sábado, 30 de julio de 2011

Ausente

Se estrena esta semana, pero antes en La otra.-radio


por Oscar Cuervo

La clave que comparten los dos primeros largos de Marco Berger, Plan B y Ausente, es que en ambos uno de los protagonistas traza un plan para inmiscuirse en la intimidad del co-protagonista. En ambas películas el plan adquiere una dinámica que va más allá de las intenciones iniciales. Hay otras coincidencias (siempre se trata de varones no definidamente homosexuales, pero tentados por tener sexo con otro hombre; en ambos los principales obstáculos los encuentran en ellos mismos y no en el mundo exterior) y significativas diferencias (Plan B es una comedia romántica con algunos tintes oscuros, los protagonistas buscan la felicidad; Ausente aparenta ser un thirller psicológico pero encubre una triste historia de amor; en Plan B son dos jóvenes post adolescentes; en Ausente se trata de un menor de edad que seduce a su profesor de gimnasia). Pero quizá lo más notable del cine de Marco Berger sea que la idea del plan de uno para inmiscuirse en la intimidad de otro coincide con el propio deseo de la cámara, que también busca pretextos argumentales y genéricos para espiar la intimidad de sus criaturas: más precisamente del movimiento de los cuerpos (ojos, manos, piernas, pies, culos, bultos), que están en tensión con lo que los mismos personajes pueden admitir. Berger, con sus películas, quiere meter a los espectadores en una intimidad que en principio no les concierne. Y toda la puesta de cámara (punto desde el cual se espía la película) se rige en consonancia con esa transgresión.

Ausente se estrenó en París la semana pasada y se estrena la semana próxima en Buenos Aires. El domingo a la medianoche Marco Berger y sus actores, Carlos Echevarria y Javier De Pietro vienen a La otra.-radio. FM La Tribu. Escuchar on line acá.

viernes, 29 de julio de 2011

Pescadores en el mar

(J. M. W. Turner, 1796)
Visuales XXXIII‏


por Liliana Piñeiro

La luna resquebraja las nubes y alumbra al pequeño barco que ondula en la oscuridad.

El mar es sombrío y voraz, pero el aire se ha vuelto sagrado: todo es repentino como una revelación.

Los dioses se anuncian así.

jueves, 28 de julio de 2011

En un mundo de impactantes mentiras fugaces, detenerse un momento a pensar

Otras voces: hoy a las 19:30 en la Biblioteca Popular, Crespo, Entre Ríos



por Oscar Cuervo

Una idea sobrevuela a través del libro que escribí sobre Kierkegaard, que fue concebido como una invitación a leer a este autor: ¿qué puede decirnos él a nosotros, incluso más allá de sus propósitos?

Kierkegaard es el pensador de la falla. Esto no sería extraño dado que, después de todo, la filosofía, desde sus inicios, siempre brotó de la experiencia de una falla: se piensa cuando se siente un temblor en el suelo, una precariedad propia, una grieta en la pared. Se piensa ahí donde no se sabe. Toda la historia de la filosofía brota, entonces, de la falla. Es cierto que los filósofos muchas veces intentaron tapar sus grietas una vez que las descubrieron. Y ahí parece estar lo propio de Kierkegaard: este pensador prefirió dejar sus grietas expuestas; para esto ideó una forma de escritura, una textura, que haga visibles sus grietas.

Esta historia, que nunca termina de dejarse atrás, va tomado diferente formas en cada época. Y la época de Kierkegaard (¿nuestra época, todavía?) es la de la falla de la modernidad. Su pensamiento no cesa de señalar la inseguridad sobre la que se apoya la distinción, típica de nuestra época, entre lo general y lo individual; dicho en términos políticos: entre lo público y lo privado. La persona fracturada entre uno y otro polo, la experiencia del ser humano disociado en lo más íntimo.

Hay filósofos que reivindican los derechos del individuo y otros que toman partido por lo general. Erróneamente se vinculó a Kierkegaard con la posición de un individualismo extremo: lo que muestra que no se entendió su planteo. Kierkegaard impugna la oposición tajante entre lo general y lo individual. No es en manera alguna un individualista, puesto que su esfuerzo de pensamiento se encamina a nombrar, con la máxima precisión posible, la experiencia de la singularidad. El singular (Enkelte) no es un individuo. En la palabra “individuo” se alude a la unidad in-divisible de un yo que se conforma consigo mismo, un sujeto consistente, que sólo busca su interés egoísta. Pero con la figura del singular Kierkegaard señala la inconsistencia del yo, su doble desesperación: el querer ser sí mismo y el no querer ser sí mismo, la finitud del ser humano que advierte esos límites con una inquietud insaciable y muchas veces ocultada. Cuando Kierkegaard dice “el yo es una síntesis de finitud e infinitud” habla de una tensión insistente.

Y no se trata de que alguna vez en la historia del pensamiento occidental el yo hubiera aparecido como una unidad serena y que, después de un tiempo, esa firmeza empezó a agrietarse: al comienzo de la Segunda Meditación Metafísica, Descartes, cuando está a punto de descubrir la "certeza" del yo, escribe: “he quedado suspendido en un estado de posibilidad. Incluso asoma el temor de ya no poder olvidar estas dudas”. He aquí la grieta. La "certeza" del Ego se funda en el temor de no poder olvidar las dudas, de no poder cerrar la grieta. Sin ese temor (ese temblor), el Ego no se habría alzado. “Estoy cierto de mi inquietud, por lo tanto soy”: esa es la fórmula del yo con el que Descartes da comienzo a la filosofía moderna.

Es conocida la continuación de esa historia: desde ese temor toma impulso la necesidad de tapar la grieta. Eso lo intenta Descartes y lo sigue intentando Hegel, un siglo y medio después. La filosofía aparece, en la época de Kierkegaard, como la empresa de construcción de una pared lisa e impenetrable. Y Kierkegaard protesta contra ese alisamiento, quiere dejar expuestas las fracturas. Por entre las grietas del muro se filtran voces.

¿Las querremos escuchar?

miércoles, 27 de julio de 2011

Amor amor

Amor al prójimo *


por Oscar Cuervo

En Las obras del amor Kierkegaard desarrolla un extenso tratado acerca del mandato de amar al prójimo, el mandamiento principal: “Ama al prójimo como a ti mismo”. Una de las frases más repetidas y menos comprendidas en estos dos mil años de civilización occidental y cristiana es desplegada a través de centenares de páginas en las que Kierkegaard se detiene a analizar minuciosamente cada término de la expresión: el amor, el prójimo, el sí mismo, el hacer del amor a sí mismo una medida para amar al prójimo y, recíprocamente, el amarse a sí mismo no con amor egoísta, sino como se ama a un prójimo. El cuidadoso análisis del amor y la pregunta por las obras del amor –es decir, por la dimensión práctica que implica, por “los frutos” por los cuales se reconoce al amor– cuestionan expresamente las nociones tradicionales asentadas a lo largo de siglos, aquello que el sentido común terminó por cristalizar como una idea banal. Lo que lleva a cabo Kierkegaard en este monumental tratado es desmontar el discurso tradicional acerca del amor, desmenuzarlo en todos sus matices y connotaciones, volver a leer el texto de origen en el que esas palabras han sido escritas, para recuperar una experiencia que, si es bien comprendida, puede dar lugar a la perplejidad. Para llevar a cabo esta recuperación –dándole a esta palabra el significado que nuestro autor le confiere–, hay que estar prevenidos contra los desvíos e incomprensiones que el mandato del amor al prójimo sufrió en siglos de rutina eclesiástica.

Kierkegaard nos remite al Evangelio: amar al prójimo no es simplemente amar al semejante, no es amar a los nuestros por el hecho de ser nuestros, es decir, porque nos pertenezcan. Amar al prójimo no es amar a una persona por sus excelencias, por sus virtudes o por el bien que nos hace. Si la amáramos por estos motivos, lo haríamos en función de un interés egoísta. Amar al prójimo no es preferir a uno por determinadas cualidades, las que nos convienen; eso es tan sólo amor de preferencia, y ese amor de preferencia, fundado en el egoísmo, frecuentemente se convierte en odio ni bien el prójimo deja de satisfacer nuestras conveniencias.

El amor al prójimo, a diferencia del amor de preferencia, no se determina por el objeto amado, es decir, por las cualidades que reúna el objeto de nuestro amor. Al prójimo se lo ama por amor:

"El simple amor -dice Kierkegaard- se determina por las cualidades de su objeto, la amistad se determina por su objeto (son amores de preferencia). Sólo el amor al prójimo se determina por el amor mismo. El motivo de esto radica en el hecho de que el prójimo es cada ser humano, absolutamente cada uno, de suerte que todas las diferencias del objeto amado quedan eliminadas , y por eso a este amor se lo reconoce cabalmente en cuanto no admite ninguna determinación aproximativa referida a las diferencias del amado; dicho con otras palabras: este amor solamente se reconoce por el amor. ¿No es ésta la más alta perfección? Pues cuando el amor puede y tiene que reconocerse por alguna otra cosa distinta, entonces esta otra cosa representa en la misma relación como una sospecha contra el amor, como si éste no fuese lo suficientemente abarcador, y en consecuencia, no hubiese infinito en el sentido de la eternidad; esa otra cosa representa para el amor mismo una cierta predisposición enfermiza. Y, consiguientemente, en esa sospecha habita escondida la angustia que hace que el amor y la amistad dependan de su objeto, la angustia capaz de encender los celos, la angustia capaz de llevarnos hasta la desesperación".

En este pasaje resuena la inquietud que produce el amor estético, tal como ha sido planteado en el libro La repetición, es decir, el amor acechado por el hastío, que puede derivar fácilmente en una rutina y finalmente en odio, cuando el objeto amado, por las razones que fueran, ya no nos satisface. La clave para que exista el amor al prójimo parece consistir en romper con el amor de preferencia. El amor de preferencia es un vínculo entre un amante y su amado. Esa relación establece un circuito que alimenta un egoísmo recíproco: nos amamos en tanto nos satisfacemos mutuamente. Es una relación entre dos y, por lo tanto, una relación especular, de reflejo, en el cual uno busca fundar el amor en las cualidades del otro; cuando ocurre de este modo, el amor de uno depende del otro y el amor del otro depende de uno. Un amor regido por el amado, que espera que el amado sea el motivo del amor, es amor de finitud, es decir, un amor condicional e infinitamente insatisfecho: por ello enciende la angustia, los celos y, en definitiva, la desesperación.

¿Cómo se rompe este circuito de la preferencia y la desesperación? La salida se halla en la presencia de un tercero que sea otro en un sentido radical, un des-semejante que viene a romper con este juego de espejos. Este tercero es el amor mismo. Además del amante y del amado, está el amor. La relación del amante y el amado se funda en el amor. Ese amor en Las obras del amor se denomina Dios. A la pregunta “¿quién es el Jesucristo de Kierkegaard?” no podemos responder con una fórmula especulativa ni con una proposición teórica. La apertura que plantea Las obras del amor es de índole práctica: Jesucristo es el amor, el tercero que quiebra el juego especular entre dos amantes que tan sólo se prefieren, hasta que dejan de preferirse. Jesucristo es el prójimo, el hombre insignificante, al que has de amar no porque sea especial, sino porque simplemente es; es decir, por amor.

El amor al prójimo no es amor al semejante, porque no se funda en una identificación mutua. La identificación es amor propio, un mecanismo por el cual cada sujeto busca el reconocimiento del otro; el yo que necesita del otro para reconocerse a sí mismo, el yo que se ve a sí mismo en el espejo que el otro le otorga. Este deseo del reflejo de un reflejo (de dos reflejos recíprocos) desencadena una inquietud infinita que deriva fácilmente en odio. Quien puede romper con ese círculo es una tercera persona, que es otra, es decir, que no es semejante a los amantes. El mandato cristiano de amor al prójimo, el “ama a tu prójimo como a ti mismo”, ha venido a romper con el más habitual amor al semejante. Así es cómo se plantea en el Evangelio. Cuando Cristo manda: “ama al prójimo como a ti mismo”, está citando un pasaje del Antiguo Testamento. En ese pasaje se lee: “No andes difamando entre los tuyos; no demandes contra la vida de tu prójimo. Yo, Yahveh. No odies en tu corazón a tu hermano, sino corrige a tu prójimo, para que no te cargues por pecado por su causa. No te vengarás ni guardarás rencor contra los hijos de tu pueblo. Amarás a tu prójimo como a ti mismo”.

En ese pasaje, el Antiguo Testamento parece referirse a una relación de proximidad: “los tuyos”, “tu hermano”, “los hijos de tu pueblo”. Amar al semejante, al amigo, al hermano; en suma, al que es como yo, o es uno de los míos. ¿Esto implica que el deber de amor se agota en los “míos”, los cercanos, los próximos? Se trataría, entonces, de un amor de preferencia: prefiero a mi hermano antes que a un desconocido, prefiero al hijo de mi pueblo antes que al extraño, a mi amigo antes que a mi enemigo. Así el prójimo sería alguien a quien tengo que amar por su semejanza conmigo.

Pero, unos renglones más abajo, el mismo texto dice: “Cuando un forastero resida junto a ti, en vuestra tierra, no le molestéis. Al forastero que reside junto a vosotros, le miraréis como a uno de vuestro pueblo y lo amarás como a ti mismo, pues forasteros fuisteis vosotros en la tierra de Egipto”. Ahora se trata de amar al forastero como a uno de los míos. Se podría entender que esta obligación radica en que el forastero ahora “reside junto a nosotros”, es decir, que se ha vuelto un vecino y que, en razón de esa vecindad, ahora está cerca y por eso se lo debe amar. Sin embargo, el motivo que alega Yahveh es que “forasteros fuisteis vosotros en la tierra de Egipto”. Es decir, la razón para amarlo no sería exactamente la cercanía en que se encuentra el forastero, sino el hecho de que forasteros somos, o al menos podríamos ser, todos.

Ahora bien, en el Nuevo Testamento estas relaciones de proximidad y lejanía se complejizan de una manera inédita. Podríamos decir: se alteran. Jesús vuelve sobre esas antiguas palabras para trastornar los significados habituales de proximidad y lejanía, introduce la ajenidad entre los que se encuentran cerca, la extrañeza entre los conocidos, la discordia entre los parientes y el amor entre los enemigos. ¿Niega de esta manera lo que decían las escrituras antiguas? Más bien se diría que hace estallar, mediante el uso de paradojas, el sentido que la tradición ha dado a estas palabras:

“No penséis que he venido a traer paz a la tierra. No he venido a traer paz, sino espada. Sí, he venido a enfrentar el hombre con su padre, a la hija con su madre, a la nuera con su suegra; y enemigos de cada cual serán los que conviven con él”.

El cercano, el hermano, el próximo se han vuelto de pronto enemigos. Pero hay un pasaje que constituye la ruptura más radical con el amor de preferencia:

"Habéis oído que se dijo: Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo. Pues yo os digo: Amad a vuestros enemigos y rogad por los que os persigan para que seáis hijos de vuestro Padre celestial, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y llover sobre justos e injustos. Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa vais a tener? ¿No hacen eso mismo también los publicanos? Y si no saludáis más que a vuestros hermanos, qué hacéis de particular? ¿No hacen eso mismo los gentiles?"

El reto contra un amor fundado en las ventajas comparativas del objeto amado implica el mandato de amar al enemigo, es decir, a aquel cuya presencia no me representa ninguna ventaja interesada, aquel a quien sólo puedo amar porque es mi prójimo, aunque él no me ame. En esta figura del enemigo amado vuelve a presentarse el problema planteado en Ejercitación del cristianismo: ¿por qué razones habría que amar a Jesús?, ¿porque era elocuente?, ¿porque hacía milagros? El autor dice que Cristo es el incógnito, el hombre insignificante, que no tiene ningún atributo exterior por el cual pueda ser reconocido como el Amor. Y sin embargo, Cristo, este prójimo, es el Amor. No hay manera de reconocerlo sino amándolo. No se trata de que yo reconozca lo que tú eres y que, por esta razón, te ame. El acto de amor invierte esta condición: el amor hay que ponerlo antes. Si lo amas, entonces ahí aparece el prójimo. El amor en cierta forma precede al amante y al amado.

El análisis de la experiencia amorosa encuentra en Las obras del amor una sutileza y una profundidad que no se pueden suplir mediante una breve síntesis. Pero se hace evidente que esta problemática es un punto de confluencia de toda la obra de Kierkegaard. No es que este libro resuelva todos los dilemas que en el resto de su obra quedan como asuntos pendientes, porque el amor al prójimo no alcanzaría la densidad que presenta aquí si no fuera porque en las llamadas obras estéticas el autor ha explorado el callejón sin salida de la angustia ante la nada, la finitud, el enamoramiento, el tedio, las obligaciones generales, el egoísmo, la desesperación y la percepción del sinsentido de la existencia. No es para anular esta problemática de la finitud que se apela a una sencilla fórmula del amor. La obra kierkegaardiana despliega todo el repertorio de los motivos por los cuales hay que desesperarse y deja en manos del lector la posibilidad de encontrar una puerta que estará abierta sólo para él o que se cerrará para siempre.

* Fragmento del libro Kierkegaard, una introducción. Escuchar una voz, que su autor presenta este jueves 28 de julio a las 19:30 en la Biblioteca Popular Orientación, Humberto Seri y Mariano Moreno, Crespo, provincia de Entre Ríos.

martes, 26 de julio de 2011

Prohibición de los avisos con ofertas sexuales, prostitución y abolicionismo


por Julieta Eme

El Decreto 936/2011, firmado por la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner el día martes 5 de julio de 2011, prohíbe “los avisos que promuevan la oferta sexual o hagan explícita o implícita referencia a la solicitud de personas destinadas al comercio sexual, por cualquier medio”. El objetivo del Decreto es “prevenir el delito de Trata de Personas con fines de explotación sexual” y eliminar paulatinamente “las formas de discriminación de las mujeres” (Artículo 1).

En el discurso de anuncio, la Presidenta dijo: “No se puede, en las primeras páginas de los periódicos, exigir al gobierno lucha contra la trata de personas y luego, en las páginas comerciales, poner los avisos donde se vehiculiza la más formidable y vergonzante (no solamente trata de personas, sino también) humillación a la condición femenina, porque también la discriminación es crear estereotipos de la condición femenina como objetos de consumo únicamente. […] Esto no es una condena a las mujeres. Al contrario. Ni aún a aquellas que son objeto de ese comercio. Para nada. Ésta es una condena a los medios y a los que instrumentan este tipo de cosas, sea a través de la explotación directa o a través de la propagandización de esa explotación a través de los medios de comunicación social. Que quede claro: jamás vamos a condenar a ninguna mujer, porque muchas veces, la mayoría de las veces, nadie elige la vida que tiene”.

La Presidenta no podría haberlo dicho mejor. Los avisos con ofertas sexuales constituyen una humillación porque muestran a la mujer como un objeto de consumo. Las revistas, los avisos publicitarios, los avisos clasificados, los medios de comunicación, etc., muestran a las mujeres como objetos. Poner a una persona en el lugar de objeto es humillarla. Es rebajarla moralmente.

Como era esperable, la prohibición abrió un debate sobre la prostitución. Y acerca de este tema me gustaría decir algunas cosas.

Para nada me interesa condenar a las mujeres que están en situación de prostitución ni separarlas en las que cobran mucho o poco o en las que están esclavizadas y las que no. Tampoco me interesa analizar la prostitución como un contrato entre dos individuos, porque la prostitución no es un contrato (o al menos no lo es exclusivamente). La prostitución es una práctica social, es una institución social (fuertemente arraigada y naturalizada). Es un sistema que funciona sobre la base de valores machistas o patriarcales (todavía claramente presentes en nuestras sociedades contemporáneas). Lo que me interesa entonces es cuestionar la prostitución como una práctica, institución o sistema, consistente (principalmente) en el acceso de los varones por precio al cuerpo de las mujeres.

Como dije, la prostitución es una institución social que funciona sobre la base de valores machistas o patriarcales presentes en nuestras sociedades. Así, mientras la sociedad cosifica los cuerpos de las mujeres, les dice a los hombres que es aceptable consumir por precio esos cuerpos. (Aunque es la actitud más común, no deja de sorprenderme que ningún hombre, o casi ningún hombre, que yo conozca al menos, se haya cuestionado la legitimidad de la demanda de los varones de cuerpos de mujeres).

Ahora bien, como feminista abolicionista, considero que una sociedad en la cual hombres y mujeres son iguales en derechos y en dignidad no puede permitir (y mucho menos legalizar, como pretende el reglamentarismo) que el cuerpo de las mujeres se convierta en un objeto de consumo accesible por precio.

Y considero entonces que una sociedad igualitarista (o que al menos pretende serlo) debe abocarse a cuestionar, desnaturalizar y cambiar precisamente esos valores machistas o patriarcales que actualmente permiten y sostienen la existencia de una institución como la prostitución. Porque esa institución (ya sea simplemente tolerada o legalmente permitida) es del todo incompatible con una sociedad de personas moralmente iguales.

Para ser más clara: si una sociedad levanta sus barreras legales para que las mujeres puedan acceder a un montón de cosas a las que antes no tenían acceso, pero sin embargo, luego de un tiempo de estar esas barreras levantadas, una enorme cantidad de mujeres sigue ocupando los mismos lugares desventajosos, desiguales y de explotación que las mujeres ocupaban antes de que las barreras fueran levantadas, entonces eso significa que, a pesar de haber levantado las barreras legales, siguen presentes en la sociedad un montón de prejuicios y valores machistas y sexistas que hacen que muchas mujeres persistan en esos lugares.

Para hacer un paralelismo: si una sociedad levanta sus barreras legales para que las personas negras puedan acceder a un montón de cosas a las que antes no tenían acceso, pero sin embargo, luego de un tiempo de estar esas barreras levantadas, una enorme cantidad de personas negras sigue ocupando los mismos lugares desventajosos, desiguales y de explotación que las personas negras ocupaban antes de que las barreras fueran levantadas, entonces eso significa que, a pesar de haber levantado las barreras legales, siguen presentes en la sociedad un montón de prejuicios y valores racistas que hacen que muchas personas negras persistan en esos lugares.

Creo que nadie diría que en esta segunda sociedad no existe un problema racial que persiste a pesar de estar todas las barreras legales levantadas. Lo mismo vale para la primera sociedad: existe un problema de género que persiste a pesar de estar todas las barreras legales levantadas. Con una diferencia: el apartheid negro duró en Sudáfrica un poco más de 40 años. El apartheid de las mujeres duró en el mundo occidental 2.500 años. Ni el racismo ni el sexismo se borran de un plumazo.

La prostitución es una institución que pertenece al tiempo en que las mujeres no teníamos acceso ni derecho a nada o casi nada y éramos consideradas como seres subordinados e inferiores (desde Aristóteles a Kant). Y tal vez la afirmación de que es imposible terminar con la prostitución no sea más que la confesión de que las mujeres siempre vamos a ser vistas como objetos. Aceptar (o peor aún legalizar) hoy la institución de la prostitución es seguir afirmando y convalidando la discriminación, el sexismo y la explotación. Y es incompatible con considerar a las mujeres como iguales.

Así como en algún momento el racismo se volvió algo inaceptable, creo que ahora varones y mujeres deberíamos considerar como algo inaceptable el consumo por precio del cuerpo de las mujeres.

lunes, 25 de julio de 2011

Sokurov en Entre Ríos


por Oscar Cuervo

Sokurov viene haciendo sus películas y videos desde mediados de los 80, en los últimos años del régimen soviético, que durante un cierto tiempo lo confinó a filmar sin poder difundir sus primeras obras. Cuando Sokurov filmaba sus videos y películas semi-clandestinamente, en el mundo occidental ya reinaba el paradigma Lucas-Spielberg; Stallone estaba entonces en su apogeo, ofendiendo sensibilidades e inteligencias con su peculiar defensa del entonces “heroico pueblo afgano”. En Buenos Aires un incipiente movimiento de videastas discutía sobre la especificidad del video-arte y su necesidad de borrar toda huella de parentezco con el cine, evitando cualquier esbozo narrativo. Sokurov, silenciosamente, volvía abstracta esta discusión, ya que estaba desarrollando una obra excepcional, que pasaba fluidamente del cine al video y de las duraciones breves a las muy extensas, sin los complejos que a nosotros, videastas porteños infinitamente más ineptos, nos sumían en discusiones estélires. Las noticias sobre su obra tardarían todavía varios años en llegar a Buenos Aires.

Entre Ríos

Recién en 1999 se exhibe acá Madre e hijo, en un ciclo organizado por la Fipresci en la Sala Lugones. Y en los primeros minutos de proyección me vi arrojado hacia una experiencia de una intensidad difícil hasta hoy de olvidar. Tensando los límites de lo que se entiende por una narración, la película nos pone ante la última hora compartida por una madre moribunda y su hijo, con la seriedad y la concisión que exige presenciar la fuerza de un vínculo indisoluble. Ajeno totalmente a un espíritu de época que parecería que solo permite tocar ciertas fibras con sorna y guiños al espectador, indiferente a un siglo de divulgación pseudo-freudiana, la sacralidad de la relación madre-hijo, el tono de tristeza inatenuada que se impone desde los primeros minutos, la despedida, todo se plantea con un envidiable desprejuicio acerca de lo que se supone que el público actual puede asimilar, con la libertad que da una ambición artística radicalmente anacrónica. Quizá esa sea la felicidad que produce una película por otra parte tan triste: la de haber logrado burlar las inhibiciones emocionales de la época.

No se trata de originalidad en Sokurov, porque son evidentes sus lazos con la pintura y la música y la literatura del romanticismo –para no hablar del cine de Dovzhenko, el Bergman de Gritos y susurros o Tarkovski. El gesto osado de Sokurov consiste en desencadenar cierta pulsión artística que creíamos “superada”. Hacerlo hoy que el cine –la vida- contemporáneos parecen tan ajenos a este espíritu, hacerlo por los motivos que Sokurov lo hace, es como hacerlo por primera vez. Como espectador, la idea que inmediatamente pensé al ver Madre e hijo fue: “entonces ¿en el cine me podía pasar esto?”


¿Cuáles son los recursos con los que Sokurov solicita nuestra mirada? En primer lugar la abolición de la tridimensionalidad de la imagen, para dejar ver la pantalla como una planicie. Sobre esa llanura despliega sus texturas, difumina los contornos, distorsiona las formas, inclina las líneas horizontales, salpica pinceladas de azul puro sobre un ambiente ocre. Estira la duración de los planos hasta hundir la ansiedad de los ojos adictos al zapping televisivo en un ensueño intangible. La lentitud de los movimientos roza a veces el puro estatismo o una danza insólitamente ralentada. Así, de pronto el espectador empieza a percibir sensaciones que el cine habitual desconoce: los más tenues cambios de luz pueden alcanzar una significación drástica. El ritmo nos invita a demorarnos, como dice Paul Schrader, en la exploración de la pantalla y no a resbalar por ella (como hace el cine “normal”). No se trata de preciosismo pictórico: lo que Sokurov hace es moverse en el límite de una política de la mirada. Nos sumerge en una atmósfera extraña. Algunos trataron de describir esa sensación de extrañeza comparándola con la visión de una película en 3D sin los anteojos especiales, o con la visión que ofrecería el mundo reflejado en la superficie de una lágrima. El sonido está tallado con la misma delicadeza –y más aún: las películas de Sokurov merecerían escucharse al menos una vez más con los ojos cerrados: la sirena de un tren, la resonancia seca de unos pasos sobre el piso de madera, el zumbido de un insecto, la respiración densa de la muerte, las masas orquestales entrelazadas con un sonido ambiente multidimensional. Todo eso pude percibir ya en la primera visión de Madre e hijo, que fue para mí un anuncio de que el arte cinematográfico, a fines del siglo xx, aún no había terminado de brindarme motivos de asombro.

Prepararse para lo peor, trabajando por lo mejor




por Oscar Cuervo

Dos frases: "Esta ha sido una elección rara", del socialista Juan Zabalza ayer al conocerse los resultados; y "nunca fui kirchnerista" de Reutemann el lunes pasado, terminan condensando el significado político de la elección de ayer y sus proyecciones hacia el escenario nacional.

La de Reutemann habilitó a sectores del peronismo no kirchnerista a desentenderse por (o más bien hundir) la suerte de Agustín Rossi, candidato a gobernador kirchnerista. En esa misma frase, el Lole le soltó la mano al sector del reutemismo que había participado de la interna peronista santafesina y llegó a un acuerdo con Rossi y Rafael Bielsa para presentar lista única en la elección de ayer. Miguel del Sel interpretó la frase de Lole como un apoyo a su candidatura. Del Sel, que se define a sí mismo como "un vago apolítico" que "le dio felicidad a la gente con tantos años en Midachi", se convirtió en la gran revelación de la política argentina 2011: segundo y muy cerca del ganador socialista Bonfatti, en uno de los distritos más grandes del país. Del Sel cerró su campaña en el programa de Susana Gimenez y su lanzamiento político puede considerarse una invención del laboratorio de Durán Barba, el mismo que está sospechado de organizar una campaña difamante con cientos de miles de llamados telefónicos contra el padre de Daniel Filmus, mientras aconseja a sus candidatos ir a la televisión, bailar, hablar de felicidad, decir la frase "bajemos el nivel de agresión" y no hablar de política. Dos éxitos en pocas semanas para Durán Barba, que anticipan un tercero el domingo próximo en la segunda vuelta de CABA, con más globos, más Gilda y más amarillo. Quizá se esté empezando a configurar la cara de la nueva derecha argentina, una berlusconización con la que habrá que enfrentarse en los próximos años (cuando vaya caducando la camada de Duhalde, Alfonsín y Carrió). Una derecha al borde de la afasia, construida desde el marketing, con personajes mediáticos que no declaran una ideología pero le hacen guiños a la xenofobia, al racismo y a la Sociedad Rural. Pero los "vagos apolíticos" como Macri y Del Sel, que se conectan con el televidente, cuentan además con un apoyo territorial provisto desde el peronismo antikirchnerista (Duhalde, Reutemann, el Momo Venegas, Cristian Ritondo, por caso). El dilema de Durán Barba es si, para aspirar a una proyección nacional (ayer logró sacar al Pro de su encierro capitalino y empezó a transformarlo en una fuerza nacional, con vistas al ¿2015?), mantiene su consejo de desperonizar sus imágenes o si tienen que empezar a neoperonizarse. O acaso a combinar una doble táctica: desperonizar las apariciones televisivas y reperonizar su inserción territorial. Ritondo sabe hacerlo en Capital. Reutemann lo logra con sus sentencias oraculares de seis palabras emitidas una vez por año. ¿Habrá alguien que lo intente en la provincia de Buenos Aires? La respuesta podría empezar a develarse en la elecciones primarias del 14 de agosto.

Una elección rara: si el gran perdedor es Agustín Rossi (a 13 puntos del segundo y 16 del primero), resulta sorprendente que María Eugenia Bielsa, de su mismo partido, gane las elecciones a diputados con un 35 % de los votos, superando no solo a sus competidores del socialismo y el Pro, sino dejando muy atrás a su propio candidato a gobernador. Bielsa no responde, en la interna santafesina, ni al reutemismo ni al rossismo, sino a su hermano el ex-canciller Rafael Bielsa, que hace pocas semanas había sido el gran derrotado en las internas provinciales del justicialismo. ¿Cómo se entiende este intríngulis? Hay que ser experto en peronismo santafesino, una disciplina de alta complejidad. Podrían decirse a las apuradas algunas ideas: que gran parte de los votos que ganó Bielsa y perdió Rossi fueron a parar a Del Sel, que ese 35 % es el porcentaje que sacó Cristina en las elecciones de 2007, antes del conflicto sojero, que ese 35 % es el piso al que Cristina aspira a consolidar en octubre (o mejor dicho en agosto), que Rossi tiene los votos para ganar la interna pero su figura está muy desgastada en el epicentro de la rebelión agrogarca, pero que ese desgaste no alcanza a Bielsa... Aún así, estos resultados dejan demasiados cabos sueltos.

Por ejemplo: ¿cómo se lee esta seguidilla de éxitos antikirchneristas en términos nacionales? Los medios de la derecha están exultantes: cada lunes pueden titular con sintagmas como "derrota aplastante del kirchnerismo", "fracaso K delmoledor" y otros por el estilo. Parte de su táctica  consiste en instalar un clima triunfal en las semanas previas a las primarias. ¿Triunfal para quién? Es difícil de responder, quizá haya que pensar en términos mediatos, no necesariamente en octubre. Porque la verdad es que no hay un candidato a presidente que pueda capitalizar en forma directa estas derrotas kirchneristas. Macri se consolida como la gran esperanza blanca de 2015, incluso Durán Barba parece preferir que la imagen triunfadora del Pro no se ponga en juego en octubre. 

Pero la derecha pura y dura, la que está haciendo golpismo desde la asunción de Cristina en 2007, no quiere ni puede esperar cuatro años. Tiene sed de sangre súbita. Lo prueba el tono truculento del discurso de Biolcatti en la Rural el sábado. En ese palco estaba toda la oposición, excepto el socialismo. Los resultados de ayer no despejan un ganador en el arco opositor: Binner ganó, pero no tanto, porque Duhalde es el candidato apto para capitalizar una parte del éxito santafesino de Del Sel, sobre todo hacia el interior del peronismo descontento con Cristina. Ricardito hizo otro papelón, apareciendo a la noche en el bunker socialista para decir ante las cámaras de la tele un patético "¡¡¡ganamos!!!", similar al que manifestó hace dos semanas cuando ganó Macri. De esto se podría inferir que ayer Alfonsín retrocedió varios casilleros en la competencia para captar el voto anti-K en octubre. Rossi sufrió una derrota casi irremontable, pero Cristina quedó mellada, por su intervención en la última semana, en contra de Binner y tibiamente a favor de Rossi. Es lícito pensar que la intervención de Cristina le hizo perder votos a Rossi, pero eso no explica la insólita victoria de María Eugenia Bielsa.

La derrota kirchnerista puede ser matizada por ciertas consideraciones; por ejemplo, comparar el resultado con el de las elecciones de 2009:

FTE. PROGRESISTA CIVICO Y SOCIAL (Socialistas, radicales y Coalición Cívica): 39,86%
AL. SANTA FE FEDERAL (peronismo disidente): 39,82%
FTE. PARA LA VICTORIA (kirchnerismo): 9,57%

El 22 % actual de Rossi y el 35 % de Bielsa significan un importante crecimiento kirchnerista en términos relativos, aunque esta semana los medios derechistas hablarán de la "aplastante derrota". En esta comparación, puede suponerse que el socialismo santafesino mantuvo sus votos y que los del peronismo disidente se repartieron entre el Pro y el kirchnerismo.

Las primarias de agosto entonces acentúan cada semana su caracter decisivo. Por dos razones: se define quién puede ser el opositor que la derecha elija para castigar a Cristina, aspirando a polarizar en la primera vuelta y obtener la chance de una segunda (que sería tercera, si contamos las primarias de agosto... ¡ufff!). ¿Duhalde? ¿Alfonsín? ¿Binner? El socialista arranca un poco atrás, pero hoy aventaja a Alfonsín por haber refrendado su gestión en Santa Fe. Alfonsín se desdibuja en sus zigzagueos, que le hacen perder el perfil radical y lo muestran como un oportunista sin una gestión ejecutiva para reivindicar. Duhalde succiona votos del peronismo despechado contra Cristina, pero tiene una altísima imagen negativa que le restan chances en una segunda vuelta (pero en la política argentina nada es imposible). Es difícil imaginar un país gobernado por el hijo de Alfonsín. Pero Duhalde ya lo gobernó. Binner es la figura más coherente y prestigiosa de estos tres aspirantes, pero carece de proyección territorial más allá de Santa Fe. Y es el menos funcional a la derecha. Si la primaria de agosto deja a un segundo recortado del resto, ¿será Duhalde el rival de Cristina en octubre? ¿Y si las primarias de agosto no dejan un ganador claro, sino tres fuerzas parejas? La derecha tendría que optar en los próximos días por favorecer a uno de estos aspirantes; el triple empate no le conviene. A Macri le conviene mantenerse apartado.

La otra incógnita a despejar es el desempeño de Cristina en las primarias de acá a tres semanas. Por arriba del 40 %, Cristina se posiciona bien para octubre y crece la posibilidad de una victoria en primera vuelta; si saca menos de 40 % su panorama se complica.

En esta seguidilla de elecciones locales hay fuerzas que se licuaron: la Coalición Cívica, el Proyecto Sur y la izquierda dura están al borde de la extinción. La etapa idílica que Cristina gozó entre el Bicentenario y la muerte de Néstor cesó y dio paso a este clima de contra-ataque de la derecha. Cristina conserva aún una importante intención de voto, si confiamos en las encuestas (sobre todo en las de Poliarquía, las únicas que permanecen invictas). Pero esta serie de reveses, aún parciales, son indicadores de errores importantes en la construcción política del kirchnerismo. Lo más obvio: cada territorio del país tiene su caracter específico que la Casa Rosada no siempre parece comprender. La presidenta tiene unos días para interpretar estos reveses y tres semanas para repararlos. Debe emitir señales en dos direcciones: hacia su frente interno, para evitar fugas masivas hacia Duhalde, y hacia la sociedad, que se está expresando cada semana de manera compleja. Una tesis que se mantiene es que están ganando los oficialismos, pero esto no es una verdad infalible.

Y finalmente: aún ganando Cristina en agosto, octubre y noviembre, la derecha será despiadada a partir del primer día de su segundo mandato, trabajando para una salida anticipada.

domingo, 24 de julio de 2011

Hoy en La otra.-radio



Rarezas del rock argentino: Charly García, Miguel Abuelo, Los Rodriguez, Aznar, Spinetta, Fito Paez, Baglietto, Sui Generis, Porsuigieco, La máquina de hacer pájaros, el comienzo de Serú, El acusticazo 1972 (Litto Nebbia, León Gieco, David Lebón, Edelmiro Molinari) hoy en La otra.-radio. FM La Tribu. Para escuchar on line hacer click acá.

Cristina o esto







"Estoy seguro que esta larga noche está llegando a su fin", dijo Biolcatti.

sábado, 23 de julio de 2011

El desafío


por Oscar Cuervo

En Capital la segunda vuelta está irremisiblemente perdida para el kirchnerismo. A lo mejor que se puede aspirar es a acortar la brecha, con el fin de que la derrota no resulte tan dañina. Creo que lo más inteligente hubiese sido que Cristina promoviera un acuerdo entre Macri y Filmus para evitar la segunda vuelta ante una diferencia irremontable. Esa flexibilidad le habría permitido empezar a acercarse a sectores porteños que votaron a Macri sin estar necesariamente en su contra. Se trata, si se quiere, de picardía o de pragmatismo. Si la propuesta se hubiera hecho lo suficientemente rápido (la misma noche de la derrota o al día siguiente) se le habría quitado a la derecha una nueva ocasión de regocijo, que sabemos que ansían más que nada para esta etapa de su contraofensiva.

La derecha está desatada. Una de las cosas más interesantes de este período es ver cómo opera la derecha desatada. Ejemplo es el asombroso ocultamiento que hacen de las pruebas que incriminan al Pro en una campaña sucia contra Filmus. Los recursos más agresivos de la desinformación, la distorsión y el ocultamiento se dirigen en primer lugar contra los lectores de sus propios medios. La tergiversación de cualquier noticia para transformarla en una lesión al gobierno viola todos los manuales de ética periodística: una asamblea de intelectuales de Carta Abierta en la que se hacen críticas mesuradas y sensatas al gobierno al que se adhiere se transforma en los titulares en una crisis política de grandes proporciones en el kirchnerismo. La expresión libre de un cantante popular como Fito acerca de lo que piensa de los habitantes de la ciudad en la que vive es presentada como un "ataque del kirchnerismo a los porteños". La decisión (lógica, inevitable, tardía) de apartar a las Madres del proyecto Sueños Compartidos es presentada, una vez más, como una noticia sospechable: "El Gobierno intenta aliviar la difícil situación de Bonafini". Con idéntica o mayor ferocidad se titularía si el gobierno hiciera todo lo contrario: mantener Sueños Compartidos en manos de las Madres. La catarata de insultos, agravios y calumnias que los comunicadores de la derecha cometen diariamente contra cualquier figura pública que apoye a Cristina es festejada por los mismos que se horrorizan si algún adherente al gobierno sube apenas los decibeles de su voz. Duhalde les dice "pelotudos" a los integrantes de Carta Abierta, Forster le responde a Duhalde en el tono prolijo y académico que lo caracteriza y Clarín denuncia que Forster "ataca" a Duhalde. Las muy posibles derrotas del kirchnerismo en distritos habitualmente adversos, como Santa Fe y ciudad de Buenos Aires y la falta de un candidato propio en Córdoba serán presentados como catástrofes de magnitud desorbitada por las tapas de los próximos lunes.

Son solo unos pocos ejemplos de una sucesión extenuante. Pero son inmensamente ilustrativos de la olla a presión a que apuesta la derecha cuando los gobiernos no le son simplemente dóciles. Hace muchas décadas, hasta la llegada del kirchnerismo, que los gobiernos le eran simplemente dóciles. El kirchnerismo llega a los 8 años de gobierno y lo más probable es que sea elegido por otro período. De lo que Cristina debería tomar nota es que en las próximas semanas estas operaciones se acrecentarán. Se apostará a la demonización de todo aquel que parezca un poquito K. Se viene dirigiendo todo el poder de fuego contra Hebe, Carlotto, Fito y cualquier otro que salga públicamente a bancar al gobierno. Serán tratados como corruptos, patoteros, fascistas, lo cual tendrá un efecto disciplinador para todos los que tengan miedo a quedar expuestos a semejante artillería. En cambio, se cubrirá con un manto de disimulo cualquier noticia que revele las abyecciones de la derecha protegida, como las calumnias sistemáticas lanzadas desde las oficinas de Durán Barba contra la familia de Filmus. Las pruebas de que Durán Barba concibe estos métodos desde sus propios libros puede que no tengan ningún efecto más allá de la minoría informada y ya convencida de no votar a Macri. Y seguramente no pueden incidir sobre la mayoría que no pasa de leer los títulos de los grandes diarios. El aparecer como víctima no va a favorecer a Filmus, dado que la desfachatez de que hizo gala Macri durante cuatro años no impidió que el 47 % de los porteños lo votaran en primera vuelta. Están los que no se enteran, están los que no quieren enterarse y están los que saben y se regocijan. Buenos Aires se encamina a ser la ciudad gobernada durante 8 años de su breve historia por un incapaz peligroso. Buenos Aires, su población, da asco.

Y esto no exime al kirchnerismo de ponerse a pensar en la responsabilidad que le cabe por esta derrota: su ausencia de política hacia la ciudad, su falta de proyecto para esta veleidosa ciudad. No habría sido tan difícil hacer notar la pésima gestión del Pro de haber tenido una política clara para los porteños. El kirchnerismo no la tuvo y, por lo visto, en esta segunda vuelta tampoco la tiene. La necesaria denuncia contra la campaña sucia es indispensable, pero con eso no se derrota a Macri. Los porteños también le festejaron a Menem sus tropelías durante unos cuantos años, y después se manifestaron dispuestos a creer en la seriedad de De La Rúa. Los porteños se olvidan de sus miserias muy prontamente y se burlan de la "baja calidad" del voto de las provincias pobres. El kirchnerismo tiene condiciones objetivas para mostrarse como una fuerza modernizadora y de gestión mucho más eficiente que el macrismo. Pero el kirchnerismo porteño se debate en una falta de política que ya parece endémica.

El kirchnerismo llega a los 8 años de gobierno y lo más probable es que sea elegido por otro período. De lo que deberíamos tomar nota es que, dado que aún no aparece el líder derechista apto para capitalizar el desgaste por tantos años de gobierno, lo más probable es que las operaciones golpistas no cesen al comenzar el nuevo período de Cristina; por el contrario: se acrecentarán. Hace falta entonces una creatividad política para enfrentar lo que seguramente va a venir, una creatividad similar a la que el kirchnerismo mostró en los momentos de mayor debilidad y que suele perder cuando le va bien.

viernes, 22 de julio de 2011

Rara la vida




El barco
mi corazón no aguanta
tanta tormenta
alegría
mi corazón no contenta
el día
la marca
mi corazón
el puerto
no.

Navegar es preciso
vivir no es preciso.

El barco
noche en tu tan bonita
sonrisa sola perdida
horizonte y madrugada
la risa
el arco
de la madrugada
el puerto
nada.

Navegar es preciso
vivir no es preciso.

El barco
el automóvil brillante
el camino solitario, el barullo
de mi diente en tu vena
la sangre, el charco
barullo lento
el puerto
silencio.

Navegar es preciso
vivir no es preciso.

jueves, 21 de julio de 2011

Oscuridad

(Leandro Quintero, 2011)


por Liliana Piñeiro

Cuando los árboles se hacen amigos de la oscuridad, el ocaso filtra sus últimos rayos entre las copas y la vida acorta una distancia dentro de sí.

Siguiendo el rastro de luz, es la hora de descubrir rincones olvidados. Allí están la primera caricia y el primer dolor: ese párpado que se levantó en el mundo cuando los ojos ni siquiera sabían llorar.

miércoles, 20 de julio de 2011

ADN: ¿Cómo seguir la lucha por la verdad?


por Daniel Cholakian

En la noche del viernes 15 de julio se conoció públicamente que el cotejo realizado en el Banco Nacional de Datos Genéticos (BNDG) del perfil genético de los hermanos Noble Herrera con el grupo de familias de personas desaparecidas durante el período 1975/76 ha sido negativo. Si bien se resguardan los casos de tres familias en el caso de Marcela y una para el caso de Felipe, para los cuales no es posible excluir el lazo, esto responde más a un formalismo técnico que al hallazgo de sospechas efectivas de posibles inclusiones.

Hace 23 días atrás escribíamos aquí que la respuesta al ¿por qué ahora? estaba evidentemente fundada en que los directivos del Grupo Clarín tenían información cierta de que el cotejo con las familias registradas en el BNDG daría exclusión tanto para Marcela como para Felipe*. Lo que destacábamos entonces era lo siguiente:

1) Que la decisión no fue de los jóvenes por la angustia y el acoso personal al que se sentían sometidos, tal como se argumentó entonces, sino que fue tomada en el círculo más cercano de la señora Herrera de Noble, como estrategia del grupo empresario.

2) Que para garantizar la certeza de la información, más allá de la asistencia –a esta altura admitida públicamente– de la Dra. Ana María Di Lonardo (directora del BNDG hasta 2006), el Grupo Clarín debía contar con información adicional. En estos días se pone el foco en aquella computadora de la que todos hablan y que fuera sacada por Di Lonardo de la sede del hospital Durand en el momento de hacerse efectiva la intervención. No se puede afirmar que en la misma hubiera información sensible, y si la hubiera, dado el momento en la que fue retirada (5 años atrás), la misma no estaría actualizada al día de hoy. Por lo cual, lo que hubiera guardado allí no explica absolutamente la certeza.

3) Que había que entender este momento como uno más en el largo y sinuoso camino en busca de la verdad. Que la búsqueda no se agotaba en este momento y tampoco con estos jóvenes.

Lo que ocurrió el viernes – y que va a culminar con el cotejo con los registros restantes del BNDG – es la confirmación de lo que se había hecho evidente.

Lo que ahora intentará el grupo es establecer el final del tema. Clausurar discursiva, política y jurídicamente la cuestión. Y hacerlo sosteniendo que hubo un enfrentamiento entre el gobierno y el grupo, para hacer político lo judicial. Al mismo tiempo se pretende que los jóvenes fueron victimizados ahora, y no cuando al inscribir la adopción su identidad fue ocultada y falsificada, cosa que está demostrada judicialmente. Para alcanzar este objetivo utilizan el complejo dispositivo que articulan, abogados, voceros, periodistas. Ellos enarbolan unánimemente un discurso que propone clausurar todo. Desarrollan un conjunto de enunciados que niega la continuidad de la duda razonable. Lo que sostienen públicamente podría resumirse en la siguiente frase: se terminó, no hay más nada que discutir, corresponde cerrar la causa y concluir la búsqueda. Los chicos no son hijos de desaparecidos. La señora Noble no cometió delito alguno. Pero lo cierto es que de estos análisis no emergió una verdad definitiva. La duda continúa. Es cierto que no tienen lazo filial con ninguna de las familias que hasta hoy han dejado material genético en el BNDG. Pero del mismo modo, es inobjetable que hasta hoy no conocemos la identidad real de Marcela y Felipe, ni podemos afirmar que ellos no son hijos de desaparecidos. Mientras la verdad (entendida con toda la relatividad filosófica y científica que esta palabra encierra) resolvería la cuestión de la identidad de los jóvenes, el mantenimiento de la duda hace que la cuestión siga abierta y que como tal pueda reclamarse una respuesta.

Comprender esto nos permite preguntar por la intención que tiene la estrategia del Grupo. Lo que parecen buscar es que se cierre definitivamente la causa por las adopciones irregulares, cuya prescripción podría declararse ahora (aunque hay discusiones jurídicas al respecto). Si esto ocurre, no habría condena por aquel juicio contra Ernestina Herrera, pero también se bloquearían los caminos judiciales futuros por la disputa hereditaria potencial. Roberto Noble tuvo una hija propia, Guadalupe, a quien tal vez se le abrirían nuevas puertas para el reclamo, si se declarara judicialmente irregular la adopción de Marcela y Felipe. Mucho más si Ernestina Herrera fuera condenada penalmente como apropiadora de hijos de desaparecidos. De modo que en este momento el objetivo central del grupo es proteger a la viuda de Noble y cerrar los caminos a cualquier disputa futura por los derechos sobre la herencia. (Para detalles sobre cómo se desapropió a Guadalupe Noble de sus derechos recomendamos esta nota de Juan Salinas).

Es preciso analizar la cuestión de la actuación de la Dra. Di Lonardo, fundamentalmente para no hacer especulaciones impropias. En primer lugar, cualquier participación que haya tenido, cualquiera sea el juicio ético que merezca, no permitió que los resultados sean manipulados. De ningún modo puede pensarse que su colaboración con el Grupo Clarín haya significado alteración una de los datos o de los procedimientos o de los resultados finales. El cotejo contra las familias registradas en el BNDG es inobjetablemente negativo. En estos días muchos centran su atención en la famosa computadora que podría contener datos. Sin embargo, y lo reiteramos, esos datos tendrían 5 años de antigüedad. ¿Se pudo tener certeza del resultado con datos tan desactualizados? No. Desde entonces se han incorporado nuevas familias. Por lo tanto la certeza requiere de información renovada. Lo cierto es que hay al menos una persona que trabaja en el BNDG y tiene vínculos públicos con la Dra. Di Lonardo y el Dr. Pablo Jacoby (abogado, socio del Dr. Cavallo). Aun cuando esta coincidencia no alcanza para imputar a esta profesional de ninguna actuación en relación con los hechos referidos, lo cierto es que es posible sospechar que por esa vía podría haber un acercamiento entre el Grupo y la información actualizada. De todos modos, más allá de la posible actuación infiel, ninguna conducta ha podido tener consecuencias sobre el resultado de los estudios.

En relación con lo que prosigue, más allá de la causa y de los intereses de la señora Herrera de Noble, lo central es comprender que el caso de los jóvenes Marcela y Felipe no debe diferenciarse de otros tantos que dudan sobre su origen e identidad. Miles de jóvenes han dejado sus muestras en el BNDG. Solo algunos de ellos han tenido éxito en su búsqueda o podrán tener lo en el futuro. Se estiman en 500 los hijos apropiados. Algo menos de 250 familias han dejado sus muestras en el Banco, sin embargo más de 2000 jóvenes han dejado su ADN allí pues, como Marcela y Felipe, tienen una identidad incierta.

Por ello, ampliar la cantidad de familias que dejen allí sus muestras es tan importante como incorporar la información de jóvenes cuya identidad sea desconocida. Este trabajo, que desde hace años vienen cumpliendo Abuelas con el apoyo del BNDG y los organismos públicos correspondientes, hay que sostenerlo y redoblarlo. Aprovechar la amplificación pública de este caso para con esa potencia tomar impulso hacia la búsqueda de posibles implicados (tanto quienes buscan, como quienes son buscados). Hoy los hermanos Noble Herrera son dos entre tantos otros que no tienen identidad probada y que nacieron en el período en que se produjo el robo sistemático de bebes. Para cada nueva familia que deje su información genética, se realizarán los cotejos con los miles de jóvenes que esperan respuesta. Entre esos miles, están también Marcela y Felipe. Y como ocurrió con Martín Amarilla, tal vez ellos puedan en el futuro conocer su identidad.

En relación con el futuro del BNDG, la ley 26548 por el cual se transfiere el mismo a la órbita del Ministerio de Ciencia y Tecnología, está pendiente de ser reglamentada. La comisión asesora que acompañó al ministro Lino Barañao en la tarea de redactar la reglamentación, recomendó, entre otras cuestiones, una que consideramos fundamental: la ampliación del BNDG con los datos de las tipificaciones obtenidas por el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF). Esta institución posee ADN de miles de personas desaparecidas que no están incorporados en el BNDG. Aun cuando sobre esas personas desaparecidas no hay sospecha de que hayan tenido hijos y que estos hayan sido apropiados (como en el caso de las 500 familias de los que sí se sospecha tal condición), también es cierto que los familiares sobrevivientes no siempre tenían contactos con quienes finalmente fueron muertos o desaparecidos. Por lo tanto, muchos familiares nunca supieron de embarazos o nacimientos entre ellos. También es cierto que muchas familias han sido masacradas en todas las generaciones. Existen claros registros de esta práctica. En muchos de esos casos los niños han sido robados y sus padres y abuelos asesinados y enterrados como NN en tumbas colectivas. ¿Quién sabe y quién está en condiciones de reclamar por la identidad de esos niños? Nadie. Y tal vez los restos de alguna de esas familias devastadas se hallen entre los tipificados por el EAAF. Existe una posibilidad real de que cruzando los más de 5000 ADN registrados por ellos y los más de 2000 de los jóvenes que han dejado sus muestras en el BNDG, pueda surgir alguna compatibilidad. Aun cuando el EAAF ha hecho observaciones sobre ciertas cuestiones formales y legales para aceptar tal incorporación, es menester considerar esta posibilidad.

La lucha por la verdad es la lucha por esas 500 familias, por los que no están y por aquellos jóvenes que aún no conocen su origen y su identidad. Ese reclamo, que es el que da sentido real a la historia, sigue vivo, vigente y no se ha clausurado, ni se clausurará. Ni siquiera para el caso de Marcela y Felipe Noble Herrera.

* Para corroborar lo que escribíamos el 28 de junio, el día 11 de julio el Dr. Horacio Silva, abogado de Marcela y Felipe Noble Herrera declaró en el propio diario Clarín: “por el grado de análisis que nosotros hemos hecho, tenemos la tranquilidad de que no hay elementos en la causa que permitan sospechar que sean parientes de algunas de las familias que tengan material genético en el Banco”. O sea que confirmaron nuestras sospechas. A confesión de partes

martes, 19 de julio de 2011

La cultura viva toma la ciudad

Sábado, 23 de julio desde las 16:00 hs.


TRAMA (Trabajadores Artistas por la Música en Acción) y MECA (Movimiento de Espacios Culturales y Artísticos), en nombre de varios núcleos de músicos, centros culturales y artistas de todo tipo, invitan a participar de este encuentro en seis plazas de buenos aires, este sábado 23 de julio. Hay mas de 1500 convocados que ya dijeron que sí. Habrá no solamente música sino también poesía, teatro, clowns, cine, artes visuales, charlistas, etc. Hay lugar para todo el mundo. Todos los eventos van a ser transmitidos en streaming para quienes estén lejos o no puedan venir. Contacten al link de abajo, para confirmar a que plaza irán. www.tramamusica.org :

Convocamos a artistas y trabajadores de todas las áreas a intervenir el espacio público para despertar la conciencia sobre la política cultural en la Ciudad de Buenos Aires.

Imaginamos una ciudad que resignifique su propio territorio y ofrezca un proyecto cultural polifónico, inclusivo y popular, sostenido en un verdadero proceso de descentralización.

Que abra la frontera, y se nutra de identidades, símbolos barriales, comunales, migratorios, históricos y por venir. Una política cultural que integre lenguajes, cuerpos, sabores, sonidos, edades, géneros y oficios.

Resignifiquemos la “canción de protesta” en “canción de propuesta”. Arte es todo lo que moviliza y agita. Arte es lo que cuestiona radicalmente este modo de vida y dice: hagamos algo para cambiarlo. Arte es acción.

Por eso salimos a actuar, despertando con música viva la conciencia pública al momento de decidir quién será el conductor de los próximos años. Solo si nos unimos, participamos y alzamos la voz, podremos construir la ciudad que esperamos.

LA MUSICA ESTA EN LAS CALLES. ENCONTRA LA MELODIA QUE TE HABLE A VOS.

Puntos de Encuentro:
Parque Patricios
Parque Rivadavia
Plaza Almagro
Parque Lezama
Barrancas de Belgrano
Plaza Flores

Aballay, el hombre sin miedo


por Martha Silva

Una película épica o quizás un western gauchesco, antiguo propósito del director Fernando Spiner, que aquí afina su puntería.

Es típica del western la diligencia que sufre asaltos de los bandidos en busca de oro. También el degüello y la tortura, que consistía –en esa rica geografía- en estaquear al enemigo al rayo del sol, lo que recuerda viejas pero eficaces películas argentinas que cuentan guerras internas, aquí, sin importar el sexo y la condición. Sin anestesia.

El western como género ha venido desapareciendo y aquí tampoco existe “un héroe sin tacha, cabal y reconocible, defensor de los valores de la comunidad”, que caracterizaba al género. Esta vez se trata simplemente de ejecutar una venganza. El hijo sobreviviente de una masacre sabe que tendrá que pagarlo caro: después de cumplir su cometido no podrá ser feliz jamás.

Hay dos hombres en la diligencia, traficantes de oro, y un niño, hijo de uno de ellos. Casi nada se sabe de estos personajes, quienes van cantando durante el trayecto, Mientras tanto bajan por la loma unos jinetes, que ya han dado la pauta de su ferocidad en la primera escena del film. Allí se mostró una riña de gallos donde se definía borgeanamente quién era el jefe allí: el peor de todos o sea, Aballay. El otro gallero se repliega... por el momento Reservará su prepotencia para otras ocasiones. Aballay encabezará el asalto a la diligencia y asesinará brutalmente al padre del niño. El pequeño, escondido dentro de un arcón, presencia la escena. Sólo se ven sus ojos que traducen angustia y terror. Una mirada que determinará las acciones de Aballay de ahí en más. Pasará una década y volverá el hijo a estos pagos a ejecutar su venganza, contra todos, uno por uno. No conviene abundar demasiado en ello.

El argumento se basa en un cuento del escritor argentino Antonio di Benedetto, que fuera torturado brutalmente por la última dictadura militar. Fue escrito durante esta detención, conviene acotar.

Un importante cambio le otorga Spiner a la médula del cuento: deja que el personaje del joven –Nazareno Casero- ejecutor de la venganza se torne protagónico y que Aballay asuma la culpa: aquel que no soporta la mirada. Sobria y minuciosa interpretación de Pablo Cedrón, frente a un Casero no del todo imbuido de su papel. Se lucen Claudio Rissi, el que hereda el poder y la violencia, y Moro Anghileri como la hermosa criolla que es disputada luego por dos hombres a sangre y fuego.

Todo transcurre en majestuosos espacios abiertos de Amaicha del Valle de Catamarca, impecablemente fotografiados. La música de Gustavo Pomeranec hacia el final, con la Marcha de San Lorenzo subiendo estentóreamente, ridiculizará a las películas que exaltan la heroicidad en forma escolar.

Hay homenajes diversos a nuestro realizador máximo, Leonardo Favio. La estética de John Ford también se encuentra presente.

lunes, 18 de julio de 2011

Cristales, esponjas, flores

La individuación



“Mirá, la verdad es que el libro lo leímos a las apuradas y no entendimos nada, pero parece que decís cosas profundas e importantes. Así que te lo vamos a publicar. Eso sí, como es muy largo va a haber que hacer un recorte: hasta la 344 se imprime, lo que sigue no”. El texto completo tenía unas 502 páginas y era la tesis con la que acababa de doctorarse en filosofía Gilbert Simondon en 1958 después de estudiar en la École Normale Supérieure y en La Sorbona con profesores como Merleau-Ponty, Hyppolite y Canguilhem. Recién en 2005 se publica por primera vez en un único volumen el texto que hacía 47 años la filantropía fenicia de aquellos editores (que todavía hoy pelean para asegurar la privatización de la cultura) había despedazado en varias partes, y en 2009 llega a las librerías del sur gracias a La Cebra.

En La individuación a la luz de las nociones de forma e información, Simondon se propone recorrer el devenir del ser, el proceso de ontogénesis en el que los individuos se constituyen como tales. En ese devenir, la naturaleza impersonal, lo preindividual, la pura indeterminación se anuda en torno a los puntos notables de las singularidades que pueblan el mundo. Los individuos son, en este sentido, agentes, medios y resultados de un sinnúmero de individuaciones físicas, biológicas, psíquicas y sociales que se entrecruzan, se confrontan y se superponen sin cesar en un único y descentrado campo ontológico. Incontables flujos, dirá Deleuze, pueblan en forma de rizoma el plano de inmanencia, permitiendo el devenir de lo real en función de las conexiones impredecibles pero necesarias de las máquinas deseantes.

Uno de los aspectos a destacar de la aproximación metafísica de Simondon está en lo que el autor denomina su enfoque técnico: el soporte teórico que los “posestructuralistas” franceses de mediado de siglo XX encontraron en la lingüística saussuriana, Simondon lo encuentra en el estudio de la física, la biología y la química. Al mismo tiempo que se esparce en las aulas europeas y eurodependientes la tecnofobia heideggeriana, la consideración de los desarrollos tecnológicos -sostiene Simondon- desde una perspectiva filosófico-científica permite crear nuevos conceptos y concebir puntos de vista originales para hacer ontología. Por eso, sorprende ya desde las primeras páginas la recurrencia con que Platón, Aristóteles, Leibniz o Hegel se cruzan con apuntes sobre las reacciones de la arcilla en la cocción de un ladrillo, la oscilación de diferentes tipos de péndulos, el crecimiento de cristales o la formación de esponjas en ambientes controlados, y las cualidades de los rayos X. Pero ello no implica que se trate de un libro exclusivamente sobre ciencias naturales: una vez superadas las primeras fases de individuación (primero física, luego vital) se ingresa en el terreno de la constitución psicológica de los vivientes. Allí será la filosofía moderna -vía Descartes y Spinoza- la que proporcione el punto de partida, pues un análisis de las emociones y de los afectos dará lugar a la pregunta por la fe y la espiritualidad con ecos claramente kierkegaardianos:


«La cultura da demasiada importancia a la espiritualidad escrita, hablada, expresada, registrada. Esta espiritualidad que tiende a la eternidad por sus propias fuerzas objetivas no es sin embargo la única; es sólo una de las dos dimensiones de la espiritualidad vivida; la otra, la de la espiritualidad del instante, que no busca la eternidad y brilla como la luz de una mirada para luego extinguirse, también existe realmente. Si no existiera esta adhesión luminosa al presente, esta manifestación que da al instante un valor absoluto, que lo consume en sí mismo, sensación, percepción y acción, no habría significación de la espiritualidad. La espiritualidad no es otra vida, pero tampoco es la vida misma; es otra y la misma, es la significación de la coherencia entre lo otro y lo mismo en una vida superior. La espiritualidad es la significación del ser como separado y ligado, como único y como miembro de lo colectivo; el ser individuado es a la vez único y no único; es preciso que posea las dos dimensiones; para que lo colectivo pueda existir, es preciso que la individuación separada lo preceda y contenga todavía lo preindividual, aquello a través de lo cual lo colectivo se individuará religando al ser separado. La espiritualidad es la significación de la relación del ser individuado con lo colectivo, y por tanto, en consecuencia, también del fundamento de esta relación, es decir, del hecho de que el ser individuado no está enteramente individuado, sino que contiene todavía una cierta carga de realidad no individuada, preindividual, y que preserva, respeta y vive con la conciencia de su existencia en lugar de encerrarse en una individualidad sustancial, falsa aseidad. La espiritualidad es el respeto de esa relación entre lo individuado y lo preindividual. Es esencialmente afectividad y emotividad; placer y dolor, tristeza y alegría son las distancias extremas en torno a esta relación entre lo individual y lo preindividual en el ser sujeto; no hace falta hablar de estado afectivos, sino más bien de intercambios afectivos, intercambios entre lo preindividual y lo individuado en el ser sujeto».


Y por último, la sección final del libro está dedicada a “lo transindividual y la individuación colectiva”: ¿cómo se constituye un sujeto social? ¿qué relaciones fundamentales explican el devenir ora de un todo compartido y propio, ora de una mera agregación de intereses egoístas? ¿qué clase de individuaciones permiten pensar la política? A nosotros, argentinos del siglo XXI que hoy nos toca experimentar y participar de la lucha entre -por un lado- una sociedad comprometida con la (re)construcción política de valores comunes, y -por el otro- la propuesta pretendidamente no-ideológica de los que reemplazan la discusión y las ideas concretas por el bailongo colorido de gente sin voz ni palabras, esta relectura en clave contemporánea de la pregunta fundamental de la filosofía política no puede dejar de interpelarnos.