Bluesky

Al actuar como jefa de La Cámpora en detrimento de los intereses populares @cristinafkirchner.bsky.social se arriesga a devaluar su legado. En Rosario se la vio aislada, simulando liderar a una totalidad que no está, ansiosa por revalidar una relevancia que ni siquera debería estar en discusión.

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— Oscar Cuervo (@oscaracuervo.bsky.social) 24 de noviembre de 2024, 3:45

viernes, 18 de junio de 2021

Homenaje a la obra de Pablo Martín Weber

(La otra.-pod III)


“Quisiera montar tomas con una impronta científica. Al fin y al cabo esto es un homenaje a un científico” dice Pablo Martín Weber con su tonada dubitativa cuando habla, minutos después de que las imágenes ya se deslizaron hacia un ensueño sintético. Es el comienzo de Homenaje a la obra de Philip Henry Gosse, su segunda película, que anda teniendo una trayectoria de premios en varios festivales internacionales. Dice “homenaje” e “impronta científica”, pero su película de 22  minutos dista de agotarse en estas determinaciones. Amaga para ahí pero va para otro lado. El título propone al lector -los títulos se leen- una clave de lectura, la tentativa de organizar un caos que se dispara en varias direcciones y termina por no consumar ninguna. Hablar en la película y de la película tiene como función limar sus aristas más inasibles y poblar los huecos que la obra produce. El arte, el cine, la película de Weber difieren de las teorías científicas en esto: mientras las teorías alisan y completan los excesos y las defectos de lo real, una obra es siempre más y menos que cualquier teoría. Su ser no consiste en un conjunto de enunciados ligados por conectores lógicos por los que el sentido circula con una dirección uniforme sino una proliferación a la vez descontrolada y inconclusa, las formas posibles de lo informe. Vale para cualquier obra, pero Weber hace de esta inconsistencia el asunto mismo de su película. 



Es la desaveniencia de esa cosa que hasta hoy llamamos cine a falta de una palabra más precisa: vi Homenaje... en una computadora y Weber la hizo en otra. La palabra "cine" nos facilita seguir hablando, pero la cosa va mutando. Por ejemplo, las dos películas de Weber no representan imágenes de algo sino que se presentan a sí mismas como tales imágenes. Estamos urgidos a deslizar los dedos y la mirada resbalosamente en una caída sin fin por imágenes de síntesis que nos marcan una dirección. Las líneas convexas de las cámaras de vigilancia, el vuelo de águila de los drones, el scroll infinito por las pantallas lisas ya rigen nuestro habitar. Parece un mundo ligero pero está enteramente diseñado para la guerra. Nos suena a novedad inaudita pero viene preparándose desde hace siglos. Al menos desde que Galileo apuntó el telescopio al cielo para mostrar sus manchas y sus contornos lábiles. No casualmente Weber empieza su Homenaje... con un teleobjetivo apuntando al sol. En ese caso ya no homenajea a Gosse, sino a Pitágoras. Nuestro futuro está en el pasado.



Philip Henry Gosse vivió en la era victoriana y alucinó una especulación teológico-científica destinada a yacer en la banquina de la gran marcha de la ciencia. Su imaginario de fósiles, corales y otros entes precarios es más mito que logos. Dios, imploraba Gosse, creó un universo habitado por pseudo-cosas, huellas equívocas de la historia natural. Los fósiles son tiempo condensado que excede en mucho  los  seis mil años que el Génesis adjudica a la Creación. Como el Génesis tiene que ser verdad, quiso tranquilizarse Gosse, los fósiles no deben desmentirlo. Ergo, Dios creó el universo con un pasado de ficción. Los fósiles son memorias falsas del tiempo y los corales anticipos milenarios del futuro reino de la paz que todo verdadero creyente espera. Pero Weber nos recuerda que no hay paz en ninguna parte. Hay guerra en los entresijos de las cosas, ruido en exceso. Su homenaje es una ofrenda al fracaso del intento desesperado de Gosse.




Fragmentos desde el exilio, la primera de Weber que ya comenté en el blog (“Una irrupción”, ahí también está la película misma para ver online) y  Homenaje a la obra de Philip Henry Gosse podrían ser dos partes de algo, pero a la vez cada una no llega a ser una: como los corales, su unicidad es precaria.  Creo entender que Weber piensa las posibilidades de este mundo a través de las imágenes que nos arroja. En pocos días esta serie se completará con una tentativa de diálogo con este autor vía messenger.  El tercer podcast de La otra es un homenaje a la obra de Pablo Martín Weber. Solo hay que darle play.

3 comentarios:

guillermo dijo...

Vi esta película hace un tiempo y quisiera volver a verla, me refiero a Fragmentos del exilio. Podrias indicarme como buscar el link en el blog?. El podcast es fenomenal, abre una puerta misteriosa que invita a entrar cuidadosamente, como ir a un encuentro con La Otra. Gracias

Oscar Cuervo dijo...

Está linkeada en el texto, clickeá sobre "Una irrupción".

Oscar Cuervo dijo...

Gracias por tus palabras sobre el podcast!