sábado, 3 de septiembre de 2011

El caso Candela y el sensacionalismo mediático

La confortable complicidad de una columnista



por Oscar Cuervo

Continuando con la línea de utilización política que intenta hacer el grupo Clarín del caso Candela, en favor de sus intereses corporativos, una empleada del grupo publica hoy esta "columna de opinión":


Ante el fracaso, callen al mensajero

PorPATRICIA KOLESNICOV

Impactados por el hallazgo de Candela, todavía se nos atragantaban sus dos colitas cuando, en el programa de Luisa Valmaggia, Cristina Fernández, titular del Registro Nacional de Información de Personas Menores Extraviadas, bajaba línea: la madre demoró en hacer la denuncia; los medios ensuciaron la cancha al mostrar lo que se iba haciendo. Maten al mensajero: De la Policia ni mu. Ni mu: Cristina Fernández no opina nada cuando asesinan a una nena haciéndole pito catalán a la Bonaerense. No opina nada de la incapacidad de la Fuerza para encontrarla viva y hasta para encontrarla muerta. Incapacidad, en la más cándida de las hipótesis. De los hechos, la funcionaria no opina: maten al mensajero. Eta idea se desparramó por redes sociales y repetidoras del discurso oficial. El jueves, por radio América, dos periodistas pedían regulación de contenidos. “No se asusten, Clarín y La Nación , no estamos diciendo que los vamos a censurar ”, chicaneaba una, dejando claro que hay controles buenos: los que ejercemos “nosotros”. ¿Algo sobre la Bonaerense? Niet. Aunque en las redacciones se sabe que la Policía muestra lo que quiere y que si sus acciones se conocen es porque decidió filtrarlas o, como ahora, brindarlas a boca llena. Por qué alertaron a través de los medios de los allanamientos, de qué nos hicieron testigos, son incógnitas cuya respuesta excede a esta periodista. La misma funcionaria dijo ayer que se pudo encontrar a Sandra Mamani porque los medios no se metieron. Linda gambeta a la verdad: Mamani apareció porque su cara fue plantada en las pantallas. Alguien la reconoció y avisó. En estos días circuló por las redes sociales una frase de Scalabrini Ortiz: “Un crimen, un robo, un asalto, un adulterio con homicidio son sucesos sin repercusión social (…). El delito mayor es darles una divulgación indebida, repartirlos por todos los ámbitos, redactados por plumas expertas en sensacionalismo...” Muchos clickearon “me gusta”, avalando la idea de que delinquieron “más” quienes contaron la investigación que quienes apretaron la garganta. A la idea de que hay que “regular” falta un paso. Y Emanuel Respighi lo dio: ayer, en Página/12, pedía “un manual en el que se acuerde aquello sobre lo que se puede y lo que no se debe mostrar” , consensuado entre gerentes de noticias, y que, además, “podría fijarse con el asesoramiento de las fuerzas de seguridad y/o de la Autoridad Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual”. Así, podríamos pedir a policía asesoramiento sobre cómo cubrir casos como los de Ezequiel Demonty y Luciano Arruga. De la Bonaerense, nada. Quizás con los protocolos adecuados no haga falta ni convenga hablar nunca más de ella ni de sus responsables políticos. A Julio López, Fernanda Aguirre, Marita Verón, Florencia Penacchi, y todos los desaparecidos en democracia.



La "columna de opinión" firmada por Kolesnicov es enteramente funcional con los intereses empresarios a los que esta profesional responde. Ni siquiera se priva de usar palabras de una fuerte violencia simbólica: "Callen al mensajero" dice el título; renglones más abajo, la profesional redobla la apuesta: "maten al mensajero"; más adelante, no resiste la tentación de escribir lo que le valdrá seguramente la más alta estima de sus patrones: "Clarín y La Nación... los vamos a censurar". Notable, que esta profesional opine exactamente lo que agrada a quienes le pagan.

Al leer este artículo, me vi en la necesidad de escribirle a su autora la carta que reproduzco a continuación:

Leo con cierto estupor tu columna de opinión sobre la actuación de los medios en el caso Candela. Mi estupor se funda en que, con el pretexto de que es preciso objetar la ineficiencia policial, esquivás el bulto de pronunciarte sobre el vergonzoso desempeño de los medios (sobre todo de la televisión) en su obscena explotación y banalización del asesinato de la niña. El rol de la prensa en este caso acumula las peores lacras del periodismo amarillo, la sobre-exposición hasta el límite de lo innecesario, la carencia de información seria, suplida por versiones infundadas que se iban cayendo con el correr de las horas, las imputaciones a particulares, el subrayado sensacionalista de emociones que alientan los impulsos vengadores, la proliferación de "expertos" que no saben nada,  dispuestos a opinar para promocionarse, la editorialización permanente por parte de locutores y movileros sin conocimientos precisos ni capacidad reflexiva y los  inmediatos intentos de imprimir lecturas políticas en favor de los intereses corporativos de las empresas que ejercen oposición sistemática.

Todos estos elementos son obvios para cualquiera que haya estado expuesto al influjo insalubre del periodismo amarillo, en especial los canales TN y C5N.

Tu nota de "opinión" sobre el desempeño de los medios no consigna nada de esto; se limita a señalar el fracaso de la policía en hallar a Candela (como si en estos casos, el "éxito" de hallarla fuera un supuesto garantizado); y como si los presuntos errores policiales alcanzaran a disculpar un desempeño periodístico vergonzoso. Tu razonamiento parece ser: dado que la policía fracasó en encontrar a Candela, entonces los medios sensacionalistas están eximidos de crítica; como si solo fuera lícito criticar la banalización y la violencia en el tratamiento informativo en el caso de que la policía tuviera éxito.

Lo cierto es que Candela había caído en manos de un grupo violento y parece realista considerar que la probabilidad de evitar su asesinato no fuera alta. En cambio, los medios siempre están en condiciones de ser cuidadosos del tratamiento de casos de alta sensiblidad. No se trata aquí de ineficacia (como la que podría achacarse a la policía), sino de una deliberada práctica de sensacionalismo y el uso de una tragedia con fines comerciales y políticos. Si la investigación judicial y policial luchan contra reloj con un riesgo alto de no llegar a tiempo, detrás de las decisiones editoriales de tratar un tema de modo efectista, sin seriedad ni cuidado hacia las víctimas, siempre hay empresarios que pueden elegir un título o una tonalidad impactante en la comodidad de sus despachos.

Pero claro, vos sos columnista de Clarín, así que no es esperable que puedas reflexionar al respecto. Y si lo hacés, tu conveniencia profesional te invita a mirar para otro lado.

Oscar Cuervo

4 comentarios:

César dijo...

Oscar, una cosa no excluye la otra. La cobertura mediática fue una mierda y, a juzgar por los resultados (un cartornero logra lo que no pudieron 1.600 policías a solo 3 km de la casa de la nena), el accionar policial también. Pero hay algo muy grave que traza una diferencia que es importante señalar: la policia es el Estado. A

Oscar Cuervo dijo...

César:
vos dedicate a comentar los aspectos policiales del caso, y si podés, explicame si se podía garantizar que la policía rescatara con vida a la nena. O era solo una cuestión de ver quién encontraba el cadáver. Te invito, cuando quieras, que me expliques el aspecto investigativo y las diversas hipótesis, cómo habría que haberla encontrado, viva o muerta, etc.

Así que la evaluación policial del caso te la dejo a vos, ya que yo no entiendo de crimen organizado. Permitime que yo me ocupe del tratamiento de los medios, que es para mí la verdadera inseguridad a la que estoy expuesto.

César dijo...

¿si "se podía garantizar que la policía rescatara a la nena con vida o era una cuestión de ver quien encontraba el cadaver"? Ah, entonces el que sabes mas de investigaciones policiales sos vos. Yo me restrinjo a hacer mención de un solo hecho objetivo: la Policia Bonaerense NO encontró a la nena ni viva ni muerta. Como no encontró a Arruga, a Lopez, al helicóptero de Magdalena y a tantos otros. Cuando no participa, busca y no encuentra. Ahora bien, si vamos tras la tesis fatalista de que el asunto se resumia en "quien encontraba el cadaver"... estamos listos. En tal caso si, te concedo: hagamos la critica de los medios y todos tranquilos.

Oscar Cuervo dijo...

Como de costumbre, repetís esa mezcolanza oportunista de muertes, en la que replicás a todos los carroñeros que se llenan la boca con Arruga y lo mezclan con una nena muerta en circunstancias no aclaradas. Te preguntaba, dado que parece que sabés evaluar si la investigación fue correcta, si se podía garantizar que la policía rescatara con vida a la nena. Preguntaba y no afirmaba, porque en tu mensaje parece que das por sentado que DEBÍA aparecer viva. Apelaba a tu buena fe para saber si podías decir algo con fundamento y sinceridad sobre esa cuestión. Pero a vos, como a tantos carroñeros, no te importa una mierda la vida o muerte de esa nena y la usás para agolparla en la lista de los muertos que te pueden dar chapa de tipo con una visión crítica.

Me das asco.