lunes, 31 de marzo de 2008
Entrevista a Luis D'elía.
Por Pablo Chacón (Buenos Aires, viernes 28 de marzo pasado)
Acaso hoy no sea el día más feliz en la vida política de Luis D’Elía, titular de la Federación de Tierras y Viviendas (FTV), sindicado como “piquetero” oficial o fuerza de choque del Frente para la Victoria, el conglomerado que sostiene a la presidenta Cristina Fernández de Kirchner. El hombre, ex funcionario, reapareció frente a las cámaras y paparazzi el martes 25 por la noche, cuando los caceroleros porteños invadieron la Plaza de Mayo en protesta por un discurso enunciado por la titular del ejecutivo nacional esa misma tarde, donde dijo que no pensaba dejarse “extorsionar” por los sectores del agro, que llevan ya dieciséis días de paro ininterrumpido, cortado en algunas zonas por la invitación al diálogo que ayer hizo la propia CFK en una reunión político-partidaria en Parque Norte. Aquella noche, D’Elía hizo que sus “piqueteros” despejaran la plaza con métodos no muy ortodoxos, que los caceroleros entendieron huyendo a la carrera por los cuatro costados, tanto de las agresiones físicas como verbales de los representantes del “campo popular”; algunos de los manifestantes resultaron con heridas leves pero imperdonables.
El Instituto contra la Discriminación (INADI) recibió esta mañana una denuncia por medio de los abogados de la Asociación Civil de Defensa Ciudadana; su vicepresidente, Fabián Bergenfeld, precisó que era por “el agravio sufrido por la ciudadanía ante las expresiones discriminatorias del piquetero”, que “se suman a otros hechos de violencia protagonizados por D’Elía actualmente y en el pasado y que merecieron por parte del gobierno un nombramiento en lugar de una condena”. D'Elía manifestó esta vez su “odio visceral por la oligarquía".
También estuvo el jueves pasado en el palco mientras la presidenta desgranaba su discurso de reconciliación con los sectores agrícolas, además de ser defendido por el ministro del Interior, Florencio Randazzo, y por el diputado nacional santafesino Agustín Rossi. Este es un fragmento de la entrevista que tuvo el viernes con Terra Magazine.
-¿Qué pasó, D’Elía?
-¿Y qué va a pasar? Me denunciaron, como hacen siempre. Hablan de odio, que yo los odio. Y sí, lo dije y lo repito. Pero ellos me odian a mí. ¿Y sabés por qué? Porque lo que hice fue parar un golpe de estado.
-¿Un golpe de Estado?
-Sí, un golpe de Estado. Pero prefiero no hacer declaraciones que confundan más. Pero repito: lo que hice fue parar un golpe de estado, y eso no hace con modales de señorita.
-Si es como usted dice, resultó premiado. Ayer estaba en el palco, atrás de la Presidenta.
-Pero escuchame. Todos saben bien quiénes me atacaron, quiénes me denuncian, quiénes me detestan. Lo único que recibí de mis compañeros fueron muestras de respeto y de solidaridad. Desde cuándo un grupo de terratenientes tiene que dirigir las cosas de esta manera, mintiendo, diciendo que falta leche, que falta pan, que falta carne, que falta esto y lo otro. Si todos esos productos están subsidiados directa o indirectamente. Y quiero decir que no recibí órdenes de ningún sector del gobierno de ir a defender la plaza, lo hice por convicción, para luchar contra esa oligarquía repugnante que no se acostumbra a perder los privilegios.
-Anoche, en los supermercados de la zona sur no había carne ni lácteos.
-¿Qué no va a haber? Haber seguro que había, pero estaban escondidos. Era para sacar fotos y hacerle el juego a las patronales. ¿Sabés que pasa con esas medidas? Pueden desembocar en un golpe de estado. Con ese tipo de metodología, porque empezaron así, en Chile voltearon al gobierno popular de Salvador Allende. Y yo defiendo a este gobierno a muerte.-
domingo, 30 de marzo de 2008
La felicidad inatrapable en el teatro de Javier Daulte
Con dirección de Marcelo Velásquez se ha repuesto Criminal, pequeña tragedia sobre una transferencia contratransferencial, ya convertida en un clásico del dramaturgo Javier Daulte.
Se trata de las intrincadas relaciones de dos psicoanalistas con sus respectivos pacientes- casados entre sí- y a la vez, entre ellos, relacionados como profesionales. Por si alguien piensa que la trama puede carecer de interés dramático, aclarmos que está incluido en ella un crimen anunciado que se trata de evitar. Los entrecruces verbales y físicos son ríspidos y sorprendentes, y aunque el autor explica ante cada uno de sus estrenos que el humor en él es inevitable, debemos aclarar que se trata de un humor bastante feroz. Estos exabruptos causaron manifestaciones de asombro en un público de cierta sofisticación, que debería estar familiarizado con estos avatares. Es que siempre se esperan profesionales criteriosos a cargo de pacientes perturbados y no que los inseguros y desquiciados sean los psicoanalistas, como efectivamente ocurre. Aquí quedarán al desnudo los peores vicios de analistas que imparten subrepticias normas que ellos mismos violan permanentemente. Lejos de sugerir cuestionamientos sociales, apuntan siempre hacia la conservación del statu quo, lo que lleva a que los pacientes dejen de serlo y se transformen en vengadores.
Ambos terapeutas obtendrán su merecido, aunque tampoco esto se logrará por medios lícitos. De ninguna manera. La obra cerrará con una reflexión acerca de este mundo enrarecido que busca la felicidad eterna. Desde hace rato esta idea de la felicidad y su consecución ronda al autor (Criminal se estrenó en 1996, en el Teatro Payró). Se trata de un concepto nodal en la obra de este autor argentino. Theodor Adorno ha dicho que la idea de felicidad no puede ser analizada desde el presente: sólo podemos decir que hemos sido felices. Buscar la felicidad como estado no es otra cosa que un propósito vano.
Daulte trata este problema también en el programa 200 años, producción que une a realizadores de cine y teatro. En este caso su co-equiper fue la cineasta Sandra Gugliotta, por Canal 7. En nuestros corazones para siempre -así se denomina el programa- es la historia de un actor (Arturo Puig) que hace 40 años que encarna en una serie televisiva al jefe de una familia feliz, en la cual no falta un tío maldito y otros clisés del genero. Este actor se encuentra pasando un momento conflictivo: crisis existencial, laboral y de pareja. Espera poder tomar distancia, viajar y ver si es posible acceder a otra oportunidad como actor. Pero nada de esto será posible. Un golpe en la nuca lo hace despertarse en una casa extraña, donde una familia que evidentemente no está en sus cabales lo ha raptado y aislado. Le exigen que actúe, que haga su personaje y que todos tengan su rol en esa familia dichosa. Pero él no estará en condiciones de darles esa ficción, esa felicidad artificial que le exigen.
La felicidad, obviamente, también gira en torno a bonanza conseguida a cualquier precio. Son las disparatadas, a veces desopilantes, aventuras de una familia no convencional: una pareja madura y su joven hija, para la cual desean el don más preciado del amor, y un increíble robot que los secunda en sus propósitos y es tan humano y divertido como los maniquies de la obra Automáticos del mismo autor.
La felicidad aquí es un mandato social con el cual habrá que cumplir a rajatabla, aun a costa de innumerables mutilaciones. Esta obra fue estrenada en 2007 y reestrenada este año. Después de varios meses en cartel encuentra ahora su punto de sazón, cuando debe bajar de cartel. Una pena que tanta perfección en la puesta y en el rubro actoral, no puedan perdurar.
La felicidad se escabulle permanentemente: el fenómeno teatral tambien.
Criminal: Teatro del Borde. Chile 630.
La felicidad: Teatro Regina. Santa Fe 1235
MARTHA SILVA
sábado, 29 de marzo de 2008
Soy peronista por tiempo indeterminado
Tatiana:
como antiperonista visceral te definiste muchas veces en conversaciones que hemos tenido y creo que así te comportás, como antiperonista visceral, en los debates que estamos teniendo acá en las últimas semanas.
Gorila es un término cuestionado últimamente. Suena despectivo. Pero tiene una ventaja: nomina a una posición que en la historia argentina reciente se define por la negativa: "yo políticamente no soy nada pero detesto al peronismo". Es gente que según las coyunturas electorales ha ido votando a Alfonsín, a algún partido socialista, a la Coalición Cívica de Carrió y Patricia Bulrich, ha votado en blanco, ha impugnado su voto o no ha ido a votar, cualquier cosa menos votar a un candidato peronista. No saben muy bien qué quieren pero saben qué no quieren: ser peronistas.¿Por qué? Vos has aportado muchas frases que pueden entenderse como por qué el peronismo es detestable; algunos ejemplos:
"El hecho de que el peronismo sea el único partido o movimiento o como se llame capaz de gobernar es lo mismo que decir que Stroessner (tan amigo de Perón) o que Fidel Castro o que Stalin fueron los únicos capaces de gobernar en sus respectivos países. En la Argentina de los últimos 50 años, los poderes que están detrás del poder sólo han dejado gobernar, en elecciones libres y períodos completos, a los peronistas."
"La única división grosera que trazaría es la siguiente: los que votan a los malos conocidos de siempre porque "son los únicos que pueden gobernar", y "roban pero hacen", y los que se animan a ir para adelante y votan algo distinto para tener una República de verdad y no un mamarracho de país"
"Los jefes del movimiento obrero, los gremialistas defensores de la clase obrera, se cagan (perdón por el exabrupto) en todos los obreros juntos y son zorros genuflexos ante los poderes de turno, sobre todo si son militares, sobre todo si son genocidas."
Considero que esta clase de exabruptos son muy groseros desde el punto de vista del análisis político, que entender los conflictos del país debería demandar una afinación (palabra kierkegaardiana) más delicada, empezar a buscar matices, contradicciones, paradojas, desconfiar de las apariencias.
Porque una descalificación tan brutal como que todos los sindicalistas son matones, genuflexos, corruptos, es una ofensa a muchos sindicalistas que no son ninguna de las tres cosas y que vos, enceguecida por tu antiperonismo visceral, los condenás a todos al infierno.
Que es una pereza intelectual, de parte de una persona instruída, inteligente y pensante como vos, atribuir la pobreza que hay en el país al peronismo. Porque la verdad es que nunca te escuché decir con la misma pasión las barbaridades que han hecho en el país los gobiernos antiperonistas.
Hace poco hablabas del derramamiento de sangre en la Argentina y lo atribuías al peronismo, tuve que preguntarte varias veces si no tenías en cuenta la sangre derramada por la revolución libertadora, los 18 años de proscripción al peronismo, la dictadura de Videla. Todavía no escuché que pusieras igual pasión para hablar de los muertos peronistas, fusilados, secuestrados desaparecidos, no aparece en tu vocabulario ninguna expresión para nombrar a los militantes peronistas que no son corruptos ni genuflexos. A lo sumo calificás con aire de perdonavidas a esos peronistas como "ingenuos", lo cual es una de las formas más disimuladas del desprecio: no te entra en la cabeza que alguien inteligente y honesto pueda ser peronista.
Fijate que tuve que preguntarte muchas veces en esta semana algo acerca del muerto de los piquetes chacareros, porque ante el terrible fantasma del matón Delía, no apareció ninguna mención a la persona que mataron los piquetes rurales. Te pido que hagas el siguiente ejercicio: decime qué hubiese pasado hoy si se "le hubiera muerto" una persona a un piquete dirigido por Delía.
¿Por qué no veo que te indigne ese muerto de esta semana y te indignás al hablar del gordo piquetero? Lo calificaste de matón peligroso e incluso hipotetizaste que si por él fuera se habría producido una matanza en los actos de esta semana. La cual no se produjo porque los "manifestantes" del cacerolazo se apartaron a tiempo. Te vuelvo a pedir una cosa: decime cuántas matanzas produjo antes Delía. De dónde sacás que esa matanza se habría producido si no es desde la condena sin juicio previo. Qué pruebas tenés para decir que Delía es más peligroso que los que en el corte de rutas producen un muerto, tiran la leche, desabastecen el país.
Yo pienso que tu obsesión con Delía corresponde a la agenda dictada esta semana por la radio y la televisión, vos que justamente sos tan crítica del poder, no analizás en este caso el poder mediático que construye un fantasma matón sin muertos y omite al muerto de los matones sin fantasma mediático.
Lo que más me molesta en tu posición es tu pereza intelectual. Creo que adherís instantáneamente a la imagen de matón de Delia porque es sintónica con tu anatema previo del peronismo matón. Y deslizás una débil expresión a regañadientes para referirte al único muerto que ha tenido la crisis del campo esta semana.
Comprendo que la palabra "gorila" es desagradable. Confieso mi conflicto al no encontrar una palabra mejor para denominar a la actitud prejuiciosa, perezosa y complaciente con las aberraciones que cometen los no-peronistas, que en general se salvan de tu ira.
Prometo que no te llamo gorila nunca más.
Yo hasta hace pocos días decía que no era peronista porque la categoría "peronismo" me parecía que se había vaciado de sentido, sobre todo después del menemismo. Me parecía que era una identidad politica caduca. Pero ahora, por mi punto de vista y en este contexto político, en el que ser peronista ha vuelto a ser un anatema en boca de la clase ilustrada, ahora que ser peronista es ser matón, Delía, mamarracho y corrupto, he decidido declararme peronista por tiempo indeterminado.
Así que a partir de ahora, todo lo que se diga de los peronistas se dice de mí.
saludos
OSCAR ALBERTO CUERVO
Sigo sin querer domir solo
El otro día, en medio de los apurones por el cierre de la edición del nuevo número de La otra, y en medio del bochinche que hacían las cacerolas (en TN, porque en Nueva Pompeya no sonaba ni una mísera cucharita), cometí un error: anuncié que iba a enviar un post de Liliana Piñeiro sobre I don´t want to sleep alone, cuando en realidad Liliana aún no ha visto esta película. Es más: la va a ver hoy en la Lugones.
Todavía los retoños crecerán
El cine del tailandés Apichatpong Weerasethakul propone un modo de decir y es, al mismo tiempo, un modo de advertir. En escenas duplicadas (campo y ciudad, hombre y mujer), se dan las mismas preguntas, las mismas respuestas. Claves que se decantan en el círculo de un vaso de vidrio. Medicinas milenarias y actuales se prueban en el cerebro de un adolescente intoxicado con monóxido de carbono.
Liliana Piñeiro
viernes, 28 de marzo de 2008
En perspectiva
jueves, 27 de marzo de 2008
Paro del campo
Ya está. Se terminó nuestro singular pos 2001. Miles de ciudadanos autoconvocados, o vecinos o familias argentinas, salieron de sus casas desafiando la inseguridad nocturna. La gente, como se encargó de decir una y otra vez el periodista de América que cubría en vivo el acto público, se fue a Plaza de Mayo con sus cacerolas a pedir por el campo argentino. Estaba enojada la gente. No había leche en las góndolas. No había carne tampoco. Entonces, a la Plaza, como unos años antes, cuando el ingeniero que resultó no ser ingeniero convocó a los suyos para terminar con los delincuentes y los traidores garantistas. Cartulina y fibrón una vez más. Algunos carteles seguían el viejo y feliz motivo del apóstrofe y el imperativo; otros, el de la identificación; otros el de la consigna pura y dura: Basta, Cristina; Yo estoy con el campo; No a las retenciones. Uno, más ingenioso, decía, tal vez como homenaje indeliberado al reciente y vigésimo aniversario de la muerte de Olmedo: Reteneme esta.
II
Eran las masas del campo las que estaban allí, para que los malpensados de siempre no dijeran que esas solo existen en el platito que acompaña el té de los propietarios de la tierra. Después, el piqueterismo K llegó para vindicar la historia. ¿Qué hacía la gente en el lugar del pueblo? Con su camisa negra y su andar matón, D’Elia conquistó ayer algunos puntos más en su carrera en pos de presentarse como el coco de la pequeñoburguesía argentina. Hace unos días le había tocado el turno a Moyano, pero el camionero es menos ganador con las cámaras que el amigo de Irán. Sin embargo, como dicen los buenos vecinos (esa categoría que Blumberg y Macri les regalaron al periodismo de hoy y a la sociología del siglo que viene), la plaza es de todos. Tienen razón: a fin de cuenta allí pusieron algunos las patas en la fuente y otros las bombas del 55. Se volvieron a escuchar viejos cantitos: “Patria sí; colonia no”, por ejemplo. También se escucharon las palabras Gorila y Oligarca y Sociedad Rural y los versos de la Marcha Peronista y del Himno Nacional Argentino. La historia no se repite, pero a veces rima.
III
Y otras veces no. Siete años antes, en el mismo lugar, se pedía que se fueran todos; ahora eso no se pide más, porque la que se tiene ir tiene nombre propio, el mismo de la que se tiene que quedar. El kirchnerismo repolitizó al país; en otras palabras: lo dividió allí donde durante un tiempo pareció que la pauperización noventista había cosido una alianza nueva. En 2001 se cantaba así: “piquete y cacerola, la lucha es una sola”. Pero no lo era. Ahora queda claro. El arco que va del helicóptero de De la Rúa a los camperos utensilios de cocina de ayer a la noche es también el que describe la clase media entre los bancos y las góndolas del súper.
IV
Ahora están peleados, pero Duhalde preparó buena parte del terreno sobre el que los Kirchner armaron una base de sustentación política firme y eficaz. Las asambleas se disolvieron; los cortes de ruta se redujeron. Las concesiones a ciertos reclamos que este gobierno ha hecho se leen también en estas renuncias. En política, parece, conveniencia es convicción. Por lo demás, el reparto de la renta sigue tan injusto como antes. El consenso es una hegemonía de clase: Néstor y Cristina saben su Perón. Sin embargo, a los Kirchner se los corre por derecha. Y es que ambos hacen lo que gestores y republicanos de salón detestan: no guardan las formas. Su retórica, es cierto, no es atildada. ¡Con lo simpático que era Carlos Saúl! ¡Y lo informe que era el Fernando! ¡Y lo seriecito que parecía Eduardo! En cambio, este matrimonio bizco y cartilaginoso se las da de peleador. Si existen o no los gorilas es un tema a discutir, pero, independientemente de las conclusiones, lo notable es el retorno de esa palabra (y otras a ella asociadas) de entre los muertos. Porque un viejo fantasma recorre Argentina: el fantasma de la Unión Democrática. Su nombre ahora es Coalición Cívica.
V
América insistió ayer en dividir en dos su pantalla. No era un homenaje a Brian De Palma, no; era una curiosa manera de ponerle forma al fondo de división. Sus locutores insistían en hablar de diálogo, es decir, en reclamar el consenso que se había salido de madre. Se nos advirtió, con tono grave: cuidado con la venezualización de Argentina.
Y ahí va a apuntar Carrió, seguramente. Porque no es tonta. Lilita se subió al carrito de la ética, se colgó un crucifijo extra large y visitó todos los canales de divulgación de la vieja derecha nacional. Ahora, cuando le preguntan la hora cita a Hanna Harendt. Por lo demás, manda fruta, así que hoy será un día para reencontrarse con sus dislates. Hablará de patoterismo y de corrupción, de injusticia y propaganda, de cooptación y antirrepublicanismo; en algún punto tendrá algo de razón, quién sabe. Ese es su diccionario. Pero lo que pasa tiene otro nombre, viejo y demodé. Se llama lucha de clases. Brrr. Con lo bien que andábamos sin ella. Ayer, 25 de abril de 2008, la historia volvió a decir hola. Su saludo no es simpático; su visita incomoda; sus ropas huelen esta vez a bosta.
JOSÉ MICCIO
Síndromes
Bien, con los canales de noticias trasmitiendo el lock out y los cacerolazos en tiempo real -incluso antes de que empiecen-, con el país entero participando en un reality desbordado, con cámaras-en-todas-las-rutas, con los movileros de TN editorializando las 24 horas del día, con Delía convertido en personaje de Titanes en el ring para que la "gente" chifle sus desopilantes apariciones, con los blogs trabajando a full, donde pueden leerse todo tipo de análisis sobre retenciones, precios de tractores, patria sojera, los negros no aprenden más, los desaparecidos fueron menos, andate hija de puta, con fracciones del trosquismo movilizadas en favor de las entidades rurales, con Lilita viviendo su momento de gloria y un gobierno que no acierta a encontrarle la vuelta al berenjenal que él mismo contribuyó a armar... creo que estamos todos en una olla a presión, y muchos hablan y gritan sin saber muy bien qué quieren.
Se impondría extrema sobriedad en el uso de la palabra y racionalidad para entender qué pasa. De eso hay desabastecimiento.
Para endulzar un poco estos días crispados, llegan dos grandes exponentes del cine del nuevo milenio a esa isla de belleza que gobierna Luciano Monteagudo (la Lugones, yo digo). Si aún tienen un poco de estima por el cine y no se los impide algún piquete paquete, procuren llegarse este viernes y sábado a Corrientes 1555, 10° piso, y ver: el viernes: Syndromes and a century (Apichatpong Weerasethakul) y el sábado I don't want to sleep alone (Tsai Ming-liang). De I don't want... ya les hablé anteriormente (mañana voy a mandarles algo que escribió Liliana) . Así que ahora paso a hablarles de Syndromes:
La revolución de Apichatpong (a) Joe es suave, de una comicidad leve y un lirismo casual. Frente a la densidad aceitosa de Tsai, el cine de Weerasethakul nos propone unas viñetas luminosas, casi realistas, cuya potencia está en ese "casi". En Syndromes nos va llevando por tenues desvíos y cuando queremos acordarnos ya no hacemos pie. Estamos en un sueño amable e inconsistente, que apenas remotamente puede insinuar lo siniestro. Hay rasgos que llevan su firma: la estructura partida, con un nuevo comienzo en mitad de cada película. Y la coexistencia de un mundo primitivo al lado (o adentro de) otro de un futurismo desconcertante. Hay en esta película un par de escenas que están en lo alto de la creatividad del siglo XXI: el dentista cantándole con ternura a su paciente, el monje budista, y la delicadísima canción que hace mecer suavemente a un grupo de enfermeras. ¡Qué lindo! Yo que ustedes el viernes iría a verla.
OSCAR ALBERTO CUERVO
miércoles, 26 de marzo de 2008
El "Paro del campo", según el Mocase
(Fuente: www.eco21.com.ar)- Sociedad Dom, 03/23/2008
El Movimiento Campesino de Santiago del Estero, ligado a la Vía campesina envió un comunicado donde analiza el llamado paro del campo y aporta información vital para ver quién es quién en este conflicto de la Argentina.
¿Retenciones, control estatal de las exportaciones (monopolio de la Junta Nacional de Granos) o reino del "mercado"?
La actitud de los señores dueños de la tierra de la Argentina no deja de sorprender por su reiterada e inveterada audacia en la defensa de sus bolsillos, con una hipocresía digna de los mejores falsarios de la historia.
El aumento gradual de las retenciones y en particular las correspondientes a la soja ha disparado a la "lucha" a la sempiterna antisolidaria oligarquía terrateniente nacida en nuestro país.
La acompaña una vez más la desorientada Federación Agraria Argentina, que hace años no se atreve a separase de los oligarcas y hacer un planteo digno de reclamo de tierras, de límites a la extensión de los latifundios, de cese y recuperación de las enormes cantidades de tierras extranjerizadas y de cambio general de la política agropecuaria.
Durante el largo ciclo de la convertibilidad y de la expansión de la sojización, la FAA miró para otro lado, dejando hacer al "mercado" y al modelo neoliberal que se cargó casi 300.000 productores pequeños y medianos, la mayoría de ellos afiliados a ella.
Hace apenas poco tiempo se atrevió a cuestionar los lineamientos de la Argentina sojera pergeñada por Henry Kissinger, el grupo Perriaux, la SRA, AAPRESID, Cargill, Monsanto, Dreyfus, la FAUBA, Clarín Rural, Urquía y demás demiurgos de la recolonización nacional. De tal manera, el tránsito de la Argentina industrial tecnológica y científica existente entre 1945 a 1989, a la Argentina factoría agro-exportadora actual, contó -luego de la Marcha Federal de 1994- con la mirada complaciente de la FAA. Esta política permitió la devastación de los pequeños y medianos productores y el tránsito de una producción centrada en el desarrollo de alimentos en gran cantidad y de gran calidad, hacia un "campo" que produce forraje barato –"pasto soja"- para vender a China, India y la UE subsidiando de tal forma la industrialización de estos países a costa de nuestra industrialización, nuestra producción lechera, ganadera, porcina, frutal, hortícola, ovina y regional.
Se repite el modelo de siempre en el campo, donde la SRA -la vieja oligarquía terrateniente- se opone a cualquier control por parte del Estado de su tasa de ganancia lograda a costa del esfuerzo de toda la nación y en particular, mediante el monopolio absoluto de la renta agraria por su dominio total sobre las tierras existentes en la nación.
Lo reiteramos una vez más, oligarquía terrateniente implica por ejemplo que 6900 propietarios (familias, empresas o empresas-familias) sean dueñas del 49.7% de la superficie cultivable y productiva del país, o que según el Censo Agropecuario de 2002, 936 terratenientes poseen 35.515.000 Has (casi toda la superficie en cultivo), un promedio de 38.000 has c/u. Por el contrario 137.021 agricultores poseen sólo 2.288.000 has, con un promedio de 16.7 has c/u. (2)(pág. 158)
En 1966 había más de 600.000 productores agropecuarios, hoy sólo restan 330.000, de tal forma la oligarquía terrateniente recuperó con creces las tierras que Perón había obligado a venderles a los chacareros arrendatarios a través del 1º y 2º Plan Quinquenal. En lugar de enfrentar a la SRA y CARBAP, denunciando la concentración y brutal extranjerización de la tierra, unidas a la destrucción de un modelo soberano de producción de alimentos y su reemplazo por un modelo factoría productor de forrajes baratos para la exportación, la Federación Agraria Argentina se une a los terratenientes y multinacionales granarias que se adueñan hoy de la renta agraria en lucha contra las retenciones. Renta con la que, conviene recordar, junto a la petrolera, el peronismo industrializó la nación entre 1945 y 1955.
Por supuesto que las retenciones son sólo una medida frente a la necesidad de articular un Plan Nacional de Desarrollo Agropecuario, que debe obligatoriamente incluir la restitución de las Juntas Nacionales de Granos y de Carnes, la nacionalización del comercio exterior en ambos rubros, políticas que permitan el acceso democrático, barato y con créditos de largo aliento a la tierra para volver a tener cientos de miles de productores, repoblar el país y reconstruir la soberanía alimentaria y las economías regionales. También deben estar acompañadas de subsidios, políticas de reforestación de la superficie devastada por la sojización, de políticas de saneamiento de áreas infectadas por millones de litros de agrotóxicos y transgénicos, y de devolución de las cientos de miles de hectáreas robadas a los pueblos originarios en las últimas décadas.
La correcta política de retenciones graduales –primera medida seria tomada contra la sojización-, se debe acompañar también de créditos y subsidios amplios para las actividades afectadas por el monocultivo sojero, tales como la lechería, la ganadería, la horticultura, la fruticultura, la forestación y demás actividades afectadas. Pero sin duda alguna –pese a los gritos exasperados del lobby monsantiano, cargilliano y terrateniente-, es una mejora neta respecto de la política seguida hasta ahora y por supuesto mucho mejor, que 'dejar todo al sector privado' como proponen los dueños de la tierra, desde siempre, apoyados por Macri, Carrió, López Murphy, el menemismo, el cavallismo y el delasotismo.
Salir de la sojización
Pero tal vez, el dato más importante de las medidas anunciadas por el Ministro Losteau se refieran a que por primera vez desde la legalización ilegal de la soja RR en 1995, el gobierno ha decidido tomar medidas que desalientan la expansión del monocultivo de soja transgénica forrajera. Y ese es un hecho importante que saludamos. Que una medida tan importante, haya sido tomada en simultáneo con la descarada entrega de los yacimientos petroleros de la Cuenca del Golfo de San Jorge, por parte de la ultarkirchnerista provincia de Santa Cruz, habla a las claras, de la perversidad del modelo económico vigente en nuestro país, y de la estrecha relación del gobierno con las multinacionales y su doble discurso permanente. Pero en el tema de la sojización por primera vez desde 1995, se adopta una medida que desalienta el avance descontrolado del pequeño -y devastador- poroto.
Esto es así pese a los previsibles gritos policíacos del Ing. Héctor Huergo que, en un ejercicio extraño del pensamiento económico y agronómico, nos amenaza con que el abandono de la "sojización" nos devolvería a la "edad media".
El descaro de los demiurgos de la colonización cultural –a su vez empleados de Monsanto y Kissinger- no tiene límites. Una medida como el aumento diferencial de las retenciones –reclamada por quien esto escribe durante varios años- no sólo no nos devuelve a la 'edad media', sino que por el contrario, nos alejaría de la 'edad media' en que nos sumiera la desindustrialización y el retorno a la nación agro-exportadora. Es decir exactamente al revés de lo que Huergo vomita desde Clarín Rural. El aumento diferencial de las retenciones –a falta de nacionalización del comercio exterior de granos- permite disponer de fondos para alentar otras actividades económicas, tales como la reindustrialización del país u otras actividades agropecuarias que requieren de mayor valor agregado, mayor aporte de capital y utilizan mayor cantidad de mano de obra.
Por el contrario, como ya explicáramos reiteradamente en otros artículos, impulsar la sojización depreda la mano de obra y la pequeña y mediana producción, además de devastar al ecosistema y a la salud humana. Lo reiteramos una vez más: el sistema de la SD-sojaRR-herbicida glifosato, destruye 4 de cada 5 puestos de trabajo existentes y sólo crea un puesto de trabajo cada 500-600 has, siendo sólo viables y autosuficientes para este sistema, las explotaciones que superan las 500 has según la región agroecológica. Por el contrario la economía familiar genera 35 puestos de trabajo genuinos por cada 100has. Pero el gobierno debe saber que salir de la sojización implica antes que nada, redistribuir la tierra y repoblar el territorio nacional devastado por el pequeño poroto.
En el colmo del descaro y la desinformación agronómica se dice: "le explico si me permite(...) las vacas no hacen fotosíntesis (sic!!) una hectárea de maíz con la tecnología actual produce 10.000 kilos de grano. Un novillo encerrado en un corral convierte 7 kilos de maíz en uno de carne. Por lo tanto una hectárea de maíz da 1500 kilos de carne."(1) ¿Y la sojización, amigo Huergo donde está?
El viejo método goebbelliano de "miente, miente, miente, que algo quedará" sigue siendo el arma preferida del poder multinacional. Esto es en parte cierto para el maíz, pero no para la soja que se exporta toda (99% de la producción) sin ningún otro agregado que el hacerla aceite o harina y casi sin producir un solo kilo de carne, como sí hacen Brasil (segundo productor mundial de carne) o Chile (en este caso con la soja que nos compra).
De allí que las retenciones diferenciadas planteadas por Lousteau, estimulen al maíz y al trigo en contra de la soja, pero esto afecta a Monsanto-Cargill y por supuesto a las comisiones que cobran sus propagandistas y agentes. En segundo lugar, la carne que hacíamos "criada a campo" (la "edad media" para Huergo) era sin dudas la mejor carne del mundo ya que el animal se criaba en libertad, elegía lo que quería comer, se movía y se criaba naturalmente, produciendo un tipo especial de carne que nos caracteriza en el mundo. Hoy, en un planeta acorralado por la crisis ambiental global, esa carne tiene un valor agregado extra. Si decidiéramos un plan nacional de producción de carne de primera calidad en praderas, recuperaríamos nuestro lugar en el mercado mundial, obteniendo grandes beneficios económicos, sociales y ecológicos.
La ganadería genera muchos más puestos de trabajo que la devastación sojera y muchos más aún, si se estimulara el surgimiento de un gran número de pequeños productores. Por otra parte, lo que Huergo llama "novillo a corral" es el famoso feed-lot o "corral de engorde'" que, a diferencia del animal criado en pradera produce carne chatarra o carne basura. Carne repleta de antibióticos, hormonas, reguladores de crecimiento, agrotóxicos de todo tipo, etc., etc.
¿Sabrá Huergo que la Argentina, no sólo es la primera en el mundo en muertes por accidentes de tránsito –debido en primer lugar a la destrucción ferroviaria sin cuya desaparición no habría sido posible la sojización- sino también es en la actualidad, el país con mayor tasa de cáncer en su población? ¿No se le habrá ocurrido al señor Huergo pensar que tamaña tragedia tiene algo que ver con la terrible contaminación por agrotóxicos que ha provocado la sojización y su consecuencia directa el feed-lot? Este proceso afecta lo que respiramos, lo que bebemos y lo que comemos. Claro, es probable que este último argumento suene demasiado complejo para la lógica "simple" de la "mayor tasa de ganancia en el menor tiempo y con cualquier costo ambiental y social –total no lo pagamos-" que utiliza nuestra sempiterna parasitaria y estéril oligarquía terrateniente. Pese a lo que dice Huergo, la soja no sólo no crea pueblos sino que los devasta y los liquida, como puede verse en las miles de taperas que pueblan hoy nuestro campo y los más de 1200 pueblos abandonados. No sólo no nos saca de la edad media, sino que nos devuelve a ella como lo prueban las actuales inundaciones de Salta y Jujuy –y las anteriores de Salta y Santa Fe y las que vendrán-consecuencia directa de la deforestación y la Siembra Directa.
La 'pobreza' del 'campo' de ellos
Por último, ¿de qué paro del campo hablamos? En todo el país sólo restan 330.000 explotaciones, las que sólo emplean a 310.000 trabajadores en blanco que ganan alrededor de $1200 mensuales, mientras hay algo más de 700.000 trabajadores en negro que viven miserablemente y trabajan sólo un período del año gracias al "poroto mágico". Ambos sectores prácticamente se han visto imposibilitados de defender sus derechos ante el achicamiento descomunal de las fuentes de trabajo que ha producido la sojización y la numerosa destrucción de establecimientos que la acompañaron. El nivel de ingresos del sector que ejerce el control sobre la propiedad de la tierra y por ende de la producción, es escandaloso y como siempre suntuario.
Ya en la campaña 2004-2005 los propietarios de la región pampeana, en el centro del proceso de la sojización, recibieron en concepto de Renta Terrateniente o renta de la tierra por el arrendamiento de las mejores tierras del mundo, la suma de algo más de 3000.000.000 de U$S, más de 10.000 millones de pesos. (2) Es decir una masa sideral de dinero sin invertir ni arriesgar un solo peso. En la actualidad esas cifras son mucho mayores, ya que hoy una hectárea en la zona sojizada de Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe o Entre Ríos se vende a razón de entre 15.000 a 20.000 USS y se arrienda -para hacer soja- a razón de 20 Quintales la Ha, es decir unos 600 USS/ha. (3)
Para dar un ejemplo, sólo por arrendar 300 has el propietario recibe un ingreso parásito (sin invertir ni arriesgar un solo peso) de 180.000 USS o unos 570.000 pesos por ciclo sojero. Esa descomunal masa de dinero, imposible de obtener en cualquier otra actividad productiva -y ese es el diseño multinacional para paralizar nuestra reindustrialización- no se destina a mano de obra, ni inversiones productivas, a excepción de algunas cosechadoras o maquinarias importadas de altísimo costo y muchas veces renovadas innecesariamente, sólo por poseer la máquina '0 km'.
Sí se invierte, en varias camionetas 4x4 por familia (hasta 6-7 en algunas), en casas suntuarias, en edificios de renta y en "gatos finos" que ahora hacen su aparición en las localidades de la cuenca sojera, para beneplácito de los productores. Por el contrario, los capataces son echados, indemnizados y transformados en contratistas cuentapropistas con lo cual el terrateniente dispone de las labores sin arriesgar un solo peso, sin incluir costo social alguno y sin tener que poseer un parque de herramientas de alto costo y nivel de mantenimiento, que lo obligaría a tener mano de obra permanente.
A eso se suma que la mayoría no paga impuestos o lo hace por actividad ganadera y no agrícola, con tasas irrisorias de impuesto inmobiliario, y que las multinacionales exportadoras pagan impuestos en función de declaración jurada, se comprenderá que la sojización deja muy poca riqueza real, valor agregado productivo en la sociedad argentina.
A su vez, los trabajadores rurales son echados sin indemnización y contratados en negro cuando se los necesita, muy poco tiempo por cierto. El hecho que las dos terceras partes de los trabajadores vinculados a la sojización trabajen en negro, tiene que ver a su vez con las necesidades un negocio que evade impuestos o se realiza mayoritariamente en negro.(4) De allí la necesidad casi imperiosa para la economía nacional, de apropiarse de esa renta suntuaria e ilegítima en beneficio de la nación.
¿Qué hará el gobierno con esa renta?, es otra discusión, que no afecta el valor macroeconómico de la medida tomada. Como vemos, poco ha cambiado en la relación de la nación con la vieja oligarquía terrateniente, ahora asociada a algunos pools empresarios. Ella sigue allí y tan poderosa como siempre, pese a que la señora Carrió y algunos medios interesados -y asociados a ella- digan que ya no existe. La oligarquía una vez más, usa su poder económico contra el pueblo y la nación, reclamando quedarse con la totalidad de los precios internacionales para sus productos en el mercado interno, lo que supone, y ellos lo saben, el hambre para el pueblo y la castración de la nación, como lo hizo siempre. Sigue siendo como señalara el maestro Hernández Arregui, que para la SRA, "esa clase estéril e infecunda, siempre que el pueblo comió vio demagogia."
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Notas
1.- Huergo Héctor Clarín Rural, 15-3-08
2- Pengue Walter, Agricultura Industrial y Transnacionalización en América Latina. Red de Formación Ambiental. México 2005
3.- Clarín Rural 15-3-08, pag. 28
SECRETARÍA DE COMUNICACIÓN DEL MOCASE VIA CAMPESINA MIEMBRO DEL MNCI MOVIMIENTO CAMPESINO INDÍGENA.
martes, 25 de marzo de 2008
Se vienen días interesantes
Habrá que estar muy atentos: vienen días interesantes en los que todos los actores políticos de la Argentina serán puestos a prueba: el gobierno, los partidos de oposición, las empresas de comunicación, los periodistas, la iglesia, las diversas clases sociales. De la resolución del conflicto con los productores rurales y del alineamiento de los diversos sectores puede depender el diseño de la Argentina de los próximos años.
No se trata sólo del vértigo del conflicto trasmitido en tiempo real, sino de todo el tiempo por delante.
OSCAR ALBERTO CUERVO
Alma
... siguió tocando, con sus dedos de pincel,
torpes para el piano, manchando todo a su tacto
y lloró colores porque no tenia oído para las canciones.
Texto y pintura: Cicely Ferreira
lunes, 24 de marzo de 2008
El ateísmo es un humanismo
El oficiante mediático de la filosofía, Alejandro Rozitchner, y su esposa, la psicóloga Ximena Ianantuoni, son una pareja moderna, escéptica, divertida, atea. La religión es un peso que creen haberse sacado de encima, y en lugar de Max Weber por sus discusiones circulan Erich Fromm y Paulo Coelho. Supongo que preocupados por sus pequeños, que crecen en un mundo de fanáticos, supersticiosos y comunistas agazapados, el animador cultural y la psicóloga pusieron manos a la obra, dispuestos a salvar al resto del mundo de eso que alguien llamó el opio de los pueblos, la religión.
El resultado es Hijos sin Dios. Cómo criar chicos ateos (Editorial Sudamericana), un manual de autoayuda bajo formato de diálogo, ideal para traficar una pedagogía especular a la que pretenden combatir. Ale y Xime componen un matrimonio angustiado, y sus hijos, que no creen en nada, excepto en las promesas de mamá y papá, al parecer ya son discriminados en la salita rosa y la salita celeste del jardín de infantes. En en semanario, Ianantuoni contó parte del drama: “Alejandro, cuyos padres tienen orígenes judíos y católicos, es ateo desde siempre, en su familia no se profesaban religiones. En cambio yo tuve una formación religiosa, incluso tomé la comunión. Pero a medida que fui creciendo me di cuenta de que el único que está a cargo de uno es uno mismo y que nadie te salva de nada”.
Alejandro es hijo de León Rozitchner, profesor de filosofía, autor de varios libros, entre los que se destaca uno dedicado a la chirinada que los militares armaron en 1982 para intentar recuperar las Malvinas con resultados conocidos. El fue repudiado por intelectuales argentinos exiliados en México, muchos de los cuales apoyaban la guerra pero no a la dictadura, como si quienes tomaron el poder el 24 de marzo de 1976 hubieran sido un “ejército de ocupación” y los civiles, tristes víctimas. La realidad indica que ese golpe de Estado, con las excepciones de rigor, contó con la aprobación de la mayor parte de la sociedad. Pero no fuimos todos, fueron muchos.
Entretanto, cuenta la leyenda, Alejandro, asfixiado por la “personalidad” algo autoritaria de papá León, iba formando la propia, hasta que se destapó como animador radial y televisivo y como liberal rabioso. Rozitchner es nuestro Spinoza, nuestro antídoto contra las pasiones tristes. En sus talleres, boga que boga por romper con el sentido común, escribió libros con el locutor Mario Pergolini, con el músico Andrés Calamaro, ahora con su esposa. Su apoyo a la gestión de Menem, terminó con la paciencia de su padre, avergonzado de verlo como columnista de Mariano Grondona. Eran los Carozo y Narizota de la no ficción.
Hijos sin Dios… es un síntoma del estado actual del pensamiento en la Argentina. Para sus autores, la idea misma de dios es un obstáculo para desplegar un mundo propio, libre, sin coerciones. El libro cultiva el fetichismo -heredero del fascismo- de que insistir con sonsonetes sobre una tabula rasa, la mente de los niños, tiene efectos. En efecto, efectos tiene: pero no se sabe si los buscados. Hijos ateos, hijos homosexuales, hijos religiosos, hijos socialistas, hijos heterosexuales, hijos no peronistas, todo es posible de conseguir si se aplica un método.
El único método para estos liberales “libertarios” es no tener método: la disuasión por la permisividad; o lo que es lo mismo: miente, miente que algo quedará. Pero cuando digo “miente”, no digo que Rozitchner y señora mientan, sino algo peor: que crean que se puede no creer en nada. A diferencia del zen, cuya práctica es milenaria y se circunscribe, si no es una gimnasia new age, a una cultura y a un lenguaje que carece de las nociones de “antes”, “después”, de tiempos verbales y pronombres personales, el matrimonio imagina que no creer en nada es hacerse cargo de uno mismo, destetarse. El zen sostiene una política de la sustracción: cada vez menos creencia, hasta el grado cero de la creencia: romper la identificación con la nada, es el satori.
Y aunque Rozitchner diga que “ser ateo no quiere decir no creer en dios”, la definición canónica de ateísmo es la negación de la creencia en dios. El ateo no cree en nada, el ateísmo es la identificación a nada. Esta política de la adición no tiene salida: identificarse a nada es creer en todo… incluso en dios, pero como después de Nietszche, dios está muerto, en el universo del todo (dónde hasta la fecha nadie abolió las jerarquías) después de dios, ¿quiénes son los siguientes?: mamá y papá, que como auténticos liberales admiten que los niños no tienen que ser necesariamente como nosotros. Aunque el narcisismo se fracture, el clavo del final sería que los jóvenes tomaran los hábitos, pero como no está de moda es probable, no seguro, que se identifiquen a la bulimia, la obesidad, la anorexia, el individualismo, los antidepresivos o al ateísmo: todos productos de consumo.
Si dios está muerto, todo está permitido, incluso otro libro de la psicóloga y el filósofo de Socma. Por ejemplo, ocupándose del danés Soren Kierkegaard, quien decía que la herencia del padre es su pecado y que será la invención sobre cómo valerse de esa herencia la vía para que ésta no recaiga como maldición.
PABLO E. CHACÓN
Piquete chic
domingo, 23 de marzo de 2008
Carlos Alonso
Alonso, cada día ilustra mejor.
Está exhibiéndose en el Recoleta la muestra de 40 años de ilustraciones de Carlos Alonso. No es un ilustrador "profesional", es un pintor que ilustra y posiblemente este sea uno de sus mayores atractivos; virtuoso, histriónico, complejo y a la vez sencillo de ver y con una refinada figuración propia de la segunda mitad del siglo XX que llega hasta el presente gozando de plena actualidad.
Discípulo de Spilimbergo y Gómez Cornet en pintura y de Sergio Sergi en dibujo, recibió también la influencia de Lajos Szalay y su modernismo escéptico de posguerra. Quizá por eso pudo moverse con soltura entre textos tan dispares como Don Quijote, Mademoiselle Fifì de Maupassant, La divina comedia o El matadero.
Para destacar especialmente son sus ilustraciones para La guerra al malón, brillantes en su ejecución, sensibles en su humanidad. No se lo pierdan, no creo que esta expo se repita por algunos años.
Va de lunes a viernes de 14:00 a 21:00 hs., y sábados y domingos de 10:00 a 21:00 hasta el 6 de abril.
JORGE DOLINCKZUC
sábado, 22 de marzo de 2008
Enfermo de lucidez
En su blog LLP, el opinador de tiempo completo Quintín sigue cultivando un gorilismo atolondrado, que hoy por hoy lo coloca a la derecha de Mariano Grondona y el diario La nación. Esta semana invitaron a Q al MALBA para presentar un nuevo libro del escritor Rodolfo Fogwill. Al término de este encuentro fue a escribir en su blog que en el MALBA se limitó a leer la columna que aparecerá en PERFIL del domingo y, como se sentía incómodo por el cariz que estaba tomando el debate entre Fogwill y Horacio Gonzalez (el otro panelista), en el resto de la noche guardó silencio. Pero, claro, lo que no se animó a decir en el MALBA lo dice en LLP. El título de su post, “Represión e hipocresía”, lo coloca en un lugar a salvo de la hipocresía que denuncia. Una claque de incondicionales comentadores de su blog lo colocan en el lugar de la lucidez implacable:
“Ya me había impresionado antes con la lógica irreductible de Q que no cede ante nada. Es como una computadora que funciona en modo “lógica pura” y rechaza todo aquello que no entra en su silogismo; lo notable es que rechaza aún lo que es hoy “políticamente correcto” y no le importa; rechaza lo que parece progresismo y no le importa. Me impresiona su lógica irreductible y supongo que la envidio y me impresiona su valentía para sostener su coherencia ante todo y ante todos, aunque el silencio sea a veces la única opinión posible para que su sistema de pensamiento no parezca intemperancia"
Así que: atención señores, que se trata de un gigante del pensamiento, hablando sin hipocresía de lo que pocos se animan. Pero ¿qué es lo que dice el extraordinario pensador? Esto:
“En mi opinión, la masiva reapertura de los juicios a los represores, que recurre a leyes retroactivas y a la reversión de la cosa juzgada, que se ha apropiado del concepto de delito de lesa humanidad para aplicarlo sólo a quienes son sus opositores, que ya se ha extendido a los gobiernos de Lanusse y de Perón-Perón y que amenaza hacerlo hasta la Libertadora o hasta el golpe de Uriburu, representa un grado de hipocresía aun mayor que el del Nunca más alfonsinista que tanto suele denostar Fogwill. En todo caso, los juicios comparten con el Punto Final la idea de que hay una manzana podrida y la sociedad sana debe regodearse con su pertenencia al bando de los justos. La diferencia no es solo que la solitaria manzana se convirtió en docena, sino que la globalidad de la persecución judicial tiene un efecto inocentador ampliado: juzgados y condenados todos los militares, eliminados de la vida política todos los ex funcionarios de Videla y de Onganía, quienes queden en el poder habrán hinchado su legitimidad con la culpabilidad ajena.”
Olvidémonos por un momento algo que Q no puede desconocer: que los juicios en marcha no revierten la “cosa juzgada”, sino que permiten que se juzguen las “cosas no juzgadas”; y que no fueron juzgadas porque el dispositivo de la impunidad articulado por los gobiernos democráticos desde 1983 hasta 2003 no permitieron que se las juzgue. Este es un pequeño detalle desdeñable.
Centrémonos en lo que este hombre tan lúcido nos señala como importante: que “los juicios”, (como los llama vágamente Q) fomentan la falsa idea de que hay una manzana podrida en la sociedad argentina y que la “masiva reapertura” de estos juicios constituye el mayor grado de hipocresía de la Argentina contemporánea. Esta lógica irreductible implica, por lo tanto, que mejor sería no juzgar a los criminales de la dictadura.
Una apreciación moral de Quintín acerca de la hipocresía del gobierno kirchnerista demuele implacablemente el libre funcionamiento de los tribunales. Avísenles a las víctimas de las dictaduras, a los chicos apropiados durante los 70, a los familiares de los secuestrados y asesinados, que se dejen de joder con “los juicios”, que ya no tienen derecho a reclamar justicia, que hay que volver a aplicar los subterfugios ideados por Alfonsín, Menem, De la Rúa y Duhalde para que los crímenes queden definitivamente impunes. ¿No se dan cuenta estos particulares damnificados por la dictadura que su derecho a la verdad y a la justicia caduca ante las apreciaciones ético-estéticas del insobornable fiscal sanclementino de la república?
Es verdad que la lógica implacable de Quintín tiene algunas zonas endebles. Por ejemplo: que no es el poder ejecutivo sino los jueces quienes, ante la caída de los subterfugios ideados por los anteriores gobiernos, estimaron que no podían negarle justicia a los particulares damnificados. O que la anulación de las leyes alfonsinistas de Obediencia Debida y Punto final y del indulto menemista fueron aprobadas por el Poder Legislativo y convalidadas por una Corte Suprema respetada por su independencia por casi todos, excepto por los fascistas más recalcitrantes.
Uno se pregunta: ¿qué quiere la conciencia implacable del lúcido pensador? ¿Que no se permita el libre transcurrir de los procesos judiciales? ¿Que se promulgue un decreto de necesidad y urgencia para volver a la vigencia de las leyes de la impunidad? Porque no está claro qué haría un gobierno apoyado por Quintín: ¿haría lo posible para impedir la consecusión de “los juicios”? ¿Sería esta una manera de terminar con la hipocresía? ¿Llega tan lejos el crítico de cine devenido testigo insobornable?
Si aplicamos el principio propuesto por Q de que los juicios promueven la idea de que en la sociedad hay una manzana podrida y de esta manera todos nos escondemos hipócritamente en el bando de los justos, entonces debemos renunciar a la justicia. No seamos hipócritas, mantengámonos en el plano de la vaga ética impresionista de Q, dejemos de juzgar de ahora en más los actos delictivos porque, cuando se juzga a un delincuente, la sociedad simula hipócritamente un “efecto inocentador” (sic).
Quizá lo que proponga Q no es que se deje de juzgar de ahora en más todos los delitos, sino que se deje de perseguir tan solo a los genocidas, porque en el fondo “todos tuvimos algo que ver”. (¿No les recuerda algo esta culpabilización difusa para terminar los juicios a los genocidas? ¿A la línea sostenida durante décadas por el Episcopado católico, por casualidad? Pues bien, los obispos ya no insisten tanto en el asunto, de modo que ahora la consigna queda en manos de los descarnadamente lúcidos pensadores).
Quizá Quintín, con su impugnación de "los juicios", por considerarlos hipócritas, no se refiere a la abolición lisa y llana de los tribunales, sino de exceptuar de la rendición de cuentas a aquellos que ejercen el poder estatal, como ser los militares que usurparon el poder hace exactamente 32 años. Por supuesto no exceptuar a los actuales gobernantes (porque se desprende del celo antikirchnerista de Q que se pondría muy feliz si los Kirchner fueran a la cárcel). No señor: lo que parece proponer el creador de la revista El amante es que se exima de comparecer en los tribunales tan sólo a los militares golpistas y se obligue a las víctimas de la dictadura militar -aunque Quintín parece concordar con Fogwill en la conveniencia de dejar de hablar de “dictadura” y pasar a decir “gobierno cívico”-... a que las víctimas del gobierno cívico elegido en el 76 renuncien a sus derechos: eso sí sería darse un republicano baño de sinceridad.
Quizá lo que le gustaría a Q no es abolir sin más el funcionamiento de la justicia, sino sólo aquella que se dirige contra los asesinos de varias decenas de miles, para seguir combatiendo exclusivamente a quienes practican el homicidio en escala pequeña. Pero atención: porque a instancias de algo que al parecer dijo Fogwill en el Malba y que antes había dicho Eduardo Montes Bradley en LLP (un amigo de la casa), Quintín incluye en la agenda de discusión el problema de la cantidad de los desaparecidos. Y los comentadores, obedientes, se prenden en el debate: ¿habrán sido menos de 30.000? ¿este número provendrá, como propone el también ferozmente lúcido Fogwill de “una alícuota de la población de la Argentina de los setenta (30 millones)”? Y los comments tiran algunas hipótesis: ¿9000 (los denunciados en la Conadep) multiplicados por 2? ¿Por 1,5?
Quintín menciona como al pasar que por “los millones que los Kirchner han puesto a disposición de Hebe de Bonafini, hay quien todavía piensa que se está cometiendo una herejía y que no se deben tocar ciertos tabúes.” Aplicando la lógica implacable que sus admiradores atribuyen a Q, podríamos suponer que el número de 30.000 salió de espurias componendas entre los Kirchner y Hebe de Bonafini, que le permitirían a la loca de Plaza de Mayo embolsar cierta cantidad de pesos por cada desaparecido inflado.
Hay aún dos ideas políticas destacables en el descarnado análisis quintiniano:
1) “miremos un segundo la pantalla del televisor: ¿alguien puede dudar de que al joven Lousteau, nuestro frívolo y prepotente ministro de Economía, solo le faltaría un levísimo ajuste en su pensamiento económico para ser el niño prodigio de Martínez de Hoz o de Cavallo y un hombre de la dictadura como lo fue su padre?”.
Ojo: el que elabora esta meditación es un refinado crítico de cine (“sofisticado” es una palabra que Q usa con frecuencia y sería bueno averiguar el preciso sentido de la sofística quintiniana). Un hombre acostumbrado a analizar las más “sofisticadas” películas. De modo que si él ve lo que dice que ve en la cara del frívolo y prepotente niño prodigio, habrá que incorporar este tipo de percepciones al debate político.
2) ¿Cuáles fueron las causas de la dictadura (perdón: del gobierno cívico) de 1976? “Hace treinta años, el desprecio por la democracia y enormes errores políticos de la izquierda argentina produjeron una represión exacerbada y horrenda”. Así que ya sabemos: la cuenta hay que cargársela a los errores de “la izquierda argentina”.
En fin: los desaparecidos no fueron tantos, la culpa fue de la izquierda, Hebe de Bonafini lucra con los derechos humanos, hay que dejar de juzgar a los militares genocidas porque todos hemos sido un poco culpables... El debate político en LLP parece haber conquistado definitivamente el terreno que, antes de Quintín, señalaran Fernando Siro y Elena Cruz.
Si pensadores de la estatura de Quintín siguen encarnado la conciencia crítica de la Argentina contemporánea, entonces la única alternativa al kirchnerismo reinante será la misma mierda de siempre: la oligarquía con olor a bosta que en estos días el periodismo independiente denomina tiernamente “el campo” y el neo-franquismo que en la ciudad de Buenos Aires está aniquilando el espacio público.
Me parece que en las próximas elecciones voy a volver a votar a Kirchner.
OSCAR ALBERTO CUERVO
viernes, 21 de marzo de 2008
Abuelo y nada
Americana, muestra las piernas mi sol
Latina y sana, yo quiero pasar por vos
Bendita pluma que con la creación me inspiras
Dale a mi tierra la canción que alegre al corazón
Si no podés cambiar
vas a pasarlo mal
mi amor afloja
y si querés bailar
tendrás que improvisar
mi amor aflora
Americana, tu idilio debe empezar
Ruge en mi almohada tu sueño de la verdad
Tonta fuiste quizá, aunque nunca has sido fea
Ven a sintonizar, te quiero en éxtasis total
Te tenés que animar
es tiempo de cambiar
mi amor afloja
y si querés bailar
tendrás que practicar
mi amor aflora
tómame
Y si querés bailar
tendrás que improvisar
mi amor aflora
tómame
Americana...
Este domingo a la medianoche recordamos a Miguel Abuelo a 20 años de su muerte.
La otra.- radio - FM La tribu - 88,7 - http://www.fmlatribu.com/la_radio/la_radio_frame.htm
jueves, 20 de marzo de 2008
Respuesta sobre las mentiras macristas
Estrella:
más allá de lo que pueda responder gente que tenga una visión más global del conflicto (yo tengo mi punto de vista como coordinador de UN taller de cine en UN centro cultural y no manejo los números de la totalidad), se pueden detectar varias mentiras e infamias en el mensaje de Jaramillo. Algunas se responden en el contexto de los posts que La Otra ya publicó sobre el particular y otras serán respondidas en los próximos días por personas que tengan una perspectiva más amplia.
Es mentira que el gobierno macrista mantiene y vivifica el programa cultural de barrios: en el Centro Lacámera se han reduciddo los talleres en un 55 % y esa cifra es similar (según me comentan) a nivel de todo el programa.
El criterio con que redujeron más de la mitad de talleres en el Centro en el que yo participaba no es el de "graves irregularidades", ni nigún otro que hayan fundamentado: los cerraron arbitrariamente y sin dar ninguna explicación. No hubo ninguna evaluación de cómo funcionaban los talleres, no se cerraron porque no hubiera inscriptos ("demanda" en el leguaje mercantil de los funcionarios macristas). De hecho, sucedió todo lo contrario: en el CC Lacámera se anotaron la semana pasada cientos de personas para concurrir a los talleres dados de baja; los coordinadores nos propusimos hacer los talleres a pesar de no estar cobrando desde enero, para evitar que se produzca de hecho la expulsión de los concurrentes que el macrismo está procurando; y la circular de Lombardo del martes prohibió que nos habilitaran las aulas para que nos encontremos con la gente inscripta. Muy lejos estamos de ser ñoquis y corruptos, como nos acusan el hijo de Solita y el anónimo infamante de acá abajo.
Por eso, lo argumentos de Jaramillo son grávemente injuriantes: hacen caer un manto de sospecha de "corrupción generalizada" sobre quienes estamos trabajando por monedas desde hace varios años en este Programa. Es un método fascista de injuria generalizada: la figura del Otro excluido, en la gestión macrista, es la del "ñoqui" (como en otras épocas eran los "comunistas" y en otros lugares los "judíos" y todas las absurdas estigmatizaciones genéricas e infundadas) y todo trabajador municipal tiene que estar defendiéndose de esa infamia instalada a priori.
Fijate que aquí abajo un coment dice:
"Debe ser cierto lo que dice!! Si todas las areas del estado estan corrompidas!"
Este es un mecanismo fascista. No hay por qué admitir siquiera una discusión acerca de una acusación tan grave y genérica.
Si Jaramilo y Lombardo tienen pruebas acerca de irregularidades en la conducción general del programa, tienen el deber de informar cuáles son esas irregularidades y el derecho de cambiarlo. Pero con esa argumentación vaga no se pueden cerrar la mitad de los talleres. No es un principio admisible: ¿que pasa si aplicamos el mismo principio a la Legislatura porteña y como "hay denuncias de irregularidades" la cerramos o expulsamos a la mitad de los legisladores sin probar nada en los casos particulares? ¿Hay denuncias acerca de la pedofilia de algunos curas y entonces cerramos la mitad de las iglesias y esperamos que los curas demuestren que no son pedófilos? ¿Hay sospechas de que hay jueces venales y cerramos la mitad de los juzgados, sin aportar ninguna prueba?
Macri y sus secuaces pueden hacer esto gracias a la precariedad institucional del Programa Cultural de Barrios, similar a las del Bafici o del CBC, que funcionan desde hace años sin ninguna cobertura legal. Los docentes pueden quedar afuera sin encontrar impedimentos legales. El caso del Programa Cultural nos encuentra desvalidos, ya que no tenemos ningún encuadre gremial sobre el que apoyarnos y ninguna dirección política para coordinar nuestros reclamos y responder a las infamias.
Hay que reconocer, además, que el fenómeno Pro refleja un estado de conciencia política de un amplio sector de los porteños, que compran este discurso fascista y lo repiten como nuestro infamante anónimo: las áreas del estado están corrompidas y entonces hay que liquidarlas, no se puede salir a la calle porque te matan para robarte diez pesos, hay barrios que no se pueden pisar sin riesgo de vida (Jorge Carnevale a propósito del barrio de Constitución), los delincuentes entran por una puerta y salen por la otra, hay que meterle bala a los chorros, etc. Este es el cualunquismo que hoy nos gobierna y en el que no resulta difícil reconocer la cobertura política que un importante sector de la sociedad brindó hace 30 años a la dictadura. Somos los mismos. Será que nuestra sociedad se merece aún estos dirigentes y le va a llevar más tiempo "darse cuenta".
OSCAR ALBERTO CUERVO
miércoles, 19 de marzo de 2008
Así miente el hijo de Solita
Buenos Aires, 19 de marzo de 2008
Estimada vecina:
Me veo en la obligación de apelar a este medio de comunicación para poner en claro la situación del Programa Cultural en Barrios, dado que las decisiones que se han tomado en las últimas semanas fueron objeto de fuertes reacciones e información completamente inexacta.
Ante todo me parece importante transmitir que esta Dirección General, el Ministerio de Cultura y el Gobierno porteño están comprometidos en mantener y vivificar la oferta de cultura en Buenos Aires. Entendemos la cultura como un bien público que debe llegar a todos, y reconocemos como rol ineludible del Estado garantizar que cada vecino tenga efectivo acceso a la oferta artístico-cultural de la Ciudad.
En el marco de las políticas culturales del Ministerio de Cultura, el Programa Cultural en Barrios representa una herramienta fundamental para la Promoción Cultural, ya que ofrece a los vecinos la posibilidad de integrarse libre y gratuitamente a actividades culturales y artísticas con diversos lenguajes, disciplinas y niveles, de manera descentralizada en 36 puntos de la Ciudad.
Al iniciarse esta gestión –unos meses atrás-, el Programa Cultural en Barrios presentaba graves irregularidades: falta de información precisa sobre la oferta y dictado de talleres, carencia de un registro fiable acerca de qué talleres se llegaban a dictar efectivamente, una total falta de control respecto del efectivo cumplimiento en el dictado de los talleres y el desempeño y calificación de los docentes. Asimismo, las estadísticas internas presentaban información muy poco fiable sobre la cantidad de inscriptos y la cantidad de asistentes reales en cada taller.
A este panorama caótico, se sumaba la carencia de una planificación y coordinación centralizada de la oferta de talleres, que quedaba así librada al arbitrio de los Coordinadores de cada Centro Cultural Barrial. Esta falta de previsión redundaba en superposiciones, incoherencia en los contenidos y desajustes entre la oferta y la demanda real de los vecinos. Ya que, además de detentar una suerte de monopolio sobre la oferta de talleres, los Coordinadores tenían el manejo político de las propuestas para designaciones y reemplazos de vacantes en la planta funcional docente. Esto transformaba a cada Centro Cultural en una isla, quitando toda posibilidad de diagramar una política cultural planificada, coherente y de calidad; es decir, una política cultural que privilegie las necesidades y expectativas de los vecinos, por encima de las ideas desarticuladas de cada Centro.
Otro dato que refleja la irregularidad en la que se hallaba este programa, es que se detectaron casos de docentes con más horas-cátedra asignadas por planilla de las que materialmente podrían dictar, teniendo en cuenta los horarios en que los Centros Culturales están abiertos. Además, se encontraron casos de Centros Culturales con más talleres de los que materialmente podrían albergar, acorde al número de aulas con las que cuentan. También se encontraron casos de cobros informales para asistir a talleres que deben ser gratuitos, lo que implica la violación de una premisa constitutiva y expresa de esta Dirección General (la gratuidad de su oferta cultural).
Muchas de estas prácticas nefastas están reflejadas en el informe Nº 835 de la Auditoría General de la Ciudad –accesible a cualquier ciudadano en la página Web de ese organismo - , correspondiente al análisis del Programa Cultural en Barrios realizado desde 2005, publicado en noviembre de 2007, y que concluye de manera contundente recomendando un sumario administrativo del Programa.
Frente a este panorama desalentador, la nueva gestión se propuso reestructurar y transparentar todas las acciones referidas a la dinámica operativa del Programa Cultural en Barrios. En función de eso, se decidió reemplazar al Coordinador General, iniciar un diagnóstico exhaustivo del Programa, reunir información precisa sobre el dictado de talleres en cada Centro Cultural, y diseñar e implementar un sistema informático que permita sistematizar la gestión de docentes, talleres, inscriptos, asistencias, cupos y listas de espera. Pero algo todavía más importante, se busca recuperar el rol rector de la Coordinación General del Programa en la planificación de la oferta de talleres de cada Centro Cultural en el marco de una estrategia global, la corrección de superposiciones e insuficiencias y el efectivo control de la oferta, para que llegue efectivamente a los vecinos.
Como siempre pasa cuando se tocan intereses, estructuras y manejos políticos, se difundieron muchas mentiras. Se lanzaron cifras a la ligera sobre la cantidad de talleres suspendidos, y hasta se anticipó el cierre de los Centros Culturales. Pero nada de esto ocurrió.
Lo cierto es que todos los Centros Culturales del Programa están recibiendo inscripciones, y todos los ciudadanos de Buenos Aires se pueden inscribir a los talleres. Si debido a la reestructuración de la oferta se detecta una demanda insatisfecha, trabajaremos en dar de alta nuevos talleres para satisfacerla. Esto es posible porque este gobierno decidió, por Decreto 166/08, ampliar la oferta de horas cátedra respecto del año pasado, pasando de 3.901 horas mensuales en 2007, a 4.081 horas en 2008, para el dictado de talleres culturales.
La inscripción a talleres se desarrolló con gran participación vecinal entre el día 10 y el 17 de marzo, día en que comienza el dictado de talleres. Cabe aclarar que esta oferta es diferente de la del año 2007 y apunta no solo a ajustarse a la demanda real de los vecinos, sino fundamentalmente a transparentar las acciones de un Programa que encontramos viciado por manejos políticos, y completamente carente de las más elementales condiciones de control de gestión y control ciudadano.
Estamos empeñados en transformar el Programa, corregir cada situación irregular que detectemos, para poder brindar a los ciudadanos porteños una oferta cultural para todos y de calidad. Esperamos que nuestra gestión se juzgue por acciones concretas y los resultados de las mismas.
Baltazar Jaramillo
Director General de Promoción Cultural
Subsecretaría de Gestión Cultural
Ministerio de Cultura
Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires
Estar a salvo IV
Tu ley no sirve más que para fastidiar la farmacia mundial sin provecho alguno para el nivel toxicómano de la nación porque:
1º El número de los toxicómanos que se aprovisionan en las farmacias es ínfimo.
2º Los verdaderos toxicómanos no se aprovisionan en las farmacias.
3º Los toxicómanos que se aprovisionan en las farmacias son todos enfermos.
4º El número de los toxicómanos enfermos es ínfimo en relación a los toxicómanos voluptuosos.
5º Las restricciones farmacéuticas de la droga no reprimirán jamás a los toxicómanos voluptuosos y organizados.
6º Habrá siempre traficantes.
7º Habrá siempre toxicómanos por vicio de forma, por pasión.
8º Los toxicómanos enfermos tienen sobre la sociedad un derecho imprescriptible que es el de que se los deje en paz. Es por sobre todo una cuestión de conciencia.
La ley sobre estupefacientes pone en manos del inspector-usurpador de la salud pública el derecho de disponer del dolor de los hombres; en una pretensión singular de la medicina moderna querer imponer sus reglas a la conciencia de cada uno. Todos los balidos oficiales de la ley no tienen poder de acción frente a este hecho de conciencia, a saber: que más aún que de la muerte, yo soy el dueño de mi dolor físico, o también de la vacuidad mental que pueda honestamente soportar.
Lucidez o no lucidez, hay una lucidez que ninguna enfermedad me arrebatará jamás, es aquella que me dicta el sentimiento de mi vida física. Y, si yo he perdido mi lucidez, la medicina no tiene otra cosa que hacer sino darme las sustancias que me permitan recobrar el uso de esta lucidez.
Señores dictadores de la escuela farmacéutica de Francia, ustedes son unos pedantes roñosos; hay una cosa que deberían considerar mejor; el opio es esta imprescriptible e imperiosa sustancia que permite retornar a la vida de su alma a aquellos que han tenido la desgracia de haberla perdido.
Hay un mal contra el cual el opio es soberano y este mal se llama Angustia, en su forma mental, médica, psicológica o farmacéutica, o como Uds. quieran.
La Angustia que hace a los locos.
La Angustia que hace a los suicidas.
La Angustia que hace a los condenados.
La Angustia que la medicina no conoce.
La Angustia que vuestro doctor no entiende.
La Angustia que quita la vida.
La Angustia que corta el cordón umbilical de la vida.
Por vuestra ley inicua ustedes ponen en manos de personas en las que no tengo confianza alguna, castrados en medicina, farmacéuticos de porquería, jueces fraudulentos, doctores, parteras, inspectores doctorales, el derecho a disponer de mi angustia, de una angustia que es en mí tan aguda como las agujas de todas las brújulas del infierno.
Temblores del cuerpo o del alma, no existe sismógrafo humano que permita a quien me mire llegar a una evaluación de mi dolor más precisa que aquella, fulminante, de mi espíritu. Toda la azarosa ciencia de los hombres no es superior al conocimiento inmediato que puedo tener de mi ser. Soy el único juez de lo que está en mí.
Vuelvan a sus buhardillas, médicos parásitos, y tú también Legislador Moutonier, que no es por amor a los hombres que deliras; es por tradición de imbecilidad. Tu ignorancia de aquello que es un hombre sólo es comparable a tu estupidez pretendiendo limitarlo. Deseo que tu ley recaiga sobre tu padre, sobre tu madre, sobre tu mujer y tus hijos y toda tu posteridad. Y mientras tanto, soporto tu ley.
ANTONIN ARTAUD