todos estamos igual

martes, 3 de diciembre de 2019

1949 / 2019: setenta años y siete días

La Constitución del 49 y lo que nos espera. La otra.-radio para escuchar en tres bloques:


Primer bloque: acá 
Segundo bloque: acá
Tercer bloque: acá

A medida que va acercándose el día de la asunción del gobierno popular y se agota el período de este régimen de despojo del patrimonio nacional y avasallamiento de los derechos humanos y sociales encarnado por el macrismo, y a pesar de que esta transición se hizo, a diferencia de lo que ocurre en otros países de nuestra convulsionada región, en términos de serena institucionalidad, la máquina de guerra mediático judicial ya está endureciendo los términos del enfrentamiento contra la soberanía popular. La declaración indagatoria de Cristina en Comodoro Py -un ejercicio de la defensa en juicio- hizo escalar la virulencia de la corporación mediática, mostrando su firme decisión de que desde el primer minuto del nuevo gobierno no habrá tregua.

La declaración de Cristina ante el tribunal del lawfare (tres horas y media mucho más interesantes que The Irishman y sin retoques digitales):



Lo que para nosotros durante 4 años fue la resistencia al régimen represivo y hambreador se va a volver, desde el primer día del nuevo gobierno, conjuntamente con nuestra fiesta por la vuelta, un estado de alerta en defensa de la democracia que está siendo asediada antes de empezar.

Cantábamos "vamos a volver" y volvemos. Y tenemos que volver mejores, lo que no significa más tibios ni obedientes, sino más astutos para responder a cada ataque contra el poder popular. La derecha tiene sangre en las manos, por la forma en que ejerció el poder en estos años. Y para colmo tiene la sangre en el ojo porque, con todos los fierros de su lado, les ganamos. Está claro que en esta fase que empieza su apuesta será hostigar al gobierno popular para borrar la memoria del desastre que fue el régimen saliente. Una de las claves de nuestro triunfo fue la unidad del campo popular. El quiebre de esa unidad será entonces uno de los blancos contra los que la máquina de guerra de las clases dominantes va a apuntar.

Las noches iniciales de este diciembre histórico son inusualmente bonitas y frescas para lo que suele ser a esta altura del año. Esta mezcla de alegría, ansiedad, esperanza y alerta por los ataques que ya van a venir nos infunde un ánimo que no se parece a ningún otro de los que hayamos sentido antes. Nuestro desafío es que el temperamento belicoso de la derecha democráticamente derrotada no contagie a nuestro propio proceder. Van a querer arrastrarnos a la pelea en el barro y se sabe que cuando un contendiente elije el escenario de la pelea, entonces corre con ventaja. El escenario de esta nueva fase de construcción del poder popular tenemos que tratar de preservarlo de la violencia que ellos lograron inyectar en nuestros países hermanos. Astutos y pacientes nos quiere este momento de la historia.

Por todo esto vale la pena pensarnos también fuera del imperio del instante, en los plazos más largos de la memoria popular. Ya que la derecha fracasó en elecciones evocando el latiguillo de los 70 años de peronismo, podemos tomar ese tópico para darlo vuelta. En 2019 se cumplieron exactamente 70 años de la promulgación de la Constitución del 49, esa gran desaparecida de la vida democrática cuyo sentido queda olvidado. ¿Qué es una Constitución? ¿Por qué la dictadura del 55 abolió la que se había promulgado en el 49? ¿Por qué, si tantas veces se dice que con el fin de la dictadura "se recuperó la democracia", la Constitución del 49 quedó eclipsada y, es su lugar, se restauró la que había diseñado el proyecto liberal de mediados del siglo xix?


Otra vez: ¿qué es una Constitución? 70 años después es un libro muy interesante editado hace pocos días, escrito por Jorge Cholvis, Cristina Campagna, Ana Zagari, Julio Azcurra y Horacio Fernández, que así recoje el guante del lugar común gorila de "los 70 años de fracasos": volviendo la mirada a eso que el gobierno peronista dio a luz hace justo 70 años: su Constitución. La educación cívica liberal nos acostumbró a pensar a la Constitución como un marco meramente jurídico que cristaliza el sentido de las instituciones y así se quiso borrar de nuestra memoria que una Constitución escrita es la expresión jurídico formal de la Constitución real de un pueblo, situada en un contexto de época singular, con un devenir que distribuyó las relaciones de poder de cierta forma y que se dispone a emprender un proyecto que programa la tarea por venir del pueblo. La concepción republicana-liberal que en nuestro país impusieron las clases dominantes quiso sacralizar las relaciones de fuerza que tenían vigencia en 1853 e instituirla como una estructura jurídica congelada e incuestionable. ¿Qué decía la Constitución de 1949, derogada de facto y nunca repuesta, ni siquiera cuando se levantó la proscripción del peronismo?

La cuestión a pensar no es si hay que hacer ya una Reforma Constitucional, sino lograr preguntarnos qué poder habla en una Constitución vigente, qué desacople existe entre la Constitución jurídica formal y la Constitución real del presente, qué tiene de inaceptable para el poder conservador de hoy aquella Constitución de hace 70 años. ¿Qué derechos populares se pierden, qué figura del Estado opera cuando se piensa la Constitución como un fetiche intangible, cuando no somos capaces de pensarla como la expresión resultante de una etapa del camino de un pueblo? ¿De qué manera somos dominados sin advertirlo por una voluntad de poder cuando se presenta como un deber ser suprahistórico algo que se constituyó en la historia? Si ni siquiera somos capaces de pensar en el ser de una Constitución, ¿cómo podríamos establecer una relación libre con nuestra historia? ¿Cómo podremos tomar en nuestras manos la tarea de un proyecto colectivo, si todos nuestros movimientos, el horizonte de lo posible, se concibe como tallado en la piedra indeleble de una Constitución?

Estas preguntas tienen algo filosófico pero también es necesario encararlas con perspectiva histórica, porque resulta que Argentina tuvo una Constitución dictada por la soberanía popular hace 70 años y derogada por un gobierno de facto 8 años después. Es decir: la Constitución jurídica que nos rige omite una voluntad soberana precedente. Pensar en la Constitución del 59 nos permite pensar relaciones de poder que se pretenden inalterables.

De este nudo entre el pasado, la Constitución del 49, el presente, 70 años después, este momento en el que aquella Constitución parece sustraída de nuestras posibilidades, y la inminencia del período democrático que estamos por empezar, se trató el programa del domingo pasado en La otra.-radio. Nos visitó una de las autoras de 70 años después, Cristina Campagna. En conversación con ella tratamos de percibir las distintas direcciones hacia las que el problema histórico de nuestras Constituciones, la real y la jurídica, se expande.

Entre canciones de amor, pequeños desvíos y conversaciones, preparándonos para volver, atravesamos la madrugada que va del domingo al lunes. Los tres tramos del programa:

Primer bloque: El fracaso político del macrismo y la espera del nuevo gobierno popular: clickear acá para descargarlo.

Segundo bloque: una intervalo, el reciente Festival de Cine de Mar del Plata: clickear acá.

Tercer bloque: lo que la derogación persistente de la Constitución del 1949 quiere dejar atrás y nuestra tarea pendiente, clickear acá.

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