por Eduardo Benitez
Lunes. Casi medianoche. Función con cuatro cortos de Jean Eustache. Entre ellos uno inolvidable: Postface: Le Dernier Des Homme. Un film-entrevista hecho para un programa de TV en el que Jean Renoir se explaya sobre varios temas: cómo transformó un pequeño teatro en estudio cinematográfico para el rodaje de La Petite Marchande d’allumettes (1928), la importancia de la literatura de Andersen para el arte en general, su visión del cine como hecho artístico.
Debería considerarse a Postface... como una película indispensable, ya que de alguna manera nos habla de la importancia que tuvo Jean Renoir para la historia del cine (sobre todo del francés). Algo que no sé si fue contado cinematográficamente muchas veces. Se entiende que sin el autor de La regla del juego no hay Rivette, no hay Rohmer, ni incluso Eustache posible.
Escuchar al abuelo-gurú es una experiencia única. Un placer que no depara cualquier film. Renoir habla y uno lo escucha con la atención con que se escucha a los grandes maestros. Maneja el diálogo con una aguda simplicidad. Sus gestos, su parsimoniosa manera para tratar de explicar el mundo con palabras sencillas, son un deleite que no hay que perderse. En un momento de la conversación Renoir habla de los juguetes, de cómo en realidad son objetos destinados para que lo usen los adultos y no los niños, como nos hicieron creer. De cómo las cosas más comunes se pueden convertir en algo maravilloso si le corremos un poco el eje a nuestra percepción cotidiana. "El mundo puede ser mágico, sólo hay que aprender a mirarlo" dice. Habrá que hacerle caso.
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