Hernán Sassi le comenta a Perrone:
- En Cine, arte del presente Daney dice: “En un arte dominado por la producción, los artesanos (Straub-Huillet) inventan las reglas de su oficio. Son cineastas-autores que hacen películas baratas para mantener absoluto control sobre el proceso”. Me interesaba tomar la idea de artesano y la del absoluto control sobre el proceso porque creo que sirven para ahondar en tu idea de tu cine como de un “anti-autor”.
"Primero -dice Perrone- voy a arrancar con lo de anti-autor. Es un poco difícil. Es como tratar de explicar un chiste. No se explican los chistes. Por supuesto que yo soy un autor. Sería un pelotudo si no lo dijera. Un autor más autor que cualquiera porque tengo absoluto control sobre mi película. No solamente de cómo la pienso, sino también cómo la produzco, a dónde la voy a presentar, cómo la presento. Yo hago el afiche, hago los títulos, la edito, hago la música, hago el sonido. Hago todo. Entonces, sería muy estúpido no decir que soy un autor. Pero me molesta que cualquier idiota se llame autor, entonces empecé a poner “anti-autor”. Esto te lo cuento a vos y será la primera y última vez que lo cuento.
"En cuanto a lo otro, yo soy absolutamente un tipo artesanal. Yo soy como un helado artesanal. Mis películas son artesanales. Mis dibujos lo eran. Todo lo que te conté recién tiene que ver con esto. Todo aquel que viene a mi pequeño bunker se sorprende porque yo no tengo “las máquinas”. No las necesito. Tengo dos computadoras que es lo que me sirve y de ahí sale lo que ellos llaman “la magia”. No tengo grandes aparatos. Laburo con una muy buena cámara porque hoy la tecnología te lo permite hacer. Y también hay algunos trucos que no voy a develar. Pero soy un tipo absolutamente artesanal. Me gusta lo artesanal. Si en el celular salió una aplicación como la que salió, hice Hasta la muer7 (2019) con un celular y en formato VHS. Si eso no es artesanal, ¿dónde está lo artesanal?" [“Yo creo en lo que hago y te hago creer en lo que ves”, entrevista a Raúl Perrone por Hernán Sassi, completa acá].
En otro texto del Dossier, dice Nahuel:
"¿De qué hablamos cuando hablamos de Raúl Perrone, el cineasta del oeste, el realizador de Ituzaingó? Cuando hablamos de Perrone hay que tener en claro que se trata de un director firme, sólido, dispuesto a reventar cualquier placer visual, y me refiero al de la comodidad: en el cine de Raúl no hay intentos por mantener la estabilidad en el confort de aquello que se ve, el “me siento cómodo viendo esto”. Muy por el contrario: mientras más distinto sea el resultado, mejor. Y esto último es clave para entender la carrera al oriundo de Ituzaingó: el cambio es una constante y por eso sus films poco o nada tienen que ver uno con el otro, en cuanto a formato y forma de realizar la imagen. Es decir, no hay comparación posible entre Labios de Churrasco (1995) y Zapada, una comedia Beat (1999), ni con P3ND3J0S (2013) o Hasta la muer7 (2019). En cada una de ellas prima una distinción palpable en lo visual y la forma del registro.
"Y va más allá del apartado técnico y las posibles loas por meritorios riesgos (“podía haberla hecho con la mejor cámara pero lo hice con un celular. Porque era la mejor forma de mostrar a esos tipos con dignidad. Los demás tipos se pasan un año, dos para hacer eso y después lo que venden es eso: una película hecha con un Iphone.”1), porque así como un desafío personal también de alguna manera lo es para con la audiencia: posibilita -casi que- nuevas formas de interpretación y maneras de mirar cine. Una práctica que parece viva pero que cada vez se estabiliza en un terreno pantanoso, que lejos está de querer imponer nuevas formas de mirar el cine, algo que Perrone afortunadamente hace con cada uno de sus films. O, por lo menos, intenta y eso ya es mucho" ["¿De qué hablamos cuando hablamos de Perrone", completo acá].
Fui invitado a participar en el Dossier, así que aporté mi texto P3RRON3: 10 tips para tratar de asir lo inasible, del que reproduzco acá un par de tips:
- PO5TCIN3: Desde los ’90, P3RRON3 afina su método creativo basado en una independencia económica / estética innegociable. Vio antes que muchos que el porvenir del cine no dependería del celuloide y de los 24 cuadros por segundo. Cuando la ontología de la imagen cinematográfica estaba clausurada y sólo cabía sentarse a esperar la agonía del fílmico, P3RRON3 siguió adelante moldeando las posibilidades figurativas de soportes considerados bastardos por los cineastas «serios»: el vhs, el Umatic, el Betacam. P3RRON3 filmó con un celular antes que Godard. Sin pruritos, pintó luz con el aparato que tuviera a mano. No esperó la mutación del cine: la practicó. A esta altura del siglo xxi maneja con ductilidad pasmosa la imagen digital y hacer ver con magia cosas, animales y paisajes que no se encuentran en ninguna parte. Su libertad para plasmar en un lienzo móvil pura luz es el resultado de una artesanía entrenada por años hasta llegar al cine después del cine. Esa sed de futuro recupera la osadía visual de los cineastas dementes de los años 20. El camino que se había abandonado cuando las cámaras codificaron sus ángulos y perspectivas para que el micrófono mostrará a los actores hablando. El PO5TCIN3 de P3RRON3 saluda a aquellos viejos dementes.
- PL4NO5: Si desde el principio hubo en el cine de P3RRON3 un gusto por las superposiciones, los cambios de cadencia, los lentes deformantes o los bordes de iris, en FAVULA (2014) estos recursos pasan a dominar la estructura misma del plano. La pantalla se vuelve un lienzo en el que conviven un número indiscernible de capas. La imagen digital que en su período anterior había desnudado su aspereza recupera ahora la antigua función de la truca ilusionista y el carácter fastasmal que todo el cine alberga como posibilidad. El color saturado del Tríptico (2012: Luján, Los actos cotidianos, Al final la vida sigue, igual) desaparece para dar lugar a un blanco y negro que resalta la oposición entre luz y tinieblas. Lo tangible se vuelve vaporoso y los cuerpos se descomponen en múltiples reflejos informes. En ese paroxismo expresionista, el espacio se des-objetiva en una materia gaseosa o líquida que solo el cine permite hacernos ver. Hay algo que prevalece en esta liquidación del realismo: los rostros de los personajes, ahora más propiamente “modelos”, emancipados de la función narrativa – de la que solo quedan restos. [Completo acá]
La publicación contiene un editorial que delinea sus propósitos:
- PO5TCIN3: Desde los ’90, P3RRON3 afina su método creativo basado en una independencia económica / estética innegociable. Vio antes que muchos que el porvenir del cine no dependería del celuloide y de los 24 cuadros por segundo. Cuando la ontología de la imagen cinematográfica estaba clausurada y sólo cabía sentarse a esperar la agonía del fílmico, P3RRON3 siguió adelante moldeando las posibilidades figurativas de soportes considerados bastardos por los cineastas «serios»: el vhs, el Umatic, el Betacam. P3RRON3 filmó con un celular antes que Godard. Sin pruritos, pintó luz con el aparato que tuviera a mano. No esperó la mutación del cine: la practicó. A esta altura del siglo xxi maneja con ductilidad pasmosa la imagen digital y hacer ver con magia cosas, animales y paisajes que no se encuentran en ninguna parte. Su libertad para plasmar en un lienzo móvil pura luz es el resultado de una artesanía entrenada por años hasta llegar al cine después del cine. Esa sed de futuro recupera la osadía visual de los cineastas dementes de los años 20. El camino que se había abandonado cuando las cámaras codificaron sus ángulos y perspectivas para que el micrófono mostrará a los actores hablando. El PO5TCIN3 de P3RRON3 saluda a aquellos viejos dementes.
- PL4NO5: Si desde el principio hubo en el cine de P3RRON3 un gusto por las superposiciones, los cambios de cadencia, los lentes deformantes o los bordes de iris, en FAVULA (2014) estos recursos pasan a dominar la estructura misma del plano. La pantalla se vuelve un lienzo en el que conviven un número indiscernible de capas. La imagen digital que en su período anterior había desnudado su aspereza recupera ahora la antigua función de la truca ilusionista y el carácter fastasmal que todo el cine alberga como posibilidad. El color saturado del Tríptico (2012: Luján, Los actos cotidianos, Al final la vida sigue, igual) desaparece para dar lugar a un blanco y negro que resalta la oposición entre luz y tinieblas. Lo tangible se vuelve vaporoso y los cuerpos se descomponen en múltiples reflejos informes. En ese paroxismo expresionista, el espacio se des-objetiva en una materia gaseosa o líquida que solo el cine permite hacernos ver. Hay algo que prevalece en esta liquidación del realismo: los rostros de los personajes, ahora más propiamente “modelos”, emancipados de la función narrativa – de la que solo quedan restos. [Completo acá]
La publicación contiene un editorial que delinea sus propósitos:
Esta revista apuesta por el lazo comunitario cuando el turbo capitalismo en fase zombie lo destruye dejando hecho trizas aquello que conocimos como sujeto. Ante la felicidad garantizada por la vorágine inmóvil del scroleo constante y ciego, los textos que la componen dan batalla en una disputa por el sentido que creemos perentoria.
Aún nos mueven, entre otras, nociones como experiencia, patria grande, historia, pueblos originarios, inconsciente, ideología y géneros. Los textos son nuestra de ese movimiento. Esta es nuestra apuesta, que es la de muchxs.
En lo profundo, revista hecha por gente con patas en la fuente del Conurbano (Zona Sur, más precisamente), se hace cargo de la disputa por el sentido, de ahí su sección Coyuntura, Géneros y las necesarias Entrevistas.
Es una Revista Cultural en rescate de las artes de una industria de la cultura que desde hace más de un siglo les extrae sabia, las automatiza, y en definitiva, las mata. De ahí sus secciones Cine, música y Literatura.
Por último, es una apuesta por el sujeto crítico, con perdón de la palabra. Creemos que acaso el inconsciente sea menos un abismo que un salvífico hilo de Ariadna que nos saca del laberinto.
Apostamos por el deseo, de ahí la sección Psicoanálisis. No es poca cosa en tiempo de vidas lisas.
Deseo en marcha entonces.
Ahí vamos.
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