todos estamos igual

jueves, 18 de diciembre de 2008

El grosso del año


Por Oscar Alberto Cuervo

“Quiero decir: al papel de la cancillería de Caputo -esto mucha gente no lo recuerda, o hace que no lo recuerda, o algunos no lo saben- en el triunfo argentino en muchos festivales la gente no lo reconoció lo suficiente. Ahí hay una relación importante, se fueron sentando ciertas bases para que se diera este fenómeno. Es cierto que hace eclosión 10, 15 años después, pero yo no sé si habrían aparecido estos pibes sin escuelas de cine. Yo creo que ahí hay tres variantes: la Universidad del Cine, el Bafici y El Amante. Yo creo que ése es el pilar del Nuevo Cine Argentino”.
¿Pardon?
¿Leí bien?
¿Dijo Caputo?
¿Dijo Nuevo Cine Argentino, así Con Todas Mayúsculas? (no, claro, no habló con mayúsculas, eso es mérito exclusivo del Editor de la Nota).
¿Dijo estos pibes?
Empecemos por dónde. En estas semanas muchos se han lanzado con júbilo a escribir la historia de los 25 años de la democracia. Se ha hablado mucho de Alfonsín, entonces. O sea: la cara oficial de los 25 años de la democracia es Raúl Ricardo Alfonsín. Aparte el viejo no está bien, pobre, y todos especulan con su próxima muerte, parece que ya no puede joder demasiado. Entonces pongámoslo como la cara de los 25 años de la democracia. Esteban Schmidt en su blog se congratula de que Alfonso haya ganado aquel domingo de octubre del 83 y especula qué hubiera pasado de ganar Italo Argentino Luder: todo mal.
Bien, empecemos a escribir la historia entonces. Llega el capítulo del cine argentino. Entonces hablar del Nuevo Cine Argentino. ¿Y quién es el Alfonsín del Nuevo Cine Argentino? Manuel Antín, claro, qué otro: el fundador de la FUC. Porque el Nuevo Cine Argentino se gestó en la FUC:
“Manuel Antín es quizás el protagonista que mejor incidió en el devenir cinematográfico en estos 25 años de democracia, por lo que pudo y no pudo hacer como director del Instituto Nacional de Cinematografía y luego como fundador de la casa de estudios donde se educaron gran parte de los mejores directores de estos últimos años. Hablamos con alguien que supo cambiar la historia”.
Por si no queda claro, lo que se está escribiendo es la Historia.
Entonces lo tenemos a Alfonsín, a Antín (qué lindo suena todo) y nuestro personaje de la primera frase de este post pone entre ellos al canciller Caputo, a quien el Nuevo Cine Argentino y todos nosotros, para qué negarlo, tantos triunfos le debemos. Y no nos olvidemos de estos pibes, los que se educaron en la casa de estudios.
Así que los tres pilares: la FUC, El Amante y el Bafici. Sobrevolando la escena, Caputo, velando desde arriba.

¿Dónde salieron publicadas las dos frases citadas. A ver: ¿en Sight and Sound? ¿En Cahiers? ¿En Paparazzi?
No: en El Amante.
Ah.
Quién es el o la que dice lo de Caputo, la FUC, El Amante y el Bafici: ¿Esteban Schmidt?
No, frío.
¿Leonardo Favio?
No, frío, frío.
¿Jonatathan Rosenbaum?
¡Helado!
¿Susan Sontag?
No, ya murió, estúpido, pero le anda cerca.
Hmmm... ¿Beatriz Sarlo?
No, ¡caliente!
Ah, ya sé: ¿lo dijo Godard?
Tibio, tibio... Lo dijo algo así como el Godard argentino, el Susan Sontag pelado, el Beatriz Sarlo con barba...
¡¡¡Rafael Filipelli!!!
¡Si!
Filipelli, el amigo de Beatriz, el profesor de la FUC, el que hizo el institucional de los 10 años del Bafici, el amigo de Quintín. Quintín, el protagonista del institucional hecho por Filipelli por los 10 años del Bafici, Eduardo Antín, el sobrino de Manuel Antín, el fundador de la FUC, el hombre que cambió la Historia, según El Amante, la revista que fundó Antín, Eduardo, el sobrino de Manuel... Ugh.
Pero no hemos dicho lo más importante, mejor dejemos hablar a un lector intermitente de este blog:
“Filipelli es un charlista extraordinario, graciosísimo y al mismo tiempo jugoso. Nuestros encuentros con él suelen limitarse a los cruces en bares y pasillos durante el Bafici. Su ironía, su ejercicio de la infamia y del desdén son elegantísimos y constituyen uno de los grandes atractivos del festival. Esta entrevista no es más que una confirmación de su gracejo y de la libertad con que expresa sus opiniones”.
Pucha, dice Noriega que este tipo es un grosso, uno de los grandes atractivos del Bafici. ¡Y yo 10 años yendo al Bafici y nunca me lo crucé en un puto pasillo! Qué cagada. Pero el grosso dice entonces que El Amante, la FUC y el Bafici, y Caputo y los pibes estos. Acuérdense que se está escribiendo la historia de la democracia argentina y que en estos días se está haciendo el reparto de plaquetas.
El grosso tiene un desdén elegantísimo y expresa sus opiniones con un gracejo y una libertad que según Noriega se confirma en la entrevista que Noriega le hizo al grosso donde el grosso dice que la revista El Amante que Noriega fundó con Quintín, el sobrino de Manuel, el que... Bueno, basta, se entendió.
Y el grosso es... re-grosso. Dice que Leonera, la película de su alumno Trapero, no es muy buena pero es la película de un grosso, y que Pablo (así lo llama el grosso a Trapero) es un cineasta que está lejos del resto. Por eso le dice Pablo y no simplemente Trapero. “Cuando ves el sonido en las películas de Trapero, es una cosa seria”, dice el grosso y parece que Noriega asintiera, porque no le pregunta en qué sentido lo dice. Claro, supongo que lo que quiso decir es “cuando oís el sonido en las películas de Trapero”. Pero lo que queda claro es que el sonido de Trapero es una cosa seria, aunque no se sepa bien en qué sentido lo dice.
Creo que lo dice en el buen sentido, porque lo que el entrevistador pregunta es : “En la de Martel no?”. Y el grosso le dice que no, que para él no. A Martel no la llama Lucrecia, como lo llama a Trapero (no Lucrecia: lo llama Pablo). No, le dice: “la señora Martel”. ¿Por qué será? Ah, será porque la señora Martel no fue alumna del grosso, porque no estudió en la FUC, sino en el ENERC (y se sabe que el ENERC no está incluido en la Trinidad que alumbró el Nuevo Cine Argentino). La señora Martel no es uno de esos pibes. Y Lisandro Alonso al grosso le interesa un poco pero no tanto como Pablo. Se sabe que Lisandro fue a la FUC pero no se recibió.
Ahí se ve bien que el grosso, como dice el grosso de Noriega, es un tipo de un desdén elegantísimo, debe ser que a la señora Martel la llama señora Martel porque la está tratando con desdén. Y el grosso sigue desdeñando elegantísimamente: por ejemplo desdeña a Andrés Di Tella, el primer director del Bafici, ese al cual le serruchó el piso Antín, Eduardo, el sobrino de Manuel. Bueno, el grosso de Filipelli lo desdeña también, elegantísimamente, a Andrés Di Tella, a quien no llama Andrés sino, secamente, Di Tella. ¡Qué grosso!:
“Quiero decir, el cine de Di Tella... bueno, últimamente no me interesa nada, pero el cine de Di Tella era un cine que tenía algún interés, parecía un tipo preocupado por las cosas que hacía”. Como diciendo: “un grosso como yo sólo me intereso por grossos, como Pablo, en cambio Di Tella, la señora Martel, hmm...”.
Ah, ahora me acuerdo, yo nunca me lo crucé en el Bafici al grosso, no tuve esa suerte, pero corrí otra suerte: vi una película suya. No el institucional, no, esa también la vi, pero me refiero a otra: Música nocturna. Me acordé a propósito de la referencia de Noriega a la elegancia del grosso. Porque en Música nocturna son todos elegantes.
La película del grosso parece apostar todo a la elegancia: empieza con un tipo sesentón escuchando Chopin, una sonata muy dulce, en su depto de barrio norte, de noche, con un vaso de whisky, mientras mira por el balcón una calle elegante por la que pasan lindos autos. De ahí en adelante hay un permanente subrayado: "se trata de personas que viven en la elegancia". La fotografìa es muy bonita y mientras sólo hay música de Chopin (la secuencia es larga) todo transcurre elegantemente.
El tipo está esperando a una mina y cuando llega la mina que el tipo espera, una señora elegante, también sesentona, desentona. Empiezan a hablar y algo suena mal. Piñeyro (el piloto de avión, ese que sale en la tele haciendo denuncias sobre los aviones) es el tipo elegante que tomaba whisky esperando a la que desentona. El tiene un gracejo un poco arrastrado (en el buen sentido), hace un ejercicio de la infamia y del desdén elegantísimos, en los que da a entender que la mina tardó mucho. Ella le da un pretexto que es muy obviamente falso, como para que uno piense que le mete los cuernos o que algo no anda bien en la pareja. La mina no tiene tanto gracejo, habla de una manera más recitada, es como si se hubiera aprendido bien la letra pero le costara encontrar el tono, o quizá es que el grosso del director no contaba con un presupuesto como para repetir la toma hasta que saliera bien.
La cosa es que uno la escucha y se figura constantemente la frase escrita en el guión y la réplica del tipo del gracejo arrastrado, quien se apura a decirla ni bien ella termina de decir la frase anterior, como si quisiera pasar pronto el mal trago de esta mina que no acierta el tono ni por puta y apurar la escena. La cosa es que uno la escucha y piensa que la mina es medio boluda por hablar de esa manera tan poco bien, y se pregunta si el tipo que espera tanto tiempo a esta boluda no será él también un poco boludo. Por ay la película no se trata de esto, pero es lo que mi mente pensó al desconcentrarse con las diferencias de registro en las actuaciones y lo que llevó a mi mente a imaginar las frases escritas en un guión y las dificultades presupuestarias que llevaron al grosso a dejar esos diálogos tan defectuosos en una película tan elegante.
La cosa se va agravando a medida que siguen apareciendo personajes y cada uno viene hablando como puede y todo suena para la mierda. Me acuerdo que por ahí aparece Beatriz Sarlo, haciendo de Beatriz Sarlo en el hall de un teatro en el que mucha gente elegante va a ver el estreno de la obra de teatro que escribió la boluda, que no será tan boluda si a su estreno va Beatriz Sarlo. Y me acuerdo que Flavia y Quintín (el sobrino de Manuel, el fundador de la FUC) fueron a ver el estreno, no de la obra de la boluda sino de la película del b... del grosso, Música Nocturna. Y salieron exultantes, porque lo quieren muchísmo a Filipelli (lo llaman Raúl, Flavia dice que lo adoran) y piensan que el tipo es un grosso.
Imaginen a una señora elegante, pero que al verla de atrás tiene la pollera descosida y las medias corridas. Y entonces se le ve la bombacha medio metida en el culo y las nalgas como poceadas. Esa es la sensación que me produce la película del grosso que dice que el sonido de la película de la señora Martel no es una cosa seria y que el cine que hace ahora Di Tella no le despierta ningún interés.
Qué grosso.

57 comentarios:

Anónimo dijo...

¿Este Filipeli es el mismo que cut and paste al libro de Sontag?

Anónimo dijo...

Cuervo

ultimamente estas hecho un cascarrabias que te peleas con todo el mundo, incluidos los que te comentan, pero casi siempre con mucho humor. me cago de risa con tus comentarios.

Anónimo dijo...

Me hace gracia que como justificando algo que no queda muy claro, decis que Lisandro "no se recibió". Flaco favor le haces al pibe, encima que es, segun vos, una universidad de mierda lo buchoneas que no logró recibirse. Imaginate si era el MIT! jajaja
O en realidad sugeris que no se recibió por que se dió cuenta a mitad de la carrera que era demasiado para la FUC?
A todo esto: La Otra no lo sacó una vez en la tapa al sobrino de Manuel y lo piropeaba de lo lindo? Como era la promo para adquirir revistas viejas? Mandame dos para San Clemente, please gordooo.

Anónimo dijo...

Sí, este tipo es el que copió miserablemente a Sontag.

Saludos.

ex pecera que apesta.

Anónimo dijo...

A Sontag y a otros. Hay que hacer algo... No se puede ser tan impune. Y lo digo tyambièn por EL AMANTE...

Anónimo dijo...

Pero a ver, no sólo por haber copiado textualmente gran parte de un texto de Susanita Sontag, sino, además, por sus películas.
No nos olvidemos que este tipejo, Rafael no sé cuánto, ganó el premio al mejor director en la edición del BAFICI de 07.
Música Nocturna es un insulto al cine argentino. Un insulto para los actores que estudian años y años para hacer dignos papeles en una pantalla. Lo de Piñeyro es excecrable en esa película, realmente.
Yo creo que tendrían que hacerle un juicio y meterlo en cana.

Emilia

Oscar Cuervo dijo...

Al anónimo de las 13:10:
se te agolpan y atropellan ideas de un modo diarreico: se me hace que se te escapó algo en la comprensión de la nota:
- ¿yo buchoneo a Alonso porque no se recibió en la FUC? ¿lo buchoneo ante quién? ¿vos sabés lo que significa buchonear? ¿y sabías que Lisandro Alonso declaró en el último número de La otra que estudió en la FUC pero no se recibió? ¿Entonces de qué hablás?

- ¿yo sostengo que la FUC es una universidad de mierda? ¿dónde lo sostengo, que no me había enterado?

- ¿qué es el MIT?

-¿yo sugiero que Alonso se dio cuenta de que era demasiado para la FUC? ¿en qué parte sostengo eso?

- La otra publicó un número tratando la manera poco clara en que Antín, Eduardo, el sobrino de Manuel, fue echado del Bafici. Como consideré que era una injusticia echar así a Q y que su dirección del Bafici había sido buena, me pareció que valía la pena salir a criticar su expulsión. Ahora, eso ¿qué tiene que ver con lo que dice esta nota? Que Quintín le haya serruchado el piso al anterior director de Bafici, que convalidó la expulsión poco clara de Di Tella, no justifica que después esa expulsión se volviera a cometer con él. De todos modos, ¿no se puede elogiar a una persona por un aspecto de su quehacer y criticarlo por otro? ¿Si elogié a Q una vez, ya nunca más puedo criticarlo por nada que haga?

- La promo no vale por dos revistas, querida F, saludos a Q!

Oscar Cuervo dijo...

Emilia y otros que se refieren al presunto plagio que habría hecho Filipelli de Sontag y las malas actuaciones de Musica nocturna.
Bueno, yo creo que mandar en cana a un presunto plagiario o a un director inepto no está contemplado en el código penal argentino. Quizá sea un delito excarcelable, quizá simplemente nos tengamos que limitar confrontar la dureza con que juzga a Lucrecia Martel con la pobreza de sus resultado como realizador. Me parece que esa sería una respuesta bastante justa.

En cuanto al plagio, en la revista de Noriega en la que Filipelli dice que la revista de Noriega es regrossa, donde Noriega dice que Filipelli es regrosso, allí Filipelli dice que él no plagíó a Sontag, que el editor del libro le sacó la nota al pie que él había puesto y le borró las comillas. Es decir, la culpa fue del editor. Eso le dice el grosso de Filipelli al grosso de Noriega. Y lo dejan ahí.

Anónimo dijo...

Estimado Cuervo,
estaría bien bajar el nivel de ingenio en sus notas para no parecerce cada vez más a José Pablo Feinmann.
Gracias

Oscar Cuervo dijo...

Bernardo:
dejame que yo me parezca a quien se me cante el culo y vos pensá lo que te parezca
Gracias

Anónimo dijo...

Cuervo: El Mit te cuento, es el Instituto Tecnológico de Massachusetts, que no será tan importante para vos como la cuna de proceres de marcelo T. y uriburu, pero ojota que tambien se las trae. Una cagada que no den charlas, intelectuales de la talla de Sandra Russo, pero te digo que zafa.
En cuanto a lo de Quintin, obvio que uno puede criticar aspectos de una persona y resaltar otros. Ahora si vos decis que alguien es un hijo de puta, un pelotudo y un forro, y antes lo mimabas a lo pavote y lo ponias en la tapa de tu revista cual Shakira del under... Es como que cambiaste mucho, no? De todas maneras está bueno eso de cambiar por que del amor al odio, ya sabemos, hay un solo paso.
Y al resentimiento, medio.

Oscar Cuervo dijo...

Anónimo: gracias por ilustrarme acerca del MIT, aunque no se me ocurre qué tiene que ver con la nota. Como parecés algo alterado, te recuerdo que no tengo una opinión formada sobre su importancia, así como jamás dije nada de una cuna de los próceres en la citada esquina. Yo diría que estás desvariando, tendrías que pulir un poco más tus ideas para que sea posible un debate.
Lo mismo acerca de qie Quintín sea un forro, un pelotudo, etc y que antes lo mimara a lo pavote.

Probá con algun especialista en trastornos mentales qu te ayude a seguir la línea de tu pensamiento. Y cuando tengas algunos avances. volvé y seguimos la charla.

Anónimo dijo...

Oscar: Yo no se porqué lo tratan de graciosísimo, cuando tenía dos chistes para hacer con Di Tella que le quedaron picando y cualquier gracioso lo hubiera aprovechado. Ej: "A mí trapero me transmite calidez y Di Tella es una heladera". Otro: ¿A que no sabés cual es el colmo de un Di Tella? Irse a vivir al reino de Siam.
Quenananananananaaaa...
Otro:
Che, así que estrenan la de Martel?
Si,el juevel.
Quenananananana...

Oscar Cuervo dijo...

Anónimo de los chistecitos:
andate buscando un buen abogado, porque lo tuyo no es excarcelable.

Anónimo dijo...

Oscar: coincido con vos casi siempre. Pero esta vez, no mucho.
Raul Alfonsín no está de moda.
Es un gran presidente al que muchos recordamos con cariño y estamos felices de que haya ganado frente a Luder. Coincido con E. S. En su gobierno pasaron cosas muy importantes, entre ellas la elección de funcionarios honestos como Manuel Antín, que, que yo sepa, no está investigado por ningún ilícito.
Creo que R.A. merece un reconocimiento no por devolvernos la democracia - que fue un esfuerzo de la Multipartidaria, no de él- ni por estar viejito y enfermo, sino por haber sido, como Cristina Fernandez, un buen presidente, las dos puntas de 25 años de un camino difícil, pero dos personas que incorporaron la política al lenguaje social diezmado por Menem y De la Rúa.
En ese sentido - y sólo en ése- me permito disentir esta vez.
Respecto de Filipelli, una vez lo escuché y me pareció escuchar a mi viejo, me parece muy piola, arrabalero y elegante, sí. Opinando de tango, es un fenómeno.
Pero insisto: no sé nada de cine ni de sus internas y sólo quería hablar de Raúl y de un tiempo que fue bueno para el país, creo.

Un beso grande.

Oscar Cuervo dijo...

Eme:
bueno, yo no desdeño a Alfonsín, ni creo que no se merezca un reconocimiento por los aspectos positivos de su presidencia. Evidentemente mi post no es sobre la presidencia de Alfonsín, sino sobre la necesidad de reescribir la historia en función de los intereses del establishment. Alfonsín ha hecho cosas buenas y otras malas y durante años posteriores a su presidencia su nombre era mala palabra para la derecha mediática. Ahora que está en el fin de su carrera se vuelve un ícono al cual se despolitiza, se lo presenta como una figura angelical, se elogia su disposición al consenso (en realidad se resaltan sus defecciones ante las presiones del establisment y la corporación militar como si fueran virtudes de un demócrata y no una falta del pacto que él propuso a su electorado). La figura de Alfonsín es hoy inofensiva para la derecha porque ya no tiene fuerza operante y es útil porque se quiere hacer aparecer a los Kirchner como monstruos que arrasan con las instituciones democráticas, cuando en realidad encabezan el período donde más se ha respetado el orden jurídico en muchas décadas.
Lo que el establishment elogia en Alfonsín es que cedió a los aprietes y de esa manera socavó sus bases polítcas. Esa es mi visión de ese período.

Pero el post no habla de eso, sino del curioso intento de reescritura (en consonancia con la beatificación de Alfonsín) de la historia del cine argentino en democracia. Me ciño exclusivamente a lo que dice la nota en la que El Amante y Filipelli se celebran recíprocamente y celebran a Antín como los grandes artífices del nuevo cine argentino. Son abiertamente ridículos y no tienen un cierto pudor en el descarado ejercicio del autobombo. El nuevo cine argentino, sus buenas y malas películas, no la hiceron ni Filipelli ni Antín ni el Amante: los dos primeros serán todo lo simpatiquísmos y honrado que quieras, pero como cineastas han sido mediocres y ahí están sus películas para corroborarlo.
El nuevo cine argentino lo hicieron Lucrecia Martel, Lisandro Alonso, Adrián Caetano, Pablo Trapero, Nicolás Prividera, Andrés Di Tella, Martín Rejtman, Esteban Sapir y algunos otros cineastas. no la FUC ni el canciller Caputo ni El amante.
La aludida nota responde a la pretensión de distribuir las cocardas entre personajes secundarios y terciarios, que cultivan un alto concepto de sí mismos.
te mando un beso

Anónimo dijo...

hace cuanto no entraba a este blog!

que lindas discusiones.

no opino porque me gusta leerlos, jaj

abrazos

Anónimo dijo...

no tuve la suerte de estudiar en la fuc. me comí diseño de la uba.

después de algunos años de experiencia en el medio, NO TENGO DUDAS de que la gente que sale de la fuc es:

a) más profesional
b) más formada

en cuanto a filipelli, no lo conozco. pero x lo que sé no es el amigo de sarlo, es el marido. y si la vieja lo eligió... ¿qué tendrá ese petiso?

rana.

Anónimo dijo...

Que la gente de la fuc tenga mayor formacion tecnica que la de diseño de imagen y sonido no es ninguna hazaña. porqye los de la fuc pagan una fortuna por mes y la UBA es una facultad publica y gratuita, o sea que los alumnos de la fuc pagan lo suficiente para que les den equipos. la fuc es un gran negocio.
Pero lo que la nota del Amante dice no es que tenga mayor formacion profesional, sino que el nuevo cine argentino es de ellos. pero la sola existencia de Lucrecia Martel, que hizo la mejor pelicula del cine argentino de los ultimos años, La cienaga, y NO estudio en la fuc desmiente ese verso de antin y filipelli

Anónimo dijo...

La cita de Filippelli dice: "Al papel de la cancillería de Caputo en el triunfo argentino en muchos festivales la gente no lo reconoció lo suficiente. Ahí hay una relación importante, se fueron sentando ciertas bases para que se diera este fenómeno. Es cierto que hace eclosión 10, 15 años después, pero yo no sé si habrían aparecido estos pibes sin escuelas de cine. Yo creo que ahí hay tres variantes: la Universidad del Cine, el Bafici y El Amante."

Tu respuesta: el nuevo cine argentino lo hicieron los cineastas, no la FUC ni el canciller Caputo ni El amante.

Una verdad de perogrullo: el cine lo hicieron los cineastas. Sólo que no estás contestando a lo que dice Filippelli. Bueno, lo estás contestando, previa tergiversación de sus palabras. Él no dijo lo que vos decís que dijo. Dijo otra cosa. Pero ¿importa lo que dijo? ¿Importa lo que se dice?

El post me parece muy malo. Para empezar, la palabra grosso se repite setecientas veces, como si esa ironía fuera suficiente. Es una pura burla, no hay argumentación, no se dilucida nada. Total, para argumentar siempre están los comments, ¿no? Es la mecánica que se fue imponiendo, tal vez derivada del propio formato blog: arrojar una bomba, y sólo después, en la discusión, ponerse reflexivo y matizar. Salvo que aparezca otro a putear, entonces los comments mantienen el estilo del post pero personalizando la cuestión.

Lo de Rosembaum, Sontag y Godard es retórica baja. Es como si alguien citara una frase tuya cualquiera y se preguntara: ¿lo dijo Heidegger? ¡No! ¡¡Oscar Cuervo!! Dejate de joder. Además, ese suspenso supuestamente cómico carece de efecto porque arriba está la foto de Filippelli. Quince renglones, nombres ilustres, frío-tibio-caliente, y todo para llegar al personaje de la foto de arriba.

Oscar Cuervo dijo...

Bueno, Nicolás, uno no siempre acierta en el manejo de los recursos literarios. Puede que el post sea muy malo, o que te resulte malo por motivos sentimentales: sé que vos sos amigo de Filipelli.
Yo no pretendo haber escrito un muy buen post, es posible que la foto desbaratara el efecto suspenso y que decir setenta veces la palabra grosso. Está bien, no escribo para escribir bien ni para lograr tu aprobación. El blog es para míun gran ejercicio de escritura y de exposición inmediata, al alcance de todos los jueces literarios, políticos, y simples opinantes.

Más allá de todo eso, considero que la nota de Filipelli en El Amante es patética, un torneo de autoindulgencia insoportable, donde uno consagra al otro sin dejar de atribuirse méritos que no les pertenecen. Es una lógica de camarillas: entre el empresario de la FUC, el ilustre profesor que se vanagloria de sus discípulos y desdeña a los que no lo son. 'Cómo se explica las alusines despectivas a Martel y Di Tella, de parte de un cineasta defectuoso? ¿Cómo se explican las insostenibles alabanzas a Trapero ("está muy lejos del resto") sino es desde la lógica de las camarillas? Es un grupo de tilingos que se sienten dueños de la cultura argentina y se palmean la espalda mutuamente.

Y Filipelli habla desde una atalaya de sapiencia que nunca ha demostrado cuando le tocó hacer cine. El Amante lo pone en el pedestal para que él a su vez diga que sin El Amante el Nuevo Cine Argentino ho habria sido posible; y ambos consagran a Manuel Antín como el hombre que cambió la historia.
Es gracioso. Si uno se guiara por lo que se dicen unos a otros, podría pensar que se trata de gente grossa.
Y sí, repetir que el cine argentino lo hicieron los cineastas y no estos personajes subalternos, puede que sea una verdad de perogrullo. Las verdades de perogrullo no le hacen mal a nadie si son verdades, sobre todo cuando han sido lesionadas por un grupo de mediocres con carnet.

Anónimo dijo...

Che cuervo, a todo esto: Vos que filmaste?

F. dijo...

No se puede juzgar la calidad literaria de este texto como si el autor hubiese querido escribir un ensayo al estilo de Kovadloff. Opino modestamente que criticar también implica considerar estas cuestiones. También lo pensaba Ezra Pound que sabía un poco de literatura.

Por otra parte: también se podría considerar qué es un post, si es un género otro, cuáles son sus reglas, etc. Pero eso quedará para los estudiosos del tema o la policía del discurso.

Anónimo dijo...

Ufff! qué discusión. Oscar, no voy a ponerme a resaltar tus valores literarios ni a discutir contigo y los compañeros. Lo que puedo afirmar es:

1) "Música nocturna" me pareció una película mediocre, mirándola con ganas. ¿Godard?, muchachos....

2) Antín fue director del INCAA cuando un par de aquí presentes eramos estudiantes del cine en el entonces CERC (ahora ENERC). Lo cierto es que a partir del segundo año no teníamos programa, contenidos, guita para producir, organización ni nada. Era un desastre. Oh!!, casualidad, cuando este hombre se fue, despues de no gestionar nada y no dejar nada, se armó la hiperprofesional FUC. Yo siempre tuve un poco de suspicacias con eso. Y más aun bronca, porque nosotros nos rompimos el culo para entrar, para cubrir la carga horaria aun laburando y no pudimos siquiera hacer cortos de egresados.
3) Fuí docente de Teoría y estética del cine en la facultad de Filosofía y letras (UBA). Durante el año 1986 o 1987, sostuvimos un conflicto docente muy fuerte. Yo era delegado de los ayudantes y participaba en las asambleas. Estaba a favor de continuar los paros porque la situación era insostenible (tanto de los que tenían renta como los que no la teníamos). En ese marco se decidió hacer una reunión de docentes del area cine para tratar de aunar criterios. La recuerdo como hoy. Fue en el bar de la esquina de Paraná y Sarmiento. Estaba el suscripto, Rafael Fillipelli y otros profesores. Algunos conocidos y amigos de él. Este señor tenía unas posiciones en extremo anti huelga. Y sin ningún tipo de reparo, ninguneaba la importancia del conflicto. Lo recuerdo como una reunión muy terrible para mí. Como delegado estaba con gente que venía del exilio, se planteaba como socialista y me proponían que como docentes de cine bloquearamos la huelga en las asambleas. Yo estoy seguro que Godard no lo hubiera hecho.
4) Creo que es una boludez soberbia decir que el NCA es causa de la FUC, El amante y el BAFICI. Sin descartar los aportes que estas "instituciones" puedan tener, pero no se puede desconocer procesos históricos, tecnológicos y materiales que significaron la transformación de ciertos modos de producción (pero no los de distribución, que es lo central para que la discusión no siga siendo de una élite intelectual, a la que Fillipelli siempre perteneció y con la que quiso apropiarse del saber académico). En realidad tal afirmación es, como bien deja claro Oscar, apropiarse de sentidos, para apropiarse del lugar de la verdad.

Abrazo, Daniel.

Anónimo dijo...

Che y las de Francella de las vacaciones de invierno no entran en el NCA?
que injusticia!

Anónimo dijo...

El post no me parece malo porque yo sea amigo de Filippelli. También te discutí hace un tiempo lo que dijiste de Alan Pauls, por quien no siento ningún aprecio especial. Ni siquiera lo conozco, me parece un tipo muy inteligente (y bastante afectado), pero si alguien lo demuele críticamente, como hizo Miccio, a mí me parece bárbaro. Creo que este post, como algunos otros, no apuntan a la demolición crítica sino a la demolición a secas. Van al sujeto y no al enunciado. No discutís lo que dijo Filippelli: te ensañás recalcando irónicamente lo grosso que es, una y otra vez. ¿Te parece que mi alusión a las setecientas veces tiene que ver con que soy un juez literario? ¿Que hubiera preferido algunas menos? Te equivocás. Lo señalo para mostrar que en tu nota no hay discusión sino regodeo en la sorna. Pero podés seguir llamándome juez literario u opinante si eso te hace sentir bien.

"Las verdades de perogrullo no le hacen mal a nadie si son verdades, sobre todo cuando han sido lesionadas por un grupo de mediocres con carnet". Las verdades de perogrullo hacen mal cuando se dicen para rebatir a quien no las lesionó, porque dan a entender que sí. Si te fijás, yo no cuestioné que hayas dicho una obviedad por la obviedad misma, sino porque esa obviedad la estás usando para refrendar una caricatura. Filippelli no dijo ni sugirió que el nuevo cine argentino lo haya hecho Dante Caputo. Cuando vos decís que no lo hizo Caputo, das a entender que sí: ahí está el daño.

Anónimo dijo...

Lo que pasa Nicolas es que este blog es de amor y de odio, no leiste el slogan?
O ama
u odia
paln
o
ntsc

Oscar Cuervo dijo...

Daniel:

yo también estudié en el Enerc bajo la ineficiente gestión de Manuel Antín y vi como después de llevar a esta escuela de cine pública y gratuita a la parálisis se fue a fundar esa empresa exitosa que es la FUC.

Por otro lado, me parece que en el punto 4 vos decís muy bien lo que yo dije tan deficientemente. Que tome nota Nicolás, porque Daniel lo dice bien, sin mis vicios retóricos y mi ánimo destructivo. La operación política de Filipelli, Antín Y El Amante consiste en apropiarse de un fenómeno complejo que no le pertenece a nadie. En El Amante se dan la razón unos a otros, en este blog pedorro discutimos.

Por último, me parecía que este Filipelli era medio gorila, por las amistades que frecuenta y tu relato sobre su actuación en el conflicto de Filo acrecienta esa impresión. En ese sentido no parece ser tan godardiano

Oscar Cuervo dijo...

Nicolás:
tenés razón, a mi también me gustan más las notas de José Miccio que las mías. Yo no soy un tipo equilibrado así me salen las notas. No me quejo, es lo que me ha tocado.

Pero vos estás un poco nervioso y lo único que repetís es la alusión a Caputo de Filipelli, como si su reportaje y mi comentario se limitaran a este punto. Yo ya te lo expliqué varias veces, pero por tu ofuscación no lo registrás: la nota toda de Noriega/Filippelli, incluyendo las alusiones desdeñosas a Martel y Di Tella son el intento de apropiación por parte de una camarilla del nuevo cine argentino. Además de esta nota hay otros ejemplos: Quintín dice habitualmente en su blog que los mejores directores del nuevo cine argentino egresan de la FUC, la empresa de su tío; Noriega se atribuye la dirección estratégica de las formas y contenidos del NCA; Filipelli le soba el lomo a Quintín y Quintín a Filipelli, ambos ningunean a Lucrecia martel, y así hasta la náusea.

Anónimo dijo...

Oscar, dije que Antín era director del INCAA cuando un "par de aquí presentes eramos estudiantes". El par aquí presentes eramos vos y yo, pues eramos compañeros, como somos compañeros ahora en La Tribu, Oscar. Y, aclaro, para evitar suspicacias, que no te defiendo en absoluto por eso. Sino por los motivos que detalle anteriormente.

Saludos, Daniel

Oscar Cuervo dijo...

Ah, Daniel! Eras vos!
No se me ocurrió!
Tu testimonio tiene para mí un valor especial.
Un abrazo

Anónimo dijo...

¿De dónde sacaste que estoy nervioso? Marcámelo, porque no sé en qué te basás para decir eso. Te hago una crítica y la atribuís a una ofensa personal por mi amistad con Filippelli, a mi vocación de juez literario, y ahora a mi supuesto estado nervioso. No se te ocurre pensar que te estoy discutiendo lo que dijiste, tan simple como eso, porque creo que violentaste hasta la caricatura las palabras de otro para basurearlo.

Y si repetí la alusión a Caputo fue porque vos la acababas de defender diciendo que una verdad había sido lesionada, cosa que no ocurrió. ¿Me tengo que quedar callado cuando vos lo disponés? ¿Ese punto lo habías dado por cerrado? No te hagas problema que de todas maneras te vas a quedar con la última palabra, el blog es tuyo y seguramente vas a seguir con el tema un tiempito más.

El Amante, revista que dejé de leer desde hace más de diez años, cumplió algún papel en la renovación del cine argentino a mediados de los noventa. Esto puede que te guste o que no te guste, pero es así. Supongo que revisando lo que escribiste o pensaste en aquella época podrás comprobar que vos también lo pensabas. Que después se haya ido al carajo es otra cosa.

Sobre el apoyo que supuso el Bafici para el cine argentino supongo que no estás muy en desacuerdo. Y sobre la incidencia de la proliferación de escuelas de cine me imagino que tampoco. Entre las escuelas, la Fuc es una de las que más directores sacó, si no la que más.

Aceptar estos puntos, creo yo, no significa apropiarse de un fenómeno que naturalmente va más lejos y en el que intervienen muchos otros factores, como dice Daniel.

Si hablara con Filippelli (hace tiempo que no lo veo) le preguntaría por qué carajo llama "la señora Martel" a Lucrecia. (Me parece una sorna al pedo, y como no leí la nota completa no sé si se queda ahí o desarrolla). A Quintín le discutí en su blog cuando pretendió que Lucrecia no calificaba para autora, y no me pareció que lo haya podido sostener. Sobre el tratamiento de Filippelli a Trapero, te diría que lo llama Pablo porque lo conoce, no me parece que haya que escarbar mucho más allá. Tal vez haya algo más, no sé. Pero en todo caso no siempre Filippelli eligió a egresados de la Fuc contra egresados del Cerc/Enerc; en aquel momento, en una de esas típicas disputas, le tocaba el turno a Rejtman-Trapero, y sé que Filippelli prefería el cine de Rejtman, que como sabés no salió de la Fuc. Ah, y te cuento que yo sí entendí, a diferencia del anónimo MIT, adónde apuntaba tu aclaración de que Lisandro Alonso no se recibió. Y creo que te equivocás.

Oscar Cuervo dijo...

Nicolás:

estás nervioso, porque como puede verse no te tenés que quedar callado ni mucho menos, escribiste abundantemente y lo podés seguir haciendo. Usás un tono violento y quejoso, te irrita mi estilo, me reprochas que uso muchas veces la palabra grosso, decìs que uso una retòrica baja, una ironìa berreta, que no argumento, que soy destructivo, etc. A medida que esta discusión avanza me voy convenciendo que Filippelli es un trucho, cosa que de algún modo advertí al ver su horrenda película. Cualquiera puede formarse su propia idea al respecto.

En cuanto a que Lisandro no se recibió, lo que digo es lo que él me dijo, que no se recibió, me parece ridículo ir más allá en ese terreno.

Por otro lado, ya me conocés desde hace rato, si no te gusta mi estilo de escritura lo lamento, no lo pienso cambiar por vos, ni modo. Vos sabràs que hacer al respecto.

Podés seguir discutiendo solo, porque me aburrís.

Anónimo dijo...

Te cuento, Oscar, que hasta el momento no me había irritado en lo más mínimo. Es un error de apreciación tuyo. Yo no "repetí" lo de Caputo: contesté a la justificación que hiciste de esa perogrullada en nombre de la verdad. Si a una respuesta la considerás una repetición maniática, vos sabrás por qué.

Pero ahora, con este último comentario, lograste romperme las pelotas. Se ve que te molesta lo que te digo y te sale ese tono destemplado. Igual no creo que sea algo personal, así solés dirigirte a cualquiera que te cuestiona. Te la pasás defenestrando a medio mundo y no soportás una crítica; actuás como esos humoristas que no aguantan una joda en carne propia. Ahora me mandás a discutir solo: qué bien. ¿Lo que digo te aburre o más bien te irrita? Lo siento, qué querés que le haga. Voy a tratar de no aburrirte demasiado con esto.

Hago un par de aclaraciones. De Lisandro dijiste que no se recibió para que quede claro por qué al grosso le interesa sólo "un poco", no tanto como Trapero que sí se recibió, pero más que Martel que no fue a la Fuc. Esa insinuación me parece un disparate.

En cuanto a tu estilo: no cuestiono tu escritura en general, sino algunas cosas concretas que escribís. Leí dos notas de José Miccio en mi vida, y tuyas unas dos mil. Hay muchas excelentes, en distintas modalidades, de la exégesis a la veneración o la demolición. Así que tomá nota: lo mío no es un ataque a tu persona, ni un cuestionamiento en bloque a todo lo que decís. Espero que te haya quedado claro. Yo, por mi parte, sé qué hacer al respecto, gracias. Pero para que me entiendas: no pretendo que cambies tu estilo, sólo que aguantes una discusión cuando algo que dijiste es puesto en duda.

Hay dos cosas más: por un lado el tema de las camarillas, y por otro la desautorización de la opinión de Filippelli fundada en la calidad de sus películas. Pero los dejo para más adelante, si es que esto sigue.

Oscar Cuervo dijo...

Nicolás:

yo estoy muy satisfecho, tanto con la forma como con el contenido de este post, con sus 700 grossos, las ironías baratas y la falta de argumentación. Hay cosas que quiero trasmitir de esta manera y no de otra.

De modo que por ahora no tengo nada más para responderte, sería volver a repetir lo que ya expuse.

Si querés manifestar tus puntos de vista sobre el tema de las camarillas, la FUC, Filipelli, la desautorización de las opiniones fundada en la calidad de las películas o cualquier otro tema que se haya tratado tangencialmente, te ofrezco que lo desarrolles y lo edito como post o posts.

Anónimo dijo...

Prefiero seguir acá, no en un post aparte. Voy primero con el segundo punto.

No vi Música nocturna. Daniel dice que es mediocre, vos que es horrenda y Emilia que es un insulto al cine argentino. El tema acá no es Música nocturna, el tema es lo que dijo Filippelli en una entrevista de El Amante, de modo que estas apreciaciones van en una dirección muy clara (que en tu caso está dicha expresamente) y que se puede resumir así: qué crédito puede tener hablando de cine un tipo que hace películas horribles.

Sé que Música nocturna ganó el Bafici y que una gran parte de la crítica la elogió mucho, así que la opinión de ustedes tres no está consensuada. Pero dejemos eso de lado y supongamos que la película es espantosa. Bien, es casi inevitable entonces, cuando el director critica el trabajo de otros, arremeter por ese lado. Es una reacción muy natural, muy humana: qué criticás si cuando te toca hacerlo no lo sabés hacer.

Dos cosas sobre esto. 1) ¿puede negársele a alguien el derecho a expresar este tipo de descalificación? 2) ¿tiene validez? ¿es cierto que carece de autoridad para hablar de arte el que no lo sabe hacer?

La primera pregunta tiene una respuesta muy sencilla. Cualquiera tiene derecho a refregarle a un director sus películas para ponerlas como medida de lo que dice de las demás; cualquiera menos un crítico. Y vos Oscar ejercés la crítica, aunque no te reconozcas como crítico, aunque no cubras los estrenos semanales para La Nación. Hay una pregunta que hizo un anónimo a las 10:37: "Che cuervo, a todo esto: Vos qué filmaste?" Son preguntas que es mejor dejar pasar. No siempre, digo, pero ahora sí, ahora especialmente, cuando acabás de desautorizar las opiniones de Filippelli atacando su supuesta impericia como cineasta.

Sobre el segundo punto hay mucho escrito. Sé que Susan Sontag hizo algunas películas, no las vi (¿alguien las vio?), ni creo que haga falta verlas para juzgar sus opiniones sobre cine, porque en los mismos textos está la evidencia de su autoridad. Pero la mayoría de los críticos no hacen películas (no quieren, no se animan, no saben, no pueden) y esto no los inhabilita para hablar. Tienen derecho a emitir sus opiniones, pero sin olvidar desde dónde hablan. Lo que no pueden hacer es descalificar las opiniones de otro por la calidad de su obra. Por ese lado no.

Lo que dice Filippelli sobre Di Tella y Martel no sé hasta qué punto se puede discutir (el post no le discute, se limita a denigrarlo). Son opiniones sumamente vagas, al menos lo que hay en las citas, del tipo me gusta/no me gusta, me parece una cosa seria o no. ¿Qué se puede decir a eso? Para él el orden es: Trapero y a la distancia Alonso y después Martel; para Quintín: Alonso, después Trapero y lejos Martel; para vos: Alonso/Martel y a bastante distancia Trapero. (Para mí Martel es la mejor, con diferencia.) Cada uno sabrá si se trata de sus preferencias genuinas o de una especie de lobby, yo hasta que no se demuestre lo contrario entiendo lo primero.

Anónimo dijo...

Mando un comentario y no sale. ¿Esto es por la moderación?

Anónimo dijo...

Mi comentario anterior no salió, debe estar pendiente de moderación. Sigo con las camarillas. Hay tendencias enfrentadas en la crítica, hay grupos de pertenencia, hay gente que se reúne porque comparte afinidades o criterios, hay lobbies. Los de El Amante son un clan, supongo que con sus disidencias internas. La Otra tiene su propia camarilla, menos visible, con menor incidencia. Vos te podés enfrentar a la línea editorial de El Amante presentando tus argumentos, tratando de desbaratar los de ellos, señalando deficiencias, incoherencias, oportunismos, lo que te parezca. Pero sólo podés denunciar que funcionan como una camarilla si vos estás afuera del juego. Si no, no es más que una queja. Alguien podría decir que La Otra ningunea a Trapero. Nunca le ha dedicado mucho espacio (o no le ha dedicado ninguno). ¿Por qué? Porque no te parece un gran cineasta. Hay muchos que creen que sí, pero vos no considerás que esté a la altura de Alonso o Martel. ¿Y quién tiene derecho a reprochártelo? Nadie. Salvo que suponga mala fe de tu parte. Vos suponés mala fe de parte de Filippelli. Yo no. No me consta. Y tu post no se toma el trabajo de demostrarlo, lo da por supuesto y se dispone a lapidarlo.

Oscar Cuervo dijo...

En cuanto al delay para la publicación de ciertos comentarios, el blog tiene un método de moderación "suave" que consiste en que blogger publica directamente algunos comments cuando reconoce la identidad del que lo envía; y si no la reconoce, la deja en una carpeta para que yo acepte o rechace la publicación.

Ahora bien: esto es así sólo en teoría, porque el modo como blogger selecciona los comments que publica directamente y cuáles manda a moderación se me escapa totalmente. De hecho, Nicolás en los últimos días mandó varios que se publicaron directamente y hoy al revisar me encontré con nuevos comments suyos que esperaban moderación. Y por otro lado, hay muchos comments anónimos que salen directamente publicados, sin mi moderación.

¿Entonces?

Que no entiendo muy bien la lógica de blogger, si es que tiene alguna.

Oscar Cuervo dijo...

Nicolás:

mi post se trata acerca del intento de apropiación de un proceso (la emergencia del nuevo cine argentino en los 90) por parte de un sector de signo ideológico muy compacto, cuyos miembros se autorizan unos a otros (El amante a Filipelli, Filipelli a El Amante, ambos a la FUC) para autoerigirse en los pilares fundamentales del NCA.

Este grupo compacto, que prefiero llamar "camarilla", no son simples opinadores que manifiestan sus preferencias por uno u otro cineasta, sino una autoproclamada elite que está fijando un canon. Tampoco se privan de establecer links con pocesos políticos que exceden el ámbito cinematográfico: Antín es funcionario de Alfonsín y se remarca el aporte fundamental del canciller Caputo para posibilitar esa brillante camada de estudiantes surgida de la FUC para llevar el cine argentino a la consideración internacional. Todo esto se hace en el marco de la celebración de los 25 años de la dmocracia, ocasión que la revista El amante cree oportuna para canonizar a Antín como el hombre que cambió la historia y a Filipelli como el gran maestro de estos jóvenes realizadores.

Se trata de una operación política y no simplemente de un listado de las películas que más nos agradaron en los últimos años. Los operadores mencionados no ocultan el caracter político de la misma. En los últimos años, El amante ha recordado varias veces su rol presuntamente fundamental en el "triunfo" del NCA y desde ahí se autoriza a recomendar nuevos lineamientos para los cineastas noveles: conectar con el espectador, hacer comedias, hacer cine de género, señalar los casos de Llinás y Medina (otros egresados de la FUC) como nuevos paradigmas dignos de imitar.

Tampoco es ajena a esta operación la relectura de estos 25 años de democracia según la cual hubo un inicial impulso democratizador cuyo emblemas serían Alfonsín Caputo, y Antín y que hoy se ha perdido totalmente, porque vivimos bajo la barbarie kirchnerista. Beatriz Sarlo y Quintín, vinculados estrechamente al grupo arriba mencionado, escriben y declaran al respecto en medios tan apegados a los valores democráticos como Clarín, La nación y Perfil. Y una serie de blogs parásitos que crecen a la sombra de los lineamientos dictados por estos pools hacen suyo este discurso.

No es la primera vez ni será la última que camarillas que gustan de pensarse como elites intervienen en la política escribiendo la historia argentina en términos que favorecen sus intereses y embellecen su rol. Se trata de una lucha discursiva, sin que por ello sea menos política. Escribiendo la historia se construye poder.

Tus últimos comentarios se diluyen en consideraciones insustanciales y abstractas acerca de si Filipppelli puede o no puede preferir a un director en desmedro de otro. Creo que tendrás buenas razones para despolitizar la discusión y llevarla para el terreno donde todas las posiciones son equivalentes (La nación, Beatriz Sarlo, La otra, la Fuc, el Enerc) y así poder decir que La Otra tiene su camarilla. Esa despolitización que cultivás te lleva a decir estupideces semajantes.

Obviamente que Filippelli puede manifestar sus preferencias por algunos cineastas, así como yo también puedo intepretar sus preferencias como parte de una lucha política que se da en el campo de la cultura argentina. En ese marco, la posición de Filippelli no me parece independiente de la estética que cultiva en sus películas. Esa impostación de la elegancia (que todos sus amigos y favorecedores le agradecen constantemente) exhibe algunas fallas que no son accidentales: porque como cineasta, Filipelli filma a la misma camarilla con la que departe amablemente acerca de lo espléndidos que son ellos mismos. La misma ridiculez que se percibe en su "elegante" película, se reconoce en el tono elegantísimo con que charlan con Noriega y sus ayudantes.

¡Qué grossos!

Anónimo dijo...

Tu post no trata de un intento de apropiación, trata de un individuo al que basureás de un modo encarnizado. Arrancás con él, seguís con él y terminás con él. Eso es lo que hay, eso es lo que escribiste. Está claro que lo que te importa es ese intento de apropiación, pero en tu nueva línea de defenestración desbocada, vas directo a un personaje: el grosso del año. Si hubieras escrito este comentario en primer lugar, yo no te habría contestado lo que te contesté. Pero escribiste otra cosa, lo que está ahí, y se puede releer. Como ya te dije en el primer comentario, la nueva modalidad es mandar la bomba, y sólo después ponerte analítico, pretendiendo que por ahí iban los tiros desde el principio. Es muy astuto de tu parte. Ahora resulta que mis útlimos comentarios "se diluyen en consideraciones insustanciales y abstractas acerca de si Filippelli puede preferir o no a un director en desmedro de otro". Explicame lo de abstractas porque no sé qué tiene que ver la abstracción acá; en cuanto a lo de insustanciales, lo son en todo caso tanto como las tuyas, las del post, ahí donde decías que Filippelli prefería a Trapero porque se recibió en la FUC antes que a Alonso que no terminó la carrera. Te recuerdo que esto es lo que escribiste, así de concreto y sustancial, aderezado con ese tono cómico tan simpático que cultivás últimamente.

Hay algo maravilloso. Lo estaba esperando: apareció La Nación. Un pasito más y aparecen los genocidas. Ya casi llegamos. Pero no, no, fijate que estabas hablando de El Amante. Una revista de cine que nació de un modo bastante similar a como nació Parte de Guerra, un emprendimiento de unos tipos, que después fue creciendo. El Amante, medio que no tengo ninguna intención de defender porque no merece mi respeto, tiene mayor difusión que La Otra, pero el origen de ambas revistas, con unos cuantos años de distancia, es parecido. Entonces, Oscar, si tenés la cortesía de permitirme que saque a Perfil, Clarín, La Nación y la junta militar de esta discusión, aun sabiendo que al hacerlo me estarías perdonando la vida, si me permitís que los corra a un lado por un momento para volver al origen de esta discusión, cuando se hablaba concretamente de El Amante, lo que te puedo decir es que ellos, los de El Amante, están intentando "fijar un canon" tanto como La Otra. Tienen una idea del cine y la promueven. Yo creo que tienen cosas detestables, pero la verdad es que no los sigo, no los leo, así que no puedo abundar. Si teniendo una revista, un blog y un programa de radio desde donde difundís tu idea del arte y la política te quejás de que otro medio (más o menos equivalente, no te estoy hablando de monstruos, esto no es el Grupo Clarín contra un blogger, te lo repito por las dudas) pretenden "escribir la historia" y "fijar un canon", yo lo que veo, más que una denuncia, es un pataleo.

Oscar Cuervo dijo...

Nicolás:
yo no me quejo de nada, sé que lo que El amante hace es político, así como sé con quien se juntan palmearse mutuamente. Me parece perfecto. También lo que hacemos aquí lo es, pero se da el caso que no hacemos la misma política. Por la pequeñez nuestra y también por mi decisión, aquí estamos discutiendo con vos.
Los tiempos, los pasos y el modo con que encaro mi exposición dejámelos a mí. El último comentario está destinado a hacerte entender de qué se trata un post que te está constando tanta malasangre.

Si a vos te place pensar que yo quiero destruir a Filipelli por alguna razón distinta a la posición que asume en esa nota, solidaria con su escuálido arte de la elegancia, pensalo.

Tus pullas en torno a La Nación y la dictadura militar te ponen en línea con tanto cretino que se pavonea hoy en el país y en la web, que asumen una pseudoingenuidad para desligar la complicidad entre esos medios y esos figurones de la cultura (como Sarlo y Filipelli), monigotes del poder con modales delicados. Lamento que caigas en esa gorilada, pero al menos es una posción más concreta que la equidantcia abstracta en la que solés esconderte.

Anónimo dijo...

Ya seguiré cuando esté más lúcido, pero no quiero irme a dormir sin decir 2 cosas a Nicólas:

1) No quise decir que Fillipelli está desautorizado a hablar porque sus películas me parecen mediocres a mí (que no estoy investido de ninguna vara mágica). Lo que quise lateralmente referir fue a cierto engrandecimiento que le propinó cierta crítica. Al engrandecerlo, cual Godard argento, son ellos los que le envisten de un valor sacro, desde donde su palabra adquiere un valor de verdad para todo un grupo de seguidores (y de gente que no se anima a decirles mediocres y poco formados). Si se entendió que creo que el que no hace buen cine no puede hablar, pido disculpas y espero que esta nota sirva de aclaración.

2) El poder es guita, Nicolás. Las condiciones materiales por las que los grupos se apropian de la circulación de saberes tiene que ver con las condiciones materiales. Sino caemos en la inocencia de los estudios culturales, que niegan las condiciones de producción de la cultura.

Prometo que si puedo, la sigo.

Saludos, Daniel.

Anónimo dijo...

Tu último párrafo es francamente brillante: "Tus pullas en torno a La Nación y la dictadura militar te ponen en línea con tanto cretino...". Ya llegaste, qué satisfacción. Por ahí corrés a todo el mundo: "cretinos", "monigotes del poder". Cuánta lógica torcida en tan poco espacio. Pasaste de El Amante a La Nación porque te viene bárbaro, hacía falta dar ese paso. Era imaginable, ya venías tergiversando las palabras de otros y manoseando la verdad, a tal punto que llegaste a manosearla en la mismísima frase en la que pretendías ponerla a salvo de lesiones. "En línea con los cretinos", qué flor de cretinada.

"No me quejo de nada", decís, "lo que El Amante hace es político y lo que hacemos aquí también". Como yo te decía: lo que hace El Amante es intentar fijar un canon y escribir la historia, y lo que hace La Otra es intentar fijar otro canon y escribir otra historia. En ese punto estamos de acuerdo. Lo que no me convence mucho es eso de que no te quejes. Porque da toda la impresión de que te irritara sobremanera que las elites emprendan esa tarea. Las elites: Noriega y Filippelli, en un pacto miserable. Ellos lo que están haciendo es intentar escribir la historia, en cambio vos... bueno, vos también, sí, pero como tu posición es más modesta, te parece que lo de ellos merece ser repudiado. Claro, si nos quedamos en El Amante se nota demasiado el engaño que encierra tu argumento, porque se vería que no es tanto más modesta tu posición, de hecho es más o menos equivalente, entonces tenés que ir más arriba, hasta la cúspide del poder mediático, La Nación, Clarín, Perfil, no sea cosa que se note que en última instancia lo que vos querés hacer es lo mismo que te jode que hagan los de El Amante.

Ya marcaste dos veces que acá se discute (es cierto que poco después de la primera amagaste con dejarme discutiendo solo, pero volviste). ¿Por qué insistís con ese tema? ¿Es mucho esfuerzo y me lo querés cobrar? ¿O es un orgullo para vos que se discuta? Porque acá cada vez se discute menos, no sé si te diste cuenta.

Oscar Cuervo dijo...

Sí, Nicolás, acá se discute, porque me parece que ADN cultura, revista VIVA o Beatriz Sarlo no te darían la más mínima bola. A Antín le habrás pagado bastante bien para que te deje concurrir a su establecimiento y te dé un certificado. Con Noriega probá, aunque la vez que te dirigiste a él en este blog te ignoró olímpicamente. Que se discute cada vez menos me parece falso, quizá es tu deseo que La otra vaya menguando. Mi impresión no es esa.

Por ahí vos estás en ámbitos donde se discute más que acá. Felicitaciones!

Yo lo que deploro es tu despolitización, que saltes como una alimaña por algo que yo escribo y siempre llegues a la conclusión de que todo se explica por mis características personales. Si se trata del blog de un tipo jodido, ¿para qué perdés tiempo? ¿No tenés nada más productivo en qué perder el tiempo que discutir con el personaje que dibujaste para tu comodidad? Creo que estás defendiendo algo tuyo, estás defendiendo tu política, que no alcanzo a ver cuál es porque nunca la terminás de blanquear.

Yo sí le estoy discutiendo la historia del NCA, de la democracia argentina y del cine contemporáneo, a El Amante y a Filipelli, a Sarlo y a los Antín, aunque ellos no me registren, yo no se las discuto para ellos, se las discuto para mí. Porque si me limitara a leerlos me taparía la mierda, son nocivos, no digo que sean nocivos en términos generales, sino para mi posición en el mundo. Y la manera que tengo de limpiarme la mierda que salpican es escribiendo acá y hasta dándote este espacio para que digas lo que decís. Creo que en el negocio salgo perdiendo, porque vos me das poco y nada, más que nada reproches plañideros.

Vos quizá tenés la necesidad de que todo quede en un terreno de especulaciones amables, esbozar teorías acerca del cine y la literatura que no molesten a nadie, o por lo menos que no molesten a nadie importante para tus futuros pasos.

Quedar bien es muy importante. Todos estamos en la misma y todo es subjetivo, nadie está en ningún lugar, dediquémonos a hacer analisis de los procedimientos discursivos como quien resuelve crucigramas, mantengamos la caballerosidad deportiva, hagamos una tertulia sobre temas generales, seamos respetuosos y sofisticados.

Bueno, yo sé que ese juego se juega todo el tiempo y que vos preferirías mantenerte en ese rango. Pero no te creo, no me despertás la menor fe. Vos sí estás comprometido hasta las bolas con El amante, con la Fuc y con La nación, aunque ellos te ignoren. Y los estás defendiendo acá porque ahí estás vos, de ellos sos.

Anónimo dijo...

Che, lo tuyo es admirable. En el tercer párrafo confesás que no alcanzás a ver cuál es mi política, y en el último ya la tenés clarísima: soy "de ellos". Qué rápido llegaste a aclararte, en un par de minutos y sin que mediara mi intervención, con el solo impulso de tu pensamiento. Te felicito.

Sobre las especulaciones y las teorías amables, te cuento que no hay nada que me interese menos. Pero se ve que en tu panorama binario rechazar tu discurso despreciativo equivale a eso.

Lo de no querer molestar a nadie importante "para mis futuros pasos" es una canallada muy, muy miserable. No sé si de verdad te la creés o es una puñalada rastrera nomás, producto de que estás medio sacado y ya no sabés por dónde atacar. Como sea, ese es un peso con el que vas a tener que cargar vos solito.

Otra vez Clarín y La Nación, ¿qué tendrán que ver ADN y VIVA con lo que te vengo diciendo? Nada en absoluto, más allá de tu intento cada vez más ridículo de correrme por ese lado para tu propia comodidad. No es nada personal, ya lo sé: es tu leit motiv. ¿Noriega me ignoró? Me acuerdo que me dirigí a él dos veces en mi vida y me respondió, pero probablemente en eso tengas razón y alguna vez no me haya contestado, sobre algunos temas que te preocupan particularmente me imagino que llevarás un registro perfecto. A Antín no sé cuánto le pagué a cambio del certificado, no hice la cuenta, pero me gustaría que siguieras un poquito más por ahí, que terminaras de mostrarte de una vez. Seguí pegando por ese lado que venís muy bien.

Una cosa de tu mensaje anterior, hay una frase que no quisiera que pase desapercibida: "Si a vos te place pensar que yo quiero destruir a Filipelli por alguna razón distinta a la posición que asume en esa nota, solidaria con su escuálido arte de la elegancia, pensalo". Por ninguna razón distinta, sólo por la posición que asume en la nota: el tipo apoya el gobierno de Alfonsín y le concede méritos a Antín, el Bafici y El Amante; está claro que una persona que asume esa posición merece ser destruida.

Anónimo dijo...

Daniel, gracias por la aclaración del primer punto. Si podés, y si da, en otra ocasión la seguimos. Saludos

Anónimo dijo...

Leí la nota de Filipelli en El Amante. Un tipo con diálogo chispeante, con cara de tío jodón, comprador y atorrante.
Ví la película de Filipelli. Un film increíble. Me pareció el teleteatro mexicano más pedante, impostado, declamatorio y falsamente profundo de lo que me tocó ver en el Bafici.
Como decía el Mono en la película de Favio: buenas noches, buen provecho.
Chinaski

Anónimo dijo...

Nicolas, porqué en vez de obsesinarte con Cuervo no explicas si el nuevo cine argentino se funadamenta en Caputo, la Fuc, Filipeli y El amante? Sería bueno que en lugar de demostrar que Cuervo es un mal tipo expliques tu posicion sobre el tema.

Anónimo dijo...

A.R., mi posición sobre la incidencia de El Amante, la Fuc y el Bafici en la renovación del cine argentino de los noventa la di en mi comentario del 19 a las 20:08.

La cancillería de Caputo y el INC a cargo de Antín tuvieron que ver con la difusión en el exterior del cine argentino en los ochenta (el éxito de La historia oficial, La película del Rey y otras). La visibilidad internacional se debió sólo en parte a la diplomacia; sobre todo a que Argentina acababa de recuperar la democracia después de una dictadura y despertaba interés en el mundo; y, por supuesto, a las películas. No me parece que en aquel entonces se hayan sentado las bases para lo que vino después. Si hay alguna línea que va de ahí a los noventa, creo que es irrelevante de tan débil.

Anónimo dijo...

Quiero decir algo más después de esta discusión tan amable que hemos tenido con Oscar, para aclarar posiciones. Explico de paso qué es lo que me interesa en una discusión, lejos de las teorías amables, las charlas de salón, la especulación académica y el regodeo en las exquiciteces estéticas, como se sugirió.

Oscar asegura que yo estoy "comprometido hasta las bolas con El Amante". Hace diez años que no la leo, no entro jamás a su página, las pocas noticias de esa revista que tuve últimamente me llegaron precisamente a través de Oscar, dije de distinas maneras en esta discusión y en alguna otra que El Amante no me interesa, etcétera. En cambio, visito seguido el blog de La Otra y escribí en la revista. Pero no importa: yo estoy hasta las bolas con El Amante.

Uno puede decir que es un completo delirio, que este hombre se volvió loco y dice disparates. Es una manera de explicárselo. Yo creo que se trata de otra cosa. Para afirmar que soy "de ellos" no hace falta que los lea, ni que defienda su línea editorial, porque no importa lo que yo diga o haga: importa lo que soy. Eso es pensamiento fundamentalista (no importa lo que haga el judío, es culpable porque es judío).

Claro que cuando Oscar dice El Amante, no se está refiriendo específicamente a esa revista, (que puede que yo no lea, qué más da), eso son menudencias, consideraciones abstractas e insustanciales. Cuando dice El Amante, en realidad se refiere al "establishment", esto es, dicho de otro modo, la repugnante middle-class. Por eso, y no por otra cosa, considera pertinente equiparar a esa revista con La Nación, Clarín, o la La Fuc, y no con La Otra. Yo soy de ellos: eso es lo que soy, ese es mi origen, la repugnante middle-class.

Contra el pensamiento que va al origen y no al hecho, el que ataca por lo que se es y no por lo que se hace, el que desprecia la verdad porque lo que importa es otra cosa más abstracta y general, contra ese pensamiento dogmático creo que hay que luchar. En contra de los fundamentalismos y a favor de la verdad: creo que ése es el terreno en donde hay que dar pelea.

Oscar Cuervo dijo...

" En contra de los fundamentalismos y a favor de la verdad: creo que ése es el terreno en donde hay que dar pelea."

Ugh, Nicolás, acabás de producir un cargo ilevantable. No contra mí, contra vos mismo. Digo: tu declaración de guerra contra el fundamentalismo como remate de tu polémica conmigo me parece una objeción seria contra tu posición político-estético-existencial. Mirá que hay cosas en el mundo contra las cuales luchar, pero... ¡contra el fundamentalismo!

Eso te pone en un campo (diría peor: te hunde en un fango) de lo más nefasto y patético que puede brindar este mundo. No digamos lo peor, porque seguro que hay algo peor, pero ese semiliberalismo desde el cual declarás tu pelea contra el fundamentalismo es lo antepenúltimo peor (si se me permite la expresión) de una época generosa en calamidades.

Para que trates de comprenderme (no digo que acuerdes, porque a esta altura va a ser difícil): identificar mi "problema" como el fundamentalismo, es preocupante, teniendo en cuenta que no soy el Ayatollah Komeini ni Bin Laden. Si vos pudieras aplicar esa caracterización en sentido estricto, es decir, un tipo que mata o se mata por Allah, o por Cristo Rey, o por Yaveh... pero vos sabés que no es mi caso.

Todo otro uso del término "fundamentalismo" aplicado en un sentido no estricto te pone en uno de los lugares más detestables y ridículos en el plano no ya político, digamos estético. ¡Te estás hundiendo en la middleclass, no por origen, sino por praxis! Te estás colocando entre los personajes del año de revista Gente!!!

¿Vos te das cuenta lo significa acusar a alguien (no a mí, que soy un boludo, sino a cualquiera) de fundamentalista? Es lo peor, amigo. Y, repito, no para el acusado, para el acusador. Es como si me acusaras de comunista: te deschavás de un modo infame, irreversible.

Por eso yo creo que esta discusión está dando sus frutos, porque delinea el conflicto con precisión. Alguien que acusa a otro de fundamentalista se inocula la peor peste emocional del siglo XXI: la medianía, el semiliberalismo, una estética timorata. Porque mirá que este mundo está lleno de hijos de puta tolerantes, medianos, pusilánimes, correctos... semi-hijos de puta.

¿No advertís que ese es el ejército más temible, el de los hijos de puta tolerantes? Si no notás esto, si tu mente está formateada por la idea de que el peligro del mundo es el fundamentalismo, estamos fritos. Quiero decir: ya no habrá posibilidad de conciliación, ni siquiera en vísperas de navidad.
El epíteto "fundamentalista" es uno de los frutos más infectos de la era neoliberal, la que empezó con Reagan y Margaret Thatcher y termina con Quintín y Nelson Castro... No me alarmaría en Eamonn McDonagh o en los chicos de bonk, porque ellos están hasta las manos: son semi-liberales, ni siquiera son liberales en un sentido radical, cultivan un liberaslismo que los lleva a ser aceptados en los peores lugares, van a terminar en la sección Cultura de Perfil: agitan el fantasma del revolucionario como un tipo peligroso, alguno de ellos escribe notas por encargo para la Rolling Stone... son liberalitos que quieren ser aceptados, están forjándose una carrerita, un lugar al ladito de Beatriz Sarlo y Juan José Sebrelli. Semi-liberales, un poquito escépticos, empiristas académicos, ante todo el aseo y la corrección tipográfica. Dan un poquito de asco, no mucho, sólo un poco.

Cuando la cosa se pone jodida miran para otro lado, apartan la mirada, para que la tarea sucia la hagan otros y enterarse un rato más tarde.

Es el semi-liberalismo al que vos acabás de entrar (o yo acabo de descubrir que estabas) al acusarme de fundamentalista. Va a tener para vos un efecto devastador. Si hacés cine o si hacés guiones se te va a colar el pacato que escribió "En contra de los fundamentalismos y a favor de la verdad: creo que ése es el terreno en donde hay que dar pelea". Te va salir una estética de mierda, una cosa infame.
Lo digo con cierta tristeza (no mucha) porque vos, a diferencia de Huili Raffo, Porta Fouz, Lilita Carrió o Fernando Iglesias, escribiste en La Otra. Formás parte de este universo!!! Yo a través de todos estos años de mails, comments y posts, empecé a tenerte cierto aprecio. Nos conectamos porque a los dos nos gustaba Bresson, entendés?, no nos conocimos en el facebook, sino a través de Bresson. Pensá un poquito: ¿cómo le caería al viejo leerte diciendo que la pelea hay que darla contra el fundamentalismo? Creo que te miraría con preocupación.

Pero, bueno, si me distancio irreversiblemente de vos no es por tu origen, sino por tu devenir. Al definirte como oponente de los fundamentalismos has devenido en un semi-liberal y un middle class por opción y no por origen.

Finalmente, sin centrar la cuestión en esto que voy a decir, te quiero citar algunos contraejemplos para refutar tu hipótesis acerca de que yo puedo llegar a despreciar a alguien por origen (hasta diste el ejemplo de alguien que odia a los judíos, muy triste lo tuyo). Decís que a mí, fundamentalista, alguien me repugna por origen y no por lo que hace o deviene. Te podría pedir que repases aquí, en este mismo blog, mis amores en el campo del cine argentino. Hay tres personas, dos hombres y una mujer. Te desafío a que encuentres en estos amores algún criterio de origen. Creo que eso sólo te tendría que bastar para revisar tu hipótesis acerca de mis prejuicios contra el origen de alguien. Apelo a que revises ese grave error de diagnóstico, que busques una idea mejor, decí que me volví loco al menos.

Pero considerando que tu enemigo principal es el fundamentalismo, me temo que esta apelación llegue demasiado tarde, la veo muy difícil.

Anónimo dijo...

No es mi misión en la vida luchar contra el fundamentalismo, ni creo que ése sea el enemigo principal en el mundo en el que me tocó vivir. Advierto que hay un ejército de cretinos tolerantes, sí, lo advierto. Creo que no son peores que los cretinos intolerantes, sólo que es más importante detectar sus procedimientos porque los hilos que mueven son más sofisticados. Vivimos en una democracia capitalista, así que el fundamentalismo no es el enemigo principal.

Hay un error en esta última respuesta tuya. Yo no te acuso de fundamentalista, de hecho no te acuso de nada, no hice nada que se pareciera a una acusación, tampoco identifiqué un "problema". Repasalo, fijate bien, porque la distinción es importante. Dije y sostengo que fuiste desplegando un pensamiento fundamentalista, y señalé el modo en que lo fuiste haciendo: yendo a mi origen, equiparándome con el que se te ocurriera sin ninguna base racional, tratando de ensuciarme con insinuaciones lesivas e infundadas, concluyendo que soy "de ellos" independientemente de lo que yo dijera o hiciera, sólo porque "no te despierto la menor fe". No te despierto fe, ésa es tu única prueba, de ahí sacás la conclusión de que soy "de ellos" (y ellos son una cosa espantosa, nauseabunda). Eso es pensamiento fundamentalista, y esto no es una acusación.

Y el ejemplo de los judíos no es una chicana, es lo que es: el otro es culpable por lo que es, lo que es no me despierta fe, y todo lo demás son consideraciones insustanciales. El fundamentalismo no es el enemigo a batir, ciertamente, pero cuando se presenta una embestida de ese tipo, yo creo que hay que oponerse. Al menos eso es lo que espero de mí.

Ahora, está claro que el que se opone al fundamentalismo es para vos una especie de basura, lo que no me queda muy claro es si vos asumís o no asumís que el pensamiento que desplegaste en esta discusión es fundamentalista (no hace falta ir a repasar tus amores cinematográficos, quedémonos acá, incluyendo lo último que decís.)

En la última respuesta te dedicás a tratar de destrozar dialécticamente a los que "acusan" a otros de fundamentalistas, decís que esos son los enemigos, los semi-liberales, y te ponés a dar ejemplos de diversas miserias que circulan en esa casta en la que ahora estoy incluido. De modo que para vos decir que alguien es uno de esos semi-liberales equivale a decir que es culpable, porque enseguida llega la caracterización, y es vomitiva: moverse por interés, intentando acomodarse, ser falsamente escéptico, ser un hipócrita, un cobarde, una verdadera rata. Para meterme en esa bolsa a vos no te hace falta comprobar si yo me muevo por interés, intento acomodarme, etcétera. Te alcanza con mucho menos, con muchísimo menos que eso. Te alcanza, por ejemplo, con decir que yo estoy lanzándote un epíteto, igual que hacen aquellos que... No sé si llegás a entenderme, lo dudo, de verdad. Al menos no ahora, porque en el último tiempo diste suficientes muestras de no ser capaz de salirte de esa lógica perversa. Es una posición netamente difamatoria, no se trata sólo de delimitar el campo, ver dónde está cada uno. Es algo mucho más fulero: es establecer que el otro está sumergido en la inmundicia, en el fango. Y porque sí, sin prueba alguna (¿de qué devenir hablás?) Esa forma engañosa, arrolladora y destructiva de desplegar el pensamiento me parece sumamente repudiable. No lo hacés siempre, sólo a veces, últimamente cada vez más.

Oscar Cuervo dijo...

Ncolás, decís:

"concluyendo que soy "de ellos" independientemente de lo que yo dijera o hiciera, sólo porque "no te despierto la menor fe"."

No, no es que "sos de ellos" independientemente de lo que hagas, solo porque no me despiertes la menor fe. Invertís el orden de los términos: POR LO QUE HACES devenís en un tipo de sujeto que a mí no me despierta la menor fe. No se trata de presentar una prueba, porque me refiero a lo que estás haciendo acá en este momento, con absoluta prescindencia a tu presunto origen (???? qué disparate estar explicándote esto).

"Contra el pensamiento que va al origen y no al hecho, el que ataca por lo que se es y no por lo que se hace, el que desprecia la verdad porque lo que importa es otra cosa más abstracta y general, contra ese pensamiento dogmático creo que hay que luchar. En contra de los fundamentalismos y a favor de la verdad: creo que ése es el terreno en donde hay que dar pelea."

Aunque digas que no es el enemigo a batir, antes definiste de este modo Tu Lucha.

Decís que te lesioné "yendo a tu origen" y de este modo justificás la comparación de mi posoción con el antisemitsmo.

Además de no basarte en nada que haya dicho acerca de ningún origen, muestra la peste que te afecta: usás la palabra fundamentalismo como una descalificación. Te repito: hay caracterizaciones que caracterizan al caracterizador con mucha mayor eficacia que al caracterizado, como la de alguien que le dice a otro: ¡comunista! o, por ejemplo: ¡judío! Ese hacer efectivo que mostrás acá y no un presunto origen que desconozco y nunca traje a colación es lo que hunde en el fango.

La apelación a mis amores no es irrelevante en este caso, porque tira abajo toda tu hipótesis acerca de mi obsesión por el origen. En esta ya larguísima discusión es posible que los otros lectores del blog se hayan perdido y sólo vean a dos tipos latosos. Puede quedar entonces flotando la idea de que yo abomino de alguien por su origen, abonada por el simpático ejemplo del odio a los judíos. Es un leve perjuicio que me ocasionás, y es tu argumento más fuerte.

Pero la sencilla verdad es que yo no conozco el origen de Filipélli ni el tuyo propio, así como tampoco el de Sarlo u otras personas citadas en esta discusión y sólo me baso en su praxis actual. La posición política (la que manifiesta en la nota citada) y el hacer estético de Filippelli me parece que se corresponden estrictamente. ¿Qué origen tiene Filipelli? ¿Es de familia italiana? ¿Posee campos? ¿Anda en taxi? ¿De padres separados? ¿Mormón? Qué sé yo, no tiene nada que ver con la camarilla a la que pertenece por opción: esa camarilla se exhibe en su película y en el reportaje. Todo eso tiene una lectura en el contexto político y cultural argentino, cosa que esquivás y que por esa evitación sistemática supongo que es lo que en verdad te molesta.

Después aparecés vos y emprendés una cruzada contra el fundamentalismo de cuervo, porque la lucha que hay que dar es contra los que atacan a otros por su origen. En fin, seguís negándote a hablar de la cuestión política que planteo y obsesionado por demostrar mi peligrosidad.

Con todos estos aspavientos lográs evitar hablar de tu invisbilidad política, la que aplicás para intervenir en un post político, centrando todo el problema en mi persona. Sos un discutidor abstracto, cuanto más abstractos sean los términos de la discusión, con más ardor te involcrás.

Bueno, Nicolás, termino, esta vez sí. Que de ahora en más no siga con esta polémica agotada no significa que conceda ninguna de las cosas que agregues de ahora en más.

Anónimo dijo...

Sé que nos estamos poniendo latosos pero me permito terminar de arruinar el espectáculo porque no estamos sometiendo a nadie a presenciarlo. Dado que este post ya está semiperdido al fondo de la página, si todavía queda algún lector asistiendo a esta discusión lo hará bajo su propia responsabilidad.

No invierto el orden de los términos. No hago nada en absoluto que a vos te permita concluir que soy de El Amante, ni ahora ni en los últimos años. Vos sacás esa conclusión contra toda evidencia. Tu único fundamento es que no te despierto fe. Se trata del mismo mensaje en el que decías que no alcanzabas a ver cuál era mi política, y en dos minutos lo descubriste: justo después de escribir "no me despertás la menor fe", justito ahí lo alcanzaste a ver. Ahí te llevó el impulso de tu pensamiento.

Te concedo lo del origen. Quiero decir, te concedo que tu prueba no sea mi origen. Eso me pareció en el primer momento, fue mi hipótesis para explicarme por qué asegurabas que soy de El Amante de manera obstinada y contra toda evidencia racional. Después me fue quedando claro que lo del origen era nada más que una chicana. Tu evidencia era tu fe.

"Además de no basarte en nada que haya dicho acerca de ningún origen..." ¿Ah, no? Te cito: "A Antín le habrás pagado bastante bien para que te deje concurrir a su establecimiento y te dé un certificado". Esto lo usás en la discusión como chicana para descalificarme por mi origen pequeñoburgués (de paso, como quien no quiere la cosa...). Ahora podrás hacerte el boludo, pero por ahí iban los tiros. Y a ese punto terminás llegando en ese mismo mensaje: "ahí estás vos, de ellos sos." Aquel mensaje en el que te pusiste nervioso y empezaste a mostrar cuál es tu juego.

Completo la frase de antes: "Además de no basarte en nada..., muestra la peste que te afecta: usás la palabra fundamentalismo como una descalificación". El fundamentalismo -no el radicalismo estético con fundamento religioso de Bresson, no: el fundamentalismo en el sentido estricto de la palabra- me parece repudiable. Y vos acá mismo das una nueva muestra de eso que repudio: "la peste que te afecta", decís. LA PESTE, lo repito, ése es tu lenguaje, ésta es tu lógica, éste es tu devenir. Hace un tiempo escribiste un texto muy bueno sobre tu militancia antifascista, y ahora terminás hablando de la peste que me afecta por mi oposición al fundamentalismo.

"tu invisibilidad política, la que aplicás para intervenir en un post político, centrando todo el problema en mi persona". El post estaba literalmente centrado en una persona: el grosso del año, y tenía un fondo político. Ahora estamos hablando de política. Coincido en que la discusión ha dado sus frutos, porque fue definiendo bien la posición de cada uno.

Oscar Cuervo dijo...

Rompiendo mi promesa de no seguir por última vez, una sola aclaración:
"A Antín le habrás pagado bastante bien para que te deje concurrir a su establecimiento y te dé un certificado" es una frase para marcar que los espacios donde le den bola a alguien, dispuestos al debate por el debate mismo, no abundan. Te quejabas de que acá se debatía cada vez menos, te sugerí que lo compararas con otros espacios, te mencioné a Clarín, La nación, te recordé que cuando le dijiste algo acá a Noriega no te respondió, etc. No quiero volver a empezar con todo eso, sólo hacerte ver que en ese contexto, te marqué que hay lugares donde te dan bola si ponés tus morlacos. Y sabemos que en la FUC hay que poner muchos morlacos. No te reprochaba que tuvieras esa guita, como no se la reprocharía por ejemplo a lisandro Alonso ni a nadie (tener que volver a hacer estas aclaraciones!). Sólo quería marcar por qué Antín te daría cabida en su establecimiento.
Aclarado este punto, te dejo la última palabra.

Anónimo dijo...

Ese párrafo en el que empezaste hablando de ADN fue particularmente desafortunado, desde la primera hasta la última palabra. Yo no me había referido jamás a ADN ni a VIVA, ni expresa ni tácitamente, de modo que tu aclaración estaba completamente fuera de lugar. Yo defendí a Filippelli de lo que consideré un infundio, vos de Filippelli pasás a Sarlo, de Sarlo en línea directa a La Nación y Clarín, y de ahí a enrostrarme que esos medios (con los que yo estoy supuestamente comprometido) no me "darían bola". Esto es un razonamiento falaz, y tiene una utilidad muy precisa, la de chicanear. Lo mismo con Noriega, quien según dijiste -y ahora repetís- me ignoró cuando le hablé acá. Y no es así (es un fallo de tu memoria, o una mentira, no sé, en cualquier caso cumple la función de rebajarme), porque la única vez que me dirigí a él acá fue para preguntarle si era verdad que había escrito en una crítica la frase "me lloré todo", a lo que me respondió que no se acordaba pero podía ser porque había escrito cosas peores. Yo rematé con algo así como "¿peores que eso?", y ahí quedó. Entonces todo indica que tu intención fue únicamente descalificadora. La frutilla, por supuesto, es la mencionada frase de la FUC. A vos no se te puede escapar el alcance que tiene, en esta precisa discusión, una frase como esa: a Antín le habrás pagado bastante bien a cambio del certificado. Es una frase visiblmente insidiosa, cuya mala leche es indisimulable, y está en el arranque de un mensaje en el que terminás diciendo, sin ninguna prueba contrastable, que soy "de ellos" (y ellos son la peste). Esta lógica es la que yo traté de desmontar en la discusión.