Edgardo Castro en La otra.-radio, para escuchar clickeando acá:
Primera parte
Segunda parte
Primera parte
Segunda parte
- Todos tenemos una familia -nos decía Edgardo Castro la otra noche en La otra, después de presentar su segundo largo, Familia- y las dinámicas familiares son hermosas y también pueden terminar siendo muy tremendas y para mí Familia tiene que ver con eso. La verdad es que no me importa que vos te vayas a tu casa pensando.en mi familia. Si la película funciona, es que al otro día te levantás pensando en tu familia. Son los vínculos de amor que yo empecé a investigar con La noche, cómo los seres humanos nos podemos relacionar con nuestra propia soledad, en este caso con los vínculos más primarios, tu mamá, tu papá, tus hermanos, y así te podés constituir como persona. Somos lo que somos en relación con ellos. Familia no es un documental, como dijo algún pelotudo -no, "pelotudo" es una palabra que no quiero usar, mejor digo "con algún crítico pavote"-, "es una película convencional y es un documental". Le digo al pavote: "Che, no entendiste nada". Generar ficción en este momento del país es muy difícil. Yo soy un actor ante todo, un actor que genera ficción en el cine argentino.
- Cuando Oscar dice -pregunta Maxi Diomedi- que da la impresión de que el mismo personaje de La noche agarra el auto y se va a Comodoro Rivadavia, ¿hay algo de eso?
- Sí. Mirá, en un momento con Mariano Llinás -porque El Pampero es la casa productora que acompaña mis películas y me apoya para que yo pueda ser lo que soy- le digo: "Che, los periodistas me van a preguntar si es el mismo personaje, ¿qué contesto?". Él me hace un par de preguntas y me dice: "Bueno, no digas ni que sí ni que no". Y para mí esa estupidez que me dice él cobra mucho sentido, es una película que me llevó 3, 4 años hacerla y siempre esa cuestión estuvo muy presente. Y digo: "Sí, es y no es ese mismo personaje". Pero hay algo que tiene que ver con el proceso creativo en el hecho de usar el mismo personaje de la ficción que lleva adelante una película y decir que lo viste antes en La noche, en ese derrotero de sexo, de promiscuidad, de drogas, y ahora lo ves viajando a una ciudad a 2000 kilómetros de la Capital, como es Comodoro Rivadavia. Y sí, es y no es.
- Claro -acoto-. Hay un camino de cada espectador, que completa los puntos suspensivos entre una y otra película, más allá de la intención del autor. Y a mí se me ocurre que es el mismo que al principio se está cortando el pelo después quizás de una noche agitada y está preparándose para viajar. Hay un primer flash que me sobrevino en la parada de la ruta, en el encuentro con el perro, que es para mí es la escena de este BAFICI. De los BAFICI yo siempre me llevo una escena, unos minutos que quedan en mí. Alguna vez fue una de Tsai Ming-liang, otra fue de Perrone. Y este año esa escena en silencio en compañía con el perro me resultó tan amorosa...
- Hermoso lo que decís -me interrumpe Castro-, porque a la hora de hacerla, no solo de dirigirla sino de actuarla, cuando la llevamos a cabo en un parador de Río Colorado, a mí me conectó con algo de lo que estás diciendo y dije: "Che, yo estoy sintiendo que hay algo hermoso acá". El perro se me acercó solo y empecé a improvisar con él. Y de repente tuvimos una relación que me llevó a sentir: "No estoy solo". Hay un perro, como en La noche decís "Hay un travesti que me puede acompañar". Ahora hay un perro. Cualquiera puede decir: "Este es un facho hijo de puta comparando". Pero, digo, somos seres vivos que conectamos.
- En silencio, comparten un pedazo de comida, él se te arrima y se produce una corriente que los atraviesa y atraviesa el plano.
- Y compartir la soledad que tenemos, seas un perro o una persona.
- Un perro de la ruta, ahí en la noche. Y vos sos otro perro de la ruta ahí en la noche.
- Ese perro tiene que ver con las putas, los taxi-boys, los trans, los chorros que están en La noche, que no creen en nada y que para llevar adelante esa película tenían que creer en mí y en lo que íbamos a hacer. Es lo mismo. Es un perro de un parador en la ruta que puede estar con cualquiera, todo el tiempo, y entonces se armó algo que tiene que ver con otra cosa: hay algo, el mundo no está perdido.
- Un momento de lo real que aparece y el cine está ubicado justo para captarlo.
- Sí, para mí el cine tiene que ver con eso, con la capacidad de los que pueden generar ficción y captar esos momentos. Eso es lo que me interesa del cine, es lo más difícil. Soy actor y hago películas de otros, genero ficción todo el tiempo. Entonces mi responsabilidad tiene que ver con generar la verdad. Y el perro es eso: "Che, apareció esto, qué hacemos: ¿lo tomamos o nos hacemos los boludos?".
- Cuando hace tres años apareciste en el cine con La noche ganaste la competencia internacional del BAFICI. La película produjo una gran conmoción que ahora, viéndola en perspectiva y con la recepción que tuvo Familia, me lleva a pensar que aquella conmoción fue por motivos equivocados, que no la entendieron bien.
- No es que son motivos equivocados, sino que digo: "qué pavotes son los críticos, qué pavotes los periodistas". Vivimos en un momento en el que hay que pensar, hay que ver y sentir". Una película es una cosa muy compleja, no sé, yo no estudié cine, soy un actor, hago películas de otros donde me pagan plata para producir mis películas. El hacer cine me da una paz en el mundo que no tengo en otros lugares.
- Cuando vi que algunos críticos que decían que en Familia hay un giro en Edgardo Castro que, después de La noche vuelve hacia algo más convencional, me puse a pensar. Muchas veces esos errores de otros te ayudan a pensar que hay algo que está fallando. Entonces encontré que hay una idea del cine que las une, a pesar de que los espacios y las situaciones que mostrás en las dos películas sean tan diferentes. Encontré escenas puente entre las dos películas -como la del perro-, pero sobre todo una idea del cine...
- Y una idea de la vida, de cómo llevás adelante el deseo. Ahora estamos hablando de cine, pero para mí es mucho más complejo. Cuando les digo "pavotes" me refiero a eso: son procesos creativos. Para mí es un trabajo enorme en un momento de Argentina donde el sistema político y social hace que estas cosas se mueran. Poder producir con independencia es una cosa importante hoy en este país. Nos olvidamos de hablar de poner el deseo por delante. Necesitamos de esto para no morir. Si no, todo está atravesado por la muerte. Vos hablaste del BAFICI, yo no quiero hablar del BAFICI, de ciertas plataformas, pero sí quiero hablar de la muerte, de cómo la muerte nos está atravesando a los argentinos. Yo no quiero estar conectado con la muerte. La noche no está conectada con la muerte, sino con la ternura y con la esperanza que podemos tener las personas en este país. Y Familia es seguir investigando lo mismo.
Castro vino acompañado por Flor Viton, que él presenta como la artista que lo ayuda a construir sus personajes, mientras la propia Flor se define como "la hermana de Edgard en Buenos Aires". En la conversación también nos enteramos de que el actor y cineasta tiene en un proceso muy avanzado su tercer largometraje, Las ranas, y que esta misma semana anduvo por Suiza para recibir un premio en el festival Visions du Réel que impulsa la postproducción de la nueva película.
También se metió en nuestra conversación Martín Farina, que en este BAFICI presentó su notable cortometraje El brazo del Whatsapp, en el que sigue explorando el retrato colectivo, como hizo en el corto del año pasado, El liberado, y antes en Fulboy. Ni él sabe muy bien de dónde sacó esta propensión para registrar a grupos numerosos en sus interacciones múltiples, en apariencia algo caóticas, pero se puede decir que por ella se ha convertido en un especialista que ya supera por su originalidad formal y su riqueza de sentidos los muy logrados retratos individuales por los que se hizo más conocido. Si Martín persiste en este tipo de exploración, estará conquistando una posición muy singular en el cine actual.
Y con Maxi Diomedi anduvimos recorriendo otro capítulo de su saga Otoño con Lou Reed. Y también con Maxi estuvimos hablando de dos gemas , cuándo no, desapercibidas de este BAFICI, que estuvieron entre lo mejor de una programación muy devaluada: Espero tua (re)volta y Bamboo dogs, que merecerán post aparte.
Todo esto se escucha acá: Primera parte / Segunda parte.
Castro vino acompañado por Flor Viton, que él presenta como la artista que lo ayuda a construir sus personajes, mientras la propia Flor se define como "la hermana de Edgard en Buenos Aires". En la conversación también nos enteramos de que el actor y cineasta tiene en un proceso muy avanzado su tercer largometraje, Las ranas, y que esta misma semana anduvo por Suiza para recibir un premio en el festival Visions du Réel que impulsa la postproducción de la nueva película.
También se metió en nuestra conversación Martín Farina, que en este BAFICI presentó su notable cortometraje El brazo del Whatsapp, en el que sigue explorando el retrato colectivo, como hizo en el corto del año pasado, El liberado, y antes en Fulboy. Ni él sabe muy bien de dónde sacó esta propensión para registrar a grupos numerosos en sus interacciones múltiples, en apariencia algo caóticas, pero se puede decir que por ella se ha convertido en un especialista que ya supera por su originalidad formal y su riqueza de sentidos los muy logrados retratos individuales por los que se hizo más conocido. Si Martín persiste en este tipo de exploración, estará conquistando una posición muy singular en el cine actual.
Y con Maxi Diomedi anduvimos recorriendo otro capítulo de su saga Otoño con Lou Reed. Y también con Maxi estuvimos hablando de dos gemas , cuándo no, desapercibidas de este BAFICI, que estuvieron entre lo mejor de una programación muy devaluada: Espero tua (re)volta y Bamboo dogs, que merecerán post aparte.
Todo esto se escucha acá: Primera parte / Segunda parte.
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