El amigo Maxi Diomedi ha abierto en los últimos días un nuevo blog, que es la extensión bloguera de su programa radial PATOLOGÍAS CULTURALES. Ayer subió una nota muy interesante sobre un encuentro que tuvo hace poco con Palo Pandolfo. La nota empieza así:
OFICIO DE CANTOR
Por Maximiliano Diomedi
Ayer por la tarde –noche asistí a una Clínica de composición de canciones que dictó Palo Pandolfo en Estudio Urbano (en la calle Curapaligüe al 500). Palo es de esos músicos que escucho desde muy joven y tanto sus músicas como sus letras (me interesa mucho su acercamiento a la canción popular últimamente) se me han presentado como algo muy cercano a la poesía. A mi me pasó con Palo lo que a Palo –supongo- le pasó con Spinetta: “Fue un gran disparador en mi”, dijo. Con sus altos y bajos a lo largo de tantos años de trayectoria, representa una búsqueda de la belleza y hasta diría una coherencia en la contradicción.
Llegué al lugar, entré al aula, busqué un asiento a lado de unas repisas en las que había discos y revistas amontonadas y esperé leyendo un número de Inrockuptibles que tiene al Indio Solari en la tapa. No recuerdo el título pero fue una de las tantas entrevistas que dio el año pasado cuando salió a la venta Porco Rex. Mientras el aula (muy onda universidad privada) se iba poblando yo leía a Solari tratando de explicar lo mucho que le cuesta concebir a Chabán como un asesino y a los integrantes de Callejeros como cómplices. Hablaba de una situación fortuita (creo que la palabra era esa, sino perdón) y estableció una comparación: lo que pasó en Cromañón es como una granada que pasa de mano en mano sin la traba de seguridad y en algún momento le explota a alguien. Me dejó pensando. En parte porque yo tampoco creo que sean asesinos, y en parte porque “fortuitamente” cayó esa revista en mis manos justo el día en que se inició el juicio por las 194 muertes. No fue un día cualquiera el de ayer.
De repente llegó Palo. Polera de lana color crema, sobretodo a cuadritos, la guitarra colgando del hombro y una botellita de agua en una de sus manos. Dijo que estaba nervioso, que el último mes, desde que aceptó dar la clínica, había estado pensando mucho en lo que iba a decir. Algo nervioso y todo, comenzó. “Hace 31 años que empecé a componer canciones. Fue en el 77, tenía 12 años”. Ese fue el punto de partida de un recorrido que atravesó su historia personal, porque Palo no lo dijo, pero estaba claro que para él hablar de cómo componer es hablar de su historia personal. Entonces contó que es “devoto” de Los Beatles, que las primeras cosas que escuchó fueron Hey Jude, Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band, la edición argentina de Revolver, y que en su casa había un bombo legüero que él tocaba encima de esos temas.
Estaba pensando en escribir “es posible que…” pero no, lo voy a decir directamente: Palo es un intuitivo. Hay un desarrollo de la intuición que lo determina musicalmente y que lo lleva como de la mano a lo largo de la charla. Palo se tienta y se va por las ramas con la misma pasión con que horas más tarde va a cantar Estaré, una canción de la época de Los Visitantes. La intuición hace que emprenda esos viajes discursivos que lo llevan en distintas direcciones y que vuelva como sin querer a lo que estaba diciendo y retome el hilo. El sabe emprender esos viajes y darles un sentido. Intuitivamente –entonces- yo fui anotando algunas cosas que él dijo. Hay de todo un poco. Son conceptos e ideas que elaboró sobre la canción y otras cuestiones.
1 comentario:
Gracias por subir esta nota de Palo Pandolfo. Como Maxi, lo sigo hace mucho tiempo. Me gusta su decir y su impronta.
Algun dato de cunado toca y donde?
salutti!
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