martes, 15 de febrero de 2011

El discurso del rey



por Alan Dorfman

Vamos a aclarar los tantos: tiene 12 nominaciones a los supuestos premios más aclamados del mundo (!?). Ya no tengo idea de lo que esto significa. Todavía no sé si es prestigioso o un show. Seguramente opte por la segunda, un show, un gran show, y esto es lo que es esta película de Oscar, "el mejor premio del mundo...".

Igualmente, hay que aclarar que las actuaciones son buenas. Pero eso no salva ni mitad de película. La música es tan linda, pero tan tan tan forzada... que da lástima desperdiciarla. A las escenas épicas y de gloria se les suma esa música alucinantemente grande que denomina nada más que "show". Un grandísimo show del que no estoy dispuesto a participar, por más que haya pagado mi entrada. Tampoco voy a confundir: el film no es aburrido. Incluso no sé si hubiese dado para más. Pero lo que hubo, no alcanzó.

Convengamos una parodia: en la "preparatoria", todo muy yanqui, una chica extremadamente popular y "hermosa" se junta con un "nerd". Los junta una de esas casualidades incómodas, donde ninguno quiere estar con el otro pero... deben. Bien, convengamos también que para juntarse, cuando ya están "juntos", se tienen que separar, porque se dan cuenta de que en verdad, no son buenos amigos; son de mundos distintos, inconexos y de "realidades distintas". Tenemos que estar de acuerdo: para que se vuelvan a juntar tiene que existir una secuencia fabulosamente épica, dando cuenta de cómo ellos se necesitan y lo importantes que son el uno para el otro. Viendo cómo aprenden entre ellos, más allá de la raza, religión, color, clase social, etc. Cómo juegan, cómo se divierten, cómo sufren: nerviosos, por el qué dirán.

Y como sigue siendo una historia de Hollywood, se tienen que volver a pelear, para darle ese toque dramático; y volver, ya con plena confianza, para putear a todo el que los jode por ser dos personas distintas unidas (incluso a la iglesia, porque ya que está, se critica a algo que muy poco que ver con la película, pero que está ahí, de paso). Y así triunfar, triunfar por el mundo, y ser grandes amigos. Esa "parodia", es nada más ni nada menos que El discurso del rey. No será exactamente igual, pero el punto es el mismo.

Ahora, también, no me molesta que las cosas se puedan repetir. Pero esta vez no estuve dispuesto a verlo, por el hecho de forzar una imagen que no es. No es por el hecho de que esté todo tan armado, tan planeado, que el espectador pasa a segundo plano. Sentí que no pude pensar por mí mismo, y a mí no me sirve que alguien me de todas las pistas para descifrar un film que no vale la pena descifrar, porque no hay nada que descifrar. Entonces, ¿qué hay que ver? Solo que el momento "suspensivo" no tiene nada de suspensivo, porque el director me está clamando: "este es el momento suspensivo. Te aviso, por las dudas, viste cómo es el cine...".

Quedemos en un show, puro show, de la película más nominada al Oscar. Ya nada pero nada me extraña de todo esto. Si antes no estaba seguro, ahora lo estoy. Qué tristeza...

El "humanizar al rey" tampoco tiene mucho sentido. Él es una figura humana, como todos, pero es rey. Entonces el film quiso hacerlo más plebeyo. Bueno, más plebeyo de corazón, porque de guita se desenfunda, aunque nunca lleva nada en el bolsillo. Con las charlas y ejercicios que no funcionan para que el rey deje de tartamudear, debido a los discursos importantísimos que debe dar, se encuentra con un doctor que no es doctor, pero que ayuda a los tartamudos a salir adelante. Un "doctorado de experiencia" tiene ese personaje que interpreta Geoffrey Rush, y es simpático, al fin y al cabo. Esa juego tartamudo, esa humildad progresiva del rey, enfocada con... ¿primerísimos planos épicos de suspenso y continua gloria? Quiero decir, ¿no es un poco contradictorio querer humanizar al rey con planos cada vez más cerrados, encerrándose en la grandeza de si mismo? Sí, es una idea contradictoria que tira abajo todo el leit-motiv de una película; el único que podía hacerla vivir.

Todo esto por no nombrar ese juego con los nombres: desde "Su Alteza" hasta "Sr. Johnson", y cómo la monarquía llama de un modo al pueblo y de otro a la elite. Esto me hace acordar a Mulholland Drive, donde los nombres sí jugaban un punto muy importante. Pero acá... es solo ese juego simpático para el espectador, que nada enriquece a la historia monárquica. Porque seamos claros: la gracia de humanizar al rey puede llegar hasta un punto. Pero tirar toda una monarquía justamente "basada en hechos reales" (por aclaración o no del film) dentro de una historia totalmente verosímil, solo por el hecho de unos efectos cómicos y sentimentales para que la música salte y exalte en toda la sala y veamos un gran happy-ending... ¿no es un poco tonto?

Los archivos de Hitler me empezaron a interesar un poco. El personaje de Colin Firth empieza a hacer esos comentarios chaplinescos de El gran dictador, dándole a la voz el papel importante, más allá de un lenguaje incomprendido. Parece que se va a poner más picante, pero... viene la secuencia final, la que da título al film... y ya no sabe nada de lo que estaba diciendo. Alguien puede decir: ah, sí, y eso es porque te llevó a donde quería: la voz, y exclusivamente la voz, que casi no tartamudeó. Pero yo digo: no, es que la escena es tan tontamente forzada...

Y me pueden decir que soy snob, pero no. La realidad es que no. Y que pagué para ver un film que mínima de expectativa tenía. Nada resultó, ni en mí ni en la película.

14 comentarios:

Archimboldi dijo...

Al fiinnnnn alguien que piense como yo con respecto a esta peli

Un saludo!

Inmanente dijo...

La verdad pensé que ibas a ser más severo, despues de tanto Tsai y Tailandés impronunciable. A mí me pareció una livianita comedia dramática sobre la realeza británica en tiempos de Hitler, todo muy naif, de una puerilidad ideológica-emotiva, falsa y barata

Oscar Cuervo dijo...

Inmanente:
fijate que la reseña es de Alan, no mía. Yo supongo que ni siquiera iré a verla. Y el comentario de Alan no me alienta demasiado para que vaya.
En cuanto a A-pi-chat-pong (no es tan difícil) hizo una que es genial: Uncle Boonmee, te la recomiendo para cuando la den en el bafici.

Alan dijo...

Inmanente:
Creo que fui severo, pero a mi manera. Oscar tendrá lo suyo, yo lo mío y seguro que vos otra cosa.

Sin dudas esa ideología-emotiva es a
la vez falsa y barata.
Lo que me extraña es que, aunque seguro debe haber algo de capital norteamericano, esta película inglesa es Hollywood.
Ya ni siquiera tiene mérito propio, en cuanto a las propias elecciones de un director que nunca hizo nada allí.

julieta eme dijo...

yo no entendí lo de la chica hermosa con el nerd...

Alan dijo...

Te explico:
Me imagino que alguna vez habrás visto esa típica película adolescente donde en "la preparatoria", una chica popular se habla con un nerd, es decir, "otra clase de persona". Y les da vergüenza hablarse, tienen problemas de personalidad (por ejemplo: la crisis de que la popular ES popular, y el nerd es inferior), etc.
Finalmente, los dos se junta porque "son del mismo tipo".

Exactamente esa es mi visión de "El discurso del rey".
Por las dudas aclaré que no es exactamente igual. Pero de verdad me resulta esa fábula de preparatoria. En un contexto "un poco más serio", como la previa de la segura guerra mundial.

¡Saludos! :)

Inmanente dijo...

Ya la ví, y no puedo decir que me gustó ni que no me gustó. Te reto a que me hagas una lectura de la escena de amor en el lago entre la princesa y el bagre!? no sabía sí estaba frente a un despliegue de profunda belleza espiritual oriental o ante una gran broma posmoderna

Oscar Cuervo dijo...

Ah, Inmanente, vos hablás de Uncle Boonmee... no me retes a nada, sólo te digo que es una película y una escena maravillosa y que voy a escribir sobre ella en la revista La otra de abril.

Mari Pops dijo...

de acuerdo. Y la del cisne otro bodrio

De los Oscares voto por la de Nolan "Inception"

Rosana dijo...

No vi El Discurso...pero este comentario tiene un solo objetivo: AGUANTE APICHATPONG!!!

Alan dijo...

¿La de Nolan? Yo no puedo ir por ese camino.
Creo que para los oscars (aunque no me va ni me viene), como soy un niño o un posmoderno (y un boludo...) voto a Toy Story 3 o a Red Social.

Uhh, no vi la última de Apichatpong. Ya la tengo, pero creo que es mejor esperar al BAFICI, ¿no?

Oscar Cuervo dijo...

El Tío Boonmee proablemente dividirá aguas. Para mí es el tipo de películas que signan el segundo siglo del cine, junto con Autohystoria o Morrer como um homem. Películas que dan la sensación de que no sabemos qué es el cine, ni nunca lo sabremos. Que impiden ir a refugiarse en certezas o en códigos genéricos. No hay un territorio en común entre, digamos, Volver la futuro y Tío Boonmee.
Si uno quiere olvidarse un rato de lo que sabe y dedicarse a ver y a oir, ahí está Apichatpong esperando.

Inmanente dijo...

Bueno, esperaré ese texto tuyo, pero desde yá te digo que no me pareció una maravilla, más bien algo exótico, formalmente precioso pero en el fondo
vacuo, abúlico, distante, que se sitúa en una fina linea entre lo místico y la farsa (no te parece una cargada cuando dice que se muere por haber matado muchos comunistas?)

Mari Pops dijo...

te dejo mi opinion sobre
Inception