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viernes, 29 de noviembre de 2019

Del “Vamos a volver” y el “No vuelven más” al “Volvimos”





por Lidia Ferrari

El “vamos a volver” fue y es una expresión de deseo realizada colectivamente en canto popular. Miles que cantan el “vamos a volver” como la expresión alegre de algo que nos une en el pasado y deseo hacia el futuro. En cambio, el “no vuelven más” es enunciado en solitario. No tiene canto ni alegría. Sólo la expresión odiosa de quitarle al otro la esperanza y hasta la posibilidad de ser.

El “vamos a volver” es un proyecto, un canto a la posibilidad de ser mejores. El “no vuelven más” es expectativa mezquina de aniquilar al otro, pura destrucción. En ese “vamos a volver” hay un legado histórico al que recurrir para construir un futuro. En el “no vuelven más” está la aspiración insistente de la oligarquía de aniquilar toda reivindicación de lo popular, toda política para las mayorías. Este 10 de diciembre se cumple el deseo de “vamos a volver”, que se transforma en un “volvemos”. Se hunde la expectativa del “no vuelven más”. El odio es derrotado por la alegría y el proyecto político de país en serio, como diría Néstor. Por eso, tendremos esa fiesta popular tan anhelada y esperada, que conjura la destrucción de estos cuatro años.

Pero nunca dejarán de hostigar. Retornarán con sus operaciones destructivas, las que política y económicamente se acompañan con propagandas que irritan, oscurecen, enojan, enfurecen, exasperan, campañas infamantes, salvajes, devastadoras. Durante cuatro años, mientras se quiso destruir todo salvo algunas pocas cuentas bancarias, los medios ocultaron la devastación, las mentiras, el saqueo. Se callaron y este callarse seguramente anestesió a mucha gente, a pesar de que no podía pagar las cuentas y su nivel de vida caía horriblemente.

Mientras gobernaba Cristina convirtieron narrativamente al país en un lugar irritante, aunque las cosas estaban mucho mejores. En estos cuatro años de macrismo, las inverosímiles fábulas que esparcieron por doquier, mientras todo lo hundían, es probable que a más de uno le evitaran caer en el desasosiego. Porque no hay nada peor para entender la realidad que te la cuenten cambiada. Es imprescindible advertirlo. Se le llega a creer más al relato que desmiente la vida que se vive y no a lo que se vive. 

El 10 de diciembre volvemos con un gobierno que piensa en todos y no en el beneficio de cuatro piratas. Mientras tanto, arreciará la propaganda destructiva que intenta desarticular nuestras esperanzas, nuestra confianza y nuestra alegría. Tenemos que prepararnos para tiempos de guerra periodística, esa que nunca dejaron de lado, pero que ahora multiplicarán, para intentar socavarnos. Que se hable por todos lados del retorno de los golpes de estado es la manera de avisarnos que no quieren paz, que no quieren que vivamos mejor. 

Nuestra fortuna es que somos más y tenemos un legado que nos llevó a cantar con alegría: “vamos a volver”. Porque hay algo potente en nuestra historia y nuestros deseos, volvimos.

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