por Willy Villalobos
Hace un mes invitamos a participar en nuestro programa
La otra.-radio, que va los domingos a las 12 de la noche por FM La Tribu, a Gerardo Fernández, un tipo muy simpático que tiene un blog que se llama
Tirando al Medio. Fernández dice que hay un voto cómodo el domingo y ese es el voto a Pino Solanas. ¿Y por qué ese voto que parece ser comprometido es cómodo? le preguntamos. “Porque es el voto de los que se quieren quedar tranquilos con su conciencia, gente de clase media que no quiere comprometerse, que no la pasa tan mal y en definitiva piensa que los K y los Macri son más o menos la misma cosa“ contestó y agregó: “Lo que pasa es que el voto al cineasta favorece claramente a la derecha, ya que esta fuerza política el único objetivo que tiene en estas elecciones es debilitar al gobierno para que pierda la mayoria en ambas cámaras y no pueda llevar adelante sus mejores proyectos, los que democratizan la sociedad, los que favorecen a los que menos tienen”.
Poco después sucedió en ese programa un hecho imprevisto, mágico, al que no me voy a referir ahora sino al final de esta nota.
Oscar, el conductor de nuestro programa, pocos días antes se había manifestado en el mismo sentido y la mayoría de los que hacemos el programa compartimos los dichos del bloguero amigo. Pero luego de conversar un rato, tarea difícil porque es uno de esos tipos que toman la palabra con tanta pasión que cuesta meter un bocadillo, el tipo dijo algo que nos dejó a todos pensando, dijo: “hay que perder el miedo a ser oficialistas”.
Y claro, se estaba metiendo con uno de los temas más complicados que tenemos los que vamos a votar por el Frente para la Victoria. ¿Y por qué? Porque ese voto no es cómodo, porque hay que hacerse cargo de todo, de lo bueno y de lo malo, o sea, de los hechos.
Y eso no es fácil porque uno esta acostumbrado a mirar desde la oposición, desde los ideales, desde lo que debería ser y desde ese lugar uno reclama:
¡Aumento a los jubilados ya! ¡Basta de corrupción! ¡Aumento de salarios inmediato! ¡Basta de desocupación! ¡Que todos los pibes tengan lo que necesitan para vivir dignamente! ¡Que el petróleo sea nuestro! ¡Que todos los minerales sean argentinos! ¡Que se cuadriplique el presupuesto educativo! ¡que todos tengamos vivienda digna!, etcétera, etcétera, etcétera. Consignas que todo el mundo comparte y que al reclamarlas públicamente nos ponemos en la vereda de los buenos, los solidarios, con las mejores intenciones, esas que siembran el camino del infierno.
Cuando alguien pregunta cómo vamos a hacer para lograr tan nobles conquistas la respuesta es generalmente la misma: ”tenemos que construir una fuerza política que esté integrada por los trabajadores y los sectores medios, integrada por los mejores dirigentes, que se vayan todos menos los nuestros, y desde ahí vamos a poder torcerle el brazo a los...”. La pelota se tira lejos, a la tribuna.
Hubo épocas en las que por reclamar estas cosas podías terminar detenido-desaparecido en la ESMA, pero esto ahora ya no pasa y el edificio de los marinos es un centro cultural al servicio de la memoria, del nunca más.
Otra buena idea que apareció en el programa fue la de hacer una diferencia entre los que votan a la izquierda opositora y los que militan en ella. Porque los militantes tienen el mérito de ponerle el cuerpo a la cosa, chupar frío, discutir, reunirse, protestar, cortar una calle, poner guita de sus bolsillos, cada tanto comerse algun gas lacrimógeno o un palazo de la yuta. El que milita disfruta de estas cosas porque las hace de corazón. El otro día uno de estos especímenes, operador de nuestro programa, se quejaba porque el gobierno sostiene con 600 mangos por mes más de 80 mil laburos. Para él esa es una manera de... ¡frenar la lucha de clases! Daban ganas de matarlo, pero mejor dejarlo vivo para seguir discutiendo.
En el caso del votante es otra cosa, al otro día de la elección ni se le ocurre perder un poco de su tiempo para ayudar a construir esa fuerza política que pretende cambiar los destinos del país, no, ¡ni ahí! El tipo regresa a su casa y se echa en el sillón del living conforme con su votito y al otro día retoma el papel de víctima que tanto disfruta
No se embarran nunca, las Nike valen más que los ideales.
Estos son los que van al médico cuando les late con fuerza el corazón, los políticamente correctos, los que aman y odian hasta ahí, los que se comen la galletita de la última película de Solanas. Porque para conocer el pensamiento actual del cineasta no hay más que ver su última película, la de los ferrocarriles. Cuando terminás de verla llegás a la conclusión de que entre los militares y los políticos arruinaron el país y también sus medios de comunicación. Obviamente que los gobernantes, en dictadura o democracia, fueron los que hicieron el trabajo sucio pero, pero, pero… ¿y nuestras responsabilidades? Eso nunca aparece en la película de Pino, no, de eso no se habla. Porque si se hablara de eso aparecería una manera distinta de pensar el pasado y, ya que estamos, el presente. ¿Tuvimos los argentinos alguna responsabilidad con el éxito del golpe militar? Y no hablo de los que la tienen toda, hablo de nosotros, ¿tuvimos los argentos alguna responsabilidad en el saqueo del estado, en el apoyo al menemismo? No hablo de los que se la llevaron, no, hablo de nosotros. Pero Solanas no habla de esto, el hombre da una versión de los hechos que se parece al Billiken, y las víctimas, los insoportables quejosos de siempre, se la tragan con aroma a Pino. Si será inofensiva su manera de contar la historia que Mirtha y Susana lo felicitan. En realidad, uno no sabe qué pensar de la gente. Si son idiotas en serio o si se toman a pecho la burda comedia que representan en todas las horas de su vida y de sus noches.
Pero mucha agua corrió bajo el puente desde aquel domingo y quiero recordar algunas cosas que son las que a mí me reafirman en el voto oficialista.
Voto con alegría a este gobierno, no recuerdo ningún otro momento desde la vuelta a la democracia en que las posiciones políticas estén tan claras como ahora. La recuperación del estado por parte de los K me parece el hecho fundamental de su política, su pecado mortal. Las columnas de la sociedad no se bancan tener que volver a sentarse a la mesa con los representantes de la gronchada (Moyano) y que el gobierno funcione como mediador. A estas personas honorables la posibilidad de que alguien los controle los pone de la cabeza. Y por eso están haciendo el mayor de los esfuerzos para voltearlos, por derecha y por izquierda.
Ojo, que con el peronismo no me como ninguna. Me metió en cana Isabelita y sé que Perón no hizo nada para frenar a su amigo, el parapolicial Lopez Rega. Por eso no creo en el Perón que se inventó ahora Solanas, un hombre bueno, un león herbívoro. Me parece más real el peronismo que cuenta Saccomano en su trilogía:
La Lengua del Malón,
El Amor Argentino y
El 77. Ahí aparece la verdad de la milanesa. Ahí se ve el quilombo de un movimiento popular difícil de explicar desde el análisis europero derecha-izquierda, pero sin duda una creación política totalmente nuestra, que siempre fue perseguido por favorecer a los sectores populares. Con el menemismo pensaron que la bestia estaba muerta pero no, el gigante invertebrado y miope, como lo llamaba Cooke, está rompiendo las pelotas nuevamente.
“A mí la gente me pide que vuelva, no porque sea bueno, sino porque los que vinieron después que yo la hicieron peor” decía el Pocho de sí mismo y parece que tenía razón, porque los mejores días fueron y parece que serán, peronistas. Los contreras de izquierda dicen que la revolución va a suceder cuando se supere la identidad peronista y el pueblo abrace una ideología revolucionaria y patatín y patatán. Son unos amargos que no se alegran cuando ven una movilización de 100.000 laburantes agradecidos al único gobierno de la democracia que no les suelta la mano cuando las papas queman. Y no solo dan las gracias, sino que piden profundizar un modelo más justo, más libre, más soberano..
Hay algo que el peronismo hace, cuando funciona bien, que para los gorilas es intolerable. El mejor ejemplo es el de las AFJP, la guita que le choreaban a los jubilados y que ahora quieren recuperar. ¿Por qué Macri quiere privatizarlas de nuevo? O como con el conflicto del campo: ¿por qué la Suciedad Rural Argentina, responsable y coautora de los mayores asesinatos y saqueos, se enfrentó a los K y hasta llegaron a pensar en un nuevo golpe? Por la desigualdad de los pequeños productores no creo que haya sido. ¿Y Lozano ,el compañero de Solanas? ¿Se acuerdan cuando hacía lobby contra el gobierno, durante el conflicto con los sojeros? Magdalena y Víctor Hugo le daban una columna diaria en Radio Continental, la radio del campo, y al finalizar sus comentarios se escuchaban los avisos de Fertilizantes, Máquinas Agrícolas, etc. etc.
Igual que Lozano antes, ahora es don Solanas el niño mimado de los medios. Grondona lo trata con una ternura que da pena. El otro día lo entrevistó junto a Alcira Argumedo y se reían mientras compartían la idea del fin de los K. Si hasta se cambiaron libros Alcira y Mariano, y prometieron leerse mutuamente. TN lo invita a todos sus programas y los periodistas lo franelean como a ningún otro.
No tiene vergüenza, porque sabe que, como nunca en la Argentina, los grandes medios de difusión están haciendo lo imposible por voltear a un gobierno, y ojo que no lo hacen por los negocios sucios de la minería, no, es por la defensa de los que menos tienen que lo quieren voltear. Y el tipo mientras tanto disfruta de su cuarto de hora. Pero de eso Solanas no habla, no sea cosa de romper ese pacto implícito que tiene con ellos. La peor de todas se la escuche a Feinmann entrevistándolo en C5N, al finalizar la entrevista le dijo: “
LO ADMIRO”. Está claro que Pino Solanas no jode a nadie. O mejor dicho a ellos les viene bárbaro. ¿No le da vergüenza al tipo cuando ve que Clarín, La Nación, Crítica, Perfil, Grondona, Víctor Hugo, Mirtha, Majul... digo, no le da vergüenza que le soben el lomo todos esos canallas? ¿no se pone a pensar en qué se habráequivocado para coincidir con tanta lacra? Evidentemente no. Y los periodistas de segunda y tercera línea que repiten y repiten hasta el cansancio consignas en contra del gobierno, ¿no se ponen a pensar en el triste papel que están cumpliendo? Evidentemente tampoco.
Al kirchnerismo lo quieren voltear por lo que hizo y por lo que piensa hacer.
Me acuerdo cuando estaba en cana en la época de los milicos, los buchones tenían un trato especial por parte de los milicos, les prometían el oro y el moro a cambio de que dejaran de ser lo que eran. Era tremendo ver cómo se iban convirtiendo en sirvientes de sus propios verdugos. Algo parecido le pasa a Buzzi, el amigo de la Rural, el que es capaz de sentarse con los que impulsaron la desaparición, la tortura, la cárcel y la represión, y ahora festeja con alegría el crecimiento del Pino y hace lo imposible para lograr la derrota del gobierno. Ese Buzzi es el monumento al buchón, lo peor que te puede pasar en la vida.
Para saber qué es el peronismo, lo mejor es mirar a los enemigos que tiene. ¿Y cuáles son los enemigos de Cristina y Néstor? ¿Quiénes son los que quieren que se termine este peronismo? ¿Y por qué? ¿para beneficiar a quién?
No hay que buscar demasiado para descubrirlos. Antes, como decía Jauretche, aparecían en la tapa del diario de los Mitre o en el pasquín de los Gainza Paz. Ahora se le agregó una larga lista en la que se destaca el diario de los Noble, esos que todavía tienen cuentas con la justicia acusados de apropiación de menores durante la dictadura militar. Esos son hoy los enemigos del gobierno peronista.
Pero había prometido contar lo que nos conmovió aquel otro domingo en la radio. Estábamos embalados discutiendo, cuando Sebastián, uno de nuestros compañeros de
La otra, nos hizo escuchar uno de sus últimos temas. Poco a poco nos fuimos callando, ojo que no es fácil callarnos y mucho menos cuando estamos hablando de política a pocos días de las elecciones, hasta que la magia se impuso y bajó la pelota al piso.
La banda de Seba se llama José Miel y el tema, “Y tal vez esperé demasiado yo por ti”
Pasan los chiquitos
que jugaban en Tafí
voy volando
y buscándote a tiLlena de confianza
yo te encuentro en el chañar
todo gira en desencuentro
y tal vez esperé demasiado yo por tiAparece el mundo
y yo perdido por acá
voy llorando
y es mi sombra la que estáy tal vez esperé demasiado yo por ti
y me hace mal.Temazo.
Sebastián lo compuso en Tucumán, su tierra querida.
Pase lo que pase, gane quien gane, gobierne el que gobierne, en democracia o en dictadura, no van a poder con las canciones, no hay con que darles.