí y no a todo. Dhont resbala por los temas sin dejarse atravesar por ellos. Pero muestra conocer bien el procedimiento dardenniano despojándolo de su sentido: las conversaciones y los silencios en los viajes en automóvil, la cámara en mano, las elipsis bruscas, la confesión inesperada. Las elipsis en los Dardenne condensan sentido y en Dhont lo esquivan.



Dhont hasta recurre a Émilie Dequenne, la actriz protagónica de Rosetta en el rol de la madre del chico muerto, para subrayar su filiación estilística. La línea narrativa conduce hacia el bosque donde se resolverá el duelo, lo que no puede sino hacer extrañar la maestría de El Hijo.

Close es melodrama truculento para almas de cristal. 

jueves, 2 de marzo de 2023

Lecturas riesgosas: la filosofía de Nietzssche, Heidegger y el fascismo

 

Lou Andreas Salomé, Paul Ree y Nietzsche

- Mirá esta foto de Calamaro y Juan Grabois sentados en Café Tabac. Calamaro está leyendo el nuevo libro de Grabois, Los peores; y Grabois lee el diario La Nación.

- Bueno, pero ¿qué problema ves? Cristina, calculo, también por obligación debe leer La nación,el Clarín y todas esas porquerías. Lamentablemente deben de hacerlo por una cuestión estratégica. 

 - Sí, subí la foto sin intención persecutoria. Calamaro en twitter todos los días sube una foto de su mesa en Tabac, con un pocillo de café, una medialuna y la editorial de La Nación. Le gusta jugar con la provocación. Esta vez se habrá puesto de acuerdo con Grabois para leer Los peores. La foto justamente da qué pensar sobre el acto de lectura, leer algo no implica adherir a lo que se lee. Por suerte Calamaro no se fotografió con Milei ni Grabois le llevó el libro a macri. David Viñas leía La Nación. No estoy tratando de denunciar nada. Yo leo a Nietzsche a pesar de que algunas ideas conducen al fascismo. 

- Uhh.. Vos me tirás esas frases fuertes. Siempre creí que esa era una lectura tergiversada de Nietzsche, que en realidad la hermana era la de ideas fascistas. No tengo muchos elementos para debatir con vos, porque a Nietzsche lo leí poco. 

 - Bueno, a Nietzsche lo tergiversaron los nazis en parte, pero sobre la base de un pensamiento que tenía semillas de fascismo. Los franceses lo quisieron disimular, pero leé La genealogía de la moral, libro publicado en vida por Nietzsche sin manipulación posible de su hermana. Tratá de poner esas ideas en práctica en Argentina y después hablamos. Pero no todo en Nietzsche conduce al fascismo. El tenía un lado fascista y otro cristiano y otro gay y otro iluminista. No estaba bien del mate y según los días uno predominaba sobre los otros. 

 - Entonces ¿no es verdad que su hermana manipuló sus textos? 

 - Te paso un dato decisivo: todos los textos que circulan atribuidos a Nietzsche fueron escritos por él, salvo Mi hemana y yo que es una patraña muy posterior a su muerte. Entre las cosas que los franceses y los porteños afrancesados trataron de confundirnos está la idea falsa de que la hermana agregó en los fragmentos póstumos algunos textos pro-nazis que Federico no escribió. Falso de toda falsedad. Elizabeth Nietzsche en en la década de 1930, ya anciana, negoció el financiamiento del archivo Nietzsche con el régimen nazi y esto implica que ella incidió en qué textos se daban a conocer y cuáles no, de modo que ocultó fragmentos donde Nietzsche abominaba del nacionalismo alemán o bien atacaba despiadadamente a los antisemitas, cosas así escritas por FN que al nazismo no le convenía que se difundieran. Pero mucho antes, a fines del siglo xix, después de que Nietzsche tuviera el brote psicótico en Turín, ella colaboró con Heinrich Köselitz, el amigo de su hermano conocido por su pseudónimo Peter Gast y juntos se encargaron de hacer una selección extraída de los cuadernos que contenían miles de fragmentos póstumos. Esa selección fue en realidad comandada por Gast y la hermana más que nada contribuyó aportando los cuadernos que había conservado y encargándose del laburo de "marketing", cuando fue publicada años después con el título La voluntad de poder, obra controversial sobre cuya autoría se hizo caer la idea de que Nietzsche había sido manipulado en favor de los nazis. La arquitectura de ese libro como tal, con ese título, Nietzsche nunca la decidió, pero cada una de las palabras que aparecen fueron escritas por él, sin ningún agregado. Lo que Elizabeth y Gast hicieron fue darle una estructura que su hermano no había decidido. Y ocultaron fragmentos que no iban bien con el antisemitismo que ella sí profesaba. Pero jamás puso una palabra que su hermano no haya escrito. Así que cuando uno lee cosas espantosas como que una civilización para enaltecerse debe sacrificar a los deformes y malogrados, este tipo de aberraciones no es un agregado de Elizabeth sino una idea original del pobre Federico, quien quizá no habría sobrevivido a un régimen que se basara en sus ideas: lo habrían tenido que sacrificar por degenerado. Pero los franceses y los porteños afrancesados usaron este entuerto para hacernos pensar que Nietzsche era un crítico del poder, un postmarxista de centroizquierda como Foucault o Deleuze, digamos. Pero no: en vida fue un furioso anticomunista, antisocialista, contrario a la idea de derechos humanos, aristocratizante, despreciador de lo que llamaba la plebe. Después, los franceses postestructuralistas nos explicaron que cuando FN se burlaba así de la plebe en realidad se estaba refiriendo a otra cosa, a no sé qué cosa fea que no era el pueblo. Después de todo lo dicho, sostengo que a Nietzsche hay que leerlo con mucha atención, sobre todo para pensar sus inconsistencias y la razón por la cual nunca iba a poder terminar de darle forma a lo que llamaba su "obra capital".

- ¿Entonces sostenés que la hermana fue inocente de la manipulación a posteriori que hizo el régimen nazi de Nietzsche?

-Respecto a los detractores de Elizabeth: - es verdad: negoció con el régimen nazi el financiamiento del archivo; - es verdad, era antisemita; - es verdad, estaba casada con un nazi que vino a fundar una demencial colonia germánica en Paraguay. Pero hay una cosa que ni Foucault ni nadie podrá jamás negar: si no fuera porque ella con devoción guardó ese montón de manuscritos que Nietzsche alguna vez manifestó su decisión de tirar a la basura hoy no conoceríamos una parte fundamental de la obra de Nietzsche, que los actuales académicos de estudios nietzscheanos le consagran una próspera industria extractivista. Así que yo a Elizabeth Nietzsche no la cancelo. Por eso tampoco me voy a ofender si Grabois o Calamaro leen La Nación...

Heidegger en su cabaña de Messkirch

- Sí, después de estos argumentos, que Grabois o la misma Cristina lean La Nación no te escandaliza nada, che. Tendré en cuenta lo que decís cuando me ponga a leer a Nietzsche. No voy a negar que en muchos debates, también en la facultad, se habló de una lectura de Nietzsche en términos fascistoides, pero siempre alegaron que fue la hermana quién pudo haber intervenido en ello. Ahora voy a leerlo con esta data. Entonces, última pregunta: ¿a Heidegger también hay que leerlo atento a un despliegue de ideas fascistas? 

-Según yo entiendo Heidegger no es fascista ni mucho menos antisemita en los textos donde expone sus pensamientos fundamentales: Ser y tiempo, Carta sobre el humanismo, Arte y verdad, La cuestión de la técnica. Ahora, te complico más las cosas: él fue contemporáneo del nazismo e incluso en 1933 se afilió al Partido Nacionalsocialista Alemán. En algunos pasajes no decisivos de la orientación de su obra se refiere al Führer. Durante nueve meses de 1933 fue rector de la universidad de Friburgo, en esos meses manifestó públicamente su mayor entusiasmo por el nazismo, que no dejó escrito en ninguna obra filosófica de peso; podés encontrar alguna declaración suelta en algún libelo que no se estudia en ninguna parte, porque carece de relevancia filosófica. Ese entusiasmo no lo encuentro en sus libros. Un acto que lo deja mal parado: la primera edición de Ser y Tiempo, publicada antes del régimen nazi, estaba dedicada a su maestro en la escuela fenomenológica y antecesor en Friburgo Edmund Husserl, que era judío; pero en la segunda edición, con el nazismo ya entronizado, Heidegger omite esa dedicatoria, que volverá a introducir una vez terminada la guerra. Si me preguntás, lo veo antes como un acto de cobarde oportunismo político que como una manifestación de antisemitismo. Nueve meses dura como rector de Friburgo, renuncia por discrepancias con la política académica nazi y empieza un gradual distanciamiento del régimen. Desde 1936 da cursos sobre Nietzsche en los que polemiza veladamente contra la interpretación que los intelectuales orgánicos del nazismo hacían de Nietzsche: es decir: en sus cursos Heidegger niega la lectura de Nietzsche que hacían los nazis. Incluso después dijo sospechar que a esos cursos asistían infiltrados espías del régimen que lo estaban vigilando. Una en contra: nunca se desafilió del partido nacional socialista. Cuando termina la guerra, los vencedores empiezan un proceso de desnazificación que le impide dar clases durante algunos años. Por ese entonces, empieza en Europa occidental, sobre todo en Francia, un movimiento para "descancelar" a Heidegger, por considerarlo un gran filósofo. Ese movimiento de reivindicación es encabezado por Sartre con su breve libro El existencialismo es un humanismo. El argumento principal que usa Sartre para salvar a Heidegger es que el alemán era un existencialista ateo y que el existencialismo era en realidad una filosofía humanista. Curiosamente, Heidegger escribe una célebre Carta, donde niega la interpretación bienintencionada que había hecho Sartre de él. En Carta sobre el humanismo Heidegger desmiente a Sartre en tres puntos fundamentales que podrían haber acelerado su rehabilitación: - dice que él no es existencialista; - dice que él no es ateo; - ¡y dice que él no es humanista! Es decir, no cede ante la versión pasteurizada que Sartre y favorecedores intentaron. De todos modos, si me preguntás, yo creo que en los libros filosóficos de Heidegger no hay rastros del nazismo y que él es en realidad el pensador fundamental para criticar la civilización tecnocientífica que en el mundo globalizado se extiende por el planeta. Me parece que nadie antes ni mejor que él pensó los problemas actuales de la informática No creo que leyendo ningún libro de Heidegger caigas en la tentación de volverte nazi.