jueves, 24 de julio de 2008
Que nadie te toque
Este domingo a la medianoche en La otra.- radio (FM La Tribu, 88.7, www.fmlatribu.com, pensamos en la sexualidad infantil.
"Forma parte del discurso pedagógico en vigencia una insistente mirada sobre el cuidado del propio cuerpo, referido especialmente a la preservación de la propia intimidad. (...) Si el mundo se ha vuelto amenazante, entonces el otro se converte en un peligro que acecha continuamente. Por tanto, debemos aprender cuanto antes a resguardar nuestra intimidad. Pero la intimidad no es algo con lo que ya nos encontramos al nacer. La intimidad se construye, y precisamente en la relación con los otros durante la infancia. (...)
"¿Qué sucede con la sexualidad en esta encrucijada? La sexualidad, si bien es algo propio, no se construye en soledad sino que necesita para su desarrollo del contacto con el otro humano. Y más aún, la conciencia de la sexualidad como espacio íntimo es una construcción que requiere tiempo, se trata de una adquisición más cercana a la adultez que a la infancia.
"El temor al abuso sexual puede llevarnos a cierta desafectivización de algunas prácticas que para los chicos son necesarias en su carácter precisamente afectivo. Un ejemplo de ello tenemos en muchos jardines maternales, donde los bebés tienen que esperar a que lleguen sus padres para cambiarles los pañales, porque existe la prohibición explícita de que lo hagan sus docentes, previniendo de esta manera situaciones o acusaciones por abuso sexual. Lo mismo ocurre con los chicos de dos años cuando están comenzando el aprendizaje del control de esfínteres; muchas veces necesitan ayuda corporal que un docente no puede ofrecer (se lo considera un modo de cuidadr a ese niño frente al riesgo de ser abusado). Este es un problema muy serio que nos lleva a pensar de qué maneras podemos prevenir el abuso sexual sin cercenar ni deteriorar el espacio de contacto físico necesario para cuidar y subjetivar a un niño. Nos produce cierta inquietud, por ejemplo, el sentido y tramitación que encontrará la frase presuntamente preventiva "que nadie te toque” en un niño pequeño, que necesita justamente del contacto corporal para crecer y desarrollarse saludablemente, que necesita confiar en el mundo. (...)
"En las palabras de Ignacio Lewkowicz, podríamos hablar de un desfondamiento de la infancia, es decir, de un agotamiento de los discursos que hasta hoy producían los modos de ser y de hacer de los niños y sus relaciones con los adultos. (...) Al mismo tiempo, la situación habla del desfondamiento de la adultez como etapa en la que es posible establecerse como guía respecto de los más chicos. El desfondamiento de la infancia implica también el desfondamiento de la figura del adulto. La infancia se instituye, en el mundo moderno, como carencia respecto del universo adulto. Por tanto, se supone que alguien es adulto cuando está “hecho” y puede erigirse como modelo para los que no se han formado aún.
"La situación, en rigor, muestra ese doble desfondamiento: estamos tan perdidos los chicos como los padres y los maestros. Lo que sucede provoca sorpresa y perplejidad. La angustia de la maestra refleja su sorpresa frente a lo que hacen los chicos, pero también frente a la respuesta de los padres. Los adultos miramos atónitos a los niños. Y muchas veces, los miramos como desde afuera de la situación: “¿qué hago con mi hijo?”, “¿qué hago con mis alumnos?” o “¿qué hago con este paciente que no entra en las estructuras aprendidas'”.
"A veces tenemos la sensación de que los chicos pasan de las manos de los padres a la de los maestros como una pelota que quema. La escuela pregunta dónde está la familia y la familia dónde está la escuela. Quizá en estas preguntas se halla lo más difícil de la situación: familia y escuela están diluyéndose en el fluido mundo contemporáneo. Estas preguntas muestran que en rigor aquello que suponemos que está, ya no está."
(Fragmentos del libro La sexualidad y los niños, de Elina Aguirre, Miguel Burkart Nöe, Adriana Fernández, Adrán Gaspari y Carolina Haftel).
El domingo vienen a la radio los autores de este libro. Las canciones, las pone Albert Pla.
Soñadores
Hay una escuela perdida en medio del Montseny,
donde sólo estudian los nenes,
donde sólo estudian los nenes que sueñan despiertos.
Es la escuela de los soñadores, es la escuela de los soñadores,
donde sólo estudian los nenes que sueñan despiertos.
Y Joan que soñaba que su cama tenía alas,
y a media noche despegaba y volaba y volaba y volaba.
Y la Lidia soñaba que su novio era un lobo
y se pasaba las noches enteras aullando bajo la luna llena.
Así lo hacia…
Aúuuuu…
Aúuuuu…
Y la Fina soñaba que respiraba bajo el agua,
y nunca se ahogaba y se hacía unos pendientes con perlas marinas...
¡ah!, y además era íntima amiga de los delfines y los tiburones y las gambas.
Y la Martha que soñaba que la tierra era cuadrada,
y se iba a pasar las vacaciones a otra galaxia.
Y el Fidel que soñaba que le pegaba una pedrada al rey de España.
Y el Gerard que soñaba que era un gato, que soñaba que era Gerard que soñaba.
Y la Joana soñaba que su padre nunca le pegaba.
Y la Roser que soñaba que su madre nunca la reñía.
Y la Cristina que se iba poco a poco a la China, y hablaba chino…
(…)
Y el Albert que soñaba y soñaba y soñaba y soñaba y soñaba,
y de tanto que soñaba nunca se despertaba,
y a la escuela, claro, nunca se presentaba,
pero la maestra nunca le ponía una falta y siempre le aprobaba.
Porque el Albert, estudiar, no estudiaba,
pero soñar, caray, sí soñaba.
caray con esa señorita, qué simpática que era,
que soñaba que era una mocosa y cantaba como una gitanilla,
en las noches de luna llena.
Lailo lailo lailo lolay
Lailo lailo lailo lolay
Hay una escuela perdida en medio del Montseny,
donde sólo estudian los nenes
donde solo estudian los nenes que sueñan despiertos.
Y el Ramón que soñaba cosas tan extrañas,
que es imposible explicarlas.
Y en fin, sobre las cosas que soñaba la Laura,
es mejor no saberlas.
Y es que hasta el conserje pintaba escuelas sin murallas,
ni clases, ni rejas, ni maestros, ni tonterías de estas.
En unas ventanas abiertas por donde hacían carreras,
los sueños de los nenes y las nenas.
Y mientras tanto la Fina nadaba con sirenas.
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7 comentarios:
La única manera que conozco de ayudarlos y alentarlos a construir su identidad en una relación es respetarlos en su "otredad". Los niños como seres independientes de sus padres, y de los mandatos y deseos del otro. Los niños con derecho a percibir, construir y exigir sus propios límites.
La pregunta sería ¿cómo regular la tremenda descarga libidinal de hijos a padres, de padres a hijos, de extraños a hijos, de la tele a los chicos? ¿Es posible fundar un estatuto de conductas frente a la sexualidad infantil... cómo deletrear a priori los límites de una relación entre dos seres humanos?
La escuela habla como institución. El principal objetivo de las instituciones es defenderse a sí mismas; son un correlato burocrático de la existencia. El "maestro" puede hacerse todas las preguntas que quiera, pero siempre que no olvide que no es inocente; que es un agente de esta institución.
Escuela y la familia se tiran la pelota mutuamente, mientras los niñitos miran la tele.
Este fragmento del libro da en el clavo cuando identifica como lo más difícil de la situación que: "fAMILIA Y ESCUELA, ESTÁNDILUYÉNDOSE EN EL FLUIDO MUNDO CONTEMPORÁNEO"
alUSIÓN AL MUNDO Y EL AMOR LÍQUIDO.
Ninguna idea tiene tiempo de sedimentar porque ya se licuó, sin que se produzca sedimentación alguna.
Lo venimos observando en todo orden de cosas. Va a estar bueno.
Martha
Este fragmento del libro da en el clavo cuando identifica como lo más difícil de la situación que: "fAMILIA Y ESCUELA, ESTÁNDILUYÉNDOSE EN EL FLUIDO MUNDO CONTEMPORÁNEO"
alUSIÓN AL MUNDO Y EL AMOR LÍQUIDO.
Ninguna idea tiene tiempo de sedimentar porque ya se licuó, sin que se produzca sedimentación alguna.
Lo venimos observando en todo orden de cosas. Va a estar bueno.
Martha
Las instituciones se diluyen, pero el poder y la autoridad que detentan va a parar a otras arenas. Más que la metáfora dilución acuática me inclino por la dinámica de un desierto de dunas móviles.
La palabra "fluido" me hizo asociar con la problemática de la moderna sociedad líquida, a la que alude en sus libros, el sociólogo contemporáneo ZIGMUNT BAUMAN. Aunque no estoy segura de que se basen en sus teorías.
Habrá que escuhcar y no aventurar demasiado por el momento.
Sí, Bauman es un muchacho muy líquido. Está chorreando con la saga de sus libros.
(pero no seamos tan malos, hay que leerlo más detenidamente, es verdad)
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