todos estamos igual

domingo, 30 de junio de 2019

Cerca de la revolución

Hoy a las 12 de la noche en La otra.-radio, FM 89,3 - Radio Gráfica - Online acá o acá


En la coyuntura inmediata, la sociedad argentina se dispone a vivir una decisión electoral en la que pretenderá incidir, como nunca antes en nuestra historia, un dispositivo tecnocientífico diseñado para manipular los comportamientos colectivos. Ya se ha instalado sobre nosotros una ingeniería social para manipular la subjetividad popular. Una manera de encarar este problema es moverse en el terreno y constatar como incide la tecnología de la comunicación en nuestra práctica cotidiana. Newton sentó las bases de la física mecánica moderna sin la cual no habría sido posible la revolución industrial. Comte se propuso extender esta estrategia del dominio del mundo a la propia política creando la física social.

En el siglo xxi la física social mutó en operaciones de big data en la cual se pretende disolver para siempre al sujeto político y remplazarlo por un objeto manipulable.

Pero este impulso tecnocientífico-político tuvo hace ya varios siglos un hito fundante: la llamada revolución copernicana. Se la llamó así a los efectos de simplificar la nominación del acontecimiento, porque en realidad se llevó a cabo durante un siglo y medio y participó una camada de científicos. Copérnico era solo uno de ellos.

En los siglos XV y XVI de nuestra era imperaba en Europa una cosmovisión asentada a lo largo más de mil años que no provenía de las Escrituras, y que la Iglesia no había formulado originalmente, sino que, desde la posición de poder que ocupaba en esa época, la Iglesia había adoptado de las antiguas civilizaciones helénicas y helenísticas (los “paganos”). Esa cosmovisión, que ubicaba a la Tierra en un centro alrededor del cual el universo entero gira, nunca, ni siquiera en sus orígenes griegos, estuvo a salvo de críticas, por sus predicciones fallidas. Durante siglos, estas fallas ocuparon a los expertos, pero no los habían llevado a cuestionar el modelo geocéntrico. Pero una necesidad de orden puramente práctico empujó a la propia Iglesia a encargar un nuevo calendario. Ese pedido iba a suscitar en Copérnico una idea de novedad inaudita que, al tomarse en serio, iba a derribar la visión del universo vigente y a obligar a construir otra nueva, en la que el sol ocupaba ese centro. Caducó así la totalidad del saber tradicional y, con esto, la confianza en la tradición como fundamento del saber. Más aún: si la propuesta de Copérnico se tomaba en serio, la Iglesia debía admitir que las doctrinas que enseñaba en sus universidades podían ser erróneas y, por ende, su autoridad era pasible de cuestionamientos. Si la Iglesia admitía eso, minaba el poder que a través de varios siglos había acumulado.

Una conmoción involuntaria: para resolver un problema profano, el del calendario que ordena las transacciones comerciales, se acude a un experto a cuyo sentido estético le repugna el desorden reinante en los mapas astrales. Ni la Iglesia ni Copérnico se proponían conmover los pilares del saber europeo ni dar a luz un nuevo concepto del saber: más bien, respondían a propósitos contingentes. De hecho, el título del libro de Copérnico, De revolutionibus orbium coelestium (Acerca de las revoluciónes de las órbitas celestes), no encerraba ningún propósito revolucionario, sino que hacía alusión al movimiento cíclico de los astros. Pero había algo en el clima de la época, por un lado, y en la consistencia propia del saber (o, mejor dicho: en su inconsistencia) que empujaba a una revolución ya no solo planetaria, ni acotada al campo de los cálculos astronómicos. Se estaba configurando una revolución en el sentido más político del término. La sociedad estaba lo suficientemente lista para producir un reseteo de sus saberes, de los criterios por los que esos saberes se regían, de los sujetos que tenían la autoridad para producirlo.

Escribió Thomas Kuhn en La revolución copernicana: “Ni siquiera las consecuencias en el plano científico agotan el significado de la revolución copernicana. Copérnico vivió y trabajó en un período caracterizado por los rápidos cambios de orden político, económico e intelectual que prepararían las bases de la moderna civilización europea y americana. Su teoría planetaria y la idea, a ella asociada, de un universo heliocéntrico fueron instrumentos que impulsaron la transición desde la sociedad medieval a la sociedad occidental moderna, pues parecían afectar las relaciones del hombre con el universo y con Dios. Aunque inicialmente se presenta como una revisión estrictamente técnica y altamente matematizada de la astronomía clásica, la teoría de Copérnico se convirtió en un foco de las apasionadas controversias religiosas, filosóficas y sociales que, durante los dos siglos subsiguientes al descubrimiento de América, establecerían el curso del espíritu moderno. Los hombres que creían que su habitáculo terrestre tan solo era un planeta que circulaba ciegamente a través de una infinidad de estrellas valoraban su ubicación en el marco cósmico de forma bastante diferente a como lo hacían sus predecesores, para quienes la tierra era el centro único y focal de la creación divina. En consecuencia, la revolución copernicana también desempeñó un papel en la transformación de los valores que regían la sociedad occidental”. (Tomo 1, cap. 1, pág. 24).

Que las ideas que los seres humanos nos formamos acerca de la realidad cambian cada tanto es, a esta altura de nuestra historia, una constatación trivial. Lo que todavía nos resulta complejo de entender es que los cambios no dependen solo, ni principalmente, de la irrupción de sujetos más sagaces, dotados de una imaginación más audaz que sus predecesores, ni tampoco de la acumulación de las evidencias empíricas a lo largo de los siglos o de la detección de errores que hasta entonces habían pasado inadvertidos. Cambia nuestro saber acerca del mundo porque cambia nuestra forma de ser en el mundo. Una revolución en el saber es la emergencia de una nueva subjetividad y a esta emergencia contribuye una trama de acontecimientos imposibles de manejar a voluntad. Acontecimientos que tampoco se dejan reducir a una serie de sencillos pasos metodológicos. Lo trivial y lo importante se entremezclan y a veces intercambian posiciones: lo que parecía importante e incuestionable se vuelve trivial y desechable, el detalle que parecía excepcional y aislado puede terminar derribando la certeza más inexorable.

El saber científico no se funda a sí mismo, a partir del desarrollo de su fuerza interior (como si una “ley del espíritu humano”, al decir de Augusto Comte, nos condujera hacia una creciente inteligencia). La marcha de la ciencia y de la técnica se perfilan en un entrelazamiento de contingencias y necesidades provenientes tanto de la historia de sus desarrollos como de los conflictos sociales y políticos. Esto vale no solo para los saberes que la humanidad del siglo XXI dejó atrás, sino también para aquellos que hoy nos resultan convincentes y eficaces.

Cambian las relaciones de poder en las que el saber se funda, cambia el mundo en que vivimos y cambia la humanidad que lo habita.

En La otra.-radio de hoy a las 12 de la noche (FM 89,3, RadioGráfica, (www.radiografica.org.ar) vamos a hablar de la revolución. Nos visita El filósofo Fernando Beresñak, autor del libro El imperio científico. Investigaciones político espaciales.  La música la trae el Maestro Cristian Bonomo.

sábado, 29 de junio de 2019

Como un huracán

Rolling Thunder Revue: A Bob Dylan Story by Martin Scorsese


Descubrir ahora a Dylan no parece gran cosa, convengamos.

Si hay un artista popular vivo que recibió en persona las legitimaciones más altas y los reconocimientos más amplios, ese es Dylan. Poco podemos agregar al respecto desde este modesto blog.

Pero el estreno en Netflix de Rolling Thunder Revue: A Bob Dylan Story by Martin Scorsese nos invita a pensar que a esta historia le faltaba lo mejor.

La gira que entre 1975 y 1977 emprendió Dylan por pueblitos de los Estados Unidos, con una numerosa banda nueva, sin hacerse anunciar más que con un par de días de anticipación, fue, como dice el propio artista, un fracaso comercial.

Dylan habría sido altamente rentable en su prodigioso regreso a las fuentes de haber tocado en grandes estadios. La idea de lanzarse en una caravana de artistas ambulantes y tocar en salones de mil localidades no podía ser económicamente provechosa, por más que Dylan estuviera viviendo su segunda - o tercera- edad de oro.


La Rolling Thunder Revue se llevó a cabo en el período que va entre dos de los mejores discos de su carrera: Blood on the tracks y Desire. Dylan, a esa altura de los 70, ingresa en su período clásico: recoge y sintetiza en ese impulso de artista trashumante, acompañado de algunos colegas que vienen y van, todas las facetas que antes había cultivado: el folk acústico, la canción de protesta, el rescate de la música popular americana, la furia rockera, el salmo profético, el desgarro íntimo: todo junto, eso que a sus seguidores en los años previos tanto les había costado aceptar como una unidad.

En la Rolling Thunder Revue, Dylan mostraba que su trayectoria solo aparentemente zigagueante se fundaba en una unidad inexpugnable.

Ese fracaso comercial contenía su victoria artística definitiva. Dylan habla hoy, en el documental de Scorsese, con su cara conmovedoramente arrugada, sus ojos azules todavía vivaces y una tranquilidad enigmática, tal vez sarcástica, de aquello que pasó hace tanto tiempo que él ni había nacido. Y refiere aquel "fracaso" con la impasibilidad del que ya no tiene que dar explicaciones. Sabe que al final de todas las controversias con que zarandeó a sus fans, él tenía razón.

Ahora que el extraordinario desempeño en vivo del Dylan de aquellos años, el más expansivo y carismático, el más inspirado y entusiasta que tuvo jamás, puede verse en un documental de Netflix realizado por Scorsese, termina de ubicarse la pieza que faltaba en los rompecabezas. Ahora ya no sería necesaria una ficción como I'm not there, en la que todos los Dylans fueran encarnados por diversos actores -o actrices-. En la Rolling Thunder Revue de aquellos años están todos los Dylans juntos y todos protagonizados por él en persona, mejor que en todas sus imágenes.

Pese a su fama mundial a lo largo de décadas, los que accedieron en forma directa a ese Dylan son un grupo menor de su amplio público: los que se enteraban que esa noche la caravana llegaba a su pueblo. Eso estaba siendo registrado por el propio Dylan para una larguísima película que en aquel momento recibió las peores críticas: Renaldo y Clara. Casi cuatro horas de un extraño artefacto, una mezcla de documental y ficción que los pocos que la vieron no entendieron ni apreciaron, y bajó rápidamente de cartel. Gran parte del metraje que ahora se puede ver en la película de Scorsese proviene de Renaldo y Clara. Y la verdad es que nunca, antes o después, se registró su perfomance en vivo desde una perspectiva tan cercana e intensa. Entonces quedaba todavía un gran Dylan por conocer.


Rolling Thunder Revue: A Bob Dylan Story by Martin Scorsese tiene una diferencia crucial con Renaldo y Clara: el pulso cinematográfico infalible de Scorsese, un auténtico especialista en hacer de Dylan materia del cine. En 2005 No direction home  se constituyó en un monumento cinematográfico y musical que exponía las raíces de Dylan en la música popular norteamericana, sus inicios folk, su fulminante despegue, que se precipitaba con el vértigo narrativo que caracteriza al cineasta de Casino hacia un final electrizante, con el músico en la cresta de la ola, hasta el abrupto corte de 1966, con el presunto accidente de moto que impuso un black out en su carrera. En The Last Waltz (1978) Scorsese ya había filmado a un Dylan esquivo en la despedida de The Band. En Rolling Thunder Revue... Scorsese lo retoma casi diez años después de No Direction Home y un poco antes de que un nuevo giro desconcertante, la conversión del artista a una forma extrema del cristianismo de los últimos días, lo volviera a hacer chocar con su público.

Entre el black out del 66 y su polémica conversión religiosa, la Rolling Thunder Revue se centra justo en el Dylan más clásico que haya existido, el que escupe con iracundia «The Lonesome Death of Hattie Carroll», la canción de 1964 del disco The Times They Are A-Changin que narra con pulso cinematográfico el crimen racial de una criada negra a manos de un terrateniente blanco de Maryland, por el que fue condenado a solo seis meses de prisión. La furia con que Dylan retoma la historia es registrada en impresionantes primerísimos planos. Esta canción de su fase de cantautor "de protesta" es el antecente directo de «Hurricane», un tour de force de 8 minutos y medio en el que en 1975 Dylan impone a la CBS una campaña para que sea liberado un boxeador negro que sufre cárcel por un crimen que no cometió. Hay que verlo con sus ojos azules flamígeros rugiendo con rabia

Couldn't help but make me feel ashamed to live in a land
Where justice is a game
Now all the criminals in their coats and their ties
Are free to drink martinis and watch the sun rise
While Rubin sits like Buddha in a ten-foot cell
An innocent man in a living hell
That's the story of the Hurricane
But it won't be over till they clear his name
And give him back the time he's done
Put in a prison cell, but one time he could-a been
The champion of the world.


Aunque Scorsese conduce astutamente el climax narrativo hacia estas dos canciones furiosas, en los 142 minutos de Rolling Thunder Revue: A Bob Dylan Story by Martin Scorsese hay mucho más que solo eso. Los dúos con Joan Báez en su reencuentro en escena, diez años después de su ruptura amorosa en 1964, se completan con la perspectiva actual de ambos hacia esa relación. Pero también vemos a Dylan asistir fascinado a la performance poética de una jovencísima Patti Smith, a partir de la cual él infiere el concepto de la gira de artistas trashumantes; la entusiasta presencia de Allen Ginsberg y la visita de ambos a la tumba de Kerouac; la fascinación que Dylan tenía en aquel momento por la violinista Scarlet Rivera, en cuya compañía va delineando canciones tan hermosas como «Isis» o «One more cup of coffe», con su misterioso aire gitano; la sorpresiva aparición de Joni Mitchell estrenando  entre amigos, todavía insegura, «Coyote», el tema de Hejira que pronto se convertiría en clásico. En cada uno de esos momentos de brillo de sus colegas, descubrimos a un Dylan tan pendiente de sus semejantes como nunca más se vio.

Rolling Thunder Revue: A Bob Dylan Story by Martin Scorsese es la mejor introducción a Dylan para un espectador del siglo xxi. El film registra de manera vibrante uno de los momentos creativos más intensos y libres del siglo xx. Y, claro, es un testimonio inapelable del genio de Dylan.

miércoles, 26 de junio de 2019

Locura tropical

en la noche del último invierno macrista en La otra.-radio: Lucho Rombolá, para descargar clickeando acá


Lucho Rombolá es capo en cualquier acepción de la palabra. Alma máter de Cumbia de la Pura, amante de la cumbia desde niño, cuando escuchaba los casetes que su padre, viajante de comercio, ponía en el auto:

"Recuerdo estar con él escuchando el casete Corazón valiente de Gilda en el año 95, hasta que en algún momento, no lo voy a olvidar jamás, llegó a mis manos el casete Dime tú de Amar Azul en el 96. Yo lo empecé a escuchar día y noche en mi walkman y ahí abracé la cumbia. Tenía 11 años. Ahí me transformé en cumbiero, iba a la primaria y les decía a mis compañeras que escucharan Amar Azul. A los 15 años empezamos a ir a la bailanta,  nos metíamos en Metrópolis, nunca me pidieron el documento para entrar. Alguna escalada en Fantástico de Rivadavia, alguna excursión a Radio Studio en Constitución. alguna vez un viaje en una combi a Jesse James en Isidro Casanova. Al histórico Kory Huayra de Avenida Sáenz 459 -remarca- fui muchísimas veces, como bailarín y también como periodista, a cubrir y disfrutar espectáculos de la comunidad peruana".

Eso nos lo cuenta Lucho en el programa del domingo pasado de La otra que puede descargarse acá, en el que traza un recorrido personal a través del género que ama. Su pasión lo llevó no solo a quemarle la cabeza a sus compañeros de escuela para que escucharan música tropical sino también a crear, siendo jovencísimo, Cumbia de la pura, un hito de la radio comunitaria y popular *, en el que despliega su talento de comunicador y su conocimiento sobre las diversas vertientes de la cumbia y los recorridos que esa música se abrió desde que llegaron los esclavos africanos a las costas de Colombia. Aquellos trabajadores entonaban sus cantos para resistir las penurias y los maltratos a los que eran sometidos. Desde esa génesis, la cumbia se fue propagando por todo el continente, por el lado de la cordillera se impregnó de un aroma andino en Ecuador, Perú y Bolivia, bajó por el litoral del este, conquistó al pueblo santafesino, afectó la genética del cuarteto cordobés. La cumbia es un género mestizo, nutrido de los aportes de los diversos territorios, y esa versatilidad explica su popularidad imbatible. Todo esto lo podemos escribir hoy porque Lucho nos lo hizo oír con las canciones que trajo y por lo que nos fue contando.

Esa popularidad, sin embargo, no logra todavía traspasar la barrera de la legitimación cultural: esto es una cuestión política y, más específicamente, clasista. Esto lo digo yo: no hay dudas de que la cumbia suena en el aire de las barriadas populares, pero no logró la consideración de los centros que administran prestigio y respetabilidad, como sí la lograron el folklore, el tango y el rock. Esa falta de reconocimiento del establishment no pone al género a salvo del negocio y las adulteraciones, tampoco del consumo irónico de las clases ilustradas. Pero le infunde una vitalidad que no se puede calcular desde la división comercial de las majors y los medios corporativos.

Lucho nos trae un ramillete de canciones muy atractivo y variado, como el notable caso peruano de Los Destellos, que en los 60 produjo un cambio cultural en Latinoamérica. "En 1968, el conjunto lanzó su primer LP, con melodías que marcaron la historia de la cumbia costeña, amazónica y andina. Se trató de la primera placa de un grupo de cumbia nacido en el Perú" cuenta Lucho en su blog. Para apreciar su calidad exquisita hay que escuchar la música que Lucho nos trajo al programa.

En la trasnoche del domingo también nos contó cómo llegó el género a Argentina, con Los Wawancó, al final del primer peronismo. Desde ese momento fue adoptado en las diversas regiones del país con su impronta local. Entre la música que Lucho trajo hay huayno tropical, cumbia santafesina, cuarteto, la arrasadora vuelta de Ráfaga, la mega-producción mexicana de Los Angeles Azules y su notable "Cumbia del infinito" junto a Natalia Lafourcade y el novísimo fenómeno de la cumbia chilena con el éxito continental de Américo.

Algunos de los temazos que Lucho trajo a La otra:

Vino tinto que aturdes mi pena, no me dejes tan sólo esta noche
acompáñame hasta que me duerma, qué me importa si mañana muero.
vino tinto que alivias tristezas, no le digas a nadie que sufro
 esta pena por una traición, que mi llanto desborda mi boca 
si parece que a nadie le importa mi cariño y mi triste dolor.

Vino tinto, cada mancha en el mantel es una pena,
una mancha de una triste borrachera
que quizás mañana al verla sonreiré.
vino tinto, hoy lograste que el sueño me dominara 
es por eso me despido hasta mañana 
a la misma hora y con la misma pena.



Bailemos la cumbia
Con mucha ricura
Bailemos la cumbia
Prendiendo las velas
Cumbia
La cumbia del infinito
Ya se escucha en todos lados
Ya la bailan en Tepito
Y los que andan de mojados
La cumbia del infinito
Ya se toca en todos lados
Si te quieres mover rico
Ven y baila a nuestro lado
Baila conmigo
La cumbia del infinito
No conoce las fronteras
Se mueve por el Perú
Y también por el gabacho
Con Los Ángeles Azules
Se acelera…


* Cumbia de la pura no está en este momento en el aire, pero eso no impide palpitar que en cualquier momento vuelve. Mientras tanto, escuchen a Lucho en La otra, acá.

martes, 25 de junio de 2019

Historias de la otra


Finalmente ayer a la noche en FM Universidad de La Plata salió al aire la historia de revista La otra narrada por otros y con algunas intervenciones mías, en el programa Los Subterráneos. El programa dedica cada emisión a contar la historia de alguna revista independiente vinculada con la cultura rock y esta vez nos tocó a nosotros. Claro que lo más interesante fue escuchar los comentarios que hacían los conductores del programa, Sebastián Benedetti, Alfonso "Ponchi" Fernández, y Nicolás Arias, sobre esas notas que hicimos hace varios años, muchas de las cuales yo había olvidado. Me hizo recordar momentos de mi vida, diría Pappo. Resulta interesante descubrir que una revista no comercial, dirigida a un público que cuando la hacíamos nos parecía incierto, supo encontrar a sus lectores, que hoy pueden releer lo que escribíamos y comprobar que diez o más años después conservan alguna vigencia. Estas observaciones que los amigos de La Plata hicieron sobre aquellas revistas me hacen sentir un poco orgulloso de la historia de La otra. El programa lo escuchan acá:



Uno de los grandes aciertos de este programa, que es la primera vez que escucho, es que los conductores supieron captar el espíritu musical de La otra, por eso pusieron canciones que perfectamente pueden salir al aire en nuestro propio programa de los domingos: Dylan, Tom Waits, Ricky Espinosa, Litto Nebbia con Calamaro... ¡hasta aquel genial tema de Yoko "Yes, I'm A Witch", que inspiró una de las tapas de la revista!



También reproduzco acá abajo algo que escribió Esteban del Valle -integrante del staff inicial de La otra- cuando se enteró que el programa iba a salir y después los conductores del programa tuvieron el tino de leerlo al aire. Y creo que agrega otra perspectiva interesante a ese momento inicial de la revista, que apareció junto con un increíble ciclo de cine de Fassbinder que co-organizamos con Esteban en un local de San Telmo en el que durante cuatro meses programamos una película diferente de Rainer Werner Fassbinder cada sábado. Esteban recuerda aquel 2003 así:

Me tocó participar en el momento fundacional de la revista La Otra al transitar con Oscar Cuervo una etapa intensa, apasionada y determinante en nuestras vidas y del país, con las calles aún humeantes por los acontecimientos del 2001, en un clima de incertidumbres generales y precariedades materiales, coordinando a dúo y de manera autogestionada un Taller de Cine y Pensamiento del cual aún hoy nos siguen resonando los ecos y cuyas elaboraciones para mí siguen siendo -conciente e inconcientemente- una referencia para pensar la actualidad.

Oscar venía de una década de Taller de Pensamiento que funcionaba como foco de rebeldía al saber instituído y adocenado de Puan, co-dirigiendo una revista antecesora llamada Parte de Guerra, desde donde ya se generaban polémicas confrontaciones por escrito, con personajes por ejemplo como Quintín y Noriega (en aquel tiempo todavía El Amante). Confrontaciones que vistas en perspectiva serían la antesala de lo que hoy se conoce como la grieta.

El primer número de La Otra acompañaba mediante un dossier especial un extenso un ciclo de cine dedicado a Rainer W. Fassbinder, -para el que todos los sábados disponía mi proyección en fílmico 16 mm en algún bar de San Telmo- de cuyas charlas presenciales derivaban debates por escrito durante la semana, atravesados por variadas referencias filosóficas y políticas. No conocíamos facebook, apenas nos manejábamos con e-mail, pero difundíamos con el viejo método, pegando fotocopias con engrudo por las calles de Buenos Aires.

Por supuesto así de apasionados como éramos, también era inevitable que nos peleáramos un poco entre nosotros, lo que dio final a esa etapa maravillosa con una especie de gran explosión, como corresponde.

Nos volvimos a encontrar dos años después en 2005*, en su programa de radio en FM LA TRIBU, hablando los dos a solas acerca de Fassbinder, con motivo de la visita de Hanna Schygulla a la Argentina.

* ACLARACIÓN: El año del reencuentro al que Esteban alude tiene que haber sido 2007: nuestro programa en La Tribu empezó a emitirse en invierno de 2006 y Hanna pasó por Buenos Aires en marzo de 2007, antes de ir al Festival de Mar del Plata.

Uno de los fragmentos que anoche se leyeron en el programa, de la página 3 del número 16, invierno 2007:


Link al blog del programa, acá.

lunes, 24 de junio de 2019

La otra en Los Subterráneos

Hoy en la radio desde La Plata - Link para escuchar online, acá 



Los Subterráneos -Apuntes de una cultura rock de papel 
FM Universidad - 107,5 - La radio de la Universidad Nacional de La Plata

Esta noche desde las 22:00 hs. vamos a estar en un programa de la radio de la Universidad Nacional de La Plata, contando la prehistoria del blog y del programa de radio La otra, que fue desde julio de 2003 la revista en papel La otra. Y a la vez la prehistoria de esa prehistoria, que fue la revista Parte de Guerra en los 90. Todo lo que nunca me atreví a contar aquí, lo voy a decir ahí.


La página del programa en Facebook, la tienen acá.

El programa lo hacen Sebastián Benedetti, Alfonso "Ponchi" Fernández, y Nicolás Arias. Y hoy a la noche desde las 22:00 voy a estar ahí.

Un anticipo del programa lo pueden escuchar clickeando acá.

domingo, 23 de junio de 2019

Dolor y gloria



por Oscar Cuervo

La gloria es la visión del cuerpo radiante de Eduardo [1], el joven albañil analfabeto al que el niño Salvador [2] tiene como alumno. Esa visión, una auténtica experiencia de éxtasis en el contexto de la santa católica y apostólica España franquista, viene después de que el niño posara sentado leyendo un libro para que lo retrate ese albañil y artista popular cuya obra irá viajando anónima por décadas, desde aquel pueblo con casas como catacumbas en las que los primeros cristianos vivían hasta la galería de arte en la Madrid contemporánea en la que Salvador ya maduro se reencuentra con su primer deseo [“El primer deseo” es el inmenso significante que en el momento decisivo invade la pantalla]. La escena de Eduardo desnudo, cuya visión provoca un colapso en Salvador, ocupa el centro –no cronológico sino dramatúrgico- de ese laberinto del deseo que es Dolor y gloria, la última de Almodóvar. La visión del cuerpo encarna la gloria del título en la que extrañamente muy pocos críticos han reparado.

En un mecanismo narrativo que el cineasta maneja con una destreza única en el cine contemporáneo, ese plano viene preparado con un astuto esmero hitchcockiano. Es probablemente el único momento de suspenso de la película, que va desde que Eduardo le propone posar para que lo retrate hasta que le pide permiso para bañarse en la tina. Eduardo va desvistiéndose de a poco y el niño se retira a su dormitorio. La escena está construida por un montaje que alterna la piel tersa del muchacho acariciada por el agua –elemento esencial de la película, que remite al útero acuoso desde el que el viejo Salvador [3] emerge en el inicio y del que nunca sale- y los primerísimos planos del rostro del niño perturbado en el espacio contiguo.

Almodóvar pone en juego la pulsión escópica de su espectador actual. La situación ha ocurrido en un tiempo pretérito, aunque luego sabremos que el espacio y los cuerpos concretos que la encarnan no son los originarios sino evocados y reconstruidos en un set de filmación. Eso no importa a los fines expositivos de la narración, cuya sorprendente fluidez salta hacia atrás y hacia adelante sin obstruir nunca la intensidad de la emoción ni confundir las líneas esenciales del relato. Almodóvar es tan notable guionista -prodigioso soñador de peripecias-, como gran montajista y director de actores. Pero la construcción de cada plano, su distancia o cercanía, su duración y sustracción, la mostración gradual del cuerpo del joven y el ritmo que se establece entre esa instancia de desnudez y la tensión del niño con los ojos cerrados que está viviendo su primer shock erótico es lo que eleva la escena a su cualidad extática. También evidencia que Almodóvar es un cineasta único, autor en la época en que un sector de la crítica quiere apartar la consideración de los autores. Nadie más que él podría haber dispuesto así esta escena y, si no hubiera filmado nada nunca antes, esa sola gloria ya le habría conferido su estatus de autor.



Pero no se trata solo de la autoría, sino de la política de los autores. La revelación en el plano final del artificio cinematográfico muestra su autoconsciencia: Almodóvar sabe a quién le está mostrando sus visiones –alucinatorias como pocas veces antes en su obra. En la época de la paranoia puritana por las denuncias de abuso sexual, el centro del laberinto del deseo almodovariano se halla en una escena que roza el tabú. Antes de que esa visión gloriosa y su consecuente colapso se produzcan, hemos visto las miradas del albañil y el niño cruzándose por primera vez, en planos fugaces que son exclusiva potestad del cine: la literatura, la pintura, ni ningún otro arte podrían atravesar este trance. Después ellos irán enlazándose con la anuencia desprevenida de la madre de Salvador [4], joven, hermosa, dispuesta a capturar por siempre la mirada del niño.

Eduardo convertirá la catacumba en la que la familia de Salvador vive en un hogar lindo, luminoso y azulejado, con un cuidado por el ambiente que anticipa retrospectivamente la estética almodovariana y también contrasta con el lúgubre departamento en el que el viejo Salvador agoniza en el sopor de la heroína –otra inmersión materno-uterina. Eduardo lleva a Salvador a habitar la belleza, espacial y corporal, y el niño a la vez se convierte en maestro del muchacho al alfabetizarlo. Es inolvidable la escena en la que Eduardo repasa el alfabeto bajo la severa inspección del niño, mientras convierte la catacumba es casa. Y es una cumbre del eros cinematográfico el momento en que el niño toma la mano del muchacho para guiarlo en la forma de agarrar el lápiz. Ahí el erotismo y la emoción incitan al riesgo de una mirada hoy custodiada persecutoriamente por la corrección puritana. La cámara antes ha salido a la calle madrileña violenta y trastornada donde Salvador se provee de la heroína: este registro del presente se articula con el recuerdo alucinado del primer deseo para tensar el sentido de la película. [CINE: REGISTRO / ALUCINACIÓN]

Sin esta gloria ubicada en el centro laberíntico del film, el dolor de la declinación física desde el cual la narración se enuncia inclinaría la experiencia hacia una idea de la finitud vital como mero martirio y desaparecería la pulsión deseante que anima la película -y la película dentro de la película. Es curioso que gran parte de la crítica se haya quedado atascada en la supuesta dimensión autobiográfica del "Almodóvar viejo". Se llevaron por delante la gloria sin haberla visto. Así no puede comprenderse que los sucesivos reencuentros de Salvador maduro -con su amiga actriz argentina [5], con Alberto, el protagonista de Sabor [6], ni con su examante Federico [7]- son estaciones hacia el centro del laberinto.



Con la importancia que tiene cada una de estas estaciones, transportado Salvador por el hilo del deseo que la heroína lubrica, sin ese punto de llegada de la escena infantil nada tendría sentido. Es en la conexión con ese recuerdo/alucinación que Salvador recobra su poder artístico y se libera de la depresión y la heroína. Por eso el encuentro entre Salvador y Federico no puede terminar en la cama, tal como Federico propone. El, después de tantos años, aún no parece haber resuelto su inclinación y siente inflamarse su deseo cuando ambos se besan. Pero esa no es la cuestión para Salvador, para quien Federico ha sido el gran amor que todavía puede provocar una erección, sin que haya en esa reacción corporal nada por definir. La conversación es suficiente para él. Salvador dice que la historia de ellos tiene que terminar así, como Dios manda, porque todavía hay otra instancia que le espera, aunque todavía ni él lo sepa -aquí manda ello-,y llegará a través de un volante que le acerca su asistente Mercedes [8], quien después de la muerte de la madre del protagonista [9] pasa a ocupar la habitación y el rol maternal y se dispone a reparar el lazo que la joven madre había inhibido. La asistente le va a proponer al cineasta que vaya en busca de aquel artista 50 años después. Salvador desecha la idea porque sabe que el reencuentro va a darse de otra forma. Toda una declaración de las potencias de la ficción.

Los nombres de los personajes de Almodóvar no son nunca meras nominaciones. Salvador es el que salva. No tanto por los padecimientos corporales que la santa católica y apostólica España prescribiría. Salva aquel momento perdido en el olvido de la visión extática del cuerpo deseado.

No se trata precisamente de la biopic fidedigna del Almodóvar maduro, cuyo valor residiría en la adecuación verificable de su biografía. Ese interés sería banal y farandulesco si Dolor y gloria no fuera una gran máquina de sueños autoconsciente del poderío del deseo alucinado. Si acaso hubiera restos de biografía auténtica de Almodóvar, el cine no precisa autentificaciones. La verdad de la ficción salva.


NOTAS
1- César Vicente.
2- Asier Flores.
3- Antonio Banderas.
4- Penélope Cruz.
5- CecilIa Roth.
6- AsierEtxeandia.
7- Leonardo Sbaraglia.
8- Nora Navas.
9- Julieta Serrano.

sábado, 22 de junio de 2019

Felicidad

Alejandra Viviana Aranda, Nuevo Mundo, 2017
Visuales CI


por Liliana Piñeiro

Hay una condición, en la escala de lo humano, que deja lugar al enigma.
Si algo me sobrepasa, tengo la felicidad de los débiles.
Reivindico mi pequeñez.

viernes, 21 de junio de 2019

La fatal ideología de consumo


por Lidia Ferrari

Daciana es de Rumania y hace 11 años dejó sus hijos y su marido para venir a trabajar a Italia como badante (cuidar ancianos). Está pensando en volverse a su país. Hoy me dice: será difícil. Ganar poco como se gana en Rumania será difícil para mí. Como conozco su situación para nada apremiante, le digo: No todo es dinero en la vida, ¿no? Y responde: ¡Es cierto! Se le ilumina el rostro. Sí, agrega, mis hijos me preguntan todo el tiempo cuándo voy a volver. Su exigencia para pensar en los euros la lleva a soportar lo que ya no necesita seguir soportando. Ella ha hecho su vida lejos de su familia para poder comprar objetos. Por lo que ella misma, cuenta no era la necesidad imperiosa de no tener para comer. Pudo terminar su casa y ayudar a sus hijos a comprar casa. ¿Qué era lo que la conducía? Ese relato que alcanza a la gente de países que alguna vez se nombraban “detrás de la cortina de hierro”, que vivieron una vida lejos de la riqueza, pero también de la tentación consumista, ahora apresados en la lógica de la obligación de consumir. Realizan una vida desdichada pero que les da una satisfacción, la de que cuando regresen a su pueblo puedan mostrar lo que han comprado. Esta señora está capturada por la lógica de ganar plata (con mucho trabajo y esfuerzo), lo que conduce sus pasos y su vida.

Cuando algún relato pueda hegemonizar otro ideal que el de ganar dinero para poder comprarse un buen smartphone, una camioneta, o unas zapatillas de marca, se estará haciendo algo para socavar la ideología consumista capitalista. ¿Habrá algún futuro donde esto sea posible? La ideología consumista atraviesa todas las capas de la sociedad, pero va al corazón de las clases sociales más vulnerables, induciéndolas a responder con pasividad y aceptación la explotación necesaria para que puedan, al fin, consumir. Así ofrecen su vida a cambio de la bolsa. En la mayoría de casos no hay nadie que les ponga un revolver en la cabeza para que decidan entre el dinero y su vida. Hay otro tipo de coacción que es el ideal consumista que se irradia entre las clases más débiles y los conduce mansamente a la explotación y a aceptar vidas que nada tienen que ver con la vida de la cual parten.

Es la misma ideología que conduce a un abogado trucho a extorsionar a un empresario en el marco de una causa muy sucia para poder comprarse relojes, camionetas, objetos caros. Es el ideal del consumo que conducirá a estos hombres a realizar cualquier estafa para poder conversar entre ellos de sus camionetas, sus marcas, su cilindrada. La ostentación de la posesión de esos bienes forma parte tanto del universo ideológico del abogado trucho como el del mafioso que aparece en la película Anime Nere contando a los otros mafiosos sus recientes adquisiciones que, casualmente, también son relojes caros. Pero también es el universo ideológico de la excelente persona que es Daciana, que debe hipotecar su vida para comprarse objetos que, en su tierra natal, compraría con más esfuerzo o no compraría.

Es el ideal de las jovencitas vietnamitas que van desde una aldea rural a Hanoi para acceder a bienes de consumo y se encuentran con una vida miserable de explotación en las grandes fábricas de las multinacionales de la electrónica. Es el ideal de los hombres de Camboya o Sri Lanka que pagan a traficantes para poder ir a trabajar en la periferia de Dubai, la ciudad de los sueños, y se encuentran apresados en una vida en la que ni siquiera les alcanza para enviar remesas a sus familias. Ya no hay que ir a cazar a los esclavos, ellos vienen solos, porque hay un ideal que se encarna en la necesidad del dinero para poder consumir, y se apropia de las vidas de las personas y sus sueños.

Para la espléndida mujer que es Daciana el hecho de que le haya dicho “no todo es dinero” tiene el valor de la palabra de una persona que quiere y respeta y, sobre todo, que la corre de la compulsión a contabilizar su vida en relación a los euros que perderá de ganar cuando regrese a su casa, donde la están esperando su marido y sus hijos.

miércoles, 19 de junio de 2019

¿Sabés lo que significa extrañar un lugar cuando ahí dejaste tu corazón?


¿Sabés lo que significa extrañar New Orleans?
La extraño cada noche y día
cuanto más tiempo me alejo
sé que no me equivoco
el sentimiento crece cuanto más lejos estoy.


Extraño las viñas cubiertas de musgo
los pinos altos de azúcar
en los que los ruiseñores solían cantar
me encantaría volver a ver ese Mississippi cansino
recibiendo a la primavera
la luz de la luna en el pantano
una vieja canción que flota por el aire
sueño con magnolias en flor
y quisiera estar ahí.


¿Sabés lo que significa extrañar New Orleans
cuando ahí dejaste tu corazón?
Y una cosa más: extraño al único que me importa
incluso más que lo que extraño a New Orleans.

martes, 18 de junio de 2019

Viaje a la ciudad de la música

New Orleans, La otra.-radio del domingo 16/6, para escuchar clickeando acá

Professor Longhair

New Orleans es una ciudad llena de música, a la mañana estás tomando el desayuno y escuchás una guitarra melancólica que vuela por el aire, salís a la calle, caminás unos metros y te encontrás con  Stoker Homeboy apoyado sobre su moto, tocando y cantando sus blues. Y así continuamente. 



Nos lo contó el domingo pasado en la radio Perla Neiman, quien desde 2015 ya fue tres veces al Festival de Jazz que se hace todos los años entre fines de abril y comienzos de mayo, en un clima de primavera calurosa y húmeda. Perla quedó enamorada de esa ciudad desde la primera vez, de la música que brota de cada esquina, interpretada por artistas callejeros alejados del concepto de show business que hoy impera en el mundo. Ellos prefieren seguir tocando la música que aman en una vereda, pasando la gorra o vendiendo en mano sus cds a los que se paran a escucharlos.


Por los relatos de Perla pudimos llegar a oler el aroma de esas calles y por la música que  nos trajo reconocimos esa percepción que vincula la música popular con un territorio y un tiempo, como suele decir Liliana Herrero.

New Orleans fue arrasada en el 2005 por el huracán Katrina y existe una serie llamada Treme, que lleva el nombre de un barrio bohemio poblado de músicos que sufrieron las consecuencias del huracán que Perla recomienda; también nos trajo varios de los temas del soundtrack.



Y para cada tema que trajo, nos contó una historia que la vinculaba a ella en persona. El programa se volvió un viaje y la música fue la vehículo. Lo pueden recrear descargando el audio, clickeando acá.

lunes, 17 de junio de 2019

Peceto tiene la llave pero le falta la puerta


El gato estaba exangüe hace unos días, rechazado para acompañarlo en la fórmula por varios de esos políticos inclinados a la negociación infinita. Nadie quería salir en la foto con él excepto mariu, la cautiva. Nadie más. Miento, peceto sí; peceto pasado, con un segmento de futuro cada vez más cortito, el mandato que se le vence en diciembre y una intención de voto nula en todo el país, menos que menos en su provincia donde nadie lo puede ver. Venía de fracasar peceto en el armado de Alternativa Federal, en uno de los papelones más apurados y perfectos de una escena en la que no escasean papelones. Entonces macri, con desesperación para desactivar de una vez las presiones del establishment para se bajara y le cediera su candidatura a la vidal, quien de quedarse en provincia tiene altas chances de perder contra Axel, macri, desesperado por no poder dar una sola buena noticia a los argentinos que lo padecen, paralizado durante varias semanas por la iniciativa de Cristina de alterar el tablero político y postularse como candidata a vice de Alberto, macri, desesperado por detener su caída con una febril ingeniería publicitaria, le ofrece la candidatura de vice a peceto, por default.

La maquinaria de propaganda oficial necesitaba generar un súbito cambio de clima, en un país que se debate entre la ira y el agobio, que un domingo del padre a la mañana se queda oscuro de punta a punta, sin que nadie salga a dar la cara durante horas. El día del padre más oscuro y destemplado de la historia argentina será macrista.

peceto, postulado a presidente sin que las encuestas se enteraran, después postulado vice de Lavagna, después desahuciado vice de Urtubey, un fracaso como presunto articulador de una oposición responsable, la que le votó todas las leyes al ejecutivo, finalmente acepta la oferta de acompañar al candidato del que todos los otros políticos del país se quieren despegar: macri peceto es la fórmula de los tenazmente rechazados. 

Pero la propaganda oficial tiene que inducir estados maníacos con niebla y nada y así es como la unión de los rechazados se presenta como una movida magistral. La prensa oficial la relata así: "el peronismo ingresa a la alianza gobernante y garantiza gobernabilidad del ajuste drástico que ese país tiene que hacer de una vez". Genial. Jugada asombrosa que produce euforia en wall street. Paradoja: peceto se pasa al lugar donde ya estaba, ecce homo, deviene el que ya era y macri consigue que alguien acceda a acompañarlo: euforia en el círculo rojo, el peronismo al fin se divide en dos: peceto y todos los demás.


Al otro día los peronistas de peceto (frigerio, monzó, ritondo) se juntan, hacen un asado y cantan la marcha. Genial, macri logró dividir al peronismo, y su núcleo duro, que había tenido que aprender que la calamidad en que se ha convertido el país es fruto de 70 años de peronia, ahora tiene que celebrar con alborozo que macri vaya acompañado por un peronista de 70 años. Genial. Una movida producida como resultado del fracaso de todos los otros planes, pero genial lo mismo. El macrismo recobra su talante entusiasta, su temple jocundo y fantino se pone contento.


El dolar baja, el merval sube y macri ya es como que ganó. El aparato empieza a propagar que macri recupera imagen positiva e intención de voto, mientras en la calle cunden la miseria y el agobio y las derrotas se apilan en las provincias. La prensa dependiente de la pauta empieza a difundir fotos de peceto besándose en la boca con marquitos, conversando distendidos con durán barba. El gobierno ha vuelto a ocupar centralidad, a manejar la conversación. peceto es el complemento de la derecha moderna y democrática que demoniza a los cartoneros y a los inmigrantes paraguayos y bolivianos, la derecha moderna y democrática, natanson, que alerta sobre la presencia de comunistas en las listas rivales, la moderna y democrática derecha que distingue entre argentinos judíos y argentinos argentinos. Señores: peceto.

Los que son sensibles a estas operaciones de acción piscológica (acción meada) temen, porque peceto, dicen, tiene la llave del desafuero de Cristina, porque peceto maneja  la bancada peronista del senado y articula a los gobernadores, dicen, tiene aceitados vínculos con comodoro pis y va a sacarle la causa Dalessio a Ramos Padilla, o quizás directamente va a destituir al juez de Dolores, porque peceto tiene la llave. El establishment recobra la confianza y piensa ahora sí, ya el peronismo se hizo nuestro, se acabó la larga decadencia de 70 años de peronismo ahora que el peronismo se pasó de nuestro lado. Capaz macri peceto ganan y el quilombo que se arme fuerza la renuncia del gato y el estadista le sucede, hombre providencial.

Aunque peceto tiene la llave pero le falta la puerta. En su ocaso político ha recuperado su capacidad crítica y se siente honrado de que el peor presidente de la historia le ofrezca acompañarlo en la fórmula para su segundo mandato donde todo se hará igual de mal pero más rápido. 

En un domingo electoral sin luz, el corte más grande de la historia, el macrismo pierde estruendosamente en cuatro provincias, aún en aquellas donde el peronismo hace años no hacía pie, como Santa Fe, aún en las que el kirchnerismo competía con listas enfrentadas, como Tierra del Fuego. Pierde en las provincias donde el peronismo era oficialismo provincial, como Formosa, pero también en las que el peronismo no ganaba desde hace 12 años, lo que desbarata el consuelo macrista de que en las provincias ganan los oficialismos. Bueno, no, en las provincias gana el peronismo unido o el peronismo dividido, como en San Luis. Es decir, la única constante es que nadie que vaya con la foto de macri, de vidal, de carrió, gana nada nunca. 


Y ahora encima ficharon a peceto, el mejor opositor, el que tiene la llave de una bancada que automáticamente lo repudia. En magistral jugada peceto logra unir al peronismo y al kirchnerismo en el senado, todos contra él, aunque todavía algunos preocupados siguen sosteniendo que peceto tiene la llave.

Pero le falta la puerta.

domingo, 16 de junio de 2019

Vuelve la luz y llega la música

La más maravillosa música  hoy a la medianoche en La otra.-radio


por Perla Neiman

La musica de New Orleans no es complemento sino esencia. Habita la calle en su desnudez más honesta. El festival es solo un cauce. El festival es New Orleans y en New Orleans soy libre. 

Hoy 12 de la noche en La otra.-radio, M 89,3, www.radiografica.org.ar

sábado, 15 de junio de 2019

Moral sexual y patrimonio

Decir de mujeres. Escritos entre psicoanálisis, política y feminismo

Corisca e il satiro, pintura de Artemisia Gentileschi

por Lidia Ferrari [1]

El orden jurídico respecto de estos delitos contra las mujeres está en relación estricta con un orden económico y político determinado. En los discursos moral y jurídico siempre hay algo que proviene de la organización económica de los bienes. En este caso se trata de la tutela del honor, pero que en el fondo apunta a la tutela al patrimonio [2]. Ya está presente en el derecho romano en la figura del Pater familias y la distribución de lugares en torno a una biopolítica que regula la organización sexual, en cuanto a derechos y obligaciones de hombres, mujeres y esclavos, y que imponía una moral sexual y política estrechamente unidas. Así decíamos en otro lugar sobre la circulación sexual y moral en la antigua Roma que “la preocupación por la potencia viril y la fecundidad no se derivaba de una inquietud de tipo narcisista del Pater Familias sino, sobre todo, de los intereses en juego en la economía familiar respecto de la posesión de bienes y propiedades" [3]. De la misma manera, la preocupación por la honestidad de las mujeres y la moral que le corresponde está basada en la preocupación de tutelar el patrimonio a fin de evitar matrimonios desiguales o dispersiones del patrimonio.

Durante siglos existirá la figura del delito “stupro simple”, o sea la relación sexual sin uso de la violencia y con el consenso de la mujer, sostenido en una moral en la que cualquier relación sexual fuera del matrimonio era condenable.

El caso judicial de Artemisia pertenece a la categoría de “stupro non violento qualificato dalla promesa di matrimonio” y era un tipo de casos frecuentes en los tribunales florentinos del Quinientos y Seiscientos. La seducción por promesa de casamiento constituye un agravante que puede dar lugar a penas más severas pero que no modifica la esencia del delito, que es la violación de la castidad de la mujer, como símbolo del honor familiar. Se trata de reparar el honor ofendido, pero en ningún momento es objeto de protección la voluntad de la mujer. En Italia, hasta 1981, el código penal permitía extinguir el delito de violencia carnal contrayendo matrimonio. Recién en 1996 el delito de violencia sexual en el Código italiano pasó de ser un delito contra la moral pública y buenas costumbres a ser un delito contra la persona.

En los términos actuales, el consentimiento de la mujer invalida el carácter de violación. Muchos de los argumentos recientes para devaluar la palabra femenina cuando denuncia acoso es sugerir su consentimiento o su aceptación, cuando no la seducción. La mujer debe demostrar que ha sido forzada. Eso también existía en la legislación que estamos tratando, pero el consentimiento de parte de la mujer por seducción del hombre no la hacía responsable de lo sucedido.

Su consenso a la relación sexual como fruto del engaño o la seducción supone que tampoco se trata de su voluntad, sino de una “caída” en la seducción que se ubica en la malicia del lado del hombre, mientras que del lado femenino se ubica la fragilidad y la vulnerabilidad [4].

Durante el proceso, Artemisia y Agostino son confrontados entre sí, y se someterá a Artemisia a tortura. La tortura se empleaba para obtener de la víctima una confesión, tomada como medio de prueba y al mismo tiempo como forma de expiar la culpa. Esto le permite a Artemisia lavar la infamia, pues bajo tortura declaró lo mismo que sin ella.

Si nosotros incluyéramos en el análisis de este caso la posibilidad de que Artemisia hubiera aceptado las relaciones posteriores a la violación siguiendo su deseo y voluntad y no sólo por la promesa de matrimonio, se filtraría una invalidación no sólo moral, sino que le haría perder el derecho al proceso. El problema es que así se procede en la actualidad. Cualquier rasgo que permita sospechar que hay algún deseo femenino puesto en juego provoca la inmediata sospecha sobre la honorabilidad femenina y sobre la validez de su reclamo. Provenimos de una historia en la cual que la mujer se involucre con sus deseos eróticos por fuera del marco legitimado por el poder - en cada época diferente- supone que deberá ser juzgada.

Es necesario pensar en lo que la seducción tiene de bifásico, lo cual no significa, como se quiere hacer creer, que entonces no hubo violación porque ella consentía. Como si las dos únicas lecturas fueran: Artemisia era una joven víctima pasivamente engañada o su reverso, una mujer deshonesta moralmente, como acusa Tassi en su defensa y, por lo tanto, de moral réproba y no sujeta a la tutela jurídica. Pareciera una coartada por la cual se le restituye a la mujer la actividad, es decir su lugar como sujeto deseante y con voluntad pero, al hacerlo, se la configura como culpable casi exclusiva de lo que le ocurre. Pareciera difícil en nuestra cultura ubicar a las mujeres por fuera de esos dos tipos bien estudiados por Freud en la configuración de la eroticidad masculina: la madre (santa) o la puta.

Como dice Ferraretto [5] la estrategia narrativa de los querellantes durante el proceso se adecuó al modelo elaborado por los juristas. Por eso son necesarios testigos no tanto del delito, sino de la buena reputación de Artemisia, pues debe demostrar que es una mujer honesta y engañada. A pesar de que parece haber quedado bien atrás este modo de concebir el lugar de la mujer en la circulación deseante de la sociedad, cuando se hace actual el problema relativo al ejercicio del poder (cualquiera fuese) para subordinar los deseos de las mujeres, no hay manera de no caer en esto que sería una especie de aporía para tratar el problema. Si se reconoce el deseo de la mujer en juego en las relaciones que establece, recae en calidad de mujer deshonesta y por eso causante de los males que padece. Si no se reconoce su deseo involucrado se convierte en víctima pasiva y no hay nada en ella que esté concernido en lo que le sucede.

La relación directa entre la falta de honorabilidad y la complicidad o la culpabilización de la víctima, es una línea que avanzará moral y judicialmente hasta nuestros días. En la década del ’70 en un examen oral para una materia de la carrera de abogacía de la UBA, un profesor hace una pregunta a su alumno sobre el tema violación. Saca una aguja y le pide al alumno que intente enhebrarla, pero mueve la aguja de tal forma que se torna imposible. Para este profesor era la prueba de que la mujer que no quería ser violada, no lo era.

NOTAS

[1] Fragmento del capítulo Psicoanálisis y feminismo. "Artemisia: ¿mujer artista o mujer violada?" del libro Decir de mujeres. Escritos entre psicoanálisis, política y feminismo. Este texto se ocupa de la artista Artemisia Gentileschi, italiana del siglo XVII y el proceso jurídico por violación llevado a cabo en Florencia, Italia, en 1611.

[2] La palabra patrimonio proviene del latín patrimonium que es el conjunto de bienes de familia cuya titularidad jurídica corresponde al jefe de la familia, por lo general el pater familias.

[3] Ferrari, Lidia. La diversión en la crueldad. Psicoanálisis de una pasión argentina. Buenos Aires, Letra Viva, 2016. Pag. 82.

[4] Anche in caso de consenso femminile –si dirá- non si tratta di una reale e libera adesione all’atto carnale, ma di una “caduta”, attribuibile alla malizia dell’uomo e alla naturale fragilitá femminile”. Ferraretto. Ob. Cit. Pag.  9. 

[5] “Questa estrategia narrativa che le querelanti adottano adeguandosi al modello elaborato dai giuristi, non riguarda solo dei momenti topici, quali il corteggiamento e la deflorazione, ma anche l’uso di un linguaggio appropriato”. Ferraretto. Ob. Cit. Pag.  14.

jueves, 13 de junio de 2019

El paisaje era en cierto modo diferente antes del huracán

Ilustración: Carmen Cuervo
En un pueblo rural podés escuchar que dicen
que es más tarde ahora
que lo que parecía ser el otro día
antes del huracán.

En un pueblo rural nada cambió demasiado
pero algunos árboles están caídos
y el paisaje era en cierto modo diferente
antes del huracán.

Pero las cosas serían iguales
ah, después del huracán.


En un pueblo rural podés escucharlos rezar
si una bomba cae
que el viento nunca venga para este lado
antes del huracán.

Pero, ah, las cosas serían iguales
ah, todo volando por el aire
después del huracán.

En un pueblo rural podés escuchar  que dicen
que es más tarde ahora
que lo que era el otro día
antes del huracán.