por Martha Silva
Esta película de Marco Bellocchio data del año 2002. Cuando la Iglesia se opuso a su estreno fue porque lo tomó como un ataque a la institución, conclusión paupérrima. No es exactamente así, sino algo mucho más complejo: se mete en verdad con los intereses mezquinos de casi todas las instituciones y el peso que ejercen sobre la gente. El pequeño hijo del protagonista se pelea en voz alta con un Dios omnipotente del que le han hablado siempre cuando le decían que Dios está en todas partes. El niño no es más que el portavoz de una sensación general de ser espiado, que no es precisamente paranoia. El -en su inocencia- lo puede verbalizar.
Somos el producto de la fiscalización de las instituciones y sentimos ese peso permanentemente.
La vía que ha elegido el director para expresar esta idea es sumamente original: gira alrededor del proceso de beatificación de la madre del artista ateo -excelente labor de Castellito. Este tiene un hermano internado en el manicomio por haber asesinado a la madre de ambos, a la que ahora se pretende canonizar con la cooperación de toda la familia. La acción gira en torno de ese proceso de beatificación y lo que esto significa en el mundo actual, en términos de ascenso social.
Se desnudan así una serie de acontecimientos que son índice del mundo perverso en el que vivimos: “aquí no ha quedado casi nada en pié”, como dice la canción. La crítica de estos procesos no parte del discurso de los personajes solamente, sino de un procedimiento cercano a lo onírico, interesante e impreciso a la vez. Un ejemplo es la relación que emprende el personaje de Castellito con una bella y rubia profesora de religión un tanto fantasmagórica, pero que barre con el escepticismo del personaje acerca del amor. No se despeja si ella es la responsable de la hora de religión del pequeño, pero sí que le explica al joven artista todo lo que no basta en la vida, cuando le recita nada menos que un poema cuya autoría es de Arseni Tarkovski, padre de Andrei. Que se cree que es el mismo que aparece en Stalker. Joyitas así.
10 comentarios:
Muy bueno el blog, te dejo el mio
http://www.postsdeunreinoalien.blogspot.com/
Nos leemos, saludos.
Viendo los tags...
¿dónde se estrena?
Alán, wake up! se estrenó hace un montón de días...
Bueno, Oscar, no tantos, desde el jueves se da en los Arteplex... pero creo que va ver que correr para ir a verla.... Vincere tuvo mas cines, el Lorca sin ir más lejos, creo.
igual buenisimo por la "resurreccion de Belochio"( aun en versón fucking dvd) los de cine club mon amour, este año dieron Buon giorno notte, sobre le secuetro y muerte de Aldo Moro, la inmediatamente anterior a Vincere. falta el Regista de matrimonio y ya recuperamos este último Bellochio, "no reconcilado".
salutes
Bueno, cinco días son un montón... Y a mí, a diferencia de Martha, no em gustó la película.
Qué espíritu democrático Oscar.!A mí Vincere no me gustó, pero no tenía otra que hubiera visto e hice una nota para un periódico. Martha
Bah, no tan democrático, como se dice usualmente "el editor no concuerda necesariamente con los puntos de vista de los artículos". El blog no tiene que expresar exclusivamente mis preferencias.
saludos
Muy buena la reseña Martha, no vi la peli. Vincere no me gustó nada, habrá que ver que pasa entonces con La hora de la Religión.
A mi a diferencia de Lilian, me gusto mucho Vincere, lo mismo que "el regista", vista unos bfaicis atrás. Y lo mismo con Buon giorno Notte. Es más quería escribir sobre "el ultimo bellochio", este ultimo periodo, mas vivido de su filmografia, pero me faltaba ver La hora de religion. Vere si la veo esta semana- Me gusta lo que cuenta Martha, y ese elemento onirico que tambien está presente en Bupn giormo motte, y un poco en Vincere.
Hoy ire a ver la última de Oliveria ( 103 años, en estos dias!!!) que dan hoy en el Gaumont, a las 20 30. "O estranho caso de Angelica".
No se por qué dice LA HORA DE LA RELIGION cuando es LA HORA DE RELIGIÓN...COMO PODÍA HABER SIDO la hora de matemáticas.
Esto cambia totalmente el sentido y no se sabe de que se está hablando. Nada menos.
Martha
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