por Oscar Cuervo
En estos días de debate sobre la minería a cielo abierto y el ambientalismo, Ana Fioravanti me comentaba:
"Una amiga que se dedica desde hace mucho a los temas ambientalistas, que va a los lugares donde hay esos problemas, que escribe sobre esos problemas, me dijo: "La posición del gobierno nacional es bastante clara. Un ejemplo fue el veto a la ley de glaciares (hoy sancionada y reglamentada, con un amparo judicial en la provincia de San Juan que impide su aplicaciòn porque Barrick Gold y el gobierno provincial la consideran inconstitucional); esto permitió la puesta en marcha del proyecto binacional de Pascua Lama, que pone en riesgo cuatro glaciares, dos de los cuales fueron destruìdos. Esto sucede gracias a la vigencia de las leyes mineras de los años 90, el tratado minero binacional y el código minero chileno (que allí permitiò el avance ilimitado sobre los Andes)".
Yo le respondí a Ana que sobre la cuestión científico técnica de la minería a cielo abierto no sé nada, pero que era interesante leer un extenso desarrollo escrito en un blog por alguien que se dedica a estas cuestiones. Los grandes medios no se dedican a analizar los problemas en toda su complejidad; muchas veces se encuentran desarrollos más fundamentados en los blogs. El artículo al que me refiero es este: "TODO LO QUE QUISO SABER SOBRE MINERÍA A CIELO ABIERTO Y NO SE ANIMABA A PREGUNTAR". NO digo que lo que dice ahí sea irrebatible, pero al menos da elementos para pensar.
Pero la pregunta de Ana me dejó pensando, no de la cuestión técnica, sino del contexto político en el que hay que pensar la línea del gobierno nacional sobre conflictos como este y otros parecidos. Entonces me puse a hacer un borrador:
- El gobierno de Cristina se sustenta en un sistema de alianzas muy complejo, que responde a la complejidad de la estructura socio-económica del país, a cómo se encaran a los grupos de presión interna (el campo, la UIA, la CGT, los medios) y externa: la alianza con la Unasur (los compromisos más fuertes son con Brasil y Venezuela, pero también en un sentido simbólico es muy importante el vínculo con Uruguay y Chile), EEUU, Europa, China, el Club de París, el G20, el CIADI.
- Con ninguno de estos poderes fácticos la relación está exenta de contradicciones, en cada caso hay beneficios y costos. Dos ejemplos: ¿cómo llevarse con EEUU y cómo llevarse con la CGT? En ninguno de los dos casos me parece aconsejable una ruptura. En ninguno de los dos casos me parece aconsejable allanarse a todas las pretensiones que estos factores de poder exigen.
- Por ejemplo: Moyano pretendía el año pasado la vicepresidencia de la nación y muchos lugares en la lista de candidatos a cargos electivos; ni bien asumieron, los pocos candidatos moyanistas que entraron al Congreso empezaron a rosquear contra la Presidenta. Ahora pretende tirar de la cuerda más allá de lo prudente para subir el mínimo no imponible del impuesto a las ganancias, forzar aumentos de salarios sin considerar la prudencia necesaria para no disparar la inflación y desentenderse del problema de negociar con la UIA para preservar fuentes de trabajo. Se vienen los coletazos de la crisis internacional y la prioridad del gobierno para este momento parecen ser tratar de equilibrar la economía sin afectar a los que menos tienen (que son el principal sustento político de Cristina). Los que menos tienen no son los que representa Moyano. Ergo: Moyano cada día que pasa está más afuera de la alianza gobernante; eso no quiere decir que el gobierno pueda ni quiera gobernar sin la CGT. Entonces hay que encontrar una fórmula en la compleja interna sindical para que la CGT siga siendo aliada, aun cuando Moyano no lo sea. Para eso es necesario aliarse a otos sindicalistas. No todos son impecables. Es más: la mayoría no es impecable. Pero gobernar en una alianza donde la CGT queda afuera no es viable.
- Un problema similar pasa con los EEUU. No hace falta que diga nada sobre los EEUU que alguien no sepa, pero el gobierno de la Argentina no es viable si se rompe con EEUU. Ahora: allanarse a todas las pretensiones de los yanquis tampoco es viable. Por lo tanto, hay que mantener una relación con algunos gestos de amistad y otros de independencia. Los troscos quisieran que rompamos relaciones con EEUU, pero eso no es problema para los troscos, porque ellos nunca se propondrán gobernar ningun pais. Los gestos de buena voluntad entre Argentina y EEUU han permitido cosas como que no se sancione a la Argentina por el INDEC y que EEUU respalde tácitamente el reclamo de Argentina de que Gran Bretaña se siente a negociar por Malvinas (un tema que ha acercado a la Argentina a Brasil, Perú, Chile y Uruguay, en una alianza tan fuerte como yo creo que nunca existió).
- Brasil es otro caso: es un gran aliado, lo que no quita que Argentina se tenga que poner dura en defensa de una balanza comercial que hace muchos años nos es desfavorable. Creo que nadie se tiene que escandalizar por esta dualidad: que Argentina y Brasil se presenten ante el mundo como aliados estratégicos y que a la vez domésticamente nos peleemos con ellos en defensa de nuestra industria.
- ¿Por qué digo todo esto? Para reconocer y resaltar una línea política muy clara en el sistema de alianzas kirchner/peronistas: un componente decisivo de la alianza gobernante son los gobiernos provinciales. No es viable que el Ejecutivo Nacional se ponga de punta contra los gobernandores, porque son aliados muy importantes para las otras peleas que tiene que dar el gobierno. Cristina no puede pelear con Moyano, con Clarín, La Nación, el campo, las petroleras, ni puede tenerlo a raya a Scioli, si no está aliada a los gobiernos provinciales. Todos estos gobernadores gozan hoy de una legitimidad política fuerte, basada en el voto reciente de mayorías abrumadoras. Está claro que cada provincia tiene sus propios problemas económicos: las provincias sojeras, las mineras, las que tienen mayoría de empleados públicos, etc. La decisión de Cristina parece ser respetar la legitimidad de estos gobernadores, que además en su mayoría se mantuvieron fieles al gobierno en sus momentos de más duro enfrentamiento con el campo. Son aliados de primera categoría. Por eso, la línea de Cristina es atender a las particularidades regionales de cada uno y no ponérselos en contra.
- Este criterio hace que haya que respetar la representación de Urtubey en Salta, de De La Sota en Cordoba, de Buzzi en Chubut, de Scioli en Bs AS, de Gioja en Tucumán, de Beder Heerera en La Rioja y de Capitanich en Chaco, etc. Esta confederación de caudillos provinciales es algo en lo que el peronismo se apoyó desde la época del primer Perón. Y esto hace posible gobenar un país tan complejo.
- Me parece banal en este punto la posición de Nuevo Encuentro de despegarse de las alianzas con los gobernadores. Porque la escala política de ellos es gobernar el municipio de Morón, pero la escala de Cristina es gobernar la inmensa y complicada Argentina. Y Argentina no se puede gobernar si tus únicos aliados son Sabbatella y la CTA de Yaski.
- Creo que en este contexto político hay que analizar las relaciones del gobierno nacional con las provincias. Y en este marco entra el problema de la minería.
- Bueno, terminé. (Hoy a la medianoche lo seguimos pensando en la radio: online).
8 comentarios:
Las "relaciones" complejas del kirchnerismo y las alianzas de poder son bien claras.
La mineria solo le deja al Estado un 3%, y el peor costo se lo lleva el ecosistema y los pueblos perifericos.
Las alianzas intrincadisimas, o como Mr Cuervo las defina, tambien incluyen el procesamiento de los Asambleistas de Famatina , usando en su contra ciertos articulos del Codigo Penal incluidos en la nueva Ley Antiterrorista.
Hay dos cuestiones de fondo bien claras, el apoyo a la megamineria/meganegocio del Gobierno y caer con todo el peso de la Ley a quien ose oponerse.
Saludos
Esta claro que el Gobierno Nacional debe tejer alianzas para sostener el poder y hacerlo durar. Coincido en la imperiosa necesidad de tener de aliados a los gobernadores. Se trata de una necesidad reciproca: los gobernas necesitan fondos y la Presidente apoyo político (en el Congreso, por ejemplo, pero tambien territorial, de base)
Tambien coincido con la necesidad de mantener relaciones -digamos estables y previsibles- con EEUU y con una fracción del trabajo y el capital. Hasta ahi la infraestructura del armado kirchnerista y hasta ahi no hay problemas. Pero el ruido comienza cuando se intenta cuajar esa base de relaciones con un ¿discurso? ¿relato? ¿superestructura? que omite la mención de las alianzas en nombre de una epica que se da de narices contra esa realidad objetia. Entonces se sostiene la epopeya de un gobierno que se jacta de no permitir presiones de las "corporaciones", pero en un plano objetivo resulta inadmisible tal aseveracion: el gobierno (todo gobierno) esta atravesado por los intereses sectoriales. Afimar que no tira para ninguna corporación es el sueño eterno de aquellos que idealizan al Estado, que lo ven como un tercero excluido, que arbitra las relaciones antagonicas y no toma partido. O si toma partido, lo hace para garantizar las condiciones de las relaciones capitalistas de dominacion aun cuando -en apariencia- daria la impresion de actuara en sentido contrario (por ejemplo, favoreciendo a los trabajadores). En este sentido, no me sorprende que Cristina y su gobierno apoyen a las mineras, el problema es, como siempre, tener que decirlo, tener que admitir algo que incomoda, que contradice el sentido habitual de las palabras que se enuncian, tener que armar rodeos para no decir lo que se tiene que decir. O sea, tenemos via libre para hablar del glisfosato porque la alianza con la pequena burguesia agraria se quebró en 2008, pero del cianuro ni noticias. Yo no te atribuyo a vos esos silencios, pero no podes dejar de admitir que la prensa kirchnerista, en los blogs kirchneristas, en los microclimas kirchneristas, la palabra cianuro no se emplea. Como un espiral de silencio que renuncia a los temas incomodos y, mal que les pese, habilita el microfono opositor para decir cualquier cosa.
César: a tu afirmación sobre los que hacen otros blogs k no puedo responderte y no tiene sentido que lo haga. Pero puedo asegurarte que no hay un solo tipo de blogs k, que no todos usan un tono épico y que no todos dicen lo mismo. Los blog k no son un colectivo homogéneo, aunque están unidos por el hecho de apoyar al gobierno. No todos hacen los silencios que vos referís. Yo leo por ejemplo el de Abel Fernández y el de Lucas Carrasco que son muy distintos entre sí; el primero es muy reflexivo y mesurado, durante muchos meses mantuvo cierta distancia reivindicando su identidad antes peronista que K; en los últimos meses viene acentuando su apoyo al gobierno como la versión más cercana posible al peronismo que a él adhiere. Lucas Carrasco vos lo conocés, no se parece a nadie, creo, es muy personal, muy divertido, a veces hace notas sesudas sobre algún aspecto que él conoce; y a veces hace críticas fuertes al gobierno: quizás no las críticas que vos esperarías, sino las críticas que piensa él. Yo no uso un tono épico, ni renuncio a temas incómodos. Lo que pasa es que quizás los temas incómodos para vos no lo son para mí. Yo no hago silencio sobre el cianuro por razones épicas o por comodidad; varias veces en estos días aclaré que no puedo decir nada técnico sobre la minería y remití a un blog de alguien que respalda sus argumentos con abundante información específica, que desmitifica la demonización de la minería a cielo abierto a la que tantos adhieren no porque sepan algo, sino porque necesitan oponerse al gobierno en algo. Es gente que hace dos años decía que iba a faltar la carne y el pan, o viene sosteniendo desde hace cinco años que en tres meses explota todo.
En cuanto al sistema de alianzas del gobierno y a la dinámica de esas alianzas: después de 8 años algunas cosas podemos decir. Los Kirchner demostraron que diferencian aliados tácticos de estratégicos: sobre los estratégicos hablan explícitamente; sobre los aliados tácticos suelen guardar silencio. Me parece perfecto. Clarín y Duhalde fueron aliados tácticos alguna vez. Llegado el momento se deshicieron de ellos. Cuando tomaron esa decisión, a mí me pareció que entre Duhalde y Kirchner, o entre Clarín y Kirchner, valía la pena para mí seguir apoyando al gobierno. No apoyo al kirchnerismo por sus aliados tácticos, sino por lo que yo entiendo que es su estrategia. No los apoyo porque estén con Scioli, entiendo que Scioli es un aliado táctico con el cual no ha sido conveniente romper hasta ahora. NO apoyo a los K porque hayan sido aliados de Moyano; creo que el tiempo de Moyano ya terminó, pero a la vez creo que la CGT es un aliado estratégico.
En la época de la 125 había muchos pseudo centro izquierdistas (que en los últimos tiempos se aliaron con Binner, Stolbizer y ahora parece que con Moyano) que le retaceaban apoyo a la pelea con los productores rurares porque decían que el gobierno estaba aliado a las petroleras. Es previsible que ahora le retacearán apoyo a la pelea contra las petroleras diciendo que el gobierno está aliado a las mineras. Yo creo que lo decisivo en este caso no es una alianza del gobierno con las mineras, sino una alianza con los gobernadores. No creo que Cristina sea aliada estratégica de las mineras, aunque sí me parece que sostiene la necesidad de un desarrollo minero. No me parece incómodo ese criterio (leyendo el link del bloguero que sabe de minería me parece que para que el país conquiste cierta autonomía productiva debe fortalecer la explotación minera). No me despierta eso ninguna incomodidad. Quizá la implementación de la explotación minera y la legislación en la que se basa merezca muchas objeciones. Evaluando el rumbo del gobierno, creo que Cristina es capaz de recoger muchas de esas objeciones y afinar el tema. no me parece que vaya a renunciar a la minería (incluida la cielo abierto) y por el momento tampoco me parece necesario que lo haga. Sí reforzar los controles, sí adecuar la legislación. Que eso haga falta y que todavía no esté, por supuesto, no me va a empujar a restarle mi apoyo al gobierno, al que sigo apoyando con todo entusiasmo. Una de las cosas que admiro de Cristina es su tiempismo: no se pueden encarar todos los quilombos a la vez, hay que evaluar qué fuerza se tiene y qué posibilidades hay de emeprender con éxito ciertos conflictos y hay que esperar el momento propicio para hacerlo. Intervenir sobre las provincias que tienen conflictos mineros no me parece posible en este momento. El gobierno decidió que es momento de encarar reformas importantes en relación con la energía, las petroleras, el subsidio al transporte y todo esto me parece un plna muy ambicioso y digno de ser apoyado.
Por último, si bien yo no suelo emplear tonos épicos, no me molesta la épica en la política. Es un condimento necesario cuando se trata de impulsar cambios sociales. Las emociones consolidan el compromiso, le agregan placer a la militancia. No creo que se pueda militar desde el distanciamiento racionalista; y no creo que se puedan hacer reformas importantes in militantes. Por lo tanto, simpatizo con la épica cuando no es fantasiosa. No considero que los cambios que hizo el kirchnerismo en estos 8 años sean una fantasía.
Creo que son cambios reales. El gobierno me entusiasma, pero el entusiasmo no me enceguece. Obviamente, nucna me voy a poner al lado de los que quieren que el gobierno fracase, o al lado de los que les da lo mismo.
No estoy muy seguro de que los K hayan tenido alguna vez una estrategia. A mi me parecen ireemediablemente tacticistas. Y en ese vértigo radica parte del encanto que tienen. Por ahi la única estrategia sea aquella que apunta a "mantenerse en el poder", pero no pienses que esa máxima me horroriza cual periodista de La Nación, soy un maquiaveliano de villa crespo y entiendo a ese telos como la regla numero uno de la política. En definitiva, a mi me entusiasma el kirchnerismo gris, el de los porotos, la gestión del conflicto y la politica publica. No me cabe ni el humo seisieteochista ni el paladar negro de los diletantes de Palermo K. Yo creo que la épica puede funcionar como motor del entusiasmo, sentirse parte de algo, contribuir a realizarlo; de lo que desconfío es la producción de épica enlatada, la leyenda maniquea y caprichosa que siempre nos deja del lado de los buenos, aun a expensas de las contradicciones de lo real.
César:
la estrategia que yo capto no se debe a que pueda introducirme en su subjetividad, que por otra parte no me interesa. Es la resultante de 8 años de gobierno. Ahí hay una línea clar, l,o que no quiere decir una línea absolutamente recta, pero sí definida. Esa l´nea explica la adhesión popular después de 8 años, tanto como la incorporación de una generación de militantes (la militancia es un fenómeno del que solo el trsoquismo, fuera del kirchnerismo, puede jactarse, aunque la militancia trosquista es idéndica desde hace décadas y la kirchnerista es una conquista reciente, ni siquera del 2003, sino después de la 125). No me parece que logres adhesión popular y militancia yendo un día para acá y otro día para allá, sino manteniendo un rumbo definido. Lo que sí hacen los kirchner es probar tácticas, ahí juegan al ensayo y error, muchas veces la pifian y en sus mejores momentos se engrandecen en la derrota, dan vuelta un partido con una garra admirable.
Pero si querés averiguar algo de la estrategia kirchnerista que no sea mi propia impresión, te recomiendo dos lecturas: el discurso de asunción de Néstor y la entrevista que le hizo Torcuato Di Tella a Néstor antes de las elecciones de 2003. Ahí podés ver cuántas de las cosas que hicieron las tenían pensadas y cuántas las inventaron luego.
Nestor contra las pasteras:http://www.minutouno.com.ar/minutouno/nota/37084__page_2/
Eran malas para el medio ambiente o era malo que estuviesen del otro lado del charco y no en el pais?
Cesar dice bien, lo tactico yo lo cambiaria por ir viendo que pasa y como armamos estrategias para gobernar, no importa si nos juntamos con algunos que son peores que nosotros.
Ahora en FB de repente aparece una Asamblea Ambientalista Nacional y Popular. Nadie les dijo a estos muchachos que Cristina veto la Ley de Glaciares y que ya desaparecieron dos glaciares por emprendimientos mineros?
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