martes, 9 de abril de 2019

"No vimos porque no quisimos ver"

La otra.-radio del domingo pasado, para escuchar clickeando acá 




"No vimos porque no quisimos ver" le dijo a la revista Playboy Albert Speer, el arquitecto de Hitler. Se refería al mecanismo de negación de la percepción de lo atroz evidente: en este caso el crecimiento de una masacre horrible a la que Speer, desde una posición esteticista profesional, colaboraba con los verdugos sin capacidad para empatizar con las víctimas. Es una gran frase como disparador ante la perplejidad que nos produce que en algunas ocasiones los seres humanos se insensibilicen ante el daño que hacen o consienten. 

Cualquier apelación a los ejemplos del genocidio nazi suele empastar las discusiones. Cuando Michael Jackson durante años mostraba ante el mundo  sus curiosas conductas  con los niños de los que se rodeaba y por otro lado trascendían acusaciones de abuso sexual en su contra, durante varias décadas -no por un rato-, la prensa, el show business y el "público" se dejó caer por una pendiente perceptiva resbalosa. Porque o bien se trataba de una curiosa excentricidad de un artista notable o bien de un sistema montado para abusar de los chicos ante la distracción de un gran número de personas. Varios años después de su muerte, una película producida por la misma industria que nunca deja ocasión para facturar pone el caso de nuevo sobre el tapete. De las muchas aristas que tiene este caso, uno de vigencia no menor es el de los filtros de la percepción colectiva que llevan a veces a mirar para otro lado y en otras ocasiones a expresar una indignación pública sobreactuada. ¿Se podría aplicar la frase de Speer en este caso? Y algo más: una vez que tomamos nota de los posibles delitos cometidos por el artista, ¿qué hacemos con su obra? ¿Escuchamos notables canciones como "Smooth criminal" o "Bad" disfrutando su belleza o cargamos nuestra experiencia con una información extra-artística?

La analogía es una forma de inferencia que permite a veces reconocer estructuras similares en fenómenos distantes. A veces, la analogía tomada al pie de la letra lleva a mezclar asuntos no equiparables. Se sabe que en los excesos analógicos hay una propensión a las falacias. Por ejemplo, existe la tentación de aplicar la frase de Albert Speer a un amplio sector de la población que en Argentina volvió a votar neoliberalismo luego de haber pagado muy caro una decisión política anterior, por analogía con la distracción de Speer o del contexto en el que actuaba Michael Jackson: Los que creyeron que macri iba a mejorar nuestras perspectivas de vida, los que todavía le creen, ¿no vieron porque no quisieron ver? ¿o hay dimensiones de la cuestión política que, tomadas así, quedan afuera? Es un fenómeno político de explicación compleja, que no convendría reducir a una sola causa de índole psicologista. En esa estamos metidos todavía los argentinos y dentro de pocos meses se verá cómo sorteamos el abismo de este ver y no ver en el que estamos metidos. ¿Se puede establecer en este caso la misma analogía? ¿Por qué las víctimas de las políticas macristas pueden no percibir el daño que se ocasionan?

La primera parte de La otra.-radio del domingo pasado nos llevó a chapotear en las aguas turbias de la analogía. El resultado de la conversación lo pueden escuchar acá. Todo esto atravesado por las magníficas canciones de Michael.

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