jueves, 18 de marzo de 2021

El boicot de Larreta y el peligro de Manaos

Peligros sanitarios: ¿quién le pone el cascabel al gato?

Tabla de muertos por millón de habitantes por país

GIBRALTAR 2.791

SAN MARINO 2.266

REPÚBLICA CHECA 2.229

BÉLGICA 1.944

ESLOVENIA 1.899

UK 1.847

MONTENEGRO 1.861

HUNGRIA 1.807

BOSNIA y HERZEGOVINA 1.737

ITALIA 1.712

BULGARIA 1.695 

USA 1.657

PORTUGAL 1.643

MACEDONIA DEL NORTE: 1.626

ESLOVAQUIA 1.600

ESPAÑA 1.556

MÉXICO 1.508

PERU 1.487

LIECHTENSTEIN 1.466

ANDORRA 1.461

FRANCIA 1.399

CROACIA 1.397

PANAMA 1.379

BRASIL 1.335

SUECIA 1.304

LITUANIA 1.272

POLONIA 1.270

COLOMBIA 1.200

ARGENTINA 1.192

Estas son cifras actualizadas a la fecha . Es una lista muy odiosa: cuenta la cantidad de muertos por Covid por millón de habitantes. Fríos números, muertos por millón, es decir: cada 1 es una tragedia. Todo puede cambiar, porque un fenómeno como esta pandemia no tiene un antecedente en la historia con qué compararse. Pero  que sirve para evaluar comparativamente la incidencia de la pandemia en nuestro páis y la relativa eficacia de la campaña sanitaria. Se dice que estos números son "datos duros". Esa visión cuantitavia no muestra todo lo que hay. Cada país tiene una situación política, económica, cultural e histórica diferente, que los números no alcanzan a expresar. Como puede apreciarse, en esta lista aparecen mezclados países muy grandes y muy chicos, ricos y pobres, con sistemas de salud en diversos estados de fortaleza y con gobiernos que encararon el problema de diversas maneras: coherentes, más o menos zigzagueantes, negacionistas o caóticos. El corte temporal al día de la fecha implica un sesgo porque hay países a los que la pandemia llegó antes que a otros. Hay países que ya entraron en la segunda ola de contagios y otros, como Brasil, cuya línea ascendente no parece tener freno. Algunos países, algunos estados de ciertos países sufrieron el colapso del sistema sanitario. 

La lista numérica es una foto instantánea pero el comportamiento de la pandemia, lo hemos aprendido, es imprevisible: nada asegura que estas tendencias se mantengan en las próximas semanas. Algunas cosas parecen seguras: los países gobernados por dementes negacionistas conocen catástrofes irreversibles. Los que no llegaron aún a esos extremos no tienen asegurado ningún final. En gran medida depende de esos factores difíciles o imposibles de medir en este cálculo: el comportamiento social, las disputas políticas, el activismo y el poder de los grupos antivacunas, la fortaleza del sistema sanitario, la situación socioeconómica previa, los ciclos estacionales, el acceso a las vacunas, la competencia comercial de los laboratorios y las luchas geopolíticas de los estados para acapararlas. 

Una variable más indeterminada radica en errores o aciertos contingentes que producen estados y sociedades. Un ejemplo de mucho peso en la actualidad: hoy hay países que están suspendiendo las clases presenciales, en otros recién se está volviendo a ellas: en Argentina hay un tironeo político que la hizo ingresar en una zona gris. El distrito más rico, la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, aceleró una vuelta a la presencialidad con protocolos que son incumplibles y esto antecede claramente a un ascenso de la curva: ¿hasta dónde la propia sociedad tolerará este ascenso? ¿quién pone la decisión cuando el apuro no va acompañado por los debidos cuidados y los números se disparan?

Otra cuestión: Argentina está rodeada de varios países que sufren ahora un severo aumento de casos, por lo que una decisión de seguir con las fronteras abiertas o cerrarlas puede cambiar el avance de la pandemia dramáticamente en pocas semanas. El caso más dramático es Brasil: la curva muestra el brutal incremento de casos de muertes en Brasil: ¿hasta cuándo se pueden seguir manteniendo nuestras fronteras abiertas con ese país sin que este desastre se derrame hacia nuestro territorio?

El cuadro es lo suficientemente alarmante como para que un grupo de científicos, académicos y referentes sociales pusieran a circular una carta dirigida a las autoridades nacionales para cerrar las fronteras. La lista de los firmantes está encabezada por Andrea Gamarnik, Ruth Rosenstein, Roberto Etchenique y Alberto Kornblihtt; Nora Cortiñas, Adolfo Pérez Esquivel, Adrián Paenza y Sergio Maldonado, entre otros:

Cierre transitorio de fronteras y control estricto del reingreso al país
Las y los abajo firmantes solicitamos a las máximas autoridades nacionales imponer el cierre de nuestras fronteras, en particular para personas provenientes de Brasil y el control estricto tanto de las fronteras con el resto de nuestros países vecinos como de los vuelos internacionales. Este control estricto debe incluir el cumplimiento de un confinamiento obligatorio por un lapso de 14 días para todos aquellos que reingresen a nuestro país, en hoteles o centros previamente asignados a esta tarea. Estas medidas deberían ser independientes de los estudios diagnósticos que los viajeros acrediten, atendiendo a que los mismos son incapaces de descartar la existencia de un proceso infeccioso incipiente. Evitar o al menos demorar la circulación comunitaria de la variante P1 en el país, mientras avanza la vacunación, podría significar salvar miles de vidas. [Para adherir, clickear acá]

En la coyuntura nacional opera una derecha feroz que desde hace meses trabaja para hacer fracasar la política sanitaria apostando a una catástrofe humanitaria con el único objetivo de dañar al gobierno. Está en la propia naturaleza de la derecha hacer política con la muerte. Una noticia de hace dos días: el gobierno de CABA clausuró el principal centro de atención de PAMI en la ciudad, el Hospital Español: es imposible separar este atropello de Larreta de su oscuro smanejo del plan vacunatorio. Larreta excluyó deliberadamente al PAMI de la primera fase del plan y privilegió a ciertas empresas de medicina prepaga en el reparto de vacunas que se consiguieron con los fondos públicos. Es parte de la matriz que Larreta aplica desde que maneja esta ciudad favorecer intereses privados en detrimento del estado. Si agregamos la devastación social y sanitaria que había dejado el macrismo pocos antes de la pandemia, el gobierno nacional se pasó el primer año de su mandato en un plan de reducción de daños con relativo éxito, como muestra la lista comparativa con que empieza esta nota. Eñ sistema sanitario pudo haber colapsado y eso se evitó. Pero las clases que apuestan a la masacre están muy activas, por lo que el resultado final es abierto

Como lo muestra la calusura intempestiva del Español, Larreta ya no encubre su boicot hacia la salud pública: en esto parece que la derecha no tiene halcones y palomas: son todos iguales. En los primeros meses de gobierno, Alberto Fernández intentó alinear la jurisdicción nacional, la porteña y la bonaerense en una estrategia común para sacar la pandemia de los tironeos de la llamada "grieta". Durante un tiempo, Larreta fingió que coordinaba sus políticas con las de toda la Nación, pero pronto empezó a boicotearlas, primero subrepticiamente y ahora de manera abierta. Los medios corporativos, que hoy vertebran la oposición política, le dan a Larreta una protección que encubre su desastrosa gestión de la ciudad más rica del país.

Por su estructura socioeconómica y su posición geográfica, CABA es además el distrito que irradia nuevas olas de contagios, como sucedió a fines del verano 2020 y empieza a verse ahora de nuevo. 

Este cuadro muestra, actualizado al 16 de marzo, el porcentaje de casos  de Covid por cada 100 mil habitantes en diversas regiones de Argentina. La línea amarilla es CABA, la celeste es Provincia de Buenos Aires. La verde es el resto del país, desagregado el AMBA. La roja es el total del país. En todos los casos se muestra un aumento desde principios de marzo hasta hoy. Pero la curva de CABA es la que sube de modo brutal y arrastra al resto. La curva porteña empieza a subir bruscamente el 4 de marzo, es decir: dos semanas después del inicio a las apuradas de las clases presenciales impuesto por Larreta y Acuña, con escuelas que, según confiesan  sus propios directores por lo bajo en reuniones con sus docentes, no pueden cumplir con los protocolos declamados por el larretismo. ¿Quién le pone el cascabel a este gato?

Rige por ahora una decisión política de Alberto Fernández por no hacer explícitas las notorias diferencias sanitarias con el larretismo, como si al presidente le costara despegarse de la foto incicial que rindió sus frutos en el lejano comienzo de la pandemia.


Hasta ahora el desempeño argentino durante la pandemia no ha sido malo. En un contexto internacional de escasez de vacunas, a pesar de las presiones negacionistas, el ritmo de vacunación pudo mantenerse en un nivel aceptable, pero el otoño se acerca. Una demora en el cierre de fronteras con Brasil puede tener repercusiones negativas muy rápidamente. Larreta ya no disimula su hostilidad. Alberto todavía no lo asume públicamente. Los márgenes para tomar decisiones se estrechan. Las curvas de mortalidad saltan abruptamente si un par de desaciertos se combinan .

En mayo del año pasado La otra planteaba este peligro: 

Larrata es el enemigo disfrazado de cordero y el instrumento para quebrar la democracia, si Alberto no le suelta la mano a tiempo. Fernández no solo se juega su presidencia en esto, sino el futuro del movimiento popular. Que no se haga el distraído porque la pagamos todos.

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