“El arte que no molesta, ¿cómo lo tendríamos que recibir? El arte que no clava un puñal… ¿Por qué no pensar que el arte tiene que hacer sangrar? Yo soy la hija de la lágrima, vos sos el hijo de la lágrima. Yo quiero eso; quiero molestar, quiero molestarme. Y quiero no estar conforme”.
Se reestrena Adiós Sui Generis, a cinco décadas de la noche decisiva en la carrera de Charly
Patologías Culturales, el podcast 👇
Medio siglo del estreno de una canción que cambió el rumbo del rock argentino. Nena, aka Eitileda (Sui Generis, Serú Girán). Se dice que Charly la compuso a fines de los años 70, a sus 17. Un remolino de efemérides. En este podcast de Patologías Culturales, Oscar Cuervo y Maxi Diomedi desentrañan minuciosamente los rincones más sugestivos y poco pensados de uno de los hitos de la música popular contemporánea.
Entre la versión de Sui Generis en 1975 y la de Serú Girán de 1978 hay un cambio muy sugestivo, que puede servir como clave para pensar la poética de Charly:
Quiero verte desnuda
el día que desfilen los cuerpos que han sido salvados
nena
sobre alguna autopista
que tenga infinitos carteles que nos den las gracias... (1975)
Quiero verte desnuda
el día que desfilen los cuerpos que han sido salvados
nena
sobre alguna autopista
que tenga infinitos carteles que no digan nada (1978)
Y de una forma lateral pero no menos decisivo, en nuestra conversación aparece el diálogo con la IA para construir un pensamiento sobre el arte y la historia.
Liliana Herrero presentó su nuevo disco en el Teatro Roma de Avellaneda
Al principio está la voz y la voz sale del cuerpo y la voz es el cuerpo. Sosteniendo el sentido de las palabras, la voz es de manera directa el cuerpo de la cantora, que un mismo movimiento trae hasta nuestros oídos desde el fondo de sus cavernas, sus mucosas y cartílagos, como si su misma piel tapizara la carne interior y la palabra cantada. La voz del cuerpo canta la lengua materna, lengua materia, lengua madre.
En apenas noventa minutos la voz de Liliana Herrero trabaja en las palabras, en los silencios y los cortes. En el aire del teatro Roma invoca a las otras voces: Char, Parodi, Yupanqui, Spinetta, García, Susy Shock, Mocchi, Carnota, González... Cabrera, Fandermole, el Cuchi, Leda, Cardozo, Hernández y el propio Fierro.
Canta:
me pongo aquí, aquí
me pongo aquí, aquí
aquí a cantar
al compás del pensamiento
pensamiento extraordinario
solitario, solitario el hombre
solitario
una pena
una pena desvelada al ave
una ave solitaria la vihuela
una pena desvelada la vihuela
refrescada la memoria consolada
desvelada, solitaria canta la vihuela
cantan santos milagrosos
canta santo entendimiento
ayuda, ayuda
dios a la vista, la lengua ruda
añuda, añuda a la pena
el hombre la ve
aquí a cantar
Cantar no hace de nadie parte de una conciencia única, los hace a todos mucho más libres saberse parte de una comunidad. El encuentro de las voces que enhebran un nosotros cada vez que cantamos, la voz y las voces, cada vez que cantan, parecidas a esos sapos que en la noche austera de los pantanos se llaman sin verse, doblegando con su grito de amor toda la fatalidad del universo. La voz se afinca en un aquí pero sale de sí, fuera de sí, fuera de lugar. No para retirarse, no para desertar, no, para salir al aire en la noche de los pantanos. Como esos sapos, la comunidad se hace cantando, atraviesa el tiempo, guarda la memoria y reaviva el aliento.