por Oscar Cuervo
Hoy asistí a la primera privada de prensa del BAFICI. Es decir, lo soñé. La película es muy interesante, el anticipo de una retrospectiva de un director latinoamericano, mexicano creo. Un autor totalmente original. La película -no me acuerdo el nombre ni el del director- consiste en una serie de planos muy sugestivos, paneos por paredes con manuscritos. (¿Herzog?). La escritura es desprolija, con dificultades para leerla, de trazo vacilante, sobre superficies rugosas. Además, no siempre hay tiempo suficiente para leer, porque la cámara está en movimiento y a veces los textos son un poco extensos. Se ve que el director filma la lectura como experiencia perceptiva o la experiencia perceptiva como lectura. Digo que me parece que es mexicano porque lo que llego a leer está escrito en español, podría ser colombiano o chileno. Y entre las palabras, de vez en cuando, hay dibujos, íconos. A veces queda indecidido si se trata de letras o íconos.
A medida que avanza la proyección, en el sueño, voy pensando esta reseña que voy a escribir. Creo que es la película más reciente de este director desconocido para mí y pienso que va a ser interesante ver la retrospectiva, para reconocer la genealogía de su estilo. Tengo entendido, en el sueño, que las primeras películas eran más normales y después fue perfilando el estilo. Ahora que lo pienso, el cineasta del sueño es una mezcla de Perrone y Julián D'Angiolillo. Pero la película que vi no se parece a ninguna de las de ellos. Así que podría aprovechar la idea y hacer yo una película así. Tengo la impresión del estilo todavía muy viva.
Pienso que la gestión de Porta Fouz empezó bien, un acierto programar una retrospectiva de un cineasta tan original y desconocido. Al menos esta edición será mejor que las que dirigió el muy desagradable Marcelo Panozzo. Con Porta Fouz no me llevo bien tampoco, pero creo que es un poco mejor. Panozzo intentó impedir que participara en una mesa de debate en el BAFICI hace unos años. En cambio Porta Fouz tuvo algunos gestos respetuosos hacia mí, a pesar de no llevarnos bien. Lo cual es paradójico, ya que ahora la situación cultural del país gobernado por macri es mucho peor.
Por lo menos está bien esta retro.
Pero la privada transcurre en un clima de zozobra. Insólitamente por tratarse de una privada, los espectadores se comportan de un modo brutal. Una mujer de la fila de atrás habla por celular en voz muy alta, me dirijo a ella reprochándole su grosería y no me da bola, sigue hablando lo más pancha. Las puertas de la sala están semi-abiertas y por los pasillos pasa una división de chicos de un colegio secundario a los gritos, que no permiten concentrarse en la película. Salgo al pasillo y le reprocho a la profesora cómo es posible que permita que sus estudiantes griten así en medio de un festival de cine. Vuelvo a entrar. Algunos espectadores hablan en voz alta, quizás no les guste la película, otros los tratan de hacer callar. Esta parte del sueño me remite a algo que pasó en Mar del Plata cuando se proyectó una película de Albert Serra. Un sueño basado en hechos reales. Un chabón algo descontrolado, parece drogado o borracho, se pone delante de la pantalla a hacer diferentes poses. Yo le digo que se corra, que deje ver, pero él sigue. Empiezo a pensar que esta edición del BAFICI va a ser un descontrol, que Porta Fouz no previó estos episodios. Como todo es tan complicado, voy cambiando mi ubicación, adelante está el borracho que tapa la pantalla (creo que esto lo saqué del episodio de Cannes 68, cuando Godard y Truffaut se trepaban a la pantalla para impedir que el festival siga) y atrás los pendejos del colegio y la mina que habla por celular.
En un momento se me ocurre que el caos de la proyección es una performance más interesante que la película misma, o mejor aún, que la película es tan estimulante que produce esta interacción con la platea. Pienso que cuando termine la película voy a ir rápido a escribir esta reseña para publicarla en el blog. Me alegro de que por fin voy a escribir sobre cine. Hace varias semanas que no puedo terminar ninguna reseña por la situación que atraviesa el país. Ahora por fin la escribí.
1 comentario:
Buenísima narración, Oscar, excelente idea rectora. Gracias por haber escrito nuevamente sobre cine y gracias por tu fértil imaginación. Como se decía en "La decadencia del imperio americano" de Denys Arcand, cuando el panorama político está tan restringido que los ciudadanos casi no podemos hacer nada para cambiar las cosas, la sociedad civil -como en épocas del Imperio Romano- se vuelve hacia la subjetividad, hacía la vida privada, la amistad y el sexo, y (yo agregaría) hacía el arte y la creatividad. De todos modos ni vos ni la mayoría de quienes te seguimos cesaremos con nuestra micro (o macro) militancia política, pero alimentados por el fuego sagrado del milagro de la filosofía, el cine, el arte en general. También ellos nos dan intensidad para afrontar mejor estos momentos nefastos que está viviendo el país. Gracias por este escrito y por demostrar que tener sensibilidad política no está reñido con seguir creando en otras esferas de nuestro diario trajinar.
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