La tesis de fondo de este breve apunte es una que no a muchas peronistas les interesa considerar en su contradictoriedad: El peronismo sigue siendo la cuestión. Porque te da y te quita.
Los que lamentan las actuales tribulaciones del pueblo diciendo que a este gobierno le falta peronismo se asientan en una versión idealizada, es decir no concreta e histórica, del movimiento.
Estamos en una época en la que a la militancia peronista le interesa recostarse solo en la comprensión benigna de esta tesis.
Cristina dijo ayer con la UOM en Pilar: "Haré lo que sea necesario". No es necesario interpretar esa frase como la confirmación de su candidatura a presidenta.
Su aporte a un triunfo del movimiento debería tener en cuenta que, en una segunda vuelta, lo más probable es que ella pierda contra un candidato de derecha, porque el electorado 'anti' confluye por abajo, más allá de las disputas de cúpulas (Bullrich/Macri vs. Larreta/UCR, etc.).
El cantito "Cristina Presidenta" entusiasma a los militantes pero es muy improbbable que en segunda vuelta ella logré el 50+1%. Ahí empieza a tallar la diferencia con el caso de Lula en Brasil.
La clave de la vuelta de Lula es que la parte decisiva del establishment, incluido el poder judicial, se volcó contra Bolsonaro, lo prueba lo sucedido la semana posterior.
Por el contrario, las clases dominantes argentinas, como lo demuestra la catarata de dictámenes judiciales adversos de esta semana, pero también una parte del peronismo que ayer ella señaló (los sindicalistas gordos, el Evita, ¿Alberto, a lo largo de todos estos años?) la prefieren acusada y no víctima, como ella ayer dijo. Menos aún liderando el Movimiento. La indolencia del peronismo anticristinista después del atentado lo evidencia.
Ayer Cristina se encargó de señalar que decidió la fórmula de 2019 a pesar de que esos sectores que no la querían y hoy siguen igual.
Así que solo si la derecha fuera dividida, Larreta y Bulllrich en listas separadas, algo así, no muy probable, hay chances de que una fórmula encabezada por Cristina les saque 10 puntos en primera vuelta que la Constitución exige. En segunda vuelta todos los sectores de la derecha antiperonista -pero atención- también peronista, desean sacarla de escena.
El peronismo te da y te quita: hoy hay peronismos que prefieren un triunfo de la derecha antes que de Cristina.
El aporte más factible que CFK puede dar no es necesariamente su candidatura a presidenta, como muchos se ilusionan, sino consolidar la provincia de BsAs con una candidatura a senadora, por ejemplo. Cómo candidata a presidenta contra una derecha unida -por arriba o por abajo- es muy probable perder. Con la ayuda del peronismo anticristinista.
Por eso ayer CFK se mostró recostada en una precisa versión del peronismo, que se recorta nítidamente de la otra. En esa dirección se puede interpretar la frase que encabezaba ayer el escenario en el que Cristina habló juntó al secretario general de la UOM y el intendente de Pilar. No se trata de romper la unidad sino de resolver quién hegemoniza.
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