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Dice Roque Di Pietro en Esta noche toca Charly - Tomo 2: Say No More (1994-2008):
Villa Gesell: Autocine (20 de enero 1996)
[...] En El fantasma de Canterville, Charly está notablemente en otro planeta. Ya no canta ni dice: balbucea. Y mete solos de guitarra donde se le antoja. La banda, en tanto, cuya performance es muy buena, tiene que estar atenta para intentar entender de manera casi telepática en qué momento García dejará de hacer el solo para volver a la estructura del tema. "Y en mi casa tengo [a la] Turca", dice, otra vez, como en el ensayo en Fitz Roy del año anterior. El grupo en Canterville se aboca a la repetición obsesiva del riff para que Charly haga sus solos de guitarra, la mayoría de las veces muy interesantes, ya sea porque están fuera de tonalidad, porque genera melodías nuevas, o porque es una manera de entender la musicalidad que hay en los dedos de este artista, más allá del estado en que se encuentre.
[...] A pesar de que García está imposibilitado para todo, excepto para colorear lo que se le ocurra con su guitarra, por lo general de manera original y única (por las razones que sea, nunca más escucharemos algo así), hay que insistir con que la banda es muy sólida y que, si bien este concierto fue considerado un papelón, en los años por venir habrá performances (en lo estrictamente musical) mucho más flojas de sus grupos. El inicio de Revolución, por ejemplo, es un tormento sonoro, una bola de feedbacks muy disfrutable por los amantes del sonido de guitarras eléctricas. Claro, da un poco de pudor escribir que uno está disfrutando de algo que quizás es consecuencia del precario estado psíquico del artista que lo produce. Pero, de nuevo, así son las cosas con el arte radical o con los artistas radicales o con los artistas.
[...] Dos días después, el lunes 22 de enero, los diarios entregaban su visión del desastre. Página 12, por ejemplo, tituló "El enésimo bochorno de Charly". (págs. 109-110).
Vean:
Hay que pensarlo, ¿no?
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