Dos miradas sobre la gran película de Tomas Alfredson
por Marcos Valentín Perilli
por Marcos Valentín Perilli
Smiley
Percy Alleline
Posiblemente El Topo sea una película de espías. Al menos es lo que uno lee sobre ella antes de entrar al cine. También sabemos que es la adaptación de una novela de John Le Carré y, como toda adaptación, seguramente su director nos brindará su visión particular acerca de ella. En este caso, esa visión particular ronda alrededor de una virtud: la lealtad. No sólo porque es difícil mantenerse leal en las circunstancias en que ocurren los hechos, sino porque el desenlace nos muestra los logros que pueden obtenerse de esa virtud.
Los personajes principales son espías y, si bien la desconfianza entre los dos bandos es lo que abunda en épocas de guerra fría, ellos han podido formar relaciones tanto de compañerismo como de amistad. Y es allí en donde se ve reflejado el grado de correspondencia y obligación para con el otro. Aquellos que son leales logran llevar sus relaciones a etapas más profundas, mientras que los traidores son aislados al quedar en evidencia .
Esterhase
Jim Prideaux
El resto de los personajes se plantean la cuestión de la lealtad de manera menos consecuente. El ingenuo de Esterhase, compañero de Smiley en el Circo -elite del servicio secreto británico-, no duda en cambiar de bando ni bien nota la posibilidad de escalar posiciones traicionando a quien fuera su mentor en el oficio y jefe del Circo, Control, que tuvo que dimitir luego de un fracaso ocurrido en Budapest. Los agentes Jim Prideaux y Bill Haydon, por su parte, tienen una especial amistad, a pesar de que Jim guarda la sospecha de que su amigo puede ser un doble agente. La lealtad de Jim hacia Haydon es tal que llega a poner en riesgo su vida, cuando le advierte con un gesto lo suficientemente vehemente acerca de lo cercano que estaba de ser descubierto por su jefe, Control. Pero esta lealtad no es valorada por Haydon, que no duda en traicionarlo.
Bill Haydon
Otro es el caso de Peter Guillam, un agente del Circo que prontamente demuestra su compromiso con la causa y comienza a cooperar con Smiley para descubrir al doble agente, poniendo también demasiado en riesgo: debe someterse a las miradas inquisidoras del resto de los agentes de elite, empezando por el nuevo jefe a cargo, Percy Alleline, seguido por los ambiciosos Toby Esterhase, Roy Bland y Bill Haydon, que están en la lista de los sospechosos de ser el posible infiltrado.
Peter Guillam
Las relaciones amorosas también son puestas a prueba de lealtad. Así es el caso de Smiley con su esposa Ann: a pesar de descubrir que ella mantiene una relación con Haydon, su amor por ella no decae y acepta su regreso a la casa de ambos luego de terminada esa relación. Lo mismo podría decirse de Ricki Tarr, un matón del Circo, quien luego de encontrarse envuelto en una relación amorosa con Irina, la esposa de un mafioso ruso, decide correr riesgos y hacer lo posible por salvarla de las garras del enemigo. También Guillam hace lo suyo, al proteger a su pareja de posibles ataques colaterales debiendo abandonar la relación muy a su pesar.
Smiley, el protagonista (interpretado magistralmente por Gary Oldman), trabaja para el servicio de inteligencia británico; conoce a Karla, cabeza del servicio secreto ruso, antes de saber que llegaría a convertirse en el archíenemigo de su país. Ellos sólo se encontraron una vez, oportunidad en la que Smiley intentó convencerlo de aceptar las condiciones de vida que le ofrece Occidente. Karla, lejos de aceptar su propuesta, se llevó algo muy personal de Smiley, un encendedor, objeto valioso para él por ser un regalo de su amada esposa. Karla nunca se deshará de ese objeto hurtado; lo guardará consigo para recordar el respeto que le inspira Smiley. Es un gesto de lealtad por reconocer las virtudes del otro, más allá de las cuestiones ideológicas. Lo que Karla reconoce en Smiley es el profundo compromiso que mantiene hacia aquello en lo que cree: Smiley mantiene su posición no sólo para con el sistema al que pertenece, sino también para con todo contacto humano. Karla lo observa como si se observara a sí mismo, puesto que elige no traicionar a su país y opta por enfrentar la muerte en Rusia antes de entregarse al esnobismo occidental.
Jim Prideaux
El resto de los personajes se plantean la cuestión de la lealtad de manera menos consecuente. El ingenuo de Esterhase, compañero de Smiley en el Circo -elite del servicio secreto británico-, no duda en cambiar de bando ni bien nota la posibilidad de escalar posiciones traicionando a quien fuera su mentor en el oficio y jefe del Circo, Control, que tuvo que dimitir luego de un fracaso ocurrido en Budapest. Los agentes Jim Prideaux y Bill Haydon, por su parte, tienen una especial amistad, a pesar de que Jim guarda la sospecha de que su amigo puede ser un doble agente. La lealtad de Jim hacia Haydon es tal que llega a poner en riesgo su vida, cuando le advierte con un gesto lo suficientemente vehemente acerca de lo cercano que estaba de ser descubierto por su jefe, Control. Pero esta lealtad no es valorada por Haydon, que no duda en traicionarlo.
Bill Haydon
Otro es el caso de Peter Guillam, un agente del Circo que prontamente demuestra su compromiso con la causa y comienza a cooperar con Smiley para descubrir al doble agente, poniendo también demasiado en riesgo: debe someterse a las miradas inquisidoras del resto de los agentes de elite, empezando por el nuevo jefe a cargo, Percy Alleline, seguido por los ambiciosos Toby Esterhase, Roy Bland y Bill Haydon, que están en la lista de los sospechosos de ser el posible infiltrado.
Peter Guillam
Las relaciones amorosas también son puestas a prueba de lealtad. Así es el caso de Smiley con su esposa Ann: a pesar de descubrir que ella mantiene una relación con Haydon, su amor por ella no decae y acepta su regreso a la casa de ambos luego de terminada esa relación. Lo mismo podría decirse de Ricki Tarr, un matón del Circo, quien luego de encontrarse envuelto en una relación amorosa con Irina, la esposa de un mafioso ruso, decide correr riesgos y hacer lo posible por salvarla de las garras del enemigo. También Guillam hace lo suyo, al proteger a su pareja de posibles ataques colaterales debiendo abandonar la relación muy a su pesar.
Estos personajes, inclinados a actuar de acuerdo a su compromiso en lo que creen correcto, manteniéndose leales a pesar de las circunstancias cambiantes, son los que finalmente logran redimirse con respecto a su pasado. El resto, dados a obtener beneficios del poder de turno y abandonarlo ni bien ese poder menguara, son los que pagan el precio de la traición, descubiertos en deslealtad laboral y perdiendo algo más preciado: la amistad.
Ricki Tarr
Ricki Tarr
(Esta es la primera de dos notas de distintos autores dedicadas a la película El topo)
2 comentarios:
Película excelente, supongo que tan rica como para disparar muchas miradas y textos. Muy buena la nota, espero ansioso la segunda.
Saludos.
La relación de Lady Ann y G. Smiley es un leiv motiv de las novelas de Le Carré que protagoniza Smiley, desde "Llamada para el muerto" en adelante. Ellos van y vienen (ella se va y viene) y él espera esas vueltas.
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