CRISTINA YA NO CONDUCE
Más allá de la venalidad de los jueces, que hace rato conocemos, lo que ahora queda trágicamente expuesto es la impotencia del kirchnerismo y de Cristina para conducir la resistencia al lawfare tantas veces denunciado. Años con qué quilombo se va a armar, años reclamando el apoyo de juristas, foros y líderes internacionales. Años en los que se subordinaron las campañas políticas y las decisiones electorales (Alberto) a resolver la situación judicial. También la insistencia acerca de la capacidad de Cristina para conducir el peronismo. Pues bien, en estos meses se ve que todo ese discurso no responde a una realidad. Cristina ya no conduce el peronismo ni siquiera el kirchnerismo. Las orgas más cercanas no tienen una política para resistir la persecución, Cristina y sus más estrechos colaboradores no fueron capaces de sumar el apoyo de otros dirigentes politicos, ni siquiera peronistas. Las consignas electorales que ponen como prioridad el slogan Cristina libre no hacen mejorar la situación judicial y llevan a perder la posibilidad de convocar a otros sectores dañados por milei pero no alineados detrás de ella. Cristina debería asumir definitivamente que no puede ponerse como el principal problema que el peronismo debe resolver y que si se empeña en colocarse en lugar de una conducción solo logra un poder de veto sobre los rivales internos de La Cámpora pero no ayuda a la reorganización del peronismo. Ha elegido siempre mal a sus colaboradores y se equivocó al tratar de usar su condición de proscripta para imponerse en la interna. No es una valoración sino una constatación fáctica: Cristina ya no conduce. Si ella no lo acepta, nuestra agonía será más larga.
No creo que la historia sea una competencia para ver quién le hace sombra a quién, al final no es tan decisiva la historia de las grandes figuras. Cristina hoy se hace sombra a sí misma, consume su trayectoria en movimientos insustanciales. Se dijo mil veces que fue el mejor gobierno etc etc. pero ese relato ya no funciona, es el momento en el que los militantes se vuelven viejos contando qué lindo fue. No sirve la historia así, es una forma de idealismo congelado. ¿Qué mejora la situación de los jubilados o los chicos que no tienen buena alimentación decir que el gobierno de Cristina fue lo mejor que nos pasó? Pensar así significa que estás liquidado. Porque si lo mejor que nos pásó fue hace quince años es que fuiste. Porque lo que vino después es horrible. Cristina malversó la historia del kirchnerismo con su culto a creer que tiene razón aunque la experiencia la refute. Si tuviera razón, no nos habría llevado de derrota en derrota. En su discurso jamás aparece una admisión de sus errores por demás evidentes, que solo por miedo a quedar como desagradecidos no se dicen con todas las letras. Su empeño en encerrarse en 4 mediocres subordinados y su inhabilidad para generar escenarios abiertos en los que entren otras figuras, otros sectores, otras gneraciones nos lleva a que el k-ismo sea un núcleo duro en vías de reducción. Cuando un líder ya no puede llevarte a ningún lugar su último viaje tiene que ser eclipsarse. Ahora es como ver las repeticiones del Chavo que se dejó de grabar hace cuarenta años para seguir diciendo qué buen capítulo fue aquel. Ahora el tema visiblemente no es ni va a ser Cristina, aunque ganara la interna misera que se obstinan en jugar ella y su hijo, lo que vendría después es lo que ya vemos. El único problema es que vemos que ella ya no funca y hasta que no nos deshagamos de la expectativa de que tiene un as en la manga que nos va a salvar, como con la AUH; el fin de las AFJP o Fútbol para Todos, hace rato que vemos que no le quedan ases en la manga. Para equivocarme, prefiero equivocarme con lo que todavía no sé, antes que regodearme en lo que sé que ya fue.