Viernes en San Telmo, sábado en La Tribu, cuatro Herzogs al hilo
(Reseñas realizadas por Pablo Taskar)
- Viernes 7 de octubre a las 20:30 en Zorzal Mané (Humberto Primo 775):
(Reseñas realizadas por Pablo Taskar)
- Viernes 7 de octubre a las 20:30 en Zorzal Mané (Humberto Primo 775):
La balada del pequeño soldado
(1984, Alemania)
En un pueblo indígena cuyo territorio es la selva nicaragüense, los miskitos, organizados por siglos en la práctica de un socialismo primitivo, pelean aliados del sandinismo ante la invasión de su hábitat por parte de Somoza. Sin embargo, cuando éste cae, los sandinistas en el poder los reprimen violentamente, tanto a ellos como a sus peticiones. Entonces, la división de niños-soldados de esta etnia comienzan a ser entrenados y pertrechados ahora por los contras, siendo adoctrinados contra “el comunismo”: concepto vacío que les fuerzan a identificar con la matanza de seres queridos. Un colonialismo territorial, sí, pero también del lenguaje. Estos chicos morirán, qué duda cabe, todos los bandos los utilizan sucesivamente porque –parafraseando a John Ford- they are expendable.
Muy lejos del estereotipo con el que muchos rotulan al director, aquí no hay foco en protagonistas megalómanos capaces de aplastar a quienes se interpongan en sus proyectos delirantes, sino una luz tenue, un grito ahogado a favor de los más débiles. Y dos de las imágenes más tristes de toda su filmografía: el plano secuencia con niños sometidos a la práctica del disparo con mortero, y la visión del lánguido soldadito cantando su balada. (Leer completo acá).
El gran éxtasis del escultor de madera Steiner
(1974, Alemania)
Cada vez más alto, sin subestimar su propio miedo y sin el fin utilitario de convertirse en campeón, el escultor Steiner salta con su sky, vive suspendido en el aire segundos encantados, y es registrado en ralenti. Un cuerpo en soledad tan separado del mundo como Aguirre, pero menos dañino y a la conquista de algo inmaterial que sólo le compete a él.
(1974, Alemania)
Cada vez más alto, sin subestimar su propio miedo y sin el fin utilitario de convertirse en campeón, el escultor Steiner salta con su sky, vive suspendido en el aire segundos encantados, y es registrado en ralenti. Un cuerpo en soledad tan separado del mundo como Aguirre, pero menos dañino y a la conquista de algo inmaterial que sólo le compete a él.
***
- Sábado 8 de octubre a las 19:30 en La Tribu (Lambaré 873):
Tribus africanas acceden a la medicina occidental gracias al oficio de doctores y cirujanos que llegan con sus aviones privados desde Europa. Solidarios y un poco inconscientes, se los ve aterrizando en lugares sin pista, orgullosos del riesgo y acompañados por la cámara desde el asiento trasero. Se llaman a sí mismos "médicos voladores", y están prestos tanto a suturar, como a practicar cirugías ante el ataque de animales salvajes.
Hay un momento étnico de confrontación de culturas muy en la línea de la quince años posterior Where the green ants dream aquí, cuando se nos relata que por algún motivo inexplicable los guerreros de la tribu masai se niegan a atenderse en el consultorio ambulatorio por temor a unas escaleras de 5 peldaños. "Resulta extraño ver a estos hombres atléticos dar pasos tan inseguros", comenta Herzog con el aplomo sonoro tan característico de su voz.
¿Cuánta madera roería una marmota?
Un juego, traten de decir rápido varias veces "How Much Wood Would a Woodchuck Chuck", a ver... ¿No es más fácil subir un barco a una montaña, como Fitzcarraldo? Esa frase es el título original del documental donde Herzog, coherentemente, sigue presentando tribus desconocidas. Pero en esta oportunidad no circulan en taparrabos por selvas o montañas de América del sur, sino que están en el corazón de EEUU, en Pensilvania, siendo tan extraterrestres como el originario de Andrómeda que personifica Brad Dourif en la muy posterior The Wild Blue Yonder. Son... ¡los subastadores que hablan muy rápido!
Los vemos en acción en un evento anual llamado World Championship of Livestock Auctioners (Campeonato Mundial de Subastadores de Ganado), que existe de verdad, juro que no bebí. Orgullosos de su habilidad, comentan haber aprendido a decir con ritmo y velocidad asistiendo a muchas subastas, y aconsejan: "tenés que amar hablar". (Leer completo acá).
Los médicos voladores de África oriental
(Alemania 1969)Los médicos voladores de África oriental
Tribus africanas acceden a la medicina occidental gracias al oficio de doctores y cirujanos que llegan con sus aviones privados desde Europa. Solidarios y un poco inconscientes, se los ve aterrizando en lugares sin pista, orgullosos del riesgo y acompañados por la cámara desde el asiento trasero. Se llaman a sí mismos "médicos voladores", y están prestos tanto a suturar, como a practicar cirugías ante el ataque de animales salvajes.
Hay un momento étnico de confrontación de culturas muy en la línea de la quince años posterior Where the green ants dream aquí, cuando se nos relata que por algún motivo inexplicable los guerreros de la tribu masai se niegan a atenderse en el consultorio ambulatorio por temor a unas escaleras de 5 peldaños. "Resulta extraño ver a estos hombres atléticos dar pasos tan inseguros", comenta Herzog con el aplomo sonoro tan característico de su voz.
3 comentarios:
Fitzcarraldo me rompió la cabeza. Maestro!
Steiner: "Un cuerpo en soledad tan separado del mundo como Aguirre"
Ver este corto fue una experiencia inolvidable...
Bueno, me desasné porque no sabía que tenía documentales de tal calidad e interés.
Martha
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