domingo, 31 de enero de 2021
Hay que salir de la burbuja sensible
viernes, 29 de enero de 2021
Atenti, Argentina
martes, 26 de enero de 2021
Luz de agua
Cuando hace pocas semanas, antes de que el año 20 terminara, Gustavo Fontán dio a conocer a través de las plataformas su corto Jardín de piedra (ver online acá), anticipó que se trataba de la primera de "dos pequeñas películas" originadas en una experiencia común:
"Durante varios meses de este año sin sentido salí a la terraza para mirar los techos. Salía en distintos momentos del día, como en un rito, buscando tal vez en esos techos algún tipo de explicación. Algo que mitigue el desconsuelo".
Dos películas originadas en la experiencia de un año para el que nuestra generación no estaba preparada. Un tiempo de penuria y una tarea poética para mitigar el desconsuelo. No un plan de evasión sino la transfiguración del desaliento en una suerte de testimonio bienhechor, un trabajo con la materia misma de la ruina para poder tocarla, para hacerse compañero de ella, una huella lanzada hacia un futuro que permita comprender un sentido que todavía nos resulta esquivo. Este tiempo nos provocó una fractura brutal en la sensibilidad. No sabemos cuándo ni cómo termina, todavía en el punto ciego de un abismo. Más adelante podrá, quizás, aunque no es seguro quién, verse el desenlace.
Fontán decidió hacer cine para morar junto a la penuria. No para olvidarla, sino para morar en ella de modo que se nos haga compañera, una prueba de vida ante la cosa negra que nos alcanzó. A lo mejor, pensada de este lado, después de que llegó, la cosa negra se presentía, capaz hubo voces anteriores que avisaban lo que hoy puede deletrearse en silencio en las terrazas de piedra reseca y herrumbre, en los escombros, en las hojas muertas, los desechos de un tiempo que nos trajo hasta acá. Quizá un desconocido ya había golpeado a la puerta y nos había dicho que el verde de las hojas es tentativo y no supimos bien si desvariaba. El desvarío hoy se hizo presente. Es un abismo que nos pone entre lo que llegamos a ser y lo que se nos viene, cada uno lo capea como puede.
El tiempo de la historia que nos lleva como la corriente de un río no tiene noción de una piedad humana, toda ilusión de progreso fue eso, ilusión humana. Inmensidad de un río manso y despiadado. La esperanza radica en otra cosa: cuando una flor brota entre las piedras secas surge una fuerza que resiste con fragilidad invencible.
La decisión de Fontán de encarar este tránsito incierto a través de un díptico me llevó a preguntarme: ¿qué tiene el número 2? ¿Por qué no un tríptico, como una tradición persistente nos acostumbró a esperar el ritmo de la aparición de las cosas que surgen? Creo que el 3 es la conciliación, un puente entre dos posiciones, una mediación que cierra la fractura. Esto se encuentra en la concepción triádica de la unidad aristotélica y también en el ritmo de la dialéctica, las modalidades clásica y moderna del clasicismo. Si hay 3, hay conciliación y cierre. El 2 da cuenta de la imposiblidad de conciliar. Creo reconocer una tendencia del cine contemporáneo por dejar la fractura expuesta y negarse al 3, como si las películas no pudieran ya configurar unidad. Los momentos del díptico se paran uno frente al otro sin componer la fractura.
Algo entendí en estos meses de confinamiento en los que sentí en la carne el tironeo entre estar adentro y salir afuera: las horas de vigilia que paso adentro se ven interrumpidas por el ritmo del sueño. En sueños salgo al exterior que tengo cancelado en la vigilia. Soñar es una forma de respiración.
La primera parte del díptico de Fontán, con su silencio plano, es como esas horas de la vigilia callada en las que nada se escucha. En Jardín de piedra el cine hacía aparecer el encierro de la mirada, agarrada a un punto fijo desde el que algo solo se dejaba ver. Luz de agua parte de esa misma perspectiva de la mirada confinada, la misma terraza seca y la herrumbre, como si comenzara el segundo capítulo de la serie, pero en seguida la dirección se desvía. Aparece el agua primero como lluvia, después como río, con la textura de la imagen analógica que alivia la sequedad digital. Unos intertextos mencionan una y otra vez a un desconocido que llama a la puerta, un visitante de los sueños. El antecendente de Jardín de Piedra no se borra, está presente como contraste necesario en los reflejos tornasolados de Luz de agua. Fontán hace aparecer el río, los reflejos involuntarios del sol sobre la lente, los destellos dorados y el rojo rabioso del río al atardecer. Y la voz de Godoy, el hombre del río, no sabemos si el mismo que vino a golpear la puerta u otro, que aparece en el sueño y cuenta una deriva y le pone nombre a esa cosa negra que se venía. En el grano de la imagen analógica hay polvo y todos los elementos se acarician, el agua es a la vez remanso y amenaza, la luz es una caricia cósmica, ese movimiento que en Jardín de piedra está interrumpido.
No hay un final feliz, es el pasaje onírico en el que los restos de otro tiempo cobran vida, también la vuelta del cine fluvial de Fontán, como momento feliz de una inmersión amenazada, como un sueño que espera volver a despertar de esta vigilia seca. Se trata siempre del tiempo, porque las paredes resquebrajadas, la herrumbre y las hojas secas en la terraza también conjugaban un tiempo. Pero en Luz de agua el tiempo habla como un mundo al que resta volver, con la esperanza secreta de que ahí nos aguarda.
LUZ DE AGUA from alejandroinsomniafilms on Vimeo.
sábado, 23 de enero de 2021
"Lo que más nos gusta en la vida es pasar películas a un montón de gente": Fabio Manes y Fernando Peña
Ayer facebook me recordó que se cumplieron 7 años de la partida del querido Fabio Manes y de ahí me envió directo al link del programa de diciembre de 2012 de La otra.-radio en FM La Tribu en el que vino invitado Fabio junto a Fernando Martín Peña, en el momento culminante de ese fenómeno televisivo que ha sido Filmoteca en la TV Pública. Sentí la necesidad de escuchar aquel programa. Hay algo precioso y mágico que queda flotando en la memoria del ciberespacio. Volví a escucharlo como por primera vez, asombrándome por lo que íbamos conversando, también por la música que pasábamos. Abre el programa la hermosa voz de Daniela Andújar con el fondo musical de In the mood for love y después abrimos el primer bloque con mis compañeros Maxi Diomedi y Martín Farina.
Después de años de radio, tantas medianoches con invitados queridos -algunos mejor olvidar-, de pronto volver a esta conversación tan espontánea y divertida con dos tipos que reavivaron la pasión por ir a ver películas en Buenos Aires, sin solemnidad, con alegría y al mismo tiempo con ese amor tan serio por el cine, que nunca necesitó llamarse cinefilia ni demandó las contraseñas mezquinas de las sectas esotéricas ni la cultura cortesana, esa gracia que ellos trasmiten en la conversación traspasa el aire de la radio. Al escucharlos, vuelvo a estar ahí, juntos en la noche que está ocurriendo ahora. Misterio del tiempo, si me preguntan ya no lo entiendo.
Fue la única vez que vinieron juntos al programa y al final quedó pendiente la posibilidad de que en algún momento la visita se repitiera. Ahora creo que fue uno de las mejores emisiones de la historia de La otra, aunque no podría explicar la fórmula, más allá del acierto de haberlos invitado juntos y que aceptaran. Es mi programa de culto. "Lo que hacemos juntos es más interesante que lo que cada uno hace por separado", dice uno de los dos al comienzo, no sé si será verdad pero creámoslo por un rato. Magia del tiempo: el primer oyente que manda un mensaje es Roger Alan Koza, desde Córdoba. Peña dice que es uno de los pocos críticos que lee y respeta. Dice también que alrededor de Filmoteca se tiende un manto de silencio entre la mayoría de los críticos especializados -es 2012 y ya hace como 6 años que vienen haciendo el programa-, quienes ignoran sistemáticamente el ciclo, a pesar de que con frecuencia se producen acontecimientos como el estreno en el país de Yo te saludo, María de Godard.
No es cosa de todos los días que un canal de aire que llega a lugares recónditos del país estrene una de Godard, "sin embargo, los críticos jamás nos nombran, salvo excepciones". El programa sale de lunes a jueves a la medianoche, y es concebido con una libertad absoluta para pasar una semana dedicada a la obra de Ozu y la siguiente un ciclo de películas de zombies enamorados: "El amor nunca muere". O las películas de perros de las que se declaran fanáticos, mencionan especialmente a su perro favorito de la historia del cine: Peter, the Great.
Cuando estrenan la de Godard en la TV Pública, que había estado prohibida durante muchos años en el país por presiones de la iglesia, se permiten la travesura de decir solo al final del programa que les pareció un plomazo, a pesar de que saben de la importancia de haberla estrenado en la tele para un público amplísimo. Una autoridad del canal les comentó que el bloque en que ellos presentan juntos cada película es el momento en que la emisora tiene su pico de rating de la jornada. Por la calle empiezan a saludarlos. No debe ser algo muy habitual para la cultura cinematográfica argentina que un ciclo de estas características se mantenga a lo largo de los años con un criterio de programación tan audaz y variado, "pero los críticos jamás lo comentan".
Yo conocía a Manes y Peña porque estudiamos juntos en la escuela de cine del Instituto, entonces CERC, hoy ENERC, nuestra conversación había empezado varias décadas atrás, pero los astros quisieron que una noche esa conversación terminara para siempre en este hermoso momento radial. Si en La otra no hubiéramos hecho ninguna otra cosa buena, la existencia del ciclo se justificaría por esta emisión, que hoy se escucha tan en vivo como entonces. Manes recuerda la manera en que se conocieron. Una vez después de una proyección en el microcine del subsuelo del Instituto, Fabio se le acerca a Fernando y le pregunta: "¿Así es que vos sos el que tiene El hombre sin brazos con Lon Chaney? Fabio comenta riendo que su única perversión es coleccionar todas las copias posibles de El hombre sin brazos, en todos los formatos que pueda existir, para cumplir con el sueño de acapararlas todas, hasta la más raras, en formato 9,5 mm. Ellos cuentan con un proyector de 9,5 y programaron en sus ciclos más de una vez las películas que tienen.
Maxi justo ese domingo viene de ver un espectáculo musical que dice que le parece un momento culminante del año: por primera vez cantaron juntos Luciana Jury y Gabo Ferro. Maxi augura la trascendencia artística de ese dúo. Cuenta que Luciana dijo que está muy feliz de haberse encontrado con Gabo, al que considera su alma gemela.
En diciembre de 2012 acaba de morirse Leonardo Favio y durante un tramo del programa nos detenemos en pensar en el brillo artístico del cine de Favio. Los invitados cuentan que en la edición de 2008 del Festival de Mar del Plata presenciaron el momento en que Leonardo, ya bastante enfermo, asiste a una ceremonia en que la presidenta Cristina le va a dar un premio especial. Favio ya anda en silla de ruedas, pero en el momento de subir al escenario insiste en ir caminando, lo que le da al acto una potencia emocional difícil de olvidar.
viernes, 22 de enero de 2021
El cine del año: los documentales
por Paz Bustamante *
El año del descubrimiento (2020, Luis López Carrasco)
Niña Mamá (2020, Andrea Testa)
Los niños lobo (2020, Otavio Almeida)
Adiós a la Memoria (Nicolás Prividera, 2020)
Lo interesante de estas películas es que plantean distintos modelos de documentales.
Playback. Ensayo de una despedida recupera material de archivo para fundar una memoria que, a diferencia del momento histórico en que estos registros se hicieron, ahora está permitida por la sociedad y Comedi con su obra ayuda a emerger.
El año del descubrimiento le da una vuelta de tuerca al documental de entrevista clásica y lo hace a través de la forma, desde el montaje, con la pantalla partida y la utilización de más de una cámara. Devela una realidad histórica política: la de la implantación del neoliberalismo en España. A los argentinos nos sirve para pensar si ese es el modelo que queremos para nuestro país.
Niña Mamá es un documental de entrevistas que selecciona relatos que no son unidireccionales. Las entrevistas son conducidas por las propias profesionales del sistema sanitario en el espacio del hospital público. De esa manera, deja ver el dilema que se les plantea a las niñas-adolescentes ante embarazos no planificados. Es una película muy importante para entender una de las luchas que implicó la militancia por el aborto seguro legal y gratuito.
Los niños lobo es un corto extraordinario en el que dos adolescentes cubanos recrean recuerdos contados por su padre, un veterano del ejército revolucionario en Angola.
En Adiós a la Memoria Prividera también incursiona en el documental de archivo en primera persona, como el otro lado de M. La película, que me trasmite una profunda tristeza, puede analizarse desde muchas perspectivas, pero lo que más me llamó la atención es su negación ante el kirchnerismo, como si después de los 70 no hubiera sucedido nada políticamente movilizante.
* NOTA DEL EDITOR: Le pedí a mi amiga Paz Bustamante, integrante del staff de La otra.-radio, que por ahora no está saliendo al aire, que me pasara una lista con sus películas favoritas entre las que se conocieron en 2020 y me pasó esta lista de documentales.
jueves, 21 de enero de 2021
La música de 2020 - VI y último episodio
por Maxi Diomedi *
Año extraordinario para mí. Fui padre y metido de lleno en esos menesteres, la música de mis días fue otra. “Toda la vida tiene música”, cantaba LAS y es cierto. Escuché mucha música, pero bastante poca de la nueva. Revisité y redescubrí viejas melodías, digamos. De las novedades, presté especial atención a los discos de artistxs y músicxs cuyo recorrido conozco. Es un modo de saber en qué andan y qué piensan. Tiene un buen sabor también escuchar y leer lo nuevo como la actualización de un camino. Hecha la advertencia, estas son las músicas que más sonaron en mi casa. El hecho de haber demorado en mandar mi lista me permitió ir escuchando lo que fueron eligiendo lxs compañerxs consultadxs. Algunas las desconocía (Rainsticks, banda anotada por Santiago Segura; Moses Summey en la lista de Nicolás y de Oscar), otras las escuché y opté por no volver a mencionarlas (por ejemplo, los notables discos nuevos de Bob Dylan y Paul McCartney, o el de Gorillaz). Insisto con que es mucho más lo que me queda por descubrir que lo que pueda recomendar. Pero aquí va.
Discos:
- Ramón - Lucy Patané
Se trata de un EP con dos composiciones que tienen un poder oculto. Provincia de Mercedes es un solo piano con una construcción melódica muy delicada. Empieza lento y acelera su ritmo como quien escapa de algo que la persigue. Su pulso es totalmente orgánico y parece ir encontrándolo en la propia toma. Hacia el final vuelve al motivo y al tempo inicial. Ramón es una composición sentida que tiene el agregado de que en YouTube se puede apreciar el momento en fue registrada la toma definitiva. Allí están lxs músicxs presxs de una conexión solo explicable cuando la música está atravesando (y uniendo) cada unx de lxs cuerpxs que resuenan al momento de dar vida a esa pieza única e irrepetible.
Tema: "Ramón".
- La ruta del opio – Daniel Melero y Diego Tuñón
Es un disco realizado a cuatro manos con el Babasónico Diego Tuñón. Les llevó seis años de trabajo, un lapso de maduración que terminó por impregnarse en las composiciones y que se escucha al darle play, como si cada track se hubiese llenado de tiempo. Viaje sonoro, ensoñación a la Badalamenti, melodías de piano viejo, momentos ruidistas y ambients.
Temas: "Mesmer", "Tres Mujeres", "Los Seis".
- Pettinato plays García – Pettinato
Temas: "Tango en segunda", "Say No More".
- Fábula - Juan Irio
Ocho nuevas canciones del platense Jun Iirio. Un disco con instrumentación atípica para este amante de las melodías y armonías de los 60. La producción de Fábula se separa del imaginario del pop barroco que ha sido la base de su identidad musical para profundizar en un pop bailable inspirado en el tropicalismo brasileño. El protagonismo del ukelele en diálogo con un sonido más electrónico se puede escuchar como un guiño irónico. ¿Así que ukelele y sintetizador no? Bueno, acá sí.
Un disco que habla de un mundo en rebelión, de revoluciones y de espíritus que permanecen en el aire para acompañar nuevas gestas artísticas (y por qué no políticas). La canción que menos representa el concepto del disco es la que más se destaca: "Moraleja (Rquiem)".
Temas: "Moraleja (Requiem)", "Pólvora y sangre", "Mierda inglesa".
- Señales de un mundo nuevo – Julieta Rimoldi
Es un disco trabajado entre Villa La Angostura (donde vive) y Buenos Aires. Después de un largo período en silencio, Julieta revolvió cajones y encontró armonías y melodías nuevas que viajaron del bosque al barrio de Once, ida y vuelta, miles de veces hasta dar con la forma definitiva. La producción está a cargo de Marcos Rocca y Christian Van Lacke. Podríamos decir que este disco, a la vez que condensa gran parte de su historia con la música, deja escuchar el conflicto entre el bosque y la ciudad. Cuando digo deja escuchar es porque se puede apreciar no solo en las letras, sino también en una música que a su filo orgánico le incorpora texturas que provienen de la electrónica. Ahí está la descollante Flotar en altamar, un aire de vidala escondido entre capas de guitarras con reverb, apariciones de slide, distorsiones pasajeras, colchones de teclados, juegos de voces y tempo liviano. Está cantada con la serenidad de quien pasó un chubasco grande y lo mira a la distancia.
- Dos corazones y un botón antipánico – Yul Acri
Me debo a mí mismo sentarme a escribir sobre este disco. Yuliano Acri es un músico inspirado que edifica melodías memorables que pocxs conocen. Si bien su trayectoria es larga y se remonta a los 90, este disco es el tercero de su cosecha solista. Todos buenísimos.
Recomiendo "Puedes ver" (descolla Rocco Posca) y "Hoja en blanco" (un traje hecho a medida para que lo cante Leo García).
Esta lista trae además algunas canciones que, o bien fueron editadas como singles, o bien quiero destacar como joyas.
- "La memoria de un beso" – Lucas Martí
- "La canción de las bestias" – Fito Páez
- "Jugo de limón" – Alfonso Barbieri
- "Suena una alarma" – Maca Mona Mu
* NOTA DEL EDITOR: Con esta lista elaborada por Maxi Diomedi culmina nuestra habitual selección anual de la música del año que pasó.
lunes, 18 de enero de 2021
Phil Spector: to know him is to love him
Adiós, siglo xx
Hablando de música popular, el sábado murió Phil Spector, el tipo que cambió el sonido pop del siglo xx. Desde "Be my baby" cantado por The Ronettes y compuesto y producido por él con su concepto sonoro de wall of sound...
al
...a la obra maestra de Lennon...
...a End of the century, cuando enloqueció a los mismísimos Ramones haciéndoles grabar 60 veces el acorde inicial de "Rock'n Roll High School"...
.
...dicen que Spector produjo ese disco empuñando un revolver con el que imponía su mando sobre unos temerosos Ramones...
...Phil tenía una alta idea de sí mismo, decía que su wall of sound era el tratamiento wagneriano del rock and roll -egomanía paranoica con sustento real- y se autopercibía creador de sinfonías para adolescentes -Charly García en su etapa Say No More le rindió constante tributo...
...obsesión que retomaría años después en Random...
...John dijo de él que fue: "the greatest record producer ever”, a pesar de que Phil arruinó Let It Be cuando en los Beatles estaba todo mal: le puso unos coros melosos y una orquesta horrible a "The long and winding road"...
...que Paul nunca le perdonó, por lo que muchos años después dio a conocer la versión naked de Let it be y esa es la que prefiero...
Los Beatles finalmente se rescataron con un final digno para su historia y en el 69 volvieron a convocar a George Martin para Abbey Road. Y Phil pudo resarcirse con la ya citada masterpiece de John y con el primer disco ¡triple! de George, All thing must pass...
En tanto la locura y violencia de Spector creció y creció y llenó de anécdotas el libro negro del rock'nroll, hasta que en una madrugada fatal en su mansión de Los Angeles asesinó a la actriz Lara Clarkson, acto por el que fue condenado a 19 años de reclusión en la cárcel de Stockton (California), en cuyo hospital murió este sábado a sus 81 años.
End of the century. Adiós, siglo xx. No descansará en paz. Simplemente expiró.
Así lo recordaba ayer Annie Lennox en Instagram
sábado, 16 de enero de 2021
El brillo dentro de la oscuridá: mi año 20 en 10 canciones
por Oscar Cuervo
Los compañeros que me antecedieron en la elaboración de listas sobre la música de 2020 -Nicolás Coquet, Cristian Bonomo, César Colman y Santiago Segura- ya explicaron que con ellas solíamos armar las últimas emisiones de cada temporada y las primeras de cada nuevo año del programa de radio. Una canción sonando en el éter de la noche justifica su propia existencia. Una canción después de otra, músicos de diversas edades y prestigios, de fama diversa, de distintos géneros: una canción es siempre una canción.
La primera frase del primer programa de La otra.-radio, la medianoche de un domingo de mayo de 2006, después de la voz querida de Daniela Andújar que abrió nuestras emisiones a lo largo de casi 15 años, fue: "¿qué pasa con las canciones?". O "¿qué nos pasa con las canciones?". No estoy seguro ahora cuál de las dos, aunque al final es igual. Fue una pregunta constante en La otra.-radio. Los que vinimos haciendo La otra tenemos un algo especial por las canciones. La verdad es que nunca supe bien por qué. No sé a ciencia cierta qué es una canción, en qué región del universo está ubicada ni para qué sirve, pero yo también creo que sin canciones la vida sería un error. Quizás sea un error de todas maneras, pero mientras tanto que suenen las canciones. Una canción y después otra, venga de hace varios siglos o acabe de estrenarla hace poco un pibe del barrio de la Boca, conforman una idea de fraternidad universal en la que las alcurnias quedan stand by. Al decir la música de este año fue esta y esta otra no emito un dictamen conclusivo sino le pongo la música al tiempo que acaba de irse.
Una cosa que tienen las canciones es que nunca terminan de irse. Si las elegimos para que suenen al final de un período es para que no se vayan o para que algo nuestro siga con ellas. Las canciones son cápsulas de tiempo, pedacitos de la vida. Una buena forma que tenemos de recordar los años es por las canciones que escuchábamos: yo me acuerdo de 1977 por "No te dejes desanimar", de 1986 por "Dejaste ver tu corazón", de 2010 por "Joga". Cuando las escucho repongo la hilera de instantes que me separan de esos días y las canciones todavía siguen ahí, aunque muchas de las personas que entonces estaban ya no sé dónde están.
No sé dónde irán las canciones cuando ya no las recuerde, seguro que algunas se ganen el derecho a seguir después de mí, pero de eso no me hago responsable. ¿Cuántas de las canciones que ahora voy a elegir de mi año 20 seguirán sonando mucho tiempo más? No puedo saberlo, quizás algunas se olviden pronto y otras sigan por siglos. Dicen que un hombre puede vivir cien años y un perro quince, pero nadie sabe cuánto tiempo vive una canción.
Yo me guardé una tarea un poco más enfocada que la que le pedí a los otros compañeros. No elegí los discos sino las canciones del año 20. Esta vez es distinto porque La otra.-radio dejó de salir al aire en marzo, así que estas no sonaron en el éter de la medianoche. Las dejo colgada en el ciberespacio, nadie sabe cuándo se pueden caer.
Sin orden de preferencia. No voy a argumentar nada de ellas, supongo que se defienden solas. Solo resta decir que al escucharlas me resultaron hermosas:
Pablo Dacal, "Nada de ti"
viernes, 15 de enero de 2021
El asalto al Capitolio, Antifa, la nieve de plástico y la Cámpora
Lo que vimos la semana pasada en el Capitolio es el resultado de años de preparación sistemática, fruto de un experimento social a cielo abierto. Parte de las hordas enardecidas eran sesentones llamados "Boomerwaffen", actores sociales de reparto, comparables a nuestros cacerolos: espectadores con la conciencia colonizada por la escucha de charlatanes de radio y canales de cable de ultraderecha, equivalentes a nuestro Baby Etchecopar, tipos que sintieron que Trump venía a poner las cosas en su lugar y se sintieron finalmente convocados a salvar a América ante el avance del comunista Biden.
"Make America Great Again" es la consigna paradójica que dejó al desnudo la estupidez norteamericana, el resultado de años de comer comida chatarra, de informarse por medios chatarra, de escuchar a predicadores chatarra, de irritarse ante la dificultad por acceder a la verdad, inclinados a demonizar a un inferior que "se queda con lo nuestro": "inmigrantes ilegales, negros, vagos, delincuentes... ¡comunistas!". Sujetados a la imposibilidad de percibir los factores que explican su malestar estructural.
#ArgentinaDeLuto
— Viviana Canosa (@vivicanosaok) January 14, 2021
Me voy por un tiempo de las redes.
Me mantendré en silencio.
Nos vamos a ver, a escuchar muy pronto!!
Que Dios los bendiga!!
Los Boomerwaffen son tipos agobiados por sus frustraciones, resentidos por una vida opaca, encandilados por el brillo de la tintura dorada del payaso que saltó de la tele a la Casa Blanca. El "Make America Great Again" hizo involuntariamente visible para el mundo que la supremacía civil norteamericana era una mentira burda: son brutales, manipulables, formateados por una mitología hollywoodense que tapa sus miserias. Avatares devaluados del cowboy, palurdos a los que Clint Eastwood viene lisonjeando en sus películas de los últimos 30 años. Arrogantes y resentidos, carentes de perspectiva histórica, machistas y xenófobos. Fueron convencidos de que Antifa es una organización maligna que está detrás de la debacle de su Nazión, así como nuestros cacerolos creen que la Cámpora les caga la vida. Como toda subjetividad reactiva, son paranoicos y reniegan de la fragilidad de la contingencia y la dificultad de la verdad. En Argentina atravesamos hace poco un experimento a escala menor de la misma degradación posverídica, la desertificación del mundo que obsesionaba a Nietzsche. Los Últimos Hombres de Zaratustra.
Lo único que este capitalismo derrama es su mierda mental. En España, la ultraderecha les hace pensar que la nieve que este invierno los tapa es plástico, así como acá tenemos que estar convenciendo a nuestros vecinos de que las vacunas no tienen chips para que el gobierno comunista les controle el pensamiento y les rogamos que no tomen lavandina para curarse del coronavirus. En USA, Antifa los acosa en sus pesadillas. El espectáculo del Capitolio es la versión superproducida de nuestros cacerolazos, la toma del Palacio de Invierno en clave neofascista. No sabemos si en Argentina esa farsa es lo que hemos dejado atrás o lo que nos espera. Pato, el que trabaja en una carnicería, tendría que admitir ahora que el capitalismo nos resultó complicado y no habrá paz aunque nos demos por vencidos. No queda otra que peleárselas.
jueves, 14 de enero de 2021
Mi película favorita de 2020: We are who we are
Luca Guadagnino, el director de Call me by your name, hizo su mejor película, We are who we are... y salió como serie en ocho episodios en HBO. Dice que no ve series porque no le gustan. Iba a estrenarla en la Quincena de los realizadores de Cannes en una proyección de ocho horas seguidas pero la pandemia la mandó directo a las pantallas hogareñas. De todas formas, el planteo de We are who we are es enteramente cinematográfico, alejado de los procedimientos de las series que enucnian los conflictos narrativos por medio de los diálogos de sus personajes. En Guadagnino rige el movimiento, el corte, los acercamientos, las distancias, la simultaneidad, los saltos, los desvíos, los bordes del cuadro, las miradas, los enfoques, la luz, las sombras, la vibración de los colores, las cadencias, los planos sonoros, las palabras que no se dicen o se dicen pero no se escuchan, el suspenso generado por la forma y no por la peripecia.
Los primeros capítulos despliegan cantidad de cruces que no se subordinan a un eje argumental. Lo curioso es que se ubica en una base militar yanqui en Italia pero lo bélico solo está latente, como una bomba haciendo tic tac debajo de la mesa mientras miramos otra cosa. La bomba tarda seis capítulos en explotar y, cuando explota, no se ve. Guadagnino esquiva expectativas y hábitos narrativos. Es un intruso en el mundo de las series que usa armas del cine: tiempo, espacio, fuera de campo, deseo de espiar.
En el trasfondo se están desarrollando las elecciones que darían el triunfo a Trump sobre Clinton. Ese hilo entra como un rumor de fondo, historiza una mirada que parece apuntar a otra cosa: el primer amor del hijo de una oficial del ejército yanqui.
¿Qué dirían quienes quisieran contar la obra con una sola premisa argumental? ¿Es un coming of age? ¿Una historia de amor de ocho horas que termina con un beso o con cuatro? ¿Retrata a una familia queer? ¿A un joven snob neoyorquino en el extranjero? ¿La liberalidad de costumbres en un contexto militar? ¿Las grietas del imperio?
El episodio seis, el más romántico de la serie, termina con un discurso de Trump anunciando que no va a aceptar un fraude en las elecciones. Un giro desconcertante que llevará a la jefa militar a decir "el mundo ahora requiere decisiones fuertes" y a enfrentar una crisis de mando y también en la relación con su hijo. Entre las capas menos evidentes, lo más interesante de We are who we are es su forma de plantear las relaciones no explícitas entre el cine y el dispositivo bélico Desde el principio instala tensiones eróticas no verbalizadas, pero Guadagnino crea una forma que piensa las tensiones del cine actual: cine, series, eros, guerra.
Hizo mi película favorita del año que pasó.
miércoles, 13 de enero de 2021
Soñando a no sé quién en no sé dónde
soñaba en vos
pensaba en cuántos tiempos se deshilacha el tiempo
y dónde estás
por qué ya no te veo
y se hace tarde
y si mi sueño ocurre en otro lado
y lloraba en el sueño
o en otra parte
no sé si por el mundo
o por mí
(soñando a no sé quién en no sé dónde)
enero 2019