por Irma Rueduch
¡Cuánto tiempo! Ochenta y nueve años para quererte y admirarte y un día dije "¿por qué no?", me abracé a tu causa y aprendí tanto a defender y a defenderme.
Admiro a todas las mujeres fuertes que dejaste sembradas.
No necesitamos crespón, te llevamos en nuestras venas.
Gracias, mi amor.