jueves, 31 de julio de 2008

Cine en La Tribu: Síndromes y un siglo


Este domingo a las 19:00 en el ciclo de cine en La Tribu, Lambaré 873, vamos a proyectar el último film de uno de los más notables directores de la actualidad, el tailandés Apichatpong Weerasethakul: se trata de Syndromes and a century.

La Otra tuvo el privilegio de obtener una entrevista exclusiva con Apichatpong, cuando nuestro colaborador, el cineasta y productor Pablo Ratto, viajó al Festival de Yamagata en Japón, a presentar M, la película dirigida por Nicolás Prividera que él produjo. A continuación algunos fragmentos de la entrevista:

Por Pablo Ratto:

(...) Cuando la lejanía con Japón y la falta de medios hacía peligrar la posibilidad de estar allí acompañando a la película, llega un mail del festival, anunciando la conformación del jurado. Y entre ellos, además de Pedro Costa, estaba Apichatpong Weerasethakul. El cineasta al que le debo el quiebre de mi carrera, el que me terminó de convencer de que había un espacio para defender otra forma de contar en el cine, de transmitir emoción y vida. Llegar a Yamagata se transformó en el objetivo de todos mis esfuerzos, para estar con Apichatpong, darle la mano y quizá charlar un poco.

En la jornada de cierre del festival de Yamagata se proyecta Síndromes and a Century. Mientras espero para ingresar a la sala me pregunto si Apitchatpong irá a presentar o no su película. Sería, para mí, un broche de oro. Pero parece difícil. La noche anterior el jurado ha deliberado durante ¡5 horas!, por lo que no tengo demasiadas esperanzas de verlo a las 10 de la mañana de este sábado. Mientras entro a la sala, pienso cómo enfrentarme a la desilusión. ¿Debo hacer como si nada? ¿Contentarme por volver a ver Síndromes... en inmejorables condiciones técnicas y rodeado de 650 japoneses madrugadores?

Pero ninguno de estos consuelos hacen falta: Api está sentado en la primer fila. Al verme entrar me sonríe, con esa mezcla de serenidad y timidez que aprendí a reconocerle en estos 8 días, y me saluda con su mano. Lo que sigue es la conversación que mantuvo con el público luego de la proyección y la continuación de la misma que mantuvimos a la salida, ya en un tono mas íntimo:

- En los títulos de crédito de Síndromes..., aparece la leyenda: “los personajes retratados son ficticios, cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia”, lo que me lleva a preguntar por la ´distinción entre lo documental y lo ficcional en tus películas.
- En mi concepto, aun cuando se trate de un documental, esa separación entre lo real y lo ficticio no existe. Aun en esta sala, cada uno de ustedes percibe las cosas, las que conforman su “realidad”, de forma diferente. Lo mismo pasa con la percepción del tiempo. La gente tiene diferentes percepciones del tiempo, aun estando en el mismo momento y el mismo espacio. Cuando hago películas, apunto a representar esta idea de la vida. Dejame dar un ejemplo: fuiste a la playa con tu amante y ahora recordás ese evento; durante el tiempo en que lo estás recordando sos feliz, por lo que te gusta que esa escena sea muy larga. Tu mente es como una cámara y quizás hacés un acercamiento hacia su cara. Pero también podría ser que quieras mantenerte alejado y recordar solamente la playa, el mar, las olas rompiendo en una especie de plano general y no a tu amante. Las películas lo hacen de la misma forma en que opera el cerebro. Síndromes... va para todos lados, salta de acá para allá, justamente porque traté de imitar el funcionamiento de la mente cuando recordamos.

- En Tropical Malady y en Syndromes and a Century algunos de los personajes principales son soldados. ¿Porqué esa presencia de soldados en tus películas?
- Mi padre estaba en el ejército. Mis padres se conocieron en esa entrevista médica que yo represento en Syndromes. En Tropical Malady es distinto, allí me refiero más al concepto del uniforme. En Tailandia toda la vida social, no sólo el gobierno, está regido por los militares. El gobierno es una dictadura militar. Pero el tener como personaje a un soldado que exhiba su lado femenino era muy importante, porque siempre se pretende que los soldados jueguen el rol del macho. Además, para la cultura gay el soldado y el uniforme son el máximo deseo.

- Quisiera saber algo de la escritura del guión de tus películas. ¿Por dónde empezás?
- Con ideas. En Syndromes... me basé en charlas que tuve con mis padres. Mi padre murió antes de comenzar el proyecto, pero yo había grabado esas charlas. Pero después lo cambié, porque finalmente la película no es sobre la vida de ellos, sino sobre las impresiones que yo tengo de sus vidas. Algunas situaciones de la película están ocurriendo en 2006, otras ocurren en algún punto impreciso, en relación a lo que yo escuché de mis padres. En realidad, el film es una colaboración entre nosotros tres. Pero no sé si es real o no.

- Vos usás muchas veces un tipo de toma largas y fijas…
- ¡No tan largas!

- Ok, no tan largas, pero sí fijas, en plano general. Y los actores no están en primer plano y aún así tienen un sentido casi perfecto del tiempo de la escena. Puede ser que hablen o se miren entre ellos, hacen algún ligero movimiento y esperan por algo que aparentemente está por ocurrir. ¿Trabajás mucho con ellos para lograr ese timming?
- En realidad no tenemos mucho tiempo antes de la filmación, pasamos algún tiempo juntos, aunque no mucho. Pero una vez que empezamos a filmar, hacemos muchas tomas. En la escena del sótano del hospital, que es bastante larga, la cámara se desplaza hacia atrás y va descubriendo a los personajes sentados alrededor de una mesa, hasta que finalmente la mujer que está en primer lugar gira su cabeza y mira a cámara. Ese plano llevó 17 tomas, varios miles de metros de película. Usualmente la primera toma es más fresca, pero no perfecta. No es que yo busque la perfección, pero siempre voy a querer una más.



- Escuché que Síndromes… fue censurada en Tailandia y que no la pudiste estrenar allí.
- Sí, así es. El problema es que es la primera película que se quiso estrenar en forma independiente. Hasta ahora, sólo se estrenaban las películas de los estudios. Tailandia es un país muy corrupto, y a veces, para funcionar dentro del sistema, tenés que darle plata a alguien por debajo de la mesa . Cuando la enviamos al comité de censura, nos quisieron pegar una patada en el culo y sacarnos del sistema. A mí me pidieron que cortara cuatro escenas. Por ejemplo, la del monje tocando la guitarra. Trajeron una comisión de monjes para que buscaran “fallas”. Lo mismo hicieron con un consejo de médicos, que luego de verla opinaron que no era correcto que la gente se besara o que bebieran en su lugar de trabajo. Me amenazaron con estrategias legales y yo les dije que me hicieran juicio si querían. Yo traté de hacerlos entrar en razón, pero ellos ven a mi película como un veneno. No podés hacer un film político, ni tocar temas relacionados con la religión. Las películas significan una amenaza. Pero para mí, ese es el sentido de la democracia, por eso hay que seguir intentándolo.

(La entrevista completa en revista La Otra n° 17.)

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